Partida Rol por web

-Ahora, si no tienen algo mas que decir, entonces hablaré yo. Hay dos temas sobre la mesa que me parece son de suma importancia y que debemos discutir ahora. Y que curiosamente están ligados.

Empecemos por la confianza entre ustedes y el comportamiento que tienen. Se que han actuado como héroes y eso habla bien de ustedes como grupo. Pero noto también rencillas que solo muestra falta de coordinación y unión. Angran ha muerto, cuantos mas de entre ustedes han de morir para que intenten unificar mas sus fuerzas en vez de alejarse por pequeñas rencillas.

Señor Grii, su irá es mas fuerte que la de un matador, es usted quien debería mostrar esa ancestral templanza de los enanos a sus compañeros. Señorita Arianne, se que sus capacidades están probadas y que ninguno de sus compañeros las pondría en tela de juicio, pero tiene que empezar en pensar en sus compañeros como una familia y no como un simple trabajo. E incluso de ese modo, sus actos son muy poco profesionales y se tornan un tanto sospechosos. En la medida en que ponga sus capacidades al servicio de todos, usted y sus compañeros verán que la suerte estará siempre de su lado.

Por otro lado. Los sucesos que han acontecido y las cosas que temo podrían pasar me llevan a pensar en querer armar un pequeño ejercito propio. Una hermandad de guerreros a mi servicio, un batallón como antes fueron. Con ello tendrían un trabajo fijo y una paga por día independiente de las comisiones especiales que ya les doy. A la par estarían ya completamente bajo mi resguardo y lo único que tendrían que hacer es portar mi estandarte junto al propio estandarte que ustedes mismos deseen forjar. ¿Que opinan?- preguntó el duque dejando que los mismos mercenarios dieran el siguiente paso. A fin de cuentas, ya la mayoría se sentía lo suficientemente involucrado como para querer ir a ese bosque e incluso llegar hasta las ultimas consecuencias sobre la fatídica muerte de Haldir. A la par, estaba Leopold y la promesa que habían hecho ya mucho tiempo atrás respecto a su persona.

- No se de que noble hablas, aquí sigo de pie. Me parece que eres tú la corta de entendederas. Yo solo intento que se cumpla el trato estipulado mientras tu justificas que los guerreros de primera línea no puedan contar con mejor protección. No quiero un collar de oro, quiero hierro que proteja a los nuestros mientras tú te entretienes atrás con tu incompetencia. El salvoconducto lo conseguimos en la anterior misión, no se si recuerdas. Está muy bien llamar memos a otros, sobre todo cuando se tiene razón. Pero cuando demuestras no saber ni de lo que hablas, ni de lo que hablan los demás quedas bastante mal. Todavía te crees que quiero el oro para bañarme en él... Tú si que eres corta. Lo que quiero es que vayamos mejor equipados para poder volver menos golpeados, los que somos golpeados la mayoría de las veces. No creo que eso sea tan difícil de entender.

Después miró al Duque:

- Usted en ningún momento hizo distinción entre orcos que mataramos. A la par, esos orcos que matamos "haciéndonos los héroes" formaban parte de los orcos que huyeron que luego terminamos de cazar después de que parte de ellos huyeran. Por tanto, eran orcos de la misma partida de guerra. Si no hubieramos conseguido matarlos en ese puente y río, probablemente y juntos esperándonos habrían acabado ellos con nosotros. Porque creo que matamos a dos tercios de los orcos en esa batalla, que repito, eran miembros de la misma partida de guerra. Por tanto y aunque su argumento y el de Resha fueran válidos, me darían a mi la razón. Un trato es un trato, a eso me remito.

Seguía tranquilo y frío como un témpano de hielo. No era el momento de enfadarse, solo de exponer puntos y defender lo que era de la compañía.

Tomaría un trago de su copa para luego añadir:

- Siete orcos cayeron bajo mi martillo. Del resto no recuerdo, pero recuerdo que entre Sargón y Gurnik, sumado a lo mío llegábamos a las dos docenas casi solo en la primera batalla. Por mi parte mi aportación fueron esos orcos. 

