Partida Rol por web

No estaba contribuyendo a la batalla. Angran pensaba que lo haría en cuanto se proporcionara un arco, pero era tan inútil como cuando lanzaba piedras a los lobos. Frustrado, desmontó del caballo y colocó una nueva flecha mientras se limpiaba el sudor, fruto del nerviosismo, con la manga.

Justo tras finalizar la fallida carga, las malignas criaturas intentaron atacar a Gerard. El primero fue el orco, pero se hizo evidente pronto que no iba a ir nada encaminado. Sin embargo, el goblin debía sentirse animado por el dolor de la herida de flecha recibida anteriormente, porque su golpe iba completamente envenenado contra la montura. Haciéndolo gala de unos reflejos que hasta a él mismo le sorprendieron, interpuso el escudo a tiempo para parar el golpe.

Ahora, estaba contra ambos enemigos él sólo y la lanza era inútil. Por ello la dejó caer y, sin dudarlo, desenvainó la espada para, acto seguido, descargar un golpe contra el pielverde más grande.

Fallando otra vez. Empezaba a ser frustrante...

- HIJOS DE MALA MADRE!!!- Gritaba el furioso enano mientras sus dos oponentes huían de el. Se había cansado de correr por detrás de esas pequeñas pero asquerosas criaturas. Así, que dió media vuelta y divisó el panorama:

El pequeño humano no daba pie con bola, y el enano se encontraba "bailando" con un lancero goblin, mientras los magos hacían de las suyas... Otra vez. Así que buscó un oponente con su mirada, miró a una montaña buscando a sus ancestros, y cargó gritando a pleno pulmón contra el gran orco.

No escapes, cobarde! Antes de que se pudiera escapar Gurnik clava al goblin el hacha en la cabeza para darle media vuelta para rematarle viendo su cara de terror antes de que muriera. dio una vuelta sobre sí mismo para aprovechar el impulso y dió al goblin en la pierna derecha con fueza. Gritó furioso y dirigió la mirada al goblin que cargaba hacia ellos. -Tu serás el siguiente asqueroso piel verde!

Habíamos llegado hasta el muchacho. La carga de los pieles verdes había sido parada por la parte mas ofensiva de nuestra compañía, es bien sabido el odio de enano hacia los orkos y goblins. Mientras los enanos intentaban dejar el suelo sembrado de trozos de goblins, Gerard se enfrentaba en combate a estos seres la cosa se podía tornar en contra del bretoniano si intentaban flanquear le. 

Miro hacia el muchacho y luego hacia la escena del combate.

- Tranquilo, venimos ha ayudar. Intento calmarlo con mis palabras.

Después de esto, me concentro en el orko que se vate con Gerard. Intento atraer sobre mi el poder de los vientos de la magia y canalizarlos para conseguir que el piel verde suelte su arma. 

Las flechas resultan inútiles por la distancia, y ni me molesto en lanzar otra tras observar en qué dirección han caido las tres lanzadas. En combate, los enanos se esfuerzan por hacer huir a unos pequeños pielesverdes -usando el término despectivo de la palabra humana, aunque en élfico suena mucho, mucho mejor que este- y más allá el caballero y Resha asustan e intimidan al orco y su pequeño herido verde.

-Solo cabe esperar que nuestro rescatado sepa comportarse. -Digo en voz alta para nadie, aunque Angran es quien tiene más posibilidades de oirme, mientras baja del caballo. No hace falta decir quién no supo comportarse cuando lo rescatamos, así que no lo digo. Y mientras tanto, le echo un rápido vistazo a mi caballo dejando el arco con los carcajs y me acerco al que lleva el carro sin más interés por ahora en la batalla para calmarlo y que no esté nervioso cuando volvamos al movimiento. Los animales son muy susceptibles de esas cosas, y no quería un problema en ese sentido.

Probablemente frustrada por los constantes fallos en su puntería, Arianne había optado por desistir de todo ante la inminente victoria para concentrarse en los caballos. Cerca de allí Angran se preparaba para lanzar una nueva fecha, aun con la confianza de poder hacer algo.

