Partida Rol por web

Tuerzo ligeramente el gesto ante las pocas palabras de Angran, pero parecen suficiente como para meterle presión al humano y, gracias a la prisa que esa raza siempre tiene, nos ofrece una cantidad mayor de dinero. No sabría decir si mucho o poco, para el grupo de todas las pieles, pero no parece que vayamos a conseguir más en menos tiempo.

-Lo tomamos. -Digo, tendiendo la mano mientras le entrego las pieles con la otra. A partir de ahí, es avanzar hasta comprar unas pocas flechas para mí y el arco para mi compañero. -Usa esos diez chelines para el arma. Seguro que lo necesitaremos. -Digo, obligándole a mi compañero a aceptar ese extra que ha sacado para un buen uso. Y luego, a buscar al resto, pagar el pasaje y tratar de ver de qué habla el loco ese que traía a la gente, en ese orden de importancia hacia abajo.

El enano aún seguía refunfuñando por el coste de los objetos. Un escudo costaba demasiado dinero, y para colmo del enano era de chapucera manufactura humana... Aunque pronto vería su enfado interrumpido por otro: en la barcaza había una cola enorme, y probablemente tendrían que pagar montañas de oro para cruzar, por la gran cantidad de personas que se peleaban por un pasaje allí.

Malditos humanos... No pueden hacer nada bien...

El joven melenarroja se acercó al grupo que estaba ya haciendo cola y lo único que hizo fue escuchar lo que a su alrededor pasaba, manteniendo la compostura aun habiendo tenido un dia de perros.

Se preocupó de que el caballo que tiraba del carro se mantuviese tranquilo y de que ningun "avispado" se acercara demasiado al carro para así evitar mayor sangría de la que hoy les estaban haciendo.

Te lo agradezco, mujer. Compraré algunas flechas y no seré más un estorbo en combate. Tan sólo espero que Verena vea la justicia de nuestros actos y nos evite mayores problemas en el camino.

La transacción estaba hecha y con ello no había nada mas que hacer allí; por tanto Angran y Arianne se retiraron a prisa para realizar sus compras y luego dirigirse al puerto y tomar la barcaza. Mientras deambulaban por el centro del poblado realizando sus compras notaron que varias personas cercanas a aquella multitud reunida que vieran al llegar a aquel lugar los miraban ahora con cierto desprecio; y era curioso por que conforme se alejaban de aquella multitud esta actitud desparecía prácticamente por completo.

Mientras Resha y Gurnik esperaban algo retirados de la fila que se hacia para comprar los boletos a la barcaza, un inquieto y algo desesperado Grii se acerco a donde se encontraban Aenalor y Gerard, probablemente mas que nada para hacer presión o esperando que su presencia acelerara las cosas.

A  lo lejos Angran y Arianne llegaban al pequeño puerto tras hacer las compras que necesitaban y vender las pieles; el que también había salido la venta de aquellas pieles, repercutiría mucho en en la compra de los boletos y sus finanzas.

-28 chelines?, ni lo sueñes elfo. Para vestir con tan finas ropas eres demasiado tacaño; solo espero que no estés intentando demeritar mi trasporte, si no te gusta puedes largarte y ver como cruzar de algún otro modo. Son cuatro coronas y cinco chelines, y les aconsejo pagar ahora pues no creo consigan tantos lugares si se vuelven a formar-. Formuló el vendedor de los boletos para la barcaza quien claramente no era el capitán de la misma pues sobre esta se podía ver a un hombre regordete dando ordenes.

Justo cuando Angran y Arianne lograron divisar a Resha y Gurnik parados esperando mientras mas a lo lejos de ellos, cerca de la barcaza, se encontraban Gerard y Aenalor debatiendo el precio de los boletos; algo inusual presenciaron todos. Un grupo de hombres vistiendo túnicas largas, oscuras y viejas caminaban cerca del puerto justo entre Angran y los demas. Estos parecían estar realizando plegarias en voz baja y marchaban con cierta melancolía. Por lo que se podía escuchar entre los lugareños, se trataba de adoradores de Morr del culto sudario.

Miro por encima de la gente, hacia la barcaza donde mis compañeros están negociando. - Me da que por los aspavientos que hace el marinero, la negociación no va demasiado bien.