Seguiría tranquilo comiendo lentamente de su plato, esperando una respuesta por parte del Duque. Con respecto a lo de formar un regimiento bajo su mando, añadió:

- No me parece mal siempre y cuando se respeten los términos del trato. No como ahora.

Habría remarcado en la última aseveración el término respeten notablemente. No era cuestión de oro. Era cuestión de dignidad.

-Creo señor enano, que he visto mi error. No volveré a hacerle propuestas de las que pueda sacar provecho. Jamás hemos hablado de ser honorables imperiales que cazan orcos. Siempre, y se que Sir Gerard y Aenalor serán los que mejor entiendan esto, siempre hemos hablado de los asesinos de Haldir y jamás de matar orcos para que les pague, eso se lo dejo a las autoridades imperiales. Insisto, no es a mí a quien debe reclamarle ese dinero, vaya y reclámele al padre del joven noble que murió, el tendrá palabras más dulces que las mías. Eran sus tierras, él tendría que pagarle por defenderlas. Yo solo le pagaré por los orcos que participaron en la muerte de Haldir. Fanel claramente me indico que los orcos que iniciaron la ofensiva en Burgenhoff traían un especifico estandarte de un clan de la región, y esos como se sabe ya, no son los pieles verdes que han estado asolando la región pueblo tras pueblo.

Por lo que me dijo Fanel, la misma Arianne hizo un intento por ir por el verdadero objetivo durante de la batalla y dejar que las fuerzas imperiales se encargasen de esa otra batalla, pero ninguno de ustedes lo siguió. Lo siento, pero no le dije que fuera a cazar orcos allí donde les encontrará, eso es algo que usted está asumiendo y quiere cobrarme por ello- el noble empezaba a impacientarse, para nada le gustaba que le exigiesen dinero.

-Lo que puedo hacer por usted es que se olvide de todo ese oro y simplemente recibe un pergamino donde autorizo que el diez por ciento de sus compras de armas o armadura, las asuma yo, aunque solo sería válido en Bechafen. Ahora, si lo que quiere es oro, disculpe, pero gran parte del tesoro de mi familia se fue con ustedes y dejaron que Arianne prácticamente lo entregará a aquel ladrón. 300 coronas de oro no es algo que yo consiga todos los días-. El duque no parecía tener ganas de discutir más el asunto. Él había hablado de contratarles, de formar una fuerza que combatiese al enemigo oculto en las sombras y el enano le saltaba con peticiones de oro y riqueza.

-Olvidensé de esas pocas monedas y hablemos de mi propuesta, o de cualquier otra cosa que realmente importe para el futuro de nuestra asociación- cerca, Leopold sonreía, aparentemente se estaba divirtiendo con la discusión.

Lanzo el saquillo de monedas que el duque nos acaba de entregar enfrente del avaricioso enano.

- Toma tus monedas, reparador de entuertos, vencedor de orcos y héroe en general. Inviértelas para recubrirte de acero. Quizás ya tengas el salvoconducto o no lo necesites pero yo aun no lo tengo. 

- Sigues haciendo mención al oro cuando lo que quiero es mejor equipamiento para todo el mundo. Quizás deberías emplear ese oro en conseguir un maestro que te enseñe a mejorar el arte que se te presupone. El salvoconducto es nuestro por derecho, palabras del Duque, no mías. Tan solo falta que se haga efectiva la entrega, cosa que tarda por burocracia. Tampoco entiendo lo de reparador de entuertos, porque no ha habido manera de reparar las cagadas que han surgido por la falta de pensamiento en equipo, y en cuanto a lo de vencedor de orcos, solo me atribuyo a los que han muerto bajo mi martillo. Cosa que tú no puedes hacer...

- En cuanto a lo de héroe... Eso no me lo has oído decir nunca decir. Ni me oirás decirlo. Yo siempre busco lo mejor para la compañía sin ponerle la zancadilla a mis compañeros. No me habrás visto en ninguna ocasión hasta el día de hoy echarte en cara tu nula aportación en el campo de batalla, salvo hoy, que has abierto la veda negando a tus compañeros su recompensa por derecho.

