Era una habitación pequeña, pero a pesar de ello su decoración era magnífica como el resto de estancias que componían la fortaleza de Caranthir. La puerta de madera estaba finamente tallada, así como el resto de los muebles; y con sábanas en la cama de suave seda, al igual que las cortinas que cubrían las pequeñas aperturas en la pared a forma de ventana y por las cuales cada día se colaban los primeros rayos de sol.
En medio de este aposento a oscuras, salvo por la tenue luz producida por una vela, se hallaba Vanathar en medio de su meditación nocturna. Fue entonces cuando varios golpes en forma de llamada provenientes de la puerta lo sacaron del trance.
Tu turno.
*Me levanto y busco mi daga que tengo en la bota, coloco la hoja hacia abajo con mi mano derecha y abro la puerta en sigilo...
En cuanto abrió la puerta, Vanathar descubrió que el que llamaba a la puerta era un guardia de la fortaleza. Los cabellos de este noldo eran negros como una noche cerrada, y portaba una brillante armadura.
Por suerte, el guardia no vió la daga que portaba Vanathar debido a que la puerta se lo impedía. Aunque si hubiera sido así, seguramente, el elfo habría sentido sorpresa ya que el lugar donde se encontraban era uno de los más seguros de Beleriand, y aparte hacía más de 300 años que duraba la paz gracias al Sitio de Angband.
El soldado dijó seriamente.- Traigo ordenes expresas del rey Caranthir. Reclaman tu presencia en la biblioteca de la fortaleza lo antes posible.- Hizó una pequeña pausa y prosiguió.- Ahora si me disculpa.- Y tan rápido como había aparecido se marcho.
Tu turno.
*Asiento la cabeza, y sonrio cuando veo que solo es un guardia..., Esas Pesadillas... todavia no me siento seguro, tras esto me dirigo a mis cosas, mi ropa fina junto a mis brazales y botas de cueros plateados, debajo de mi ropa fina mi cota de anillas y de malla, y mi lanza colgada a la espalda, cojo una pequeña cola de los mechones delanteros, y el pelo suelto por detras, y cuando compruebo que todo esta listo, me dirigo hacia la Biblioteca de la Fortaleza.
Lo de las pesadillas, es algo que tengo pensado para mis trasfondo...
Vanathar se dirigió hacia la biblioteca, que a pesar de estar en el mismo edificio que su habitación, aun se encontraba a una cierta lejanía puesto que se ubicaba en el extremo opuesto de la fortaleza y varios niveles por debajo.
Los pasos del elfo se escuchaban bastante debido a que a esas horas de la noche sólo quedaban despiertos los guardias y por lo menos otra persona aparte de él. Así trascurrió, en el relativo silencio, hasta que abrió la puerta de la biblioteca.
La estancia era grandre e iluminada únicamente por algunos candiles que se encontraban en las mesas donde estaban sentados otros noldor que parecían devorar con ansía los escritos.
También había estanterías llenas de libros y pergaminos tan altas que llegaban hasta el techo, que en esta habitación se encontraba a unos 5 metros de referencia desde el suelo. Y a su lado grandes escaleras para lacanzar el material.
Ahora que Vanathar se encontraba en la biblioteca, recordó que no sabía por que le habían llamado y con quien tenía que hablar, por lo que quizás era tiempo de preguntar a alguno de los presentes.
Tu turno
*Me acerco a uno de los bibliotecarios, con la mirada al frente y el cuerpo, postura que caracterizan a un caballero, cuando llego sonrio amablemente, luego garraspeo un poco mientras empiezo a pronunciar mis primeras palabras...
Buenas noches señores, mi nombre es Vanathar, Vanathar Elomnden, vengo aqui por ordenes expresas del rey Caranthir, alguien reclama mi presencia, en esta lugar, me podrias decir vos, si sabe quien me espera en ese lugar???
El erudito más cercano a Vanathar levantó su mirada por un momento para examinar de quien y donde provenía aquella voz.
Volvió a agachar la cabeza, y sin mediar palabra para indicarle lo que quería saber, alargó el brazo con el indice en la dirección hacia una parte más interior de la biblioteca.
Vanathar prosiguió con esa guía hasta el extremo final de la biblioteca, donde había una puerta custodiada por dos guardias que por sus magnificas vestiduras y por el emblema que portaban en la parte pectoral de us coroza eran fácilmente distinguibles como miembros pertencientes a la guardia real.
Uno de los guardias asio el picaporte y lo giró para dar paso al noldo, todo esto en silencio. De cuyo acto, junto al anterior del erudito, pudo sacar la conlusión que el silencio en esta parte de la fortaleza era fundamental.
Tras la puerta, se encontraban otros dos guardias y un noldo con un traje de lino decorado con hilos de oro, sentado tras un escritorio donde había apilados varios papeles y en su centro un libro de pequeñas dimensiones cerrado. En cuanto noto que la puerta se abría y la posterior presencia de Vanathar, el erudito dijó sin haberse presentado antes.- Ya era hora. Toca este libro.- su cara mostraba una cierta parte de expectación con ligeros matices más ligados al nerviosismo.
Tu turno.
