Partida Rol por web

-Divertíos -Lady Hiver le apretó la mano y se levantó-. Creo que Lady Evonne quiere hablar con vos. No deja de mirar en esta dirección.

La Eiluned le sonrió por última vez antes de alejarse.

Evonne se despidió de su acompañante y, tras echar un vistazo alrededor, se dirigió a la zona de los cócteles a por algo de beber, cerca de donde se encontraba Axelle.

La Viedente tomó un cóctel, bebió despacio y después se aproximó a la Fiona cruzándose de brazos.

-Qué encantadora velada. Se respira un aire... fraternal -comentó alegremente con una sonrisa burlona mientras contemplaba el panorama-. Temo que no hemos hablado demasiado estos meses, Dama Axelle. El feudo Hoja de Hiedra es un auténtico desastre, y requiere bastante trabajo.

Axelle observó alejarse a su anterior compañía cuando Lady Evonne se acercó. Por un momento pareció no estar escuchando a la Canciller, de echo la dama parecía abstraída mirando a un punto indeterminado con media sonrisa.

-¿Mmm...? -murmuró volviéndose hacia Lady Evonne y levantándose para saludar como la etiqueta mandaba-. Disculpadme, mi señora. Me habéis cogido desprevenida -La dama se sonrió y terminó su copa-. Bueno, no negaré que la celebración está siento todo un espectáculo. ¿Os gustaría acompañarme? Este asiento tiene las mejores vistas... Y tampoco creo que nos hayan presentado con propiedad.

La dama señaló la silla vacía que había junto a la suya.

-Por cierto, enhorabuena.

Lady Evonne tomó asiento y miró de soslayo a la sidhe.

-Debido a...

-Vuestro nombramiento como Canciller de Lady Marion, por supuesto -dijo con una ligera inflexión de la voz. La duda en las palabras de Lady Evonne recordó a Axelle que la había visto pasar bastante rato con Morgan durante la ceremonia, lo que probablemente también significase que habían hablado de ella-. No tuve oportunidad de felicitaros antes.

-No importa. Gracias igualmente -dijo con simpatía-. Aunque, siendo francos, no es que merezca ningún tipo de halago. Mi mayor mérito es ser su amiga.

La Leanhaum dio otro pequeño sorbo con la mirada fija al frente y después entrelazó las manos sobre la mesa.

-En cambio vos si merecéis halagos. O los merecísteis al defender el honor de la Baronesa Marjolaine. Fue admirable, en su tónica luminosa, claro.

-La verdad es que jamás debí de haber roto mi Juramento -respondió Ariadna-. Las pesadillas no me dejan dormir y he traido un gran deshonor sobre mí, sobre mi Casa y sobre mi padre. Quería pediros disculpas sinceras por ello.

-¿Eso es lo que os tiene tan triste? No lo voy a permitir. Consideraos perdonada por cualquier ofensa, y liberada de nuestro Juramento y sus consecuencias. Y estoy segura de que Lothar os perdonará también en cuanto se lo digamos.

La Eiluned sonrió, tratando de animar a Ariadna.

-Espero que no penséis que yo ascendí a Canciller debido a mis habilidades diplomáticas y a mi don de la palabra... -se rió Axelle-. Pero esa es otra historia.

La dama miró su copa vacía antes de dársela a un sirviente que pasaba por su lado.

-Sobre lo de Bastien... Ni yo misma creo que fuera del todo admirable lo que hice, aunque si necesario. No me arrepiento lo más mínimo -contestó-. Bueno, basta de hablar de mi, ¿cómo lleváis vuestro nuevos deberes? Ser canciller de Lady Marion debe ser complicado teniendo en cuenta que siempre está inmersa en algún "proyecto".

-Con deciros que no recuerdo la última vez que la vi en su feudo es suficiente. No hay demasiado que hacer, a decir verdad, pero siempre requiere atención y Lady Marion tiene un complejo matrimonio que sobrellevar. Para eso están los Cancilleres -apuntó-.  ¿Vos cómo llevabais vuestro trabajo?

-Básicamente hago lo mismo que hacía siendo canciller de Lothar solo que ahora en vez de tomar mis propias decisiones tengo que escuchar las ideas de un loco... Me refiero a Jorggen, por supuesto -apuntó con una media sonrisa-. Por cierto, no recuerdo haberos visto antes por estos lares. ¿Qué os ha hecho venir a Flor de Piedra?

Evonne ladeó la cabeza y jugueteó con uno de sus mechones rojizos de forma distraída.

-Pues... Lady Marion me llamó. Somos amigas desde nuestra Crisálida en el León Rampante, de modo que acudí de buen grado a ayudarla con sus labores como Baronesa. Después de todo el Condado no es el lugar más amigable que he conocido. Prueba de ello es esta maravillosa boda -dijo con ironía, señalando brevemente hacia la Condesa.

La dama observó atentamente con su único ojo como Lady Evonne jugaba con su pelo mientras hablaba.

-Puede que no sea el lugar más amigable, pero aún así no os veo mal relacionada. Hace poco os he visto hablar con Sir Morgan.

Ahora que Axelle había llegado al tema del que realmente le interesaba hablar se volvió un poco más en su silla hacia la canciller.

-¿Qué opinión tenéis del caballero?

-Pues... a parte de todos los rumores que se extienden sobre él y vos en el Condado, poco más. Es agradable y buen bailarín -respondió devolviéndole la mirada-. Y levanta pasiones al parecer. El Canciller de la Condesa parece un chiquillo con una rabieta.

-Rumores... Esperad. ¿Gautier? No me digáis... Pues va a necesitar mucha suerte, creo que Sir Morgan no es muy fan de las excentricidades -dijo entre sorprendida y escéptica. La dama alzó una ceja y miró a Lady Evonne a los ojos-. ¿Y vos? ¿También habéis caído bajo su hechizo?

-El Conde ya lo ha hecho. Pero aunque vos me digáis eso amablemente... no puedo borrar lo que he hecho. Soy una traidora.

Ariadna soltó un suspiro y miró hacia atrás.

-Marion... Gracias. Ahora debo irme...

Evonne sonrió con picardía y se giró hacia la Canciller.

-Tenía entendido que la robacorazones erais vos.

-Sir Morgan tiene un encanto especial. El tipo de encanto que tiene una piedra en medio de una cantera de marmol... -se burló y contestó a la sonrisa de Lady Evonne con la suya-. ¿Yo robacorazones? Me temo que no se nada sobre eso...

La dama chasqueó los dedos para que un sirviente se acercase y le pidió dos vasos, uno para la canciller y otro para ella. Axelle, no estando contenta con su licor, le pidió algo diferente al camarero al oído, quién retiró el vaso y le trajo otro en un santiamén.

-Pero si estoy mintiendo solo necesitamos un par de copas más para averiguarlo -anunció antes de beber con su copa sin dejar de mirar a Lady Evonne-. Y aún no me habéis respondido...

Evonne bebió también, inclinando la copa hacia Axelle antes de llevársela a los labios sin dejar de mirarla.

-Me temo que no, gracias. A mí tampoco me gustan las excentricidades -dejó la copa sobre la mesa con una sonrisa y se levantó-. Y respecto a la pregunta, ya veremos. Quién sabe lo que puede ocurrir. Que paséis una noche agradable.