El enano miraría al duque y le respondería:

- Sea esa la solución, pero a partir de ahora recibiremos las condiciones por escrito de nuestros respectivos contratos, así no habrá mas problemas como este. Con respecto a llevar su estandarte, estoy de acuerdo. Tiene mas ventajas que inconvenientes. Mi voto es sí, a ver lo que opinan el resto.

Miraría el saco de dinero de Resha y sonreiría:

- No quiero tu dinero, no me corresponde. Le puedes dar muchos usos, aparte de intentar hacerme quedar como un ávaro. 

Aunque siendo objetivos tú tampoco te lo mereces...

Seiger asintió brevemente a las palabras del duque, mientras observaba con desesperación como las hostilidades crecían entre ellos... Y como nadie, aparte del Duque, parecía tener interés en pararlas. Estaban llegando demasiado lejos, con increpaciones e insultos, y aquello el sigmarita no iba a permitirlo.

-¡Basta!-dijo, con la voz quebrada, y evidentemente sintiendo dolor por tener que alzar la voz-somos compañeros civilizados, no orcos salvajes, por el amor de Sigmar... No podemos-prosiguió, aunque tuvo que parar debido a un súbito ataque de tos, que dejó algunas gotas de sangre-no podemos permitirnos estas discusiones. Es cierto que el oro nos viene bien para equiparnos... Pero eso no puede hacer que nos distanciemos y creemos barreras. Personalmente no lo hice por dinero, lo hice por que era mi deber-dijo, parando a tomar aire un momento-no, señor duque, no soy un héroe. Solo un iniciado que cree fervientemente en su deber, y su deber es proteger al Imperio de las amenazas... Internas y externas. Gustosamente renunciaría... A mi paga... Si con eso pudiese devolver las vidas a las víctimas de los pieles verdes que matamos. Pero no podemos cambiar eso... Como no podemos cambiar otras cosas... Es el momento de trabajar juntos. No de dividirnos-finalizó, profundamente agotado y dolorido por el esfuerzo de pronunciar aquellas palabras. 

Sigo comienzo mientras mantengo mi atención en la discusión entre Resha y Grii. Estoy de acuerdo con el enano, pues un trato es un trato, aunque también entiendo lo que dice la bruja. Entonces Grii me menciona y yo intervengo:

 - "¡Espera un momento! ¡Yo no vomité por días! ¡Solo fue una vez y porque la comida estaba rancia! ¡A mí el veneno no me hace nada, soy acero templado!"

Un erupto sale mi boca de tanto golpear con el puño mi pecho para indicar la enorme fortaleza que tengo, momento propicio para remojar con un buen trago de vino. Entonces Resha habla del salvoconducto y el Duque parece mosquearse- Seiger detiene la pelea y también tiene parte razón pues las peleas no son buenas y de eso estoy de acuerdo, pero hay puntos de vista personales que tengo a diferencia de los ex-miembros de la Llama Súbita y por lo que también intervengo:

 - "Bueno, en lo personal maté nueve orcos en ese puente y no sé si eran de los que pasaron por el templo o no, pero sé que costó y fue bueno. El punto es que yo no tengo nada que ver con esos salvoconductos y yo sí hice esto por dinero. Soy un mercenario, no trabajo para nadie y no tengo más motivación que mi bolsa de oro y mis huevos por lo que, al contrario que Resha y otros, yo sí quiero mi merecida parte."

Hago una pausa pues, ya clara mi motivación, es hora de matizar:

 - "Pero también entiendo que usted considere que esos orcos no al no ser los asesinos directos. Si Fanel pudo notarlo, no tengo motivo para poner en duda su palabra pues yo sinceramente no me fijé. Para mí todos los Pieles Verdes no son más que sangre en mi hacha así que no busqué distinciones. Como sea, entiendo que para usted no sea lo mismo y por eso aceptaré esas nueve piezas de oro adicionales. Bueno, el pergamino también sería bueno pues planeo gastar mi dinero en armas y armaduras, que es lo que me mantiene vivo."