*Observo el lugar con detenimiento, observo los guardias con corazas representando a la guardia real, luego me adentro en la sala, y observo al erudito muy nervioso, señalandome el libro, y escuchando sus palabras...El libro??? que toque el libro, que esta tramando el erudito, no me trae mucha confianza, y menos ese nerviosismo, hmmm, que esta pasando aqui, tras estos pensamientos, me quedo unos intantes en silencio, y acontinuacion con actitud seria, adelanto dos pasos hacia la mesa, y pongo mis dos manos en la mesa, sin tocar el libro acerco, mi cara a la del erudito, mientras pronuncio unas palabras...
Dos preguntas, la primera ¿¿quien eres???, y la segunda y mas importante, ¿¿¡¡Que es y para que quieres que toque este libro!!??
El rostro del noldo no cambió lo más mínimo frente a lo que parecía un acto de intimidación por parte de Vanathar, más bien parecía que esto lo hubiera preveído como una de las multiples posibilidades que podían suceder.-
- Yo soy Sûldin Earthor, y antes de que tu pudieras siquiera caminar yo ya había vivido varios siglos y alcanzado un poder que tu nunca lograrás.- respondió a la primera pregunta con la típica arrogancia de los noldor.
Luego algo más calmado, lo hizó respecto a la segunda.- No te puedo decir para que es ni lo que es, ya que si lo hiciera, después daría igual que lo tocarás o no.- Espero la reacción de Vanathar.
Tu turno.
*Repiro fuerte y sin apartar la mirada desafiante, sonrio un poco ironicamente, mientras me relajo un poco y vuelve a hablar...
Que tienes poder??? ni me conoces de hablar de poder???, pero bueno realmente no me interesa el poder que tienes, pero lo que te hace pensar, de que un autentico desconocido como tu, piensa que yo, Vanathar, hijo de Alothar, pudiera confiar en ti, y tocar el libro porque tu seas mas antiguo que yo...
*Mi pose arrogante propia de un Caballero de Noldor, esperaba una respuesta de Suldin
Manteniendo aun la compostura, cambio de tema.-Parece ser que mi viejo amigo Caranthir, te ha consentido demasiado por tu aun no demostrado don.- Sus palabras no denotaban mentira alguna, él era uno de los asesores principales del rey.
Ante las palabras de Sûldin, Vanathar comenzó a hacer memoria sobre su infancia y su estancia en la fotaleza.
El noldo había sido llevado muy jóven, junto a su familia, a la fortaleza, por orden del rey pues un consjero suyo con grandes artes premonitorias le había dicho que poseía un don raro en su raza y que era posible que algun día tuviera un papel importante en la historia de Beleriand. Ahora que lo pensaba bien, ese elfo se parecía mucho a Sûldin.
También recordo que durante su estancia en el castillo, aunque no había vivido rodeado de lujos, nunca le había faltado nada. Y a pesar de ser un soldado que había tenido que jurar lealtad a su rey, nunca había sido convocado para ir con las patrullas para atajar las pocas y sin importancia incursiones de los trasgos de las montañas.
En resumen, su vida había sido monotona y fácil. Montando por los alrededores de la ciudad a su fiel caballo, y entrenando sus artes de combate, sólo pudiendo medir la valía de estas en algunas peleas controladas contra soldados (rasos).
El don te lo desvelaré más tarde, tu personaje no sabe cual es.
Si quieres puedes utilizar esto para tu historia.
- Ahora, si eres tan amable de demostrarnos porque estas aquí y quieres saber de que se trata- dijó, refiriendose a la razón de su estancia en la fortaleza, su don.- Toca el libro.-
Piensas que no soy digno de la confianza de nuestro señor el Rey Carantahir???!!!
*Apreto el puño con fuerza y miro fijamente al erudito, y luego voy acercando la mano a el libro mientras voy diciendo...
Procura ser verdad tus palabras, y que eres amigo de nuestro Rey, o si no, te la veras con mi lanza, de lo juro
*Antes las ultimas palabras producida por su gran orgullo, tiende la mano sobre el libro...
Nada más la suave piel de Vanathar entro en contacto con el libro, este duplico su tamaño en todas direcciones, y no sucedió nada más, ni bueno ni malo.
Por si acaso antes de que Vanathar dijera o hiciera algo inapropiado ante la sorpresa que le podía haber causado el aumento de tamaño del libro, Sûldin pregunto.-¿Has tenido alguna visión( en tu mente)?-
Tu turno.
*Miro al libro con asombro, como ha aumentado de tamaño al doble, con solo solo poner mi mano sobre el, luego escucho las palabras del erudito y mi cara muestra extrañez a la vez que curiosidad, dirigo mi mirada a los ojos del erudito mientras le digo...
Sueños?? quizas?? no recuerdo, visiones... mmm, creo que no, pero..., cuantas veces has visto que por arte de magia aumente el doble???, porque yo eso no lo echo en mi vida
- ¡Alabado sea Eru!- exlamó el noldo.- No te preocupes, sólo es un hechizo para que el diario ocupe menos y sea más fácil guardarlo y transportarlo.-
Luego, miró hacia todos los lados y susurró unas palabras ininteligibles que tenían un caracter mágico. Confiado ahora que no había nadie que no debiera estar escuchando, entre susurros dijó hacia el caballero.- Esto que te voy a contar no se lo debes decir a nadie. ¿Lo prometes?-
Tu turno. En la contestación debes poner de alguna manera si mientes o no.
Si eres amigo de mi señor, puedes contar con mi lealtad y silencio, puede confiar en mi señor
*Acerco un poco mi cabeza para facilitarle el susurro...