Partida Rol por web

El duque se mantuvo atento a las palabras del alto elfo, como intentando comprenderlo todo a la perfección, y es que, el asunto era de suma importancia en la realidad, pues un hecho así para nada sería casual, algo había sucedido durante la batalla y tendrían que saber por que.

-Eso solo suponiendo que se trate de un humano, pues solo un humano pensaría en cada viento de la magia como tipos de magia distinta. Y bajo esa circunstancia estaríamos hablando de un mago humano poderoso como para realizar lo que describes. Pero en el caso de que se tratase de un elfo como tu, el entendimiento del Qhaysh sería algo natural considerando a alguien mucho mayor que tú, pues aunque pueden dominarla con mayor facilidad, les toma décadas el conseguirlo en la mayoría de los casos. Si lograste ver claramente dos vientos de la magia finamente combinados, yo apuntaría por el uso de la alta magia, pues solo el Qhaysh consiste en la combinación refinada y pura de los vientos de la magia. O quizá...- El duque detuvo una vez mas sus palabras mientras su mirada se perdía en el cielo, como si su mirada quisiese atravesar las paredes de aquella habitación para observar a alguien que claramente esperaba estuviese fuera de ellas.

-¿Pero cuando ocurrió esto?- preguntó el duque recomponiendo su postura. -¿Desde el inicio de la batalla o en algún otro momento?-. Fue el mismo Aenalor quien le respondió como se dio todo aquello hacia el final de la batalla, el momento en el que la balanza de la victoria se inclinaba hacia ambos bandos.

La respuesta no se hizo esperar con una clara sonrisa de aprobación en el rostro del duque -entonces les han ayudado en el justo momento- sus pensamientos se cerraron para los presentes en aquel momento mientras intentaba formular las palabras adecuadas -Alguien poderoso está con ustedes. Y de alguna manera les cuida- señaló sin explicar mas ni dar intenciones de querer o saber como hacerlo.

Fue entonces cuando el alto elfo extendió la carta al duque, el cual la tomó para examinarla detenidamente, pero las palabras del elfo llamaron su atención, ante lo cual, la expresión en su rostro enarcando las cejas fue una muestra de que o bien compartía la inquietud del elfo, o bien le inquietaba el por que de sus palabras.

El duque miro la carta un momento, y tras esto, empezó a leerla de nuevo, tal como lo había hecho días atrás el propio Aenanlor. Tras terminar, sus ojos parecieron seguir leyendo aquello que ellos antes no pudieron leer, aquello que estaba escrito en otra lengua desconocida para todos ellos. -Lo ultimo está escrito en la lengua de los pieles verdes. Casi con seguridad lo ha escrito el chaman. El muy tonto no has dado toda la información que necesitábamos al escribir sobre la carta y conservar...- el duque parecía sorprendido, de algo se había dado cuenta y no le gustaba nada. -Me tomará algunos días, pero creo que podría intentar desentrañar lo que aquí dice, o al menos intentarlo-.

Para aquel momento los pensamientos de todos los allí reunidos ya divagan en un sin fin de cosas sobre todo lo ocurrido, y eso sin considerar que aun no hablaban sobre lo ocurrido mucho antes, cuando hablaran con aquel ladrón que les diera la información de los pieles verdes. Y en aquel momento, solo Aenalor que mostraba un peculiar interés, se percató de que Leopold jugaba con su tarro de te meneandolo con el dedo lentamente, pero lo que consternaba al elfo no era eso, sino el hecho de que el agua parecía girar mucho mas rápido de lo que sus dedos en el interior del liquido se movían.

-El pergamino- dijo entonces en voz baja el joven aprendiz del difunto Haldir mirando a Aenalor por un breve instante sin que este comprendiese que le intentaba decir.