Pienso entonces en la propuesta de formar parte una suerte de ejército personal del Duque. Lo pienso pero tengo muchas dudas acerca de lo bueno y malo de aceptar:

 - "Tengo unas dudas: ¿Tendré que usar un uniforme idiota y hacer guardias interminablemente aburridas sin nada de acción? ¿Ganaré algo aparte de una paga constante? ¿Acceso a armas o armaduras o cosas?"

Quizás podían sonar a muchas preguntas y exigencias pero cuando se es un guerrero tan bueno como yo, la vida como mercenario me ofrece oportunidades casi ilimitadas de gloria y riqueza. Siento que enlistarme puede quitarme algo de fama y protagonismo en las canciones de los bardos.

Aenalor puso los ojos en blanco cuando la discusión entre Grii y Resha surgió. Era normal que discutieran, y en parte la kislevita tenía razón al pedir algo más que oro. Él mismo apreciaría más acceso a conocimientos mágicos que el oro, pero no diría que no a unas cuantas monedas que le facilitaran la vida por el Viejo Mundo.

Cuando mencionó lo del ejército propio, Aenalor alzó la vista.

-Personalmente opino que en lugar de contratar mercenarios deberían de dar una ligera instrucción militar a todos los habitantes del Imperio. Si todos, campesinos, ganaderos, artesanos, todos saben al menos empuñar una lanza y tomar una formación, no necesitarán esperar días a que lleguen los soldados de verdad, podrían defenderse de las amenazas menores, como saqueadores, bandidos y partidas de orcos de un tamaño normal.

Grii y Resha volvieron a entrar al trapo, y el Alto Elfo ya tenía suficiente. Iba a intervenir cuando Seiger intervino interrumpiendo por un momento la discusión y Sargón luego continuó con el tema que los atañía en ese momento.

-Maestro enano, querida Resha, ¿podrían dejar esa discusión para cuando hayamos terminado los asuntos que nos atañen? -miró al enano- si lo que quieres es equipar mejor a los guerreros, bienvenido sea, coge ese descuento del diez por ciento y deja el tema de una vez -luego miró a la Kislevita- no podemos entrar en discusiones estúpidas, pues ya habrá cosas más importantes por las que discutiremos y ahí si se necesitará llegar a un acuerdo claro.

Se quedó un momento pensando antes de continuar.

-Duque Domenor, a mí no me interesa tanto el oro como los conocimientos. Habló de la Alta Magia como si hubiera tratado con ella o leído, o tal vez escuchado, mucho más que cualquier otro humano. ¿Tal vez por mano de Haldir? Me gustaría entablar una conversación con usted más profunda en ese tema y, si pudiera, en lugar de parte de oro darme acceso a algunos libros de conocimientos arcanos que tuviera, si es que es así, setaría más que satisfecho; pero ahora tengo un par de preguntas. ¿Qué rumores son esos de Silvania? ¿Cuantas tribus de orcos más están inquietas? Si el hombre misterioso de la armadura pudo guiar a una tribu, tal vez esté haciendo lo mismo con otras -frunció el ceño- ¿tal vez tanteando para llegar a un objetivo mayor? ¿Poniendo a prueba sus fuerzas y las defensas del Imperio?

Muchas veces le habían citado tras su única intervención como para permanecer callada.

- Las cabezas de mis compañeros han sido fuertemente golpeadas últimamente por eso entiendo su incapacidad para recordar determinadas cuestiones, pero no esperaba que su señoría ya no gozara de buena memoria, lo cual también resulta sospechoso. Me permito recordarle que expresamente nos dijo¹ que indicásemos al ladrón que usted vio a la mujer en una cena en Altdorf y que nostros teníamos ciertas relaciones con usía. Cuando vine a verle también le comenté² que había dado su nombre cumpliendo con lo que nos había indicado. Lo único que omitimos fue, como usía indicó, referencia alguna a este lugar. De hecho pensé que el incremento de la guardia se debía a esa cuestión. -