Los enanos por su parte se habían hecho cargo ya de los tres goblins. Gurnik había destrozado a uno de ellos mientras que Grii quien ya corría a prestar ayuda a Gerard había logrado ahuyentar a los otros dos.

Cerca del bosque por su parte, Gerard enfrentaba a los pieles verdes sin mucho éxito, aunque la realidad era que estos tampoco parecían ser muy diestros. Para suerte del bretoniano, Resha y Aenalor habían llegado ya y Grii estaba por caerles encima a los pieles verdes.

El joven por su parte, se había puesto de pie y observaba con cierta curiosidad y sorpresa el combate que se suscitaba frente a él.

Realmente, no estaba teniendo buena mano en aquél combate hasta ahora, salvo por el momento en que paró aquél golpe del goblin con presteza y habilidad. Eso resultaba frustrante para Gerard, que quería acabar con las malignas criaturas lo antes posible. Especialmente, antes de que Resha se mezclara en la pelea.

Volvió a descargar un golpe contra el orco desprevenido, alcanzándole por fin en el cuerpo, causándole daños algo severos.  No era bastante para abatirlo, eso lo sabía el caballero, pero era un comienzo. Pronto aquella criatura sería eliminada y ahora no estaba sólo combatiéndole a él y al goblin.

Una vez posicionados nuestras monturas entre el chaval y los pieles verde, pude observar el devenir del combate. Gerar parecía tener dificultades con sus adversarios, aunque se mostraba diestro en la esquiva, pero eso podía cambiar de un momento a otro, y más viendo la terrible rebanadora del orco, que a pesar de haber dado un golpe lamentable, era extraño ver tamaña incompetencia uno de su raza.

Así, viendo cómo se iba desarrollando el combate, me giré hacia Resha mientras indicaba con la mano al orco grandote

Rápido, si logramos abatirle quizás infunda el miedo en esos asquerosos goblins y salgan huyendo como ratas.

Acto seguido, comencé a canalizar los vientos de la magia que en el bosque habitaban para poder lanzar un hechizo. A pesar de mis esfuerzos, éstos no llegaron pero aún asi logré invocarlos sacando uno de los pequeños dardos que había adquirido en la ciudad. Pronuncié las palabras de poder que hicieron que un dardo de energía se manterializara en mi mano, semejante al que tenía ya tenía y, con un rápido movimiento se lo arrojé al orco.

El dardo voló, aunque lamentablemente éste pasó rozando la cabeza del orco sin impactar en él. Mierda, he fallado.

Los goblins a los que el Melenarroja perseguía habían desaparecido para desgracia del enano, pero le habían brindado otra posibilidad, un enemigo mayor.

A metros de su posición Gerard se batía en inferioridad con un formidable orco, y Grii estaba por la labor de poner las cosas en su sitio. Los orcos deberían estar todos muertos, por lo que Grii se puso a ello.

Así que con un nuevo grito e infinidad de insultos en Khazalid el enano cargó balanceando su martillo en el proceso, con intención de sacarle la cabeza de sitio al sucio orco que amenazaba la vida del bretoniano.

- ¡¡¡Aguanta Gerard, que ya llego!!!

El menestral golpeó como si se tratara de un hierro al rojo. Sin duda ese golpe iba a marcar la diferencia.

El combate se marcaba ya fovorable a nosotros. Gerard y Grii estaban dando buena cuenta del orko y el goblin que aun perseguían al joven, mientras que Gurnikk seguía la persecución del resto de la banda acabando con ellos con golpes demoledores de su hacha.

- Parece que esto se acaba.

Me mantengo a la expectativa por si surgen nuevos piles verdes, el combate parece ya dominado por parte de mis compañeros.  

En una audaz secuencia de ataques exitosos quizá producto de la suerte, los mercenarios lograron deshacerse tanto del orco como del goblin que combatían a Sir Gerard. La ayuda prestada por Resha, Aenalor y Grii había sido invaluable y su buen funcionamiento en equipo era innegable.