-El pergamino- exclamó el duque Domenor por su cuenta sacando al alto elfo de sus pensamientos, mientras la mayoría de los demás simplemente escuchaban al duque con normalidad. -esa es una extraña expresión. “El pergamino que no puede seguir oculto por mas tiempo”. ¿Alguno de ustedes comprende que quiere decir esto?- preguntó el noble intrigado. -Cualquier idea que tengan al respecto sería muy útil-. Puntualizó aun sin entrar en otros detalles que eran tambien claros en aquella carta y que probablemente generaban mas inquietud en los mercenarios que la mención a un simple pergamino del que ninguno de ellos comprendía nada; como era el caso del elfo de nombre Faladar, sin duda, el protagonista en aquella carta.

El Alto Elfo escuchaba las palabras del Duque intentando no aparentar la sorpresa que se llevó al escucharle hablar de la Alta Magia y de los Vientos como si fuera un archimago de la Torre de Hoeth. Pareció corroborar las sospechas de Aenalor al mencionar a alguien poderoso que los cuidaba, lo que le hacía sentir seguro e inquieto al mismo tiempo.

-Sonará obvio, pero supongo que se puede referir a un pergamino con un conocimiento poderoso o prohibido -bebió un trago de vino- quizás ese "Guardián" sea el que lo tenga y por eso le escribe a él, diciéndole que no puede ocultarlo más tiempo, o quizás lo tenga el propio Faladar y le avisa, alegando a su fragilidad, de que no podrá guardarlo por más tiempo.

Cada vez que hablaba de esa carta, notaba un ataque de ira súbito que detenía a base de disciplina y pragmatismo. Ese hombre hablaba de la muerte de Haldir y eso alteraba a Aenalor sobremanera.

El menestral daría un sorbo para tragar y vaciar la boca y comentaría:

- El cetro del que habla la carta. Es la clave y lo vimos, de hecho se quedó en el poblado de elfos en medio del bosque. Así que podrían estar en peligro. Aelanor lo llegó a tocar, pero saltó por los aires. Esa cosa tiene magia y poderosa, debe ser lo que los enemigos del Imperio están buscando. Y ahora mismo está custodiada por poquísimos elfos... Habría que mandar a alguien a custodiarlo. Lo que aún no entiendo es porque no utilizaron todos esos orcos para tomar el cetro a la fuerza y se dedicaron a atacar aldeas. ¿Sería algún tipo de distracción? ¿Estará el poblado siendo atacado en estos momentos? ¿Les atacarán pronto con algo incluso peor que una partida de guerra? Me da que pensar. Si vamos a ir allí, tendremos que prepararnos mejor, eso seguro.

Grii hablaba como si se tratara de algo personal. Casi había muerto a manos de orcos bajo el mando de quien quiera que hubiera escrito la carta. Le tenía que devolver "el favor". 

Absorto en la conversación, pero sólo como oyente, Gurnik siguió engullendo casi todo lo que tenía a mano, de hecho, casi no se daba cuenta de lo que comía pues sus oídos estaban abiertos y su entendimiento fijo en lo que hablaba el Duque.

-La segunda es la aparición de no muertos en medio de la batalla. Eso no encaja, los orcos hacen alianzas por dinero, pero dudo que contraten no muertos, y…, bueno, las cosas simplemente quedan muy en el aire. Solo de una cosa estoy seguro. O bien los esqueletos siempre estuvieron allí escondidos a la espera del ataque, o bien alguien les invoco con magia nigromántica. Ese es un hecho que debemos tener muy en mente y sobre el que hay que tener mucho cuidado-.

Pero cuando el Duque pronunció estas palabras, no pudo evitar dejar caer el gran trozo de carne de venado que yacía en sus manos.

Con lentitud, lo recogió y dijo con su voz grave:

"Eso , si no cuentan con ese tipo gigante, embutido en esa armadura oscura, que vimos desde el puente, cuando lo defendíamos..." - Al notar que todos lo miran con asombro, se excusa diciendo - "...porque ustedes también lo vieron no?".

Gurnik recordaba con exactitud, cuando en el puente, se le habían erizado los vellos de la nuca, y como casi partió corriendo, a darle sus hachazos a la criatura que estaba al otro lado del rio.