- Por otro lado dice que soy poco profesional, sin embargo todas mis acciones van dirigidas a cumplir con la misión encomendada. Déjeme que le diga que de nada habría servido el alto precio pagado a Rashmusen si yo no hubiera venido por mi cuenta a por las nuevas monturas, si no hubiera dado con el rastro oculto de la partida orca cuando invadieron el poblado de Hans, si no hubiera insistido, en contra de la opinión de los demás, en adelantarme para cortarles el paso, si no me hubiera separado de la batalla del poblado para localizar al verdadero enemigo, si no les hubiera seguido por mi cuenta. Si no le hubiera esperado para iniciar su persecución y vuelto a encontrar su rastro hasta donde se escondían. No, mi buen duque, si no hubiera sido por mi profesionalidad no estaríamos aquí reunidos ahora, todavía estaría sentada en la mierda de carro que Grii insiste en llevar. -

- La cena estaba muy rica, felicite a los cocineros de mi parte. - dijo  a la vez que se levantaba ya cansada del giro que había tomado la conversación. Ya en la puerta del comedor se giró para añadir - En cuanto a su propuesta, hace tiempo que no lucho bajo ninguna bandera y solo como algo temporal no tendría inconveniente. De todos modos tenemos tiempo, ya le enviaré a mi abogado para debatir los detalles.  - concluyó con una irónica sonrisa.

¿El precio pagado? El precio que quisiste pagar será... 

Todo había sido puesto sobre la mesa, y el enano suspiraría. Había que concretar detalles y prepararse para el siguiente asalto. Respondería a Aria brevemente para luego seguir con el tema principal.

- Esa mierda de carro ha traído a los heridos, tus compañeros. Y todo el equipamiento auxiliar que necesitamos. Si queréis que empleemos dinero en comprar algo mejor y mas rápido, estoy de acuerdo. Pero eso es con lo que contamos ahora mismo.

Miraría al duque para esperar su respuesta a lo que parecía conformidad por parte de todos.

- Yo creo que necesitaríamos un tiempo para pensar en todo lo que se ha dicho. Mi postura queda clara. Si alguien quiere saber algo de mí, o necesita ayuda con algo, estaré en la forja.

Dicho esto se levantaría y lentamente se dirigiría hacia la forja, saludando a los presentes. Necesitaba sentir el calor de la misma para relajarse. 

Aun cuando el duque intentaba detener las crecientes hostilidades, estas realmente no pudieron ser frenadas. Incluso el convaleciente Seiger que estaba allí solo por que era necesario se forzó a poner una postura digna para levantar la vamos e intentar calmar la situación, pero ni siquiera sus heridas sin cicatrizar y sus muescas de dolor al hablar hicieron que el enano Grii entrase en cordura, o al menos en la cordura que todos los demás solicitaban de él.

Fue Sargón, quien con sus palabras puso algo de cordura desviando el tema, aunque sus palabras y la respuesta del duque no tardaron en verse opacadas por nuevas arremetidas.

-Entonces serían 7 coronas para Grii y 9 para usted- le respondió al Sargón. -El ofrecimiento del pergamino era a cambio de esas monedas y considerando que fuesen a aceptar la próxima misión. Dadas sus palabras y que nada se ha firmado- señaló mirando al enano Grii -he de dar ese pergamino solo si realmente fuesen una fuerza que yo patrocinase..

Y con ello, respondiendo a sus dudas. No tendrá que llevar ningún uniforme, ni hacer guardias. No serán ni mis guardaespaldas ni mis soldados personales como con los que ahora me he hecho. Ustedes serían algo parecido a lo que algunos de ustedes ya fueron antes, un batallón de mercenarios, un hermandad de guerreros. La única diferencia es que al ser patrocinados por mi, estarían trabajando para mi, y aunque forjasen su propio escudo de armas, algunas veces tendrían que llevar también mi estandarte. Pueden verlo como un nuevo inicio, con el tiempo, cuando hayan fructificado, podrán renunciar a mi apoyo y seguir su camino solos con el estandarte propio y renombre que se hayan forjado.

