Partida Rol por web

Los aventureros, junto con Elwyn, siguieron bordeando las orillas del lago Helevorn, sin parar en ningún momento en las fortificaciones y poblados noldor que hallaban a su paso.

Así sucedió hasta que el Sol estuvo en la mitad de su trayecto diario, momento en el que avistaron las agujas resplandecientes ante el brillo del astro que coronaban las cúpulas de las altas torres de la capital del reino de Caranthir.

 Durante todo este tiempo fueron viendo como la niebla de los anteriores días, la cual les había ayudado en su empresa de colarse en la fortaleza tomada por los bárbaros, iba desapareciendo lentamente y daba paso a la imagen de las Ered Luin y del lago Helevorn.-

Este último era profundo y oscuro, y parecía que se asentara en una depresión metida entre las montañas, de forma similar a un lago glaciar. Predominante en el horizonte se alzaba el Monte Rerir, cuya cumbre por estos días del mes de Ivanneth  aun permanecía sin nieve.

Cabalgaron un trecho más hasta que se hallaron ante una imponente ciudad a dos alturas incrustada en parte en las montañas. Desde el exterior ya se podían ver sus elaboradas construcciones, aun así con el recuerdo aun cercano de las estancias de Menegroth, la ciudad no parecía tan hermosa y su función se percibía más como la de una fortaleza que la de un lugar para habitar.

Finalmente,  a la altura de las murallas y del portón exterior, tres elfos de negros cabellos y de brillante armadura les dieron el alto. Entre ellos uno, que se distinguía de los otros dos por llevar capa, fue el primero en dirigirse al grupo.- ¿Qué trae a un grupo tan....- no terminó la pregunta pues el adjetivo para su descripción en la lengua común no venía en esos instantes a su mente. Siguiendo otro guardia inmediatamente.- ...variopinto?-

La ayuda por parte del que parecía su subordinado no fue bien recibida como se demostró con una mirada fulgurante del elfo, esto sin embargo no extrañó a los aventureros que habían oído historias del más que común carácter orgulloso de los noldor .Otra vez, el primer interlocutor retomó la conversación.- ...a la esplendorosa ciudad-fortaleza del gran rey Caranthir?- añadiendo "bellas" palabras que pretendían disimular la mirada hacia su subordinado ; y ensalzar a la vez a su noble linaje y sobre todo al de su gobernante.

Taurnil admiró el paisaje de aquel magnifico lugar, deseó poder pasar allí algún tiempo y conocer algo de esa zona. Su curiosidad exploradora no le dejaba ni a sol ni a sombra, y el paisaje que había visto desde la lejanía despertó en el un extraordinario interes.

Tal vez algún día... Se animó a pensar. Los actos de días atrás no le habían dejado demasiado tiempo para relajarse y disfrutar del paisaje como lo hacía en aquel momento, algo relajado y despreocupado tras varios días de batallas y preocupaciones.

Conocía el orgullo de los Noldor, lo conocía muy bien. Asíque decidió no decir ninguna palabra cuando el guarda se acercó hasta ellos. Las palabras de un silvano no serían bien recibidas en oidos tan orgullosos y solo deseó que Arzarin no dijese nada tampoco. Miró al enano de reojo, sabía que los de su raza no podían dejar de decir lo que sentían.

Esperó por tanto que fuera Beren quien tomara la palabra, ya que se encontraba con gentes de su propia raza, aunque por los cabellos rubios del mago supusó que debían ser de casas diferentes. Espero que esto no importara entre tan orgullosas gentes. De todos modos, los cabellos rubios eran propios de la casa de Fingolfin, un heroe y un rey entre los Noldo.

Elwyn tomó la iniciativa porque pensaba que era una de las personas más indicadas para hablar. Asi pues dió un paso hacia delante decidida y dijó.- Soy Elwyn, de Luthbel.- con una ligera inclinación de la cabeza a modo de saludo para luego pasar a presentar al resto.-

Y venimos para pedir audiencia con el rey Caranthir para contarle nuevas de los posibles planes del Enemigo Negro.- Se quedó en silencio, en espera de la reacción y contestación de los guardias

Los guardias se sorprendieron, casi hasta palidecer, ante la mención del nombre desencadenante del todo el mal en el mundo.