Seiger escuchó con atención lo que se iba diciendo, aunque ante las palabras de Gurnik frunció levemente el ceño. Él no había visto aquello, al no estar en el puente, y no recordaba que nadie lo hubiera mencionado. ¿Quién sería esa figura? Si había invocado a los muertos, se temía que pudiera ser algún decadente noble de Sylvania, y eso sería malo para todos. Cada vez que esa maldita tierra se agitaba, el Imperio sufría. 

Es posible que fuera importante lo que estaban tratando en aquél momento pero tanto tecnicismo mágico le aburría sobremanera, sobre todo porque no se había preparado mentalmente para ello. 

Creía que iba a disfrutar de una maravillosa cena pero ni estaba disfrutando de la conversación, que le aburría, ni del espectáculo que alguno de sus compañeros estaban dando, afortunadamente era una cazadora y conocía los hábitos alimenticios de muchos animales, pero a los cerdos prefería verlos en sus pocilgas y no sentados en su mesa.

Siguió estoica tratando de disimular su hastío y esperando que les dispensaran para poder ir a descansar en sus habitaciones.

La comida sabrosa comida preparada por los cocineros del duque había servido lo justo para saciar mi apetito y aun con mas de esos manjares sobre la mesa, la charla sobre nuestras batallas en el bosque, puente y campamento orco...me habían retirado el hambre. Con una delicada copa de vino en la mano, observaba a los comensales de la mesa, sus explicaciones y las del duque ante nuestras diversas respuestas. Incluso me sentía obligada en ocasiones a intervenir.

Pero muchas dudas supuestamente esta carta debía habernos desentrañado y en lo que a mi respectaba solo eran mas incógnitas. El cetro o bastón que descubrimos en el bosque, un pergamino que Leopold parecía conocer......debíamos preguntar al chico, ¿pero sería seguro en presencia del duque?.

Tras su intervención en la conversación, Gerard prefirió quedarse al margen, cenando tranquilamente mientras dejaba que algunos de ss compañeros más sabios debatieran con el Duque sobre el asunto. Él no era tonto, pero muchas de las cosas que sucedían en ese asunto se le escapaban. Además, él era principalmente un guerrero. Sí que agradeció las palabras de Domenor sobre la batalla aunque no se considerara muy merecedor de las mismas.

A pesar de no estar  mencionando apenas nada al respecto, Gerard sí que estaba escuchando y coincidía que aquella carta no hacía más que añadir más preguntas sin respuesta, pero quizás también les estaba dando un nombre... un enemigo al que atrapar, en lugar de simplemente sospechar de fantasmas o simplemente sombras misteriosas. Ahora ya sabían algo.

Bebo un buen trago de licor para luego eruptar, antes de limpiarme la barba con un paño. Las palabras que mencionan de la magia, se salen de mi alcance pues nunca he sabido nada de magia y dudo mucho aprender algún día, pues tampoco es que me importe mucho.

"Solo me da curiosidad si saberlo me ayuda a matar más fácilmente a los hechiceros. Si no es así, sobra."

Entonces el Duque lee la carta y le cuento lo que me parece:

 - "A mí me suena a que Faladar es un tipejo que no estaba de acuerdo con Haldir para prevenir que algo malo pase. Para evitar un mal mayor, llamó a su amigo Itsvan para que matase a Haldir y así ensuciarse las manos por un bien mayor. Me suena a que Itsvan hizo entrar a los orcos al Imperio pero ellos no mataron a la víctima sino que solo acompañaron al asesino y causaron el caos a su paso, intentando que lo planificado del crimen fuese lo más disimulado posible. Ahora, un tal Rey de la Oscuridad Eterna busca un cetro que Haldir tenía y no debe obtenerlo."

Masco un pedazo de comida y lo trago rápidamente para continuar:

 - "Alguien de los asesinos y los hombres del oscuro ese irán a por el cetro, por lo que teniéndolo es una opción para atraerlos. Aparte de eso, descubrir de qué son guardianes estos tipos y como podrían saber del cetro ese. El resto, no lo entiendo mucho."