Estoy apunto de salir hacia ellos, cuando un cierto silencio se hace entre el barullo normal que genera tanta gente reunida. Un grupo de hombres con túnicas negras se acercaba por los lindes del puerto hasta nuestro lado.

- ¿Que harán aquí?.... Pájaros de mal agüero. 

Angran regresaba con su nuevo arco de reducido tamaño y nuevas flechas, ahora sería de utilidad al grupo en caso de problemas. Ninguno podría volver a decirle nada al respecto, el elfo se sentía satisfecho por las bocas que iba a lograr callar.

En el puerto se encontró con una conversación bastante familiar y que, Angran no tenía dudas, se iba a convertir en habitual: el pago de un pasaje. Con la misión que tenían entre manos iban a recorrer la mitad del Imperio, y eso suponía tratar con muchos capitanes, marineros, bateleros, cocheros, mozos de cuadra y posaderos...sin olvidar a los granjeros desagradecidos.

Es un enano, -informó de lo obvio a Resha- ¿cómo esperabas que negociara? -después con quien se enfadó fue con ella, más bien con su desacertado comentario- Son sacerdotes -le dijo a Resha con desaprobación- Merecen nuestro respeto, puede que vayan a velar por el alma de un difunto. Un día sus rezos te ayudarán a traspasar la otra vida.

Con una mano extendida, tomo las monedas de pago a cambio de las pieles. A partir de ahí, la parte de reponer mis flechas y conseguir un buen arco es tan sencillo como emplumar flechas y cantar. Caminamos juntos hacia el puerto, donde el resto deberían encontrarse, mientras voy echando miradas curiosas aquí y allá entre los humanos y sus comportamientos tan extraños, sobre todo su afincamiento en construcciones de piedra sin apenas luz ni mucho menos verde.

Y entonces nos topamos de lleno con un grupo de cultistas. Una oreja afilada me permite saber a quién rezan, y por un momento se me pasa por la cabeza que estén planteando un peregrinaje para visitar a nuestro cadaver-objetivo. Sin embargo, otra preocupación más real e importante lo superpone rápido, y realmente espero que sea su destino el que sea, no decidan tomar el transportador que nuestro grupo ha decidido que abordemos, porque se llenaría desde luego.

-Eso si Morai-Heg no se adelanta y cumple antes su trabajo. -Respondo, con el ceño medio fruncido, ante las palabras de Angran. Prefiero dejar mi destino final en manos de una diosa poderosa y no uno de los muchos cultos humanos. Luego, camino hacia Grii y los otros dos hombres que negocian. No es una cuestión tanto de decirles que ya tenemos algo extra de dinero para pagar la embarcación, que podría volcar la negociación hacia arriba sabiendo el humano portavoz que hay más dinero que acaparar, como que lo sepan mis compañeros y quizá puedan manejar algo mejor el precio que pueden aceptar.

El enano escuchó las palabras del vendedor de tickets del barco, y automáticamente una mueca se dibujó en su cara. No podía soportar tener que pagar de mas por un viaje que les debería haber costado mucho menos si hubieran llegado algo antes, pero no había otra. Tenían la obligación de coger ese barco si querían cumplir los plazos.

Espero que encontremos una manera de ganar dinero pronto... O estamos jodidos...

La comitiva de sacerdotes no le causó ningún efecto, dado que no eran sus dioses, el Melenarroja ni se inmutó por la "procesión"

Con un suspiro asiento a las palabras del marinero Está bien, está bien. Un fallo lo tiene cualquier, no hace falta ponerse así. Ahora le pagamos los peajes correspondientes a nosotros 5, 35c por los caballos y 2co por el carro. Un total de 4co y 5c ¿es eso correcto?

Según estoy buscando las monedas, y no muy seguro de disponer de ese dineral, oigo murmullos a mi alrededor. En ese momento, me giro para ver a los seguidores de Mor. Vaya, parece su dios se ha cobrado otra pieza más. En la época en la que vivimos debe de ser de los dioses más felices, pero al fin y al cabo, todos acabaremos visitando sus tierras pienso mientras veo que, por fin, llegan Angran y Aria Vaya, por fin han llegado los compañeros que estábamos esperando digo dándole el dinero en una bolsita y depositándola en su mano.

Con Arianne y Angran de regreso fue para Aenalor mas fácil terminar con el asunto de los boletos, esto tanto por que ya podrían subir todos sin riesgo de que alguno se quedase como porque ya contaban con algo mas de dinero.

