La forma de hablar de ambas cuando se refieren a sus familias me resulta políticamente civilizada.
Como fruto de la obligación de darme algo por haberlo hecho yo. Como es lo mas lejos de mi intención cedo un gesto plano de entendimiento y comento la verdad.
Tampoco es que me lleve de perlas con los míos. Los quiero pero no son mi tipo favorito de gente - bufo irónico - ni siquiera tengo muy claro a día de hoy que gente es mi preferida. Vosotras si. Creo que Matts. Cesar cuando no me mira como un padre preocupado...
Me incorporo con la carta satinada a todo color entre las manos - La raclette suena increíble - confirmo - ¿Nos hacemos una selección de quesos en foundee y una raclette? Todo para compartir. Algo de ensalada siempre me cae bien. Lo siento si parezco desesperado por comida pero soy de buen saque y después de estos días intensos estoy famélico.
Yo estoy dentro si os apuntáis - digo sonriendo volviendo a leer los ingredientes - Me fascina la variedad de preparaciones para la carne que tenéis aquí en Europa ¿Embutido lo llamáis?
Espero la decisión de ambas mientras sigo estudiando las posibilidades culinarias mas para un segundo intento otro día que para el actual.
Apuro la cerveza y pido un vaso de enjuague para ser capaz de abordar el vino sin demasiada distorsión.
Le apunto al sumiller que presente la primera elección y compruebo que todo es correcto.
Olisqueo la copa de prueba y doy un sorbo ligero. Impregno la lengua, los carrillos y el paladar con el néctar fermentado.Esta perfecto al catarlo de sabores y temperaturas. Consciente de lo irregular del hecho lo trago sonriente.
El vino esta listo para cuando nos pongamos a ello - confirmo sirviendo un dedo a cada una - os aconsejo que lo disfrutéis con la comida.
Leah se sincera con respecto a la música y me atrevo a secundarla.
Nos tendrás que ilustrar a los dos en el engrandecimiento de nuestros conocimientos musicales y cinefilos. Lo mio es la Literatura y el Fútbol los sabados.
Bueno...de arte y también de París.
Tapo mi cháchara con los primeros bocados de pan y ensalada. Tragando para no parecer un troglodita sin maneras me giro a Leah para preguntarle o advertirle.
Chialin, espero que no te moleste pero tengo un buen montón de libros que desempaquetar. ¿Te molestaría que pilláramos alguna estantería? Al fin y al cabo es un espacio de los dos - digo como para explicarme.
- te juro que no tengo mas vicios. O bueno... que los he dejado - bromeo.
Dime ¿Tu como te relajas? - le pregunto sinceramente curioso mientras me contengo hasta un ritmo de comer natural y relajado.
La dejo sentirse a gusto como vislumbro que parece estar. Le señalo a Clementine con tono cortes, aun nos esta llamando de usted - Urgencias debe ser duro pero algo debe gratificar ¿No doctora?
¿Por que elegiste el meollo y no algo mas retribuido y pausado como cirugía u otra especialización?
Nos señalo a nosotros, la pareja de policías - ¿Es como nosotros mas que una profesión? ¿Parejo a un vástago que da mas alegrías que quebraderos al final, cuando te paras a hacer balance?
Mis voz no posee ni doblez ni juegos mentales. Simplemente honesto interés por conocer.
¿Como se relaja nuestra buena doctora? - inquiero curvando los labios - ¿Baile? Yo había dado por supuesto que despues de cenar parariamos a tomar alguna copa.
Para mi la costumbre seria algún antro cervecero y bullanguero de tipo irlandés pero soy un tipo intrépido y pretendo ser cosmopolita por lo que me apuntaría a otro proposición.
Le concedo la razon a Leah - sin latinajos caribeños, Chialin. Estoy contigo al 110 % en ello.
Había pensado ver si invitar a Matts a ese trago. Después de hablar nosotros. Conversación a los postres - me encojo de hombros - ¿No se dice que se piensa mejor con el estomago lleno?
Cojo otro bocado mientras ellas asimilan mis palabras.
¿Cuantos mas de estos creéis podría consumir y mantener el sexappeal? Creo que mañana no podre sudarlo todo - me lamento por que se que sera necesaria doble o triple sesión de ejercicio para bajar todo este banquete.

