Partida Rol por web

Aenalor escuchaba las palabras. Todo lo que decía el sigmarita era cierto y, a la vez, complicado. Si tuviera un carácter más "enano", es decir, más impulsivo, habría hecho algunas menciones a qué hubiera pasado si ellos no hubieran avisado y organizado la defensa del pueblo y muchas otras cosas que no parecía que fueran importantes.

-¿Alguien sabe si Angran veneraba a algún dios? -podrían intentar llevarle a un templo de su dios para que le enterraran o al menos realizaran un servicio en su nombre.

Miraba como trabajaban para intentar mantener atado al chamán- No olvidéis amordazarle -dijo sin más a la elfa- ni gestos ni palabras, así es como podremos estar a salvo de su magia.

Durante el trayecto, pondría sus conocimientos al servicio de averiguar qué eran esos objetos que llevaban tanto el chamán como el jefe orco; pero en un momento se acercó a Sargón.

-Maese Sargón -dijo, ya que parecía el menos herido de los enanos al ser el único consciente*- necesitaría de su ayuda. ¿Conocéis el idioma escrito de los pielesverdes?

Estoy ayudando a recuperar el botín cuando Aenalor me pregunta acerca del lenguaje escrito de los Pieles Verdes. Me detengo y le miro, intentando discernir si es producto de su falta de sentido común o una burla elaborada como las que le gusta hacer a los orejas puntiagudas.

Pero en sus ojos no veo nada que me moleste, sino que su la realidad del lugar del que viene debe ser muy diferente que la del lugar donde yo vengo. Le respondo con toda la amabilidad que puedo juntar, que no es mucha pero claramente no incita a ninguna hostilidad, a diferencia de la mayoría de mis comentarios:

 - "No sé leer ningún idioma. Nunca aprendí."

Sigo entonces subiendo armaduras al carro pues es en lo único que puedo ser de ayuda en este instante. No sé leer, no sé ver baratijas mágicas ni sanar a heridos. Sea como sea, no soy más que solo un guerrero.

Por que algo había creído detectar una vez acabada la batalla y por que Aria me aseguraba que los objetos que habían llevado a la batalla los pieles verdes eran mágicos, sino fuera así pensaría que eran simple quincalla. Estaba claro que los nervios tras la batalla se habían apaciguado y que el fuego en mi interior estaba al mínimo así que no me extrañaba no ser capaz de ver ni una tenue sombra del mágico poder. Con un susurro contesto Aria tal como ella me ha hablado.

- Si hay poder no consigo encontrar su fuente, debe ser el agotamiento que puede con mis habilidades.

Cuando Aria me pasa el pergamino, no se muy bien que hacer con el. En todo el tiempo que habíamos pasado juntas viajando nunca lo habíamos hablado, pero yo no había tenido tiempo en aprender a leer...todo el tiempo lo había gastando en aprender a canalizar la magia y siquiera eso lo hacía bien. En voz baja como ya nos habíamos comunicado antes le expongo mi carencia.

- No voy a poder de ser útil en esto, no se leer. Cuando dejemos atrás al sacerdote tendríamos que enseñarselo a Aenalor, él puede desentrañar sus misterios.

Gerard frunció un poco el ceño al escuchar a Tarhun decir que él se encargaría de todo lo relacionado con los cuerpos.

- No me parece justo, monsieur. Deberíamos poder ayudarle y admitir nuestra responsabilidad.

Sin embargo, el hombre siguió insistiendo, comunicando lo que les podía pasar si volvían. LeBlanc parpadeó sorprendido y luego apretó los dientes molesto. Eso no era muy noble, al menos deberían ser escuchados. Pero no podían permitirse perder tiempo en unas mazmorras incluso si salían bien parados... y sabía que sus compañeros  no querrían sufrir eso. Así que a pesar de sus reticencias, debían marcharse.

Pero antes había algo que hacer.

- Debemos ocuparnos de los nuestros, es lo suyo - dijo con voz y tono firme -. Pero en cuanto a lo que el piel verde respecta, no podemos cargar con él. Sólo sería un peligro. Lo que tengamos que preguntarle lo haremos aquí y ahora - El tono se tornó más frío y acerado, pues estaba furioso con todas las muertes ocurridas esa mañana y en el pueblo, considerando responsable al chamán -. Hasta nos podemos plantear darle una muerte misercorde si responde bien y rápido.

Esa sugerencia no parecía propia de él, aunque seguramente los enanos estarían de acuerdo con ella.