Y su jefe, aun conmocionado, habló mientras se apartaba del camino que conducía al portón.- Pasar, pasar.- Luego, ya algo más tranquilo.- Subid hasta el segundo nivel, id hasta la fortaleza y allí preguntad de nuevo a los guardias, los cuales os acompañaran hasta con quien debeis hablar para pedir audiencia.

Muchas gracias. Dijo Taurnil al jefe de los guardias.

Sonrió ligeramente sin que nadie lo notara. Al parecer les habían proporcionado a aquellos guardias la comidilla del día. Seguramente ya no se mostrasen tan orgullosos durante un tiempo.

Leorn hizo un peuqeño movimiento de acbeza a los guardias a modo de saludo y entró junto con el grupo en la ciudad de los noldor.

Estuve todo el camino pensativo, la aventura pasada me había llevado a mi limite, como demostraba mi pierna herida. Las montañas y el bello paisaje me devolvieron en mí un poco, recordando viejos tiempos y sobre todo lo que me había llevado a estar aquí, en este momento.

La recepción de los guardias de la ciudad fue un tanto cómica ante le expresión del subordinado y el malhumor del "jefe" de los tres. No pude evitar reirme entre dientes, sin malicia.

Muchas gracias les contesté cuando nos dejaron pasar, exagerando una reverencia. Una vez continuamos andando y entramos en la ciudad un escalofrío recorrió mi cuerpo De nuevo en un lugar civilizado suspiré ¿será buena la cerveza?

Tras lo acontecido en el pueblo de Luthbel el dúnedain lo único que había hecho era contemplar el paisaje a su paso y pensar en aquel misterioso libro que encontraron, y casi no prestó atención a los noldor que salieron a su paso.

Como ya habían intuido desde la lejanía la ciudad parecía más una fortaleza que un lugar donde vivir, sobre todo el nivel más alto que no había ninguna casa. Y las que habían visto en el nivel inferior seguramente serían de gente cuyo oficio era cumplir los mínimos servicios de una ciudad para los cuales los soldados no fueran muy habilidosos.

Hasta su llegada al interior del edificio principal de la fortaleza, los guardias volvieron  a pararles dos veces y otras dos veces les permitieron el paso ante las mismas palabras de Elwyn.

Una vez dentro fueron acompañados por varios guardias hasta una pequeña habitación en la que se encontraba un noldo, con un traje de lino decorado con hilos de oro, sentado tras un escritorio donde había apilados varios papeles. En cuanto noto que la puerta se abría y la posterior presencia del guardia, el elfo preguntó.- ¿Qué quereis ahora?-

Contestándole rápidamente el guardia.- Traemos a un grupo que piden audiencia con el rey.-

- Diles cortesmente qu el rey esta muy ocupado y que no podrá recibir a nadie hasta dentro de un mes.- dijó el "secretario".

- Peroo...- intentó explicarse el soldado, pero fue interrumpido antes.- Te he dicho que no se puede.- mientras hacia un gesto con la mano para que se marchara mientras decía.- Y no te olvides de cerrar la puerta. Adios.-

El "secretario" que no había levantado la cabeza durante toda la conversación no se fijo en que los aventureros habían estado presenciado toda la escena en el pasillo colindante a la habitación, detrás del guardia que había hablado.

Taurnil alto de la arrogancia de esos elfos sujetó la puerta y empujó hacía dentro de la habitación para volver a abrirla cuando el guardia la cerraba.

Mi señor, siento interrumpir su trabajo. Dijo con decisión y sin detenerse. Pero el tema que tenemos que tratar con el rey es urgente. Tal vez mi amiga Elwyn de Luthbel pueda explicaroslo mejor.

Se giró para señalar a la elfa pero sin apartar la vista del secretario, no quería perderse el efecto que ese nombre tendría sobre él. Casí tuvo que aguantarse la risa incluso.

Al ver a Taurnil interrumpir entrando con decisión decido que lo mejor es apoyarle por lo que le sigo dentro y una vez estamos dentro todos, cierro la puerta apoyando mi peso contra ella. Será mejor que no nos molesten los guardias mientras no sepan que somos amigos, o que nuestras intenciones son buenas. 

El enano estaba cerrando la puerta, cuando una mano de frágil aspecto la detuvo, era la de Elwyn.

Se introdujó en la habitación posando su mano sobre el hombro de Arzarin, su efecto fue tranquilizador al igual que su presencia, y que las palabras pronunciadas que seguían un ritmo armonioso como salido de una bella melodía.- Calmese, maese enano. No hemos venido hasta aquí para crear disputas... Yo me encargaré.-

Y prosiguió hacia el noldo con la misma voz, excepto por los pequeños matices puntuales que le daban seriedad.- Buenas señor, como ya ha dicho Taurnil lo que venimos a exponer a su rey es importante.-

Entonces interrumpió el noldo.- Como tengo que deciroslo para que os entereis que no podeis ver al rey en este momento ni hasta dentro de un mes.- Parecía que estuviera perdiendo la compostura.

Elwyn con gran inteligencia dijó.- Entonces se lo contaremos a Thingol, el seguro que nos escucha.- pues sabía la envidia que sentian los hijos de Fëanor hacia el gran rey de los sindar.

El noldo apoyo los codos sobre el escritorio reflexionando sobre lo que tenía que hacer, dar su mano a torcer o que Thingol se enterará de aquello de tanta importancia.

Finalmente, después de un rato que a los presentes se les hizó eterno.- Decidme pues, Elwyn de Luthbel, ¿qué es tan importante?-

La mujer hizó tambien una pausa para dar cierto dramatismo a sus próximas palabras. Cuanto más lo prolongaba el noldo más acercaba su cabeza hacia ella.

Viendo que lo tenía donde quería con el dedo indice Elwyn gesticulo que acercará el oído. Y entre susurros ya con poca distancia entre los dos, pronunció el nombre en perfecto quenya y con una voz que cambió de dulce a tenebrosa, casi parecierá que pronunciará un encantamiento.- Morgoth.-

La única mención de ese nombre hizó que el noldo diera un respingo y fuera a sentarse bruscamente en su asiento. Pero pronto se recuperó y su miedo se convirtió en curiosidad.- ¿Más especificamenteee?- terminó la pregunta con una alarganción como intentando sonsacar a la elfa más información.

Elwyn que durante toda lo conversación había elegido las palabras justas, volvió a no dejarse engañar.- Eso sólo se lo podemos contar al grandioso rey Caranthir.- Acabó la conversación con uno y un único alago, pues era de la opinion que en ese momento que la tensión ya había pasado podría hacer que el noldo no volvierá a preguntar lo mismo, y que presto fuera hasta la sala del trono y pidierá audiencia.

Y así sucedió como se demostró en sus siguientes palabras.- Esperad aquí ahora vuelvo.-

Trascurridos unos minutos regresó y dijó.- El rey os permite la audiencia y desea veros cuanto antes.-

Ahora frente a la puerta del salón del trono(cerrada), acompañados aun por los mismos guaridas, un nuevo noldo apareció. Portaba un pergamino en la diestra y una pluma en la otra, este preguntó educadamente.- ¿Vuestros nombres y procedencia?, por favor.- De lo que todos pudieron deducir que en verdad el rey los atendería y que ese elfo quería sus nombres para ir presentando a cada uno al entrar al salón.

A Taurnil le había sorprendido la gran habilidad de Elwyn para dialogar, con una retorica genial había fulminado al secretario del rey. Lo que era digno de elogiar. Sonrió orgulloso y asintió sin darse cuenta mientras ella hablaba, asombrado por su "arma" oculta.