-Lo que propones está muy bien, no te preocupes, yo también estoy ansiosa por una comida en paz y tranquilidad -asentí a la propuesta de la fondue y la raclatte y me bebí el campari mientras escuchaba a Daniel interactuar con Leah preguntándole cosas de lo más mundanas, detalle que me pareció muy tierno porque ya se comportaban como pareja, aunque no sabía por qué tenía la impresión de que Leah estaba más distante del concepto que Daniel.

-Yo no estoy en condiciones de ilustrar a nadie ni que fuera Diderot -me reí notando que el campari me teñía las mejillas de un sonrojado candor -Pero sí puedo compartir mis gustos con ustedes, luego ya decidirán qué toman de ello y qué no -sonreí amablemente.

Sin duda mis ojos brillaron cuando me preguntó sobre mi trabajo en Urgencias -Es más que una profesión sin duda -afirmé parafraseando a Daniel -Lo elegí porque me gusta la adrenalina del momento y me parece que es el momento en el que se está más cerca de la humanidad del paciente, de su vulnerabilidad -reflexiono -Hay una tendencia de las otras especialidades de la medicina a deshumanizar al paciente, como si fuera un pedazo de carne o un aparato que hay que arreglar que no me simpatiza -reconozco llevándome un dedo al mentón -Creo que si hay un momento en el que las personas necesitan de un médico es ese.

No iba a entrar en los detalles del por qué me gustaba tanto tener ese poder entre la vida y la muerte, el poder de traer de entre los muertos algunas veces o de hundir definitivamente en el Hades en otras porque ni yo misma terminaba de tenerlo claro.

-Mmm, para relajarme... me doy baños de inmersión y pongo música tranquila... Eso o tengo sexo, si vamos a hablar con sinceridad -alcé las cejas y sonreí mesuradamente. Tragué cuando Leah preguntó sobre ir a una disco luego y miré hacia la mesa sin decir nada, no quería ser aguafiestas pero, ¿qué mejor lugar para emboscarnos tendrían los soñadores que ese? -Como quieran -dije  jugando con el tenedor, esperando que bebiéramos lo suficiente como para que se quisieran ir a dormir luego -Sea donde sea que vayamos quiero que haya tragos y si viene Mats mejor -apostillé, el vikingo sin duda sumaría más diversión a la noche.

De momento me limitaba a escuchar y asentir sin hacer mayores opiniones. No queria sonar inculta o fuera de lugar aunque claro estaba tampoco eramos eruditos pero ciertamente a veces profundizaban mucho mas de lo que mi educación podia llegar.

Pero me gustaba Clementine, era sencilla en sus maneras y transparente para mi, alguien en quien confiar y si mi vida dependiera de ella otra vez..... no me molestaria esperar que me salvase esa segunda oportunidad. Alejé el recuerdo de mi muerte previa en sus manos a sabiendas que había luchado por mi vida pero habia fallado, no habia nada que reprochar.

Y menos despues de 5 años. 

Aun tenia misterios que desvelar pero por una noche, por un momento, y por una comida, queria sentir normalidad en mi vida. Y tal vez averiguar algun dia que demonios era una raclete, aunque estaba sabrosa.

- ¿Sexo? gemí sin darme cuenta.

Su comentario me había dejado fuera de base y  mas aún poco yo habia usado el sexo muchas veces como escape y desahogo, y escuchar que no era la única me hacía sentir mucho mas normal y menos...... promiscua, por asi decirlo.

Hice alguna aclaratoria acerca de los ritmos latinos, conocia de la Salsa, el Merengue e incluso el Tango, pero todos los demas seudos ritmos mas actuales teñidos de una gran cargar sexual y una deshumanizacion de la mujer como un simple objeto de placer era repulsivos e indignantes, al menos a mi parecer.

