Partida Rol por web

El grupo cabalgó, llevando consigo los caballos que les habían prestado los elfos de Menegroth. La ruta que siguieron fue la de hace unos pocos días pero en sentido contrario y a un ritmo mucho más sosegado.

Taurnil cabalgó distraido mirando al cielo y contemplando el paisaje tan bello que había podido contemplar a la ida. Se le podía ver contento, con una sonrisa alegre en su rostro y bastante animado pese al duro viaje y la sombra oscura que se cernía sobre el peligroso diario.

Como me alegro de volver a Menegroth. Comentó mientras volvía su vista del paisaje que estaba disfrutando al cielo azul y despejado que tenía sobre su cabeza. El elfo tenía ganas de volver a su tierra natal y poder volver a ver a su familia. La anterior visita había sido corta pero esta podría ser más larga y darle tiempo a visitar a más amigos.

Sus ojos miraban el cielo como si buscaran algo en él. Un ave cruzó el cielo en la distancia, tan lejos que para Leorn solo se trataba de un punto negro moviendose, pero que los de vista elfica pudieron reconocer como un ave de presa.

Taurnil emitió un largo silbido que los demás ya habían escuchado otras veces.

¡Ah, ahí está Aldan!

El ave hizo una pirueta en el aire y comenzó a descender en circulos hasta posarse gracilmente en el brazo extendido del cetrero. El halcón se acercó a su amo y este le acarició y le susurro unas palabras en ese lenguaje que solo algunos hablan y que sirve para entenderse con los animales. Taurnil le dio algo de comer y acarició por un rato su bello plumaje mientras cabalgaban.

Leorn cabalgó tranquilo por el camino. Estaba contento de salir de la ciudad de los elfos y volver a transitar los bosques. La ciudad de los elfos no estaba mal pero prefería estar al aire libre. Mientras seguían se preguntaba como serían el resto de las cuidades que tenían que visitar y si los reyes tendrían el mismo caracter que Caranthir.

El fino flujo de viento que se producía al cabalgar entre sus dorados cabellos, relajaba a Elwyn y le hacía olvidar lo acontecido hace unos días.

Elladen observó el regreso de Aldan con fascinación. Como hacía después de cada misión, Taurnil le daba un tiempo libre para que la rapaz se sintiera de igual manera- Como será capaz de encontarle por mucho que nos alejemos...En verdad tienen un vínculo especial.-

- Paremos por hoy.- Dijo el elfo cuando el sol se puso por el horizonte.

Al segundo día de viaje por la noche en el campamento...

...después de la cena, Elladen cogió el diario y comenzó a leerlo en voz alta, saltándose la primera parte que pudiera haber causado que Elwyn dedujera que el escritor se tratará de su padre.

- 12 de Ivaneth del año.- Dubitativo prosiguió.- No sé lee muy bien la cifra, pero creo que pone 310.- Mintió, claramente la anotación databa del año 260.

Hoy hemos llegado a Thangorodrim al alba, lo primero que me han hecho es quitarme todas las posesiones que no me habian quitado los orcos excepto mi diario, unas plumas y su tintero que los he arrojado cuando pasabamos por las minas.

Esta misma tarde he empezado a trabajar a esfuerzos forzados en las minas, de donde he recuperado mi diario.

Del 13 de Ivaneth del año 310 al...

Cuenta las atrocidades cometidas a los prisioneros y los horrores vistos en Thangorodrim.

- ¿Cómo alguien puede cometer tales atrocidades?.- Preguntó indignada.

El mal puede corromper hasta las mentes más fuertes. Cuentan incluso que en otro tiempo varios elfos fueron arrastrados hasta las tinieblas y torturados con el fin de crear la raza de los orcos. Dijo contestando a la dama Elwyn con cierta tristeza.

En la continuación de la lectura del diario durante las siguientes noches las palabras de Taurnil sobre la transformación de elfos en orcos fueron comprobadas al describirse tal proceso con todo detalle.

Al quinto día al mediodía volvieron a ver una imagen conocida, esta vez se trataba de la posada "La Serpiente Sigilosa". El edificio de madera que se encontraba ante ellos, constaba de dos plantas y un establo propio, encima de la puerta podían ver un tablón que colgaba con un dibujo de una serpiente.

Sabiendo ya los hábitos de la posada, dejaron todos los caballos directamente en los establos antes de entrar.

En el interior del edificio se encontraban también unos viejos conocidos, eran los clientes de la otra vez que les habían atacado a la salida junto con los asesinos y su amigo, tal acto quedo claro que había sido llevado a cabo por el dinero.

Los hombres observaron la entrada de los aventureros, aunque sólo fue un instante ,hasta que se dieron cuenta de quienes se trataban. Momento en el que apartaron su mirada, agacharon sus cabezas y después siguieron con sus acciones anteriores.

Taurnil mantuvo firme su mirada hacía aquellos enemigos que tantos problemas les habían causado en el pasado hasta que estos bajaron la cabeza.

No quería más problemas con aquella gente, pero no pensaba dejarse amedentrar.

Olvidad que están ahí, no creo que quieran causarnos más problemas. Susurró a sus compañeros.

- Sí, será lo mejor.- Estuvo acuerdo con el pensamiento de Taurnil.

- Buscar una mesa libre. Mientras yo iré a hablar con el posadero.- Y seguidamente se dirigió hacia tal persona, que en esos momentos se encontraba detrás de la barra con la mirada pérdida, quizás él también les había visto entrar y comenzó a recordar todo lo que sucedió el día en que se habían alojado en la posada.

No tuvieron problemas para encontrar una mesa libre. Una vez sentados, preguntó.- ¿De qué los conoceis?- refiriéndose a los humanos no muy lejos de su posición. Las miradas entre los dos grupos no habían pasado desapercibidas para Elwyn.

Descuida Taurnil. Ya sabes que  por nuestra parte no tendremos ninguna bronca. Leorn miró un poco de reojo a los hombres con los que pelearon la otra vez. Y puede que por ellos tampoco. Cuando se sentó a la mesa se giró hacia Elwyn y le explico de qeu los conocian. Uno de ellos tenía las manos un poco largas con las mujeres. Nos metimos un poco en medio para ayudar a la posadera y acabaron viniendo con varios matonas a por nosotros.

- Ya tenemos habitación para pasar la noche.- Un día antes habían acordado que les iría bien tomarse un día entero para descansar.

- Si no te importa, Elwyn, tendrás que dormir con nosotros, ya que nuestra última noche que pasamos aquí no fue lo que digamos tranquila.-

- Bien, no me importa.- Hizo una pausa, aun pensando en las palabras de Elladen, y prosiguió en voz más baja.- Pero, ¿qué has querido decir con que la noche...?- La pregunta se la había formulado al medioelfo, pero no le importaba quien del grupo se la respondiera.

Elladen se apoyo en la mesa y acerco su cabeza hacia lo posición de Elwyn, y entre susurros.- A lo que me refiero es que la última noche que nos alojamos aquí se coló un intruso mientras dormíamos y si no hubiera sido por Aldan, que nos alerto,...solo quiero pensar que hubieramos perdido todo nuestro dinero y no otra cosa.- Refiriéndose la última palabra a la vida.

Pasado un tiempo- Parece que tenéis un montón de historias que contar. Durante el resto del viaje me gustaría escuchar alguna.- Dijo entusiasmada Elwyn por saber que grandiosas aventuras habrían vivido los aventureros.

La hora de comer llego. La mujer del posadero les sirvió de una forma más que correcta y les volvió a dar las gracias. Y la comida les pareció toda una delicia comparada con la de los últimos días.