En cuanto a la paga, como les dije, a la par de la paga constante que tendrían, que vendría a ser la forma de patrocinar su pequeño ejercito, habría de pagarles por las pequeñas misiones o servicios que fuesen cumpliendo para mi. Algo muy similar a lo que ahora hacen. Armas y armaduras no habrían, que probablemente si víveres, eso tendríamos que negociarlo. Lo que si podría hacer es apoyarlos con ese descuento del que antes se habló. Incluso ampliándolo, con lo cual podrían tener una mejor solvencia con los gastos en equipamiento-. Concluyó con ello el duque su explicación de su propuesta mientras que ya los demás volvían hablar del mismo tema en el que se estaban ahogando y que solo mostraba al duque, que aunque sus deseos fuesen buenos, aquellas personas estaban demasiado desunidas.

-Entiendo su postura Aenalor, y créame que pienso como usted. Aunque de cierta forma eso ya exista, y aunque el modo en que se aplica esté mal, dudo mucho que algo vaya a cambiar. Pero si tanto le interesa el tema, no es a mi a quien debe recurrir, si no de nuevo ante el conde elector Hertwing, quien es el responsable y líder de todo Ostermark; aunque le aseguro, que tal como ha pasado conmigo, no recibirá ninguna respuesta satisfactoria- dijo el duque a Aenalor ante sus primeros comentarios. Ya el resto de las cosas que el elfo dijo, aunque eran de interés del duque, quedaron opacadas por las palabras de elfa quien al fin se pronunciaba, y las del enano quien volvía a arremeter con lo mismo.

Las palabras de la elfa tenían una fácil respuesta, pero el duque dejo que se explayara todo lo que quisiera antes de responderle, y aun cuando esta se marchaba no se apresuró a responder si no hasta que ésta ya prácticamente abandonaba la sala.

Lamentablemente la elfa confundía profesional con habilidoso. Nadie en su grupo ni siquiera el mismo duque, cuestionaba sus amplias capacidades como guerrera, arquera, exploradora y muchas otras cosas mas, incluso era probable que alguien como ella no se encontrase fácilmente en todo el imperio. Pero el profesionalismo no estaba inmerso realmente en todo ello, ser profesional en el imperio significaba saber obedecer ordenes, saber trabajar en equipo y sobre todo, ser leal a aquellos con quienes se trabaja y a quien se sirve. Y es que el poco interés que mostraba constantemente la elfa por el resto de sus compañeros mostraba su poco profesionalismo. O al menos, si no lo pensaban sus compañeros, si que lo pensaba el duque.

-Arianne se marcha- señaló, -en cuanto tengan la oportunidad, coméntenle que todo eso lo he tenido en cuenta. Si he comentado que veo mal que ella diese información sobre mi, no es porque no recuerde todo lo que me ha dicho, si no por que erróneamente he asumido que lo que ella vino aquí a decirme cuando busco mi ayuda tras el robo de las monturas, ya se lo había comunicado a ustedes. Por tanto, si uno de ustedes reclama por sus acciones, he caído yo en el error de creer que me hablan de algo mas, como que quizá la elfa ha dado con detalles de mi persona o mi hogar, o del tipo de servicio que prestan para mí. La desinformación que tienen entre ustedes, es un mal aun mayor que la desinformación que tienen para conmigo. Me gusta pensar que hay cosas que se guardan por honor, respeto o pactos que hayan tenido que hacer para cumplir con mis solicitudes, pero empiezo a creer que simplemente no se hablan entre ustedes. Lo cual explicaría la lamentable muerte de Angran y otros en aquella batalla-. Aquellas ultimas palabras realmente habían sido un regaño y no solo un crítica al accionar de la elfa, aunque no gustase, bien sabían todos en sus adentros que el duque tenía razón y que a la larga eso podría costarles mas vidas.

-Así, mis palabras a la elfa aluden solo a un mal entendido de mi parte, aunque no por ello pienso que haya actuado bien. Si todos están molestos por ello, me hacen pensar que quizá hubiera sido bueno estar allí y saber que es exactamente lo que dijo y como fue que se perdió todo ese dinero-.