Llevar la carreta hasta la entrada del campo de batalla no fue ningún problema, como tampoco lo fue el atar a todos los corceles allí, salvo por el acumulado cansancio en sus cuerpos. Los cuerpos de Otto y Miguel fueron envueltos por el sacerdote en sus mantos para luego montarlos en un mismo corcel mientras que el maltrecho cuerpo del caballero imperial iba en otro. Tarhun había considerado al menos darles un corcel más como recompensa puesto que lo necesitaría para su marcha con los enfermos a través de aquellas duras colinas. Eso ayudaría a que la carreta que ahora terminaban de cargar con el botín, pudiese ser cargada por cuatro corceles a la vez, ayudando con su rapidez.

Para ocultar la mercancía habían dispuesto solo mantos, esperando poder deshacerse de todo ello en cuanto tuviesen la oportunidad y así evitar tentaciones en curiosos o preguntas incomodas de autoridades. Los enanos heridos y Seiger viajarían apretujados justo allí arriba, sobre los mantos que cubrirían las armas; quizá ello fuese un buen disuasor de aquellos curiosos que preguntasen por su cargamento, aunque por sí mismos, los heridos podrían generar suficientes preguntas en cada poblado al que fuesen.

El grupo deliberaba que hacer con el cadáver del elfo antes de partir justo en el momento en que  el chamán despertó de nuevo. Sargón era víctima de la ira que se proyectaba en sus ojos mientras era claro que se regocijaba de ver a los enanos caídos. Tras mirar su situación con atención el chamán repentinamente empezó a rodar por el suelo y frotarse con intensidad contra este sin importarle cualquier tipo de herida en lo que era un claro intento por liberarse. Y luego, mirando la fogata ahora casi extinta, decidió empezar a arrastrarse torpe pero frenéticamente hacia la misma.

Mover la carreta hasta el lugar donde la lucha había tenido lugar no fue difícil, lo cuál les ayudaba mucho a poder mover todo lo que necesitaban a la misma. Personalmente, Gerard no consideraba necesario recoger todo ese equipo piel verde y por él podían dejarlo allí mismo o tirarlo al fuego. Más tampoco iba a discutir con sus compañeros por ello.

Ayudó a Tarhun con los muertos, especialmente Sir Steffon, volviendo a sacudir la cabeza.

- Sigo sin estar de acuerdo con no poder dar la cara ante su señor, monsieur Tarhun, por lo ocurrido. Pero respetaré su decisión, al igual que le digo que estamos... estoy en deuda con usted por su ayuda, así como con Lord Steffon por la muerte de su hijo. Espero algún día compensárselo. Si lo cree juicioso, hágaselo saber, s'il vous plait.

Tras eso estaba de nuevo con sus compañeros, comentando que hacer con el cuerpo de Angran.

- Insisto en que nos lo llevemos. Más adelante quizás podamos darle un entierro digno, aunque sea en una pir...- Sus palabras se cortaron al ver al chamán despierto y empezando a tratar de liberarse.

Frunciendo el ceño al sentir de nuevo la rabia contra sí mismo y la criatura, el bretoniano se acercó a él y se interpuso entre el piel verde y la hoguera, descargando el tacón de su bota sobre su atada mano.

- Por tu bien, goblin, será mejor que te quedes quietecito. Tenemos muchas preguntas que hacerte y seguro que no querrás que le dejemos la labor a mi compañero enano, ¿oui? - miró a Sargón de reojo, retorciendo un poco la bota sobre la mano del chamán - Ahora dime si me has entendido, pielverde.

De nuevo, no estaba actuando como solía hacer, siempre más calmado y con un gran sentido del honor. Pero el hecho de que su prisionero era tan sólo un repugnante goblin, sumado a los muertos y heridos en las dos batallas, entre ellos un noble caballero como él y varios de sus compañeros, le habían quemado y hecho, por el momento, más frío y cruel.

El carro estaba listo y la disposición de lo que llevaremos también, por lo que estamos listos para partir. Sir Gerard habla de llevarnos a Angran, pero al ver como está la carreta y las condiciones en las que viajaremos, no veo que sea una buena opción. Veo la hoguera que ya está encendida y le expongo lo que pienso:

 - "El campo de batalla en el que cayó es un buen lugar para despedirlo. Creo que deberíamos hacer una pira y aprovechar ese fuego para despedirlo. Tenemos presente a un Sacerdote en condiciones para hacer el rito pues Seiger no podrá hacerlo en mucho tiempo. Creo que él tampoco hubiese querido ser una carga y estaría de acuerdo."

No era un mal tipo, humilde y valiente, astuto pero con honor. Creo que se le echará de menos y merece que lo despidamos. Este es el mejor momento para hacerlo.

Entonces veo que el Chamán comienza a revolverse y el Bretoniano lo detiene pisando sus manos. Me acerco a él y le pongo un pie sobre el torso con firmeza mientras le hablo al caballero:

 - "Es un Chamán Nocturno. Estos tipos están locos como una cabra de cerro con todos los hongos alucinógenos que se meten. No sé si conseguiremos algo de él realmente pero estoy dispuesto a cercenarle todo lo necesario para conseguirlo."