- Por eso pienso que esos ritmos solo tiene la explotación de la mujer y del vulgo como objetivo comercial apoyados en profundizar y exacerbar lo ordinario y vulgar sin dejar nada educativo y mucho menos artistico. 

Y me encogí de hombros animada porque estaba segura que me apoyaban. 

- Pues secundo la idea de ir a beber! Claro podemos llamar a Mats asi no estara sola Doctora.

Y podría besar a Daniel sin temor de dejarla mirandonos.

- Pero si bebo no manejo y tendras que cargarme amor!!!! Porque hace mucho tiempo que no bebo....

Y que ganas tenía de verdad.

Ya quisiera Diderot tener sus facultades, Doctora - brindo al aire dejando las verdades de mi expresión ahí para quien quisiera verlas - No pedía mas que lo que nos ofreces Clementine. El poder al final considerarnos amigos y saber que es sincero.
Lo mismo hago con Leah aunque con ella mi brillo es mas intenso.
Me alegra que el destino nos haya puesto a la misma mesa ¡Slainte!¡Salud!

Choco mi vaso con el de Clementine y Leah. A las dos miro a los ojos siguiendo la tradición.

Me divierte empezar a entender el esquema de significados de sus expresiones.
El azoro de gemidos con los pensamientos respecto al sexo.
Las circunvalaciones hacia temas diferentes cuando no desea profundizar.

La atiendo al enfatizar sobre el sesgo sexista de la música Regueton y similar.
Asiento, no embarcado en el tema por primera vez, salpimentandolo con detalles sobre los paralelismos que se pueden encontrar en las obras clásicas con mas o menos intensidad.

Se nota que es un tema que ha estado presente desde que lo debatíamos en Tucson en la universidad.

Yo compañeras, aun al riesgo de sonar pedante y cenizo, no creo que tenga remedio.
Por que al final se basa en la marca del pecado general e inamovible de nuestra especie.
La practica del poder sobre otros y el orgasmo continuo nacido de la puesta a merced del prójimo.
Es nuestro defecto de base.
Lo que cargaba en la manzana la sierpe...

Marcando los dedos de una mano enumero:

Sometimiento de una mitad de la humanidad sobre la otra...
De una etnia sobre otra...
De una condición social sobre la otra...
De un país sobre otro...
¡Que demonios! De un equipo de balonpie sobre otro...

Mi tono ya no es lo exaltado de otras veces y se que se si me dan razones en mi contra no entrare al trapo. Es mas casi me sale ligeramente divertido y resulta lo cínico que es en mi cabeza.

Al final he decidido que si me encuentro con ello lo mejor es actuar ahí y ahora.
No hay plan a largo plazo.
Solo gilipollas con ínfulas con los que pelear. Con acciones en diferente grado de entrega.
Al del Regueton lo exiliamos de nuestra escucha.
A los 'hombres' malos...Guerra en todo tiempo y lugar.
A los que están mas allá... - miro el brillo del vino y sus reflejos carmesís - mas que pugna...exterminio.

Levanto una ceja siguiendo el hilo de extraña logica de mis pensamientos.

Me gusta el Tango. ¿Pero de verdad nos ves bailándolo después de estas diatribas sobre el rol de los sexos? Claro que podemos turnarnos en quien lleva a quien.

No se como habrá caído mi parlamento pero no cambio un ápice de mi semblante animado.
Un grupo que se relaciona podría semejar una obra coral en ciernes.
Puede crecer hacia una sinfonía pero, en este caso nuestro me bastaría con que sonáramos como un grupo de cámara pequeño y unido, y la verdad no se poner mi parte sin ser abiertamente honesto con mis fortalezas y particularidades.
No se como lo afrontaran los demás. Supongo que lo iremos descubriendo.