-Señor enano. La forja es un servicio que al igual que muchas otras cosas, yo le ofrezco gratis. No hay ningún trato en ello, salvo mi buena voluntad. No obstante, creo merecer al menos su respeto en la forma que se dirige a mi y en la forma en que me exige lo que para usted es una injusta deuda. Se que no tiene idea de lo que cuesta rentar una forja, y es por ello que no tengo inconveniente en que use la que existe en esta torre sin problema alguno, al igual que todas las herramientas allí presentes. Todo ello siempre y cuando las solicitase a mi persona de la forma apropiada y con el respeto apropiado-. El duque claramente dejado una daga envenenada clavada entre las costillas del enano. No formulaba ataque alguno, no formulaba ofensa alguna, solo exigía, al igual que el enano lo exigía, honor y respecto hacia su persona.

Por su parte, observando todo lo que sucedía, el joven Leopold sonreía ampliamente, casi conteniendo la risa. Para el todo aquello no era mas que un divertido espectáculo, y es que en su mente la violencia y la ira prácticamente no existían.

El duque aun quería responder a las palabras de Aenalor, y también quería dar por concluida su oferta pues claramente habría de ser rechazada por muchos de ellos, sin embargo, primero quería escuchar la respuesta de enano y cualquier otro comentario que alguien desease hacer.

- En ningún momento nadie ha intentado ofenderle. En nuestra anterior visita me disteis permiso para utilizar biblioteca y forja por igual. No sabía que eso había cambiado, mil disculpas por no preguntar si pudiera hacer uso de la misma. ¿Podría volver a hacer uso de la misma para acabar unos proyectos que tengo en mente? Si así fuera, estaría muy agradecido de poder volver a hacer uso de la misma. Con respecto a la información que dio Arianne no recuerdo que diera nada de información sobre su hogar. Habló de la profecía que estabamos siguiendo por Ajah y mencionó el nombre de su señoría. Luego vinieron los caballos robados, el oro y demás. Fanel estaba allí también, imagino que estaréis al tanto de todo.

Dicho esto esperaría a la respuesta del duque. El estaba mas que dispuesto a colaborar con él, mas después de ofrecerle éste un trato para conseguir a mejor precio armas y armaduras. Era algo que no iba a desaprovechar. Reflotar la Llama Súbita era otra de las tareas en su mente... Karak Varn... Tenía tantas cosas en la cabeza... Tantos proyectos...

La verdad es que el sigmarita, al menos en principio, no veía nada malo en el hecho de trabajar para el duque Domenor, así que cuando se hubo recuperado lo suficiente de los efectos adversos de su anterior intervención, dijo:

-Por mi parte no... Veo inconveniente... En la oferta de servir bajo su bandera-y con esas palabras, volvió a quedar en silencio, bebiendo unos sorbos con el objetivo de calmar un poco el dolor de garganta provocado por las toses, y quitarse el sabor a sangre de la boca. 

Aria y Grii se paran, listos para dirigirse fuera. Les miro irse y pienso en que lo irónico que es que los dos más enemistados y de pensamiento tan diferente a la hora de estar en misión terminen reaccionando de la misma manera a las palabras del Duque.

Les resto importancia pues dudo mucho que eso se pueda solucionar con solo diálogo:

"La elfa está equivocada pero es demasiado orgullosa como para siquiera considerar esa posibilidad."

Me concentro mejor en las palabras del Duque y le respondo:

 - "Si es como dice, me parece bien entonces. Aceptaría formar parte de su batallón."

Acepto feliz las nueve monedas que me ofrece pues siempre vienen bien para llenar mis arcas, las que han aumentado mucho gracias a las misiones que el Duque nos ha encomendado. Este trato me ha salido muy a cuenta, por lo que seguir sirviéndole me llenará aun más los bolsillos.

Hablar de lo ocurrido con Rashummen no era fácil dado lo que había pasado y, claro, cuando se lo contaron al Duque, no dejó a Aria en muy buen lugar. Y a pesar de que, como apuntó Aenalor, Gerard había perdido algo muy valioso, no quiso tampoco que todo recayera sobre ella así como así.