Avanzando con el carro, Angran y Arianne se aproximaban hacia donde Gerard y los demás se encontraban. El mismo caso era para Gurnik quien se tomaba su tiempo en regocijarse tras haberse hecho cargo de aquel goblin.

Surgiendo desde atrás del corcel de Sir Gerard y caminando entre ellos con una ramita en las manos, el joven humano se aproximó hasta los pieles verdes para picarles la cara curiosidad, esto sin prestar real atención a los presentes, tal como si se sintiera muy cómodo o se conocieran de tiempo.

-mmm, están muertos- dijo el joven tal como si lo lamentara un poco. Levantándose entonces para sacudirse el polvo, se giró en redondo hacia sus acompañantes para mirarlos con curiosidad. Ante si tenia a gente muy extraña con vestimentas a un mas extrañas, por ello le fue imposible no preguntar lo que en eso momento le pasaba por la mente.

-¿Son mercaderes?, ¿que venden?-.

Después de haber herido al orco, el ingeniero enano llegó para rematarlo con un más que acertado hachazo, terminando con la vida de la inmunda bestia. El goblin también cayó en cuanto trató de huir por la mano del bretoniano, con lo que ya habían acabado o puesto en fuga a todos sus enemigos. Tras suspirar un momento, Gerard se volvió al enano mientras limpiaba su arma antes de envainarla, diciendo:

- Un golpe soberbio, monsieur Grii - se bajó del caballo, acto seguido, dándole unas suaves palmaditas tranquilizadoras en el cuello y luego le dijo a Aenalor -. Gracias a vos también.

Mientras, el joven al que acababan de salvar se había acercado y les daba con una ramita a los cadáveres. Ante la pregunta de si eran mercaderes, LeBlanc parpadeó. ¿Mercaderes? ¿En serio? A él no le parecía que tuvieran ese aspecto ni de lejos.

- No, no lo somos. Somos viajeros - le respondió - ¿Os encontraís bien?

La batalla termina pronto, y así solo queda sujetar unas riendas y otras,  e ir avanzando junto con el resto, mientras lanzo con los ojos miradas a las tres direcciones donde han caido las flechas, incluyendo la acertada en el enano pielverde. Que el rescatado no grite, sino que se ponga a murmurar sobre el estado patente de los pielesverdes no dice nada excepcionalmente bueno, y cuando nos confunde ¿por llevar una carreta? con un grupo de mercaderes... bueno, ahí es cuando directamente pierdo el hilo del asunto. Y si alguien quiere hablar con él, que lo haga. Yo, mientras tanto, dejo las riendas de ambos animales, y me pongo a tratar de ver si la flecha del goblin es reutilizable o si encuentro alguna de las otras dos que he lanzado con mucho menos éxito.

-Si nadie tiene problema, no me importaría una de sus hachas por si acaso hay que cortar algo. Y quizá el arco corto, por si se repite la situación del otro día y podemos tener más apoyo en la distancia. -Digo, alzando la voz en el grupo y como si el recién rescatado humano no estuviese ahí, pues para lo que ha dicho y hecho, sin explicar nada, más bien parece que ni lo está.

El combate había terminado y sin nuevos pieles verdes que saliesen a nuestro encuentro, podíamos dedicar nuestro tiempo en hacer caso al joven. Desmonto del caballo para hacer una conversación menos violenta y mas fluida con el muchacho, me acerco lentamente hasta el con un movimiento lento que no parezca amenazador....no queremos que huya de nosotros... Escucho su pregunta e intento responderla con tono tranquilo.

- No, joven. No somos comerciantes, como dice Sir Gerard solo somos viajeros. Por eso nuestra variedad de ropas y de compañeros, es normal este tipo de confusión.

Intento, ahora que estoy mas cerca fijarme bien en el joven por si hubiese algo extraño en él.

- ¿Quizás si se encuentra bien, podría decirnos porqué le perseguían estos inmundos seres?