Sigo comiendo hasta que resuenan las palabras de Gurnik, a lo que me quedo un momento pensativo y luego le respondo:

 - "Yo no vi a nadie y Aria luego mencionó algo de un líder que los acompañaba y que desapareció en el campo de batalla. Pensé que era el orco enorme pero no tenía una armadura oscura que recuerde. ¿Ese era el que dijiste u otro?" -Le pregunto directamente a Aria antes de continuar- "Porque si no era él, probablemente ese era el asesino de Haldir, que viajaba junto con los pieles verdes para disimular su presencia. Quizás el mismo Itsvan o alguien contratado por él."

Sigo comiendo pues estoy hambriento aún y un poco de esta comida no conseguirá eliminarla tan rápidamente, por lo que debo comer más. Aparte de eso, uno nunca sabe cuanto durará la comida y debo aprovechar la abundancia mientras esté a mi alcance.

- Ese es al que me refería Sargon - respondió la elfa. - un humanoide muy grande, con armadura pesada oscura, que arremolinaba a su alrededor los vientos del Shyish, pero como no lo había visto antes, parecía como corrupto, pues se mostraba muy oscuro, por momentos, con tonalidades negras.-

- Además estoy convencida de que viajaba con la partida orca. Ya en el poblado asaltado en el que estuvimos varios días antes pude ver sus huellas. - añadió.

-Cualquier explicación encaja- afirmó el duque ante las propuestas de Aenalor. Luego fue el enano Grim quien tomó la palabra con una hipótesis que cobraba mucho sentido. Para sorpresa del enano, el duque sonrió de sobremanera al punto de parecer que quería reír, aunque nunca lo hizo, de hecho, nunca le habían visto hacer tal cosa.

Subsecuentemente hablaron Gurnik, Sargon y Arianne. A lo cual el duque tubo algunas breves palabras. -Linda hipótesis, señor enano- dijo a Sargón, -no obstante, tiene muchos cabos sueltos y mucha imaginación, a menos que haya pruebas de ello de las que aún no me hayan informado- aquello había sido una ligera reprimenda, dando a entender que nada ganarían con hipótesis infundadas salvo confundirse todos. -Respecto al hombre gigante de armadura al que ahora Sargón da como el posible asesino de Haldir. Y eso me recuerda aun espectro que mencionaran en la pasada reunión. Si atamos todo aquello hablamos de un hombre gigante que acompañaba a los orcos y que es muy evasivo apareciendo y desapareciendo a su gusto, sumado a la posibilidad de que se trate de un espectro, encajaría bien con alguien usando magia nigromántica. De nuevo, habrá que tener cuidado con todo ello e intentar encontrar más información al respecto, pues de ser el asesino, el sería nuestro próximo objetivo-.

-El cetro, quisiera ahondar en ello paso a paso, pero se me ha adelantado señor enano. Ustedes me dicen que lo vieron, pero refrésqueme la memoria, me parece que jamás me hablaron de ningún cetro en la pasada reunión, y si es tan poderoso como dicen, creo que no lo hubiera olvidado- la mirada fijamente clavada en Grim les hacía recordar unas palabras dichas durante la pasada reunión en la que justamente el duque les decía que no tenía más que confiar en ellos acerca de la información que le proporcionasen.

-En cualquier caso, háblenme más de dicho cetro. ¿De quien era?, ¿qué les dijeron los elfos en aquella aldea acerca del mismo? y ¿por qué habrían de guardarlo?. ¿Por qué permitieron que Aenanlor lo tocase? o bien ¿cómo sucedió eso?. Y quizá mas importante aún, ¿Por qué está seguro señor enano, de que el cetro que vieron es el mismo que el cetro que se menciona en la carta?