Digo mientras paso mi mano por el filo de mi hacha con una marcada sonrisa maliciosa en mi rostro. Miro sus orejas, sus manos y pies, así como cualquier parte de su cuerpo que considere que no necesita para hablar.

Seiger fue depositado en el carro con toda la delicadeza que fue posible, aunque lamentablemente el vehículo no ofrecía muchas comodidades, y menos cargado de aquel modo. Si hubiera tenido fuerzas para ello, sin duda habría emitido un involuntario quejido de dolor. Pero ni siquiera le restaban energías a su maltratado cuerpo para ello. Solo quedaba esperar que, de algún modo, Sigmar le sonriera y le permitiera recuperarse. 

Había revisado los objetos que mis compañeros habían identificado como mágicos dentro de los despojos de los cadáveres de orcos....pero yo no había visto nada. Es mas por mucho que me lo dijesen el arma del caudillo orco no era mas que un pedazo de hierro, todas las características especiales que tuviera eran cosa del propio orco. Aun nos quedaban varios asuntos que debíamos resolver, hablar con el goblin que hora mismo estaba siendo avasallado por Sir Gerard y Sargón y así mismo ver que hacíamos con los restos mortales de Angran.

- No se que pensaría Angran nunca hablé demasiado con él, tanto bien sería quemarle y recoger sus cenizas para esparcirlas por un bosque o enterrarlo directamente en el primer bosque al que lleguemos. Ya mucho no va a poder quejarse.

En cuanto al chaman este seguía en sus trece de ocasionarnos algún tipo de quebradero de cabeza y no solo intentaba escaparse sino que intentaba acercarse al fuego, ya las palabras del caballero habían cambiado hacia el piel verde.

- Podemos sacarle información aquí mismo, pero no será fácil. Viendo como es esta raza y lo mal de la cabeza que están.....la tortura puede llevarnos tiempo.

Aenalor asintió sin añadir nada a las palabras que le dedicó Sargón cuando le hizo la pregunta sobre si sabía leer. Aún le parecía extraño que hubiera gente que no supiera leer, y más aún en esa antigua raza del Viejo Mundo. No dijo nada y se limitó a volver a analizar los objetos con detenimiento.

-El cinturón y el bastón son mágicos, eso seguro, la rodela y la espada no lo son -alzó el grimorio que había tenido el chamán goblin- éste me lo quedo porque creo que soy el más apropiado para darle uso, el bastón se lo daría a Resha -señaló al objeto y luego a la kislevita- es un objeto que te ayuda a canalizar los Vientos de Magia*. Tuviste problemas durante la batalla de la aldea, creo que ésto te ayudará.

Miró al goblin que se arrastraba por el suelo sin ningún tipo de sentido.

-Yo no le daría muchas oportunidades, no tenemos mucho tiempo. Hacedle las preguntas y si no contesta, matadlo y a otra cosa. Si supiéramos que tiene información sería bueno interrogarlo, pero no estamos seguros de que sepa algo más allá de asaltar e invocar a sus dioses y sus poderes.

Sobre Angran no se pronunció de nuevo, ya había dicho lo que pensaba al respecto.

El día iba avanzando rápidamente tras terminada la batalla, y el tiempo que les tomó acomodar todo en la carreta para después depositar a los heridos paso sin que se diesen cuentan salvo por el amplio cansancio sobre sus hombres, era claro que aquella tarde tendrían que acampar mas temprano y descansar todo la noche, esperando no obstante que no tuviesen problemas con el bosque oscuro que les amenazaría en las cercanías, tal como ya había pasado varios días atrás con algunos de ellos.

Y a pesar del cansancio, había mucho trabajo y problemas en los que pensar. La carreta iba muy pesada, aun para ser jalada por 4 corceles, pues en ella no solo iba todo el inmenso botín conseguido sino también los tres apretujados heridos a los que no había que mover demasiado; todo ello, sumado al relieve irregular de aquellas interminables colinas, haría que su paso fuese obligatoriamente demasiado lento.

Un segundo problema era el cadáver de Angran pues lo cierto era que llevar su cuerpo era algo que a pesar del dolor era inviable. Algunos podrían pensar en no ser avariciosos y dejar atrás parte del botín para hacer espacio al cadáver del elfo, pero ello implicaría que los heridos tuviesen que viajar con el cuerpo en descomposición durante días. Por ello, a pesar del malestar que significaba, probablemente lo correcto sería tener que seguir la recomendación de Sargón y quizá combinarla con lo dicho por Resha.