Lo siguiente fue abordar la barcaza, y aunque fue algo estorboso el hacerlo pues el capitán estaba juntando mas gente de la que normalmente podría soportar aquel buque; aunque para beneplácito de Arianne y quizá algún otro, los sacerdotes de Morr no subieron. Aunque ya con la barcaza navegando en el río, escucharon entre las platicas de los lugareños a unas cuantas señores que hablaban justamente de los sacerdotes, al parecer oraban por las muertes recientes de algunos jóvenes quienes murieran justamente en el bosque del otro lado de aquel río. Arianne por su parte, quien tenia mejor oído alcanzo a escuchar el nombre de un tal  Paul Van Suleck.

La barcaza cruzó a duras penas el Stir e incluso a varios momentos mas de uno sintió que iba a zozobrar por el sobre peso. La suerte estuvo de su lado y no solo lograron llegar con bien sino que también en poco tiempo, lo cual hizo que la preocupación no les dañara los nervios.

Una vez tocaron tierra la gente empezó a descender apresuradamente para alivio sobre todo de los elfos quienes no estaban a gusto estando apretujados entre humanos. Muchos de los pasajeros llevaban mercancías, las cuales probablemente venderían en Wurtbad a la mañana siguiente, otros por su parte llevaban sacos en los que probablemente trasportarían de regreso las compras que consiguieran. Había también entre aquellos hombres algunos guardias, campesinos e incluso un par de bardos.

Los mercenarios fueron de los últimos en bajar, mas que nada para evitar los apretujones del cuello de botella que se formaba al bajar. Frente a ellos se encontraba un amplio puerto, el puerto de Wurtbad, una de las ciudades mas grandes de la región y probablemente la mas grande con la que se toparían en mucho tiempo.

Aquello les estaba costando mucho, la verdad, pero finalmente pudieron aclarar las cosas con el capitán de la barcaza. Iban a hacer un desembolso importante, sin duda, y Gerard dudaba que a muchos de sus compañeros les quedase dinero suficiente después de eso. El viaje de vuelta estaba, para él, en tela de juicio con respecto a las posibilidades que tendrían de realizarlo.

Quizás sería conveniente que, en algún momento, él pagara algo de sus compañeros, para evitar problemas futuros.

A los sacerdotes de Morr no les prestó más atención de la necesaria, es decir, nada más allá de un vistazo. Era una lástima, por supuesto, el hecho de que alguien hubiera muerto, pero en un mundo como aquél no se podía evitar. Y el grupo tenía prioridades más importantes.

El trayecto en el transbordador fue, por decirlo suavemente, algo accidentado. Hasta el caballero temió que podían volcar y sintió algunas naúseas. Más, acabaron llegando a la otra orilla sin mayores problemas, incluso más rápido de lo pensado. Habiendo superado este punto, ya seguramente no necesitarían más barcos hasta llegar a dónde iban.

La cuestión ahora era... ¿pernoctarían en Wurtbad?

- ¿Qué hacemos? ¿Buscamos un lugar para pasar la noche o intentamos seguir adelante?

El trayecto en la barcaza había resultado realmente desagradable. El capitán había decidido aprovechar el tirón y meter, sin lugar a dudad, más carga de la que era recomendable y eso había supuesto que el espacio se había reducido considerablemente.

No podía decir que fuera un elfo particulparme racista, pero el estar de ese modo estuvo a punto de hacer aflorar a mí los viejos prejuicios raciales, aunque gracias a los dioses pude contenerme. Tan solo tuve que cerrar los ojos, respirar profundamente y armarme de paciencia.

Cuando llegamos a Wurtbad, no pude creerlo, así que no fue muy duro esperar unos minutos más hasta que se bajaran todos para comenzar nuestro desembarco.

Al oir las palabras de Gerard, me giré Creo que deberíamos de salir cuanto antes. Si nadie tiene que comprar nada, tenemos comida y bebida suficiente para unas jornadas de viaje. Además, nuestra bolsa está cada vez más vacía y no creo que nos podamos permitir estar alojándonos en posadas. Soy partidario de seguir y empezar a soportar las inclemencias del viaje, durmiendo sobre raso y avanzando todo lo que podamos. Digo finalizando mientras miro al resto para ver si están de acuerdo o no.