Volvamos a la carta misma, el tal Faladar, parece inseguro y me es claro que conocía bien a Haldir pues pocos aun entre los elfos sabían cosas al respecto, aun cuando le conocieran. El por le consideré un héroe es algo subjetivo, aunque me gustaría saber por que pensaba aquello.

La carta también sita lo siguiente, “tarde o temprano los elegidos del rey de la oscuridad eterna se harán con él”. ¿Con quién o qué? Preguntaría yo, el pergamino, Haldir, o el tan mencionado Cetro. Por otra parte, su motivación parece clara, al parecer ha hablado con Haldir respecto a algo del cetro, del pergamino o de otra cosa, y mi amigo no ha estado de acuerdo, y por ello junto al tal Itzvan del que sabemos nada, ha decidido matarle.

Me parece incluso, por las palabras que el tal elfo Faladar ha plasmado en la carta, que la idea de matar a Haldir no ha sido de él, o que bien, no ha sido éste quien formulase el plan o tomase la iniciativa.

Finalmente hay que decir que el llamar al tal Itzvan “guardián”, me desconcierta. ¿Guardián de qué?, esa es otra pregunta sin respuesta. ¿El último de los suyos?, otro detalle más que podría ser importante-.

El duque se levantó de su asiento para empezar a caminar mientras se detenía a pensar respecto a todo lo dicho hasta ahora.

-Hay un apunte final que quisiera plantearles antes de que intentemos llegar a algo claro. ¿Por que tenía el chamán la carta?. Quizá solo lo sepamos hasta que logre traducir su contenido, pero en cualquier caso me siento desconfiado de que está importante pieza de información haya llegado a nuestras manos de esa manera. Grim ya ha planteado algunas preguntas, y yo pensaría en otras. -¿Por qué se han quedado los orcos junto a aquel quien les guiaba?, tras matar a Haldir no había necesidad de ello. ¿Por qué este hombre de armadura aún les acompañaba?, ¿Por qué …-.

El duque se detuvo de nuevo levantando la mirada a lo alto, -tengo la sospecha de que algo o alguien se mueve un paso por delante de nosotros y guía nuestros pasos sin que si quiera nos demos cuenta de ello- sentenció dejando su sentir en el aire.

-He llegado a algunas conclusiones. Pero antes quisiera las suyas, y sobre todo quisiera me respondieran todo sobre aquel cetro-.

- Podemos preguntarle directamente a Faladar, ¿no? - respondió con una pregunta al largo planteamiento del duque. - Me dio la impresión de que Fanel parecía conocerle. -

- Asçi que salvo que el tipo de la armadura haya atado todos los cabos sueltos, lo que supondría que en estos momentos Faladar ya está muerto, parece que por las buenas o por las malas él puede esclarecer muchas de las incógnitas que se están poniendo encima de la mesa. - añadió.

El iniciado escuchó con atención las palabras del duque, enterándose de cosas que no sabía, como la existencia de ese cetro y que sus compañeros lo habían visto, aunque naturalmente eso había sido antes de que él se uniera a ellos. Observó con curiosidad al resto de sus acompañantes, esperando que se ahondara más en ese relato, pues sentía curiosidad. Sin embargo, parte de las palabras de Aria le hicieron fruncir levemente el ceño en desacuerdo, y hablar por primera vez de manera extensa, y al parecer con bastante dificultad.

-No... No estoy de acuerdo con eso. Faladar no tiene por qué estar muerto-dijo, interrumpido por un breve ataque de tos que dejó unas salpicaduras escarlatas en el puño con el que se cubrió la boca-estaba en el plan para matar a Haldir... Le gustara o no... Podría seguir vivo, y la única excusa para matarle... Sería cubrir el rastro, sí... Pero no han cubierto otros tantos, no tienen por qué hacerlo ahora...

Cuanto mas avanzaba la noche más preguntas iban surgiendo, me daba en la nariz que nunca terminaríamos de contestar todo lo que se debía contestar. La pregunta que nos hizo el duque era cierta, en nuestra primera reunión nada mas traer el cadáver del guardián no llegamos a hablar de ningún cetro, siquiera del extraño bastón que encontramos en el bosque mientras reuníamos pruebas.   