Finalmente estaba el asunto del goblin, este, ante las palabras del caballero bretoniano simplemente intento morderle sin éxito y luego escupirle, para luego simplemente rodar y convulsionarse en un intento de escapar y acercarse a las llamas de la hoguera o bien quizá liberarse de algún modo.

El enano, de repente y con el traqueteo del carro despertó y vio lo que parecía un goblin moviéndose al lado suyo tratando de morder al bretoniano y a Seiger en la carreta tumbado que estaba igual o peor que el. Por lo que veía habían ganado, pero aun quedaba un enemigo vivo y por muy atado que estuviera era un peligro. Intentaría asir cualquier arma a mano, pero de repente un pinchazo le recordaría que su brazo estaba en muy malas condiciones. 

- ¡JODER! ¿Porque no habéis matado a ese sucio goblin? Estáis tardando. ¡Si no lo hacéis vosotros me levantaré yo mismo y lo haré papilla aunque me cueste otro brazo!- señalaría el amasijo de vendas y sangre de uno de sus brazos y miraría alrededor.

- Agua... Por favor... Me muero de sed. Y también algo que alivie el dolor. ¿Nadie tiene alcohol? ¿Al final que ha pasado, donde estamos? ¿Que vamos a hacer? ¿Estamos todos bien?

Tenía muchas preguntas por hacer, había estado mucho tiempo sin sentido.

Ante la actitud del goblin, la evidente carencia de espacio y los problemas que podría acarrearles llevarle por los caminos imperiales, la elfa trató de jugar la única baza que tenían en su mano, el miedo innato de los goblins a los elfos. Se acercó a él le miró, le pidió que le revelara la ubicación de su jefe y el significado del papel encontrado.

Un par de segundos le bastaron para percatarse de que nada obtendrían de él, así que antes las palabras de Grii, simplemente sacó su espada y la introdujo a través de la boca que debía haberles dado una respuesta para darle la estocada mortal.

La limpió en las ropas del muerto y como si tal cosa, subió a su corcel con la intención de ponerse en camino.

Gritos. Como en la lejanía, o a través del agua, le llegaban gritos débiles y distorsionados. Sin duda se trataba de los de uno de los enanos, aunque era incapaz de reconocer de cual de ellos se trataba, pero había algo que preocupaba al dueño de aquella voz. En su estado, fuera lo que fuera, daba igual. Ni era capaz de razonar la posibilidad de una amenaza, ni tenía capacidad de defenderse. Sólo podía dejarse llevar. 

Cuando Aenalor me pasó el bastón del chamán goblin no sabía que decir, no era mas que otro palo largo sobre el que apoyar el peso o al menos eso me había parecido en el momento que lo examiné. Pero no era eso lo que nuestro elfo hechicero había sentido y tras sus palabras de que podía ser útil en mis intentos de invocar los vientos de la magia solo pude darle las gracias.

- Gracias por esto, quizás pueda ayudarnos en el futuro. Por cierto esto fué encontrado por Aria. Digo mientras extiendo el papel a Aenalor. - Puede que tenga información útil, no se que significan esos caracteres. Si a eso le añadimos lo que podamos sacarle al goblin.

Mis palabras mueren en mis labios cuando veo a mi medio hermana al lado del goblin intentando sonsacar información a la criatura, no es una conversación muy larga y la criatura no merecía mas pero aun así una muerte a sangre fría sobrecogía incluso al mas pintado.

Fanel, quien siempre parecía distante pero siempre estaba claramente atento a todo fue quien aportó algo mas sobre el elfo caído. -Era de Marienburgo, si se le quiere hacer un funeral digno tendríamos que llevarlo hasta allí, y dudo que alguno de ustedes quiera hacer ese viaje ahora o en los próximos días. En base a ello, quemarlo aquí o quemarlo allá no hace diferencia- sentenció bruscamente señalando el suelo bajo sus pies o la hoguera. Aunque no obstante tenía razón, e incluso, si querían llevarlo con ellos no tenían a donde, pues la torre del duque no era un lugar al que ellos pudiesen llamar hogar. Incluso no conocían a nadie que fuera intimo a Angran como para hacer una ceremonia digna, y hacerla lejos de las tierras de los elfos le daba la misma importancia o aun menos que hacer algo allí mismo.

-Quemad su cuerpo, orad a sus dioses, quienes quiera que sean y llevemos sus cenizas con nosotros como se ha dicho. Algún día se le podrá homenajear por la fácil muerte que ha sufrido- dijo menospreciando al elfo vagabundo. En cuanto al accionar de Arianne, simplemente se limito a observarla mientras seguía hablando y esgrimía una ligera sonrisa dando por hecho que estaba satisfecho con eso.