Enseguida le mandare un mensaje a nuestro amigo norteño pero me gustaría saber una cosa, realmente tres preguntas que me gustaría que me contestarais si sois tan amables.
Parecerá que no puedo separar lo personal y el trabajo pero si le dedicáis un instante bien creo que es justo al revés pero...
Dibujo un circulo de vino rojo en el plato para no manchar el mantel.
Allá va:
Creéis como yo que tenemos mas posibilidades de sobrevivir unidos ¿Verdad? Pero un Circulo no se instaura así tal que así ¿Que es lo requeriríais cada uno de los otros? Es en serio.
¿Y como nos podríamos llamar? Suena difícil, con el postre de camino, lo se.

Me aclaro la voz. Estoy pareciendo un tonto borracho pero lo divertido es que no estoy ni siquiera cercar de estar mareado.

¿Pensáis que Mats y su amigo, ...Arthur..., tendrán suficiente confianza y audacia para unirse a nosotros? O nosotros a ellos no se quien ha visto mas y sigue en pie.

En cuanto a la doctora y el señor Bergstrøm... - aprovecho para inclinarme hasta Leah y rozarle la mejilla con ternura - espero no incomodarles demasiado, por favor - digo retirándome un poco pero no realmente lo socialmente educado - Yo...Clementine... - miro a Leah enamorado y lucido si es posible decir que se puede estar en los dos estados - La perdí una vez y la volví a encontrar. No puedo olvidar que cada segundo con esta mujer es precioso y eso me hace un compañero de comportamiento incomodo. Por favor, cualquier cosa excesiva ponla sobre el tapete. La noche es para los tres, los cuatro si el señor Bergstrøm se apunta. Para conocernos y para saber donde están los limites.
Sabes que valoro tu criterio, ya te lo dije en una ocasión creo recordar. Y supongo que Leah también.
Así que donde vamos después del postre. ¿Hay algún local que lo pueda recoger todo?¿Buena bebida?¿Música si nos apetece? ¿Un espacio para contarnos cosas?
Mientras acabamos y vamos para allá podemos convocar a nuestro nuevo amigo. Y como es el nuevo que invite a la primera ronda - digo sacando el móvil - No te preocupes cariño, hoy esta fuera de servicio y iremos de taxi en taxi a donde queramos llegar.
Y si falla te llevare a caballito hasta casa.

Escuché las opiniones de Leah sobre el reaggetón y asentí demostrando que concordaba con ella, la verdad es que no estaba familiarizada con ellos salvo cuando los escuchaba a lo lejos en algún teléfono que no era el mío o en la calle, desde algún negocio. Pero conocía las letras, claro que sí, y me repugnaban.

Me reí con la idea de que Daniel cargara en brazos a Leah, daba ternura verlos como adolescentes enamorados. Intercambié una mirada con ella y le sonreí al sentir que sus ojos me transmitían cariño, eran extrañas para mí esa clase de expresiones, pero eran bienvenidas desde luego.

Mientras tanto Daniel continuó hablando (gracias a dios porque si dependía de mi elocuencia estábamos fritos) y brindamos por el destino que nos había unido en este momento en este lugar -¡Salud! -alcé mi copa y me reí cuando Daniel insistió en mirarnos a los ojos... Presenciar las cábalas de las personas me resultaba fascinante.

Como un poco más de la entrada mientras esperamos por el plato fuerte y el tomate cherry queda flotando en la punta de mi tenedor mientras escucho la disertación sobre el poder sobre los otros y las relaciones que ese juego impone, me quedo pensado un raro y luego como finalmente el tomate saboreándolo concienzudamente y al terminar me limpio con la servilleta antes de hablar -Aplaudo el pragmatismo tuyo Daniel, pero creo que como sociedad sí debería haber plan a largo plazo, una de las características innatas del ser humano es el cambio y la adaptación, la evolución cultural también nos hace más humanos -me permito disentir -El pecado original, si bien tengo entendido, es el conocimiento -me remito a los estudios bíblicos de mi escuela primaria -Y el conocimiento es poder, no hay duda -concedí con una sonrisa.