- Es cierto que no hablamos de ningún bastón o cetro, teníamos mucha información que dar y esa se pasó por alto. No sabía en esta parte si contar que había ocurrido, pero ya metidos en el lío. - Que yo recuerde las únicas cosas que encontramos relacionado con Haldir fueron el joven Leopold y el bastón del guardián, el encuentro con uno siguió el encuentro con el otro mientras buscábamos las pistas sobre la muerte de Haldir, según nos dijeron los elfos era un objeto que pasaba de guardián a guardián. Como el joven Leopold no quiso hacerse cargo de dicho bastón líder de los elfos se ofreció a guardarlo en el templo con el resto de las cosas de Haldir.

Si no te gusta mi versión, encuentra tu otra. Idiota.

Se limitó a mantener la tranquilidad sin hacer mucho caso a los comentarios del hombre. Había hablado sobre el cetro y en la anterior no lo habían hecho. Quizá empujados por la prisa de ir a cazar a esos orcos.

- Quizás el joven pueda decirnos algo mas sobre ese cetro. Al fin y al cabo el vivía allí, algo debería saber. No se. No se me ocurren mas cosas. Respecto al cetro, yo no se mas de lo que podría saber cualquier "no-usuario" de magia. Solo se que le pegó un calambrazo a Aelanor. El sabrá decirte mejor que sintió.

Procedió a comer y a escuchar mas palabras del grupo. Estaba pensando en empezar a trabajar en la forja. Veía la necesidad de equiparse mejor. Mas después del último encuentro.

Leopold miró a Grii sonriendo, una sonrisa que hizo sentir al enano que ese joven no era tan joven y tanto como parecía. -El cetro del Guardian del ...- empezó para luego detenerse mientras jugaba con su sopa, con la cual llevaba de hecho mas de media hora jugando. Solo cuando levanto la mirada posandola fijamente en Aenalor fue que volvió a hablar, -el cetro pertenece al guardián del templo en el bosque de Althern y por tanto debe permanecer siempre con él- sus palabras como siempre no eran tan claras, ya fuera por que era un tanto retrasado o por que no quería ser claro con ellos.

Mirando de nuevo a su sopa, el muchacho volvió a hablar. -No hay mas que decir, Haldir está muerto-.

Gerard siguió en silencio, escuchando como todos los demás seguían intercambiando ideas y teorías respecto a lo que estaban investigando, intentando dilucidar por su propia cuenta. Sin embargo, parecía que todos, especilamente el Duque. estaban ya contemplando un montón de opciones diferentes y haciendo preguntas más que válidas. Pero claro, eso les dejaba con más incógnitas sin responder.

Sin embargo, llegados a cierto punto, se removió un poco y hizo un pequeño apunte.

- Quizás lo que tengamos que hacer es regresar al bosque de Althern. Alguien podría decirnos algo nuevo gracias a esta carta.

Aenalor estaba dando vueltas a mil pensamientos a la vez, intentando ordenarlos para que tuvieran algún sentido; pero en ese momento no lo conseguía porque le faltaban muchas piezas para que todo encajara.

Tal vez el tipo de la armadura negra fuera el que realizaba esa magia nigromántica; pero el por qué el goblin tenía esa carta era algo que se le escapaba por completo.

Aun le faltaba encajar la pieza del pergamino, que no tenía ni idea de donde encajaría.

-Leopold -dijo con un tono ligeramente serio tras las palabras del chico- Si el cetro del Guardián debe permanecer con el guardián del templo, ¿quién es el guardián tras la muerte de Haldir?

El elfo había tocado un tema interesante. Al menos en el Imperio, los cargos que habían quedado desocupados no tardaban demasiado en tener a alguien que se ocupara de desempeñarlo, y no veía por qué no debía ser así en lo relativo a otras razas. Alguien debía haber que heredera el manto de "Guardián", fuera lo que fuera aquello.