Angran estaba de acuerdo con dormir en un granero. Era lo suyo, incluso era mejor que dormir en la calle. Además no tenía nada que hacer en la ciudad, salvo mendigar y parecía que sus tiempos de mendigar se habían alejado temporalmente. Apoyó la propuesta de Aenalor y votó por abandonar la ciudad y dormir en las afueras, con el fin de evitar el tráfico matutino de las puertas de las ciudades.

Una vez pasaron los siervos de Morr, les doy una última mirada antes de adelantarme hacia donde mis compañeros hacían señales para realizar el embarque. La barcaza ya llena hasta los topes no parecía tener una muy buena linea de flotación cuando unimos nuestro peso y el de nuestros caballos. El olor a "ser vivo" mas que molesto era un incordio, que unido a lo apretujados y al movimiento de la barcaza el viaje aunque corto se hiciese muy largo.

Por fin llegados a la orilla. Una vez los viajeros empezaron a desalojar y mi espacio personal dejo de estar invadido por otros seres humanos puede respirar a mis anchas. Ya descargado el carro y los caballos nos reunimos para decidir el siguiente paso a seguir....quedarnos o marcharnos.... 

- La verdad es que la idea de una posada es tentadora. Pero estamos obligados a realizar la tarea en un tiempo, lo mejor a mi parecer es que sigamos.

Después del desagradable viaje en la barcaza a rebosar, Gurnik se sintió mas aliviado, no le gustaba demasiado viajar en barco, pero estando tan llena era aun peor, y las ganas de tirar por la borda a unos cuantos humanos para sentirse mas liberado, era, cada minuto que pasaba, mas tentadora. - Siempre hay tiempo para una buena comida y cerveza, elfo. podríamos comer algo y partir, ya dormiremos por el camino, os ahorrariais dinero y al menos viajaremos con el estomago lleno..

Y así, el dinero de las pieles se marcha con las negociaciones con el barquero. Si no fuese por el transporte del carro, que se le ocurriese cobrarnos el triple por un caballo que por una persona hubiese sido más que suficiente como para recibir mi más pura ignominia, y encima había decidido incorporar al viaje más gente de la que físicamente debería soportar una abominación extraida de la madera de árboles buenos tras su asesinato. Sin embargo, al contrario que todos mis compañeros, mi método para soportar el viaje rodeada de personas es, simplemente, no hacerlo. Sentada dentro de un círculo suficientemente grande hecho con cuerda y con la espada desenfundada, no hubo humano que aguantase permanecer dentro del mismo tras una mirada homicida.

Tras un cómodo, mentalmente reparador y emocionalmente agresivo viaje, suficiente como para aislarse de los bamboleos continuos, lo único que podía hacer era esperar a que los humanos se bajasen y no ir encima provocando para abrirme paso. Y de paso, así puedo tomarme tiempo para enfundar la espada y guardar la cuerda. Tras lo cual me acerco a mis compañeros, escuchando la pequeña discursión.

-Gurnik, ¿tanto tiempo habeis pasado fuera del camino que ya no recordais cómo alimentaros mientras avanzais en la carreta? Habrá todo el tiempo que querais para viandas, siempre que se tome en el camino. Y así no tendremos que soportar más esta aglomeración de gente. -Y dormir al aire libre bajo los árboles, en vez de en casas construidas por árboles cortados. Y el olor a humanidad. Y un listado moderado de cosas una detrás de otra, todas parecidas e igual de diferentes pero con respecto a la misma cosa: la ciudad.

Decidiendo no demorarse mas y continuar la marcha, el grupo de mercenarios cruzó las aun concurridas calles de la antigua ciudad de Wurtbad a aquellas horas de la noche. Para su suerte, no fue difícil preguntar y seguir las calles principales hasta poder cruzarla de extremo a extremo. Cenando algunas de las últimas raciones de carne de lobo que les quedaban y que ya no tenían tan buen sabor, el grupo paso la noche en un granero a las afueras de la ciudad. Era ya algo habitual hacerlo en aquel viaje por lo que el grupo poco a poco iba recuperando esa vieja costumbre de sentarse frente a una fogata y pasar la noche con el trasero en la fría tierra del viejo mundo.