- He de apuntar que, a pesar de que madmoiselle Aria haya podido actuar a su manera, muchas de sus acciones nos han permitido llegar hasta este momento. Sus dotes como exploradora no pueden ser discutidas.- dijo antes de que la elfa abandonara la sala.

También hubo más problemas. Con el rifirafe que se montó entre Grii, Resha y el tema del dinero, el bretoniano no supo demasiado como intervenir, a pesar de que la situación resultaba entre extraña y bochornosa. Aún así, terminó por responder al Duque y por añadir algo al enano.

- No llevé la cuenta, monsieur, y aunque lo hiciera no necesito más pago. Su generosidad es más que suficiente. Monsieur Grii, quizás, si necesitáis más oro por los motivos que comentáis, podríais preguntar sobre el pirata  al que esos carteles que vimos en nuestro camino hacia aquí hacían referencia.

Una vez dijo eso, se tomó unos minutos para seguir disfrutando de la cena, hasta que Domenor hizo público su deseo.

- Con todo respeto, Duque, me temo que es posible que no pueda aceptar. En algún momento tendré que regresar a mi patria o seguir vagando por los caminos. Por no mencionar que, a título personal, quiero eventualmente pagar mi deuda con Lord Steffon - se levantó despacio -. Aún así, lo consideraré. Voy a retirarme ya. Buenas noches a todos.

El matador se dedicó largamente a escuchar, cuando notó algo de ardor en la garganta.

Aún no había encontrado el bicho grande y temible donde esperaba satisfacer su ansia de sangre, y eso le seguía pesando.

Aún cuando hizo todo lo posible por tener una muerte gloriosa, seguía atascado matando pieles verdes sin importancia.

Aunque la recompensa era buena, cuando Grii y Sargón hablaron de sus victorias, no pudo hacer mas que carraspear...

Luego que todos se hubieron puestos violentos y luego que Grii saliera, aún echando pericos contra Resha, el matador se levantaría y diría:

"Creo que aceptaremos su recompensa tal como la propone, es cierto, el dinero a veces nos ciega, pero esta vez no es así" - miró al viejo Grii- " Puedo dar fé de que estos dos enanos han demostrado su valía en campaña, y que seguirán haciéndolo."

"Acepto ser parte de su grupo de especialistas...en muerte... La misma es caprichosa, y aún cuando a veces queremos que nos lleve, no lo hace."

Su rostro cambió a una expresión fiera, y continuó:

"Aún queda mucho,  y Grii solo quiere cosas mejores para servir mejor al propósito que el estime conveniente, eso, es algo personal, como cada una de nuestras decisiones. Yo decidí seguir, y acepto las condiciones, como ya dije-..."

Luego de haberse levantado y haber hablado de esa forma, se dirige lentamente a la puerta, la abre y luego dice:

".. ahh a propósito, para los registros, me llevé ocho de esas escorias pieles verdes en el puente, y me da pena no haberme llevado más...  Con su permiso."

Abrió la puerta y sale al exterior, si el Duque no dice nada más.

-Puede hacer uso de ella señor Grii- respondió el duque con una ligera sonrisa de aprobación en su rostro.

Ante las palabras de despedida el duque cortésmente se levantó de su asiento y les despidió con cortesía, para luego dirigirse con sus palabras a los que aun se mantenían allí. -Temo que mi propuesta ha sido demasiado precipitada. Quizá mas adelante estén dispuestos a aceptarla. Díganle a sus compañeros que esta sigue abierta-. Señaló para luego mirar por la venta, era ya tarde y la reunión se había prolongado mucho, para aquellas alturas, ya la mayoría estarían muy cansados.

-Creo que será mejor concluir aquí la reunión. Si alguien tiene algo mas que hablar conmigo podemos hacerlo ahora o en otra ocasión. Siéntanse libres de marcharse que se que aun están muy cansados. Señor Seiger, cuando lo disponga, habrá de solicitar a sirvientes que vengan por usted y le ayuden a llegar a su habitación-.