Escuché divertida lo del nombre -¿Como los Avengers? -trato de quitarle hierro al asunto porque las preguntas que ha hecho son difíciles -Creo que podríamos ser el Azote de Dios o el grupo Némesis -sugiero en broma y en serio al mismo tiempo -Creo que Mats y su amigo no tienen opción, al igual que nosotros: las circunstancias los han unidos a nosotros o viceversa -reflexiono -Sin embargo, el aborrecimiento al enemigo común y un fuerte sentimiento de... No sé cómo expresarlo bien... -miro hacia un costado pensando y luego digo -Lo que es justo, lo que está correcto. Empatía, ética, humanidad -ejemplifico -Esos elementos comunes en nosotros nos unen, aunque en principio haya parecido que es azarosamente.

Hago una breve pausa antes de continuar -No sé bien a qué te refieres con qué esperamos de ustedes pero creo que lealtad sería algo bueno para empezar, no sé si estarán de acuerdo... -les dejé la pelota en su lado de la cancha.

Luego asiento enérgicamente a sus palabras -Entiendo perfectamente, Daniel -sonrío de lado mirando a ambos -O al menos me figuro lo que se siente -me encojo de hombros. -No se sientan cohibidos por mí, se merecen estos momentos de alegría y compañía.

El postre llega y se ve delicioso, en mi caso una creme bruleé como Dios manda. -Hay un club nocturno que se llama Raspoutine, creo que podríamos ir allí.

Por alguna extraña razon me sonrojaba las expresiones de cariño en publico, sencillamente me hacian sentir vulnerable y mujer, algo con lo que no estaba familiarizada pero me sentia feliz.

El postre practicamente lo devoré y no me importó pedir otro. 

Mientras hacian sus comentarios solo asentia antes el despliegue de tan profundos argumentos pero me desconcerte con el comentario de Daniel acerca de conocernos los tres.

Quieres un trio?

Mi cara se puso roja como un tomate al darme cuenta que se refería solo a saber mas de cada uno. 

Porque lo tome como algo sexual?

Hasta calor me habia dado asi que force una vez mas mi sonrisa para no desentonar.

- Pues Rasputin será! Ya quiero conocer el lugar.

"Disfrutando una velada de lujuria gastronómica y camaradería con la doctora Ouvrard y la agente Tautou. Ahora toca bajarlo con espirituosos y ejercicio físico ¿Te apetece unas copas y baile?
Acércate por el local Raspoutine, entre Chaillot y los Elíseos si estas interesado. La primera ronda de cervezas o dios lo quiera algo mas fuerte va de mi cuenta.
Un saludo.
Daniel Mallutz"
(escrito en un francés apache)

Se que no era solo hambre si no gula y ese primario apetito por darse lo que te gusta pero he de decir que me excedo en repetir las combinaciones y pedir algo mas de ración.

Clementine ha acertado con la recomendación y empiezo a consolidar la admiración por su buen gusto, una elegancia cultivada hasta casi parecer innata.
Le agradezco su amabilidad y tacto, incluso no fallo en reparar en su voluntad de ser sincera incluyendo materias de índole mas que intimo.
La verdad es que con su porte y su finura me extraña haberla visto venir sola.
No me hubiera sorprendido verla acompañada por una pareja. Medios para atraerla los tiene.
Me imagino, que sus razones tendrá, privadas y respetables y lo que intento es que, mi lenguaje corporal, ademas del hablado la mantenga cómoda.

Es posible y lógico que siendo la primera vez que nos reunimos fuera de lo que pudiera ser trabajo aun no haya considerado mostrarse mas personal.

Aunque es Leah la que parece mas reactiva a cuanto a las muestras de intimidad y tontamente disfruto alimentando el color de sus mejillas, alguna que otra vez conscientemente.
Que decir que la contemplación de la vida en su rostros aunque sea de cierta vergüenza me satisface. La siento disfrutando. Como hace tiempo.
Incluso en algún instante no se si interpretar si la reacción va mