Partida Rol por web

Chana apareció con unas llaves.

-Por ahora sólo disponemos de un vehículo. Está en el parking sótano 3 plaza 389. Es un... -miró el llavero- Jaguar XJ-R negro.

Estos son vuestros teléfonos móviles de trabajo. En la agenda están los números de estas oficinas y el mío y el de la jefa personales. Lo que has pedido, Daniel, lo tendrás esta tarde.

El cadáver está en la morgue del distrito V. Junto al Arco de la Defense está la parada de la línea 1 del metro.

Os iré mandando información conforme la analice.

Gracias - digo metiéndome el móvil en el bolsillo - Coge tu el coche - le insisto a Leah - en esta semana en el país no he conducido ni un minuto. El subterráneo lo tengo mas rodado y me ayudara a pensar...
Me dirijo a la taquilla para tomar la acreditación y el arma. Con gesto automático compruebo su estado, que esta vacia la recamara y la correcta disposición del cargador. Al final la asiento al costado izquierdo del pecho oculta por la chaqueta. La placa con el bloc de notas los hundo en los bolsillos.
Puede que te llame desde la casa - le digo a Leah - me acostumbre a lanzar mis pensamientos en voz alta y necesitaría una voz cuerda que me diga en que me estoy equivocando. Nos vemos en la Morgue.
Verdaderamente serio por un instante pronuncio el Talismán - Tengamos cuidado ahí fuera.

Luego de recoger mis cosas, tomo las llaves que ma ha dejado Daniel.

 - Espera Daniel.

Hago una seña de despedida a Chana, y continuo con Daniel de salida.

- Gavalda dice que no nos separemos pero no creo que haya peligro en la casa o en la morgue. Como la morgue debe ser mas rapido, te voy a llevar a la casa y si quieres no hablo en el camino. No soy conversadora.

- Te dejo en la casa y luego sigo a la morgue. Y nos llamamos.

Antes de montarme en el vehiculo chequeo mi arma y la secundaria del tobillo.

Hace tiempo que no conducía uno de estos.

Disfruto realmente conducir mientras voy de camino a la casa de la victima para dejar a Daniel hasta que finalmente llegamos.

- Es aqui, sigue la cinta amarilla. Le sonrio.

Despues que se ha bajado del auto parto derecho a la morgue.

Despues de que deje a Daniel en la casa de la victima conduje rapidamente hasta la morgue. Y tal vez incluso aproveche una poco las capacidades del vehiculo.

Me encanta como suenas.

Lamente haber llegado tan rapido.

- Agente Tautou del CSB. Dije mientras mostraba mi identificacion al empleado de la entrada y luego registraban mi visita.

- Necesito ver al patalogo de la victima Noémie Porthos, entiendo que ya fue traida aqui. Le pregunto.

Mientras espero reviso el celular.

Un uniformado se tomó su tiempo en tomarle los datos. En diez minutos se abrió una puerta doble de ojos de buey y salió un hombre alto y delgado con una bata blanca y tirantes. Tenía unas gafas bifocales redondas y hablaba con frases cortantes en sintonía con su voz, que se tornaba aguda al final de las frases. Parecía que no le importaban demasiado las respuestas.

-¿CSB, que mierda de siglas son esas, una aseguradora? Soy Cristóbal Benichou, depositario del cuerpo de Noémie Porthos.

No se permiten móviles. Si quiere bajar, desconectelo.

¿A qué viene esta visita?

Ni siquiera yo se que es el CSB aun.

Le muestro mi placa con seriedad y no disimulo para que vea mi arma en un costado.

- Soy la agente Tautou y estoy investigando el asesinato de Madam Porthos. El CSB es una agencia policial internacional multidisciplinaria, si tiene problemas con eso, puede llamar a sus superiores mientras me deja ver el cuerpo y el informe, pero no me haga perder el tiempo. Por favor.

Trato de sonar convincente mas que agresiva.

Guardo mi credencial y apago el telefono en frente de el y lo guardo.

- Seguimos?

Le pregunto con animos de ver el cuerpo, y que me de su reporte.
 

-¡Multidisciplinaria! ¡Qué chorrada! Venga conmigo por favor señorita Tautou.

Entraron por las puertas con el ojo de buey y Cristóbal abrió una taquilla sacando una bata de una bolsa precintada, unos guantes de látex y unas fundas transparentes para los zapatos.

-Póngase todo esto, por favor.

Y mientras ella se preparaba, él daba instrucciones.

-Cuando bajemos no quiero que tire nada, ni que mastique nada, ni que dé golpes o escriba con algo que no sea un lápiz. Ni siquiera grite ni diga palabrotas. Odio las bromas a costa de los muertos. Cualquier inconveniencia y le saco a patadas. Y me la suda si es de la CBS o del Kukuxclan, van a tener que hacer tantos papeles para volver a verla que les va a hacer falta un paleontólogo. ¿De acuerdo?

Y dicho esto, atravesaron otra puerta, bajaron otros pocos escalones y cuando Leah levantó la mirada se vio rodeada de nichos metálicos. Habría no menos de cien cámaras mortuorias refrigeradas en una gran sala con tres bancos de autopsias.

El patólogo forense encontró el cuerpo de Noémie Porthos sin tener que consultar ningún fichero.

Cuando sacó la camilla, el cuerpo estaba cubierto por una fina sábana blanca. Era más bien bajita y no abultaba mucho. Por un momento se le pasó a Leah por la cabeza que podría haber sido ella y un escalofrío le trajo una sensación que quería olvidar.

Mientras me coloco las protecciones escucho la perorata del doctor con fastidio, hasta que termino de arreglarme.

- Si doctor, podemos continuar? Y le sigo.

Al llegar a la sala donde estan lo cuerpo quedo impresionada. Era inmensa. Nunca habia una sala tan grande para este proposito. Finalmente frente a la puerta el doctor la abre y veo el cuerpo cubierto por una sabana.

El escalofrio recorrio mi espina dorsal desde la base hasta la punta del craneo y quede paralizada. Un frio irracional me hizo cuestionarme mi destino vislumbrando el final de la carrera para todos los vivos.

Llegar a esa nevera.

Nunca fui de pensamientos fatalistas, pero por un instante vuelvo a ver la muerte de frente y me saluda con cariño, avisandome que no importa que tan duro corra, siempre me alcanzara.

En un instante respiro profundo y cierro los ojos para alejar mis pensamientos.

- Doctor puede indicarma la causa de la muerte, y la fecha. Seguramente ya habra tenido tiempo de revisarla, encontro algo inusual? que me puede decir.

Levanto la sabana de la victima para descubrir su rostro y su pecho y ver que marcas hay. Luego le reviso las manos. Todo con el respeto que conlleva una situacion asi.

Cuando Leah levantó la sábana liberó una pequeña bolsa de aire frío. Su cuello llamaba la atención, morado y ulcerado.

El forense habló esta vez con voz serena.

-Falleció alrededor de las siete de la tarde del domingo. La presión se concentró en la parte delantera y aplastó la tráquea. Le desgarraron los cartílagos de la laringe provocando una hemorragia. Murió por asfixia. Estrangulamiento.

También tiene una contusión en la parte posterior de la cabeza. Le golpearon con un objeto contundente.

El cadáver tenía una expresión de miedo e incredulidad.  Una gotita en su mejilla probablemente producida por la condensación generada por el contraste de temperaturas parecía una lágrima. Sintió la impotencia de la víctima en ella misma, no poder moverse, no ser capaz de entender que alguien fuera capaz de hacerte algo así, no poder hacer nada, aplastada contra el suelo. Sólo esperar a que pase. Casi podía oír los últimos pensamientos de la víctima, no puede estar pasando, no no no no. El miedo creciente y al fin, la muerte.

-¡Odette no!

Eso lo oyó de verdad. Era la voz de la víctima.

Cristóbal miraba distraído sus notas.

Un coche de la Gendarmería estaba aparcado frente a la casa. Un policía de uniforme dormía dentro. Ya era casi mediodía y la luz era muy intensa.

Daniel entró con una llave que le había dado Chana.

Era una casa bonita de aire un tanto campestre, pintada en vivos colores, azules, verdes y rojos. En la primera planta estaban las habitaciones y en la planta baja había una gran cocina y un salón con una estufa de hierro fundido y cerámica.

El cadáver lo encontraron en la cocina.

Levante la sabana sin miramientos, pero aun no me acostumbraba a ver cuerpo muertos. En operaciones ya habiamos tenido compañeros heridos de bala y habia visto accidentes, pero aun no me acostumbraba a los muertos.

El cuello mostraba las heridas normales para una muerte por estrangulamiento como habia indicado el doctor.

Con delicadeza gire su cabeza para ver la zona de impacto donde fue golpeada.

- Puede que no haya sufrido... dije.

No espere la respuesta del doctor y continue revisando cuando me di cuenta en la expresion de su cara. Si habia sufrido y al tocarla podia sentir el miedo y la agonía de sus ultimos segundos.

Mire lo que podria ser una lagrima en su rostro y la seque con mi guante.

- Lo siento... susurre.

Era mi modo de expresarle a Noemie que lamentaba su sufrimiento y la forma en que habia muerto. De alguna manera sentía que al decirlo me escuchaba, lo cual no tenia sentido, pero me hacia sentir bien. Para mi, no era un cuerpo, era una victima que me pedia ayuda para encontrar el culpable.

En ese momento sentí la lucha interna de Noemi y su impotencia de no poder haber hecho nada, su impotencia de sentirse desprotegida y su impotencia de exhalar cada boconada de aire esperando la ultima.

Algo apreto mi pecho sintiendome ahogada y sin ayuda. Nunca me habia pasado algo asi, pero de alguna manera podia sentir su ira interna de no poder luchar y sus ultimos instantes de agonía. Queria gritar y un escalofrio de muerte recorrio mi cuerpo el cual no exprese por mi entrenamiento pero sentía mi piel sudando.

Me agarre del borde de la plataforma para respirar profundo por un segundo cuando:

-¡Odette no!

Mire a mi alrededor y no habia nadie mas. Mis ojos se abrieron de par en par como si me hubiesen cachetado. El doctor miraba sus notas abstraido. Mire el cuerpo frente a mi y acerque mi rostro a su cara.

No puede ser... Leah no has dormido eso es.

Aun incredula tome la mano fria y tiesa del cuerpo inerte entre mi mano como consolando a alguien y acerque mi rostro aun mas a su cara. Esperaba algun indicio, tal vez alguna confirmacion aunque no pasara nada.

Dijiste Odette!, pensé.

Las pruebas apuntaban a Odette, la mujer desaparecida, pero mi instinto me decir que habia algo mas.

Antes de poner un pie dentro del hogar de la victima mis pensamientos vagan. Hay muchas pistas que pueden estar dentro pero mi instinto me habla de desastre tras dos días de trasiego policial. Mientras me ajusto el contorno del par de guantes de latex que llevo por si acaso medito en silencio que va a ser mas un ejercicio de imaginación que de hechos. Si hubiera pruebas obvias alguien las habría detectado.
Miro desde la puerta hacia fuera. Si he cometido un acto como el acaecido ¿Como reacciono?
Consulto el conjunto de reportes de los investigadores previos. ¿Estaba la puerta abierta o cerrada con llave?¿El interior estaba revuelto u ordenado?¿Hay otra posible vía de escape?¿Cuando se estima la hora del deceso?
Contemplo desde mi posición el escenario de salida: Las calles que se me ofrecen, los lugares donde aparcar un vehículo. Entorno la puerta y comienzo a dar la vuelta a la residencia observando los detalles: Que calle va hacia arriba, cual hacia abajo. Por que otro lugar podría salir de la casa.Donde veo una cámara, donde un puesto callejero con su tendero semi-perenne.
Me tomo mi tiempo y por triste experiencia con los Carteles y los Coyotes hasta las alcantarillas entran en mi escrutinio.

La primera cosa que encontró Daniel en el informe policial -y que pudo comprobar in situ- era que la puerta estaba cerrada con llave cuando llegó la policía. Ahora han puesto un candado porque hubo que romper la cerradura para entrar. Era de esas cerraduras que se pueden cerrar por dentro o desde fuera, pero ¿se entretendría alguien que huye sin llevarse su documentación o dinero en cerrar la puerta con llave al salir?.

Ese pensamiento le llevó a comprobar los cajones de la entradita. Habían dos juegos de llaves, uno de los cuales contenía el mando de un vehículo con el logo de una empresa de alquiler. En la calle Daniel pudo comprobar que un Mercedes de gama alta color gris que respondió al pulsar el mando abriéndose. Con una llamada a Chana, sin tener que colgar bastó para comprobar que ese era el coche de Odelia, que contrataba a menudo los servicios de esa empresa de alquiler en París.

En una primera inspección del interior del vehículo Daniel encontró en la guantera una caja de pastillas para dormir Zolpidem. Un hipnótico muy potente que la propia FDA aconseja dosificar con moderanción.

Al dar la vuelta a la manzana antes de entrar, comprobó Daniel que las ventanas estaban más bien altas y la parra que había bajo ellas no parecía haber sufrido daños. Si alguien había entrado o salido por allí no había dejado daños y debía estar en buena forma física. No habían trapas de alcantarilla con apariencia de haber sido arañadas con una palanca ni nada por el estilo.

La mano de la víctima estaba fría y pesada. El rostro permanecía inerte sin el latido de la respiración. Se acercó tanto a su boca que le caló el olor a cadáver que venía de dentro del cuerpo. Era fuerte, ácido.

El patólogo habló.

-Todo apunta a que primero sufrió un golpe contundente en la región occipital, que pudo hacerle caer. Luego el asesino se abalanzó sobre ella apretando con su propio peso la tráquea, que se rompió y vino la muerte por asfixia.

Hemos encontrado restos de una uña rota clavada en su garganta. No hay indicios de violación.