Con la llegada de la mañana, el grupo reanudo su marcha de nuevo, esta vez con la certeza de que ya estaban cerca. El viaje desde Wurtband hasta las fronteras de Stirland les tomó 5 días mas, días en los cuales pudieron recorrer todo aquel territorio en su parte mas angosta. Dejando atrás el gran bosque, los mercenarios pasaron por cortas estepas a través del viejo camino de los enanos para luego cruzar las amplias montañas centrales que caracterizaban la geografía del sur de Stirland.

Al amanecer del tercer día, habían llegado a Wörden, un pequeño poblado en las montañas a partir del cual podían tomar el camino que los llevaría directo a la asamblea, lugar donde se encontraba aquel lejano y desconocido bosque. Desde allí les llevó solo dos jornadas más llegar a la frontera de Stirland con la asamblea; cruzando Halstedt para finalmente pasar la noche en un granero en el poblado Heukern.

Heukern era una aldea de la asamblea en las fronteras con Stirland en la cual no había mas unas 100 personas, prácticamente todos eran medianos. Lo cual para los mercenarios era inusual pues hasta ahora habían estado siempre rodeados de humanos; solo en Halstedt se habían topado con uno que otro mediano.

Tras un corto descanso en aquella aldea, al amanecer del sexto día tras dejar atrás el Stir, el grupo partió temprano de aquel lugar con cierta emoción por continuar y concluir su viaje a través del camino de la asamblea el cual los llevaría directamente a través del bosque de Altern. Aunque esto, con la premisa que les dieran los lugareños acerca de su destino; al parecer, aquel bosque supuestamente estaba embrujado por viejos espíritus y era mejor no salirse del camino.

Avanzando por dicho camino aun con rumbo hacia el bosque, el grupo de mercenarios hacia conciencia en el hecho de que por fin estaban  cerca de su destino, el amplio y antiguo bosque ya se podía ver a corta distancia. Pronto podrían cumplir con lo que se les había encomendado y entonces si, pensar en como hacer para que el viaje de regreso fuera menos costoso; si es que eso era posible.

En eso estaban cuando de la nada surgió algo a lo lejos y ya en las cercanías con el supuesto bosque, la figura de lo que parecía ser un joven humano quien corría con tal ímpetu que parecía que un mismísimo demonio le estuviera persiguiendo. Y aunque esto ultimo era errado, sin duda alguna tenia buenos motivos para echarse a correr de tal forma. Tras el, corriendo con su torpe andar característico y a poco mas de cien metros de su presa, se encontraban cuatro goblins y un pesado orco.

Cuando llegaremos... Juro por mis ancestros que cuando acabemos esta misión quemaré la carreta - Estaba clarísimo que el enano nunca cometería tal acto, si bien es sabido que un carro es una valiosa pertenencia... 

En ese momento, algo lo sacó de sus pensamientos. Un hombre se acercaba a ellos huyendo de... ¿Pieles verdes?. El carro paró en seco, casi al mismo tiempo en el que el enano saltó de el mismo y se plantó con un martillo de guerra y su nuevo escudo en la otra.

- Que alguien se ocupe del carro, yo tengo un par de temas que tratar con estas bestias inmundas...

Notaba como su corazón se aceleraba, como sus nudillos se derraban alrededor de sus armas con violencia... Sin duda odiaba a esas criaturas y parecía que sus piernas tenían vida propia:

Estaba cargando contra los pieles verdes.

Gurnik estaba bastante enfadado por no haberse quedado a comer un buen plato de jugosa y sabrosa carne deshuesada en una taberna, los piernas largas tenían bastante prisa, y le fastidiaba bastante

De repente, algo le saco de su refunfuñada mente, el hombre que corría hacia el bosque perseguido por unos Pieles Verdes estaban bastante lejos, pero era diversión con patas - Por fin algo me alegra este viaje!! Agarró su hacha y corrió al lado de Grii a la carga berreando insultos en el lenguaje de su raza. -Malditos Bastardos, Apestosos, Venid a meteros con unos enanos de verdad! se golpe el pecho con fuerza. cerdos!! Hijos de mil madres!!. Agarra una piedra por el camino y la lanza en su dirección. Venid con papi y saboread la muerte apestosos hijos de la gran mierda!! Siguió adelante con un gran repertorio y corriendo a la mayor velocidad que sus piernas enanas le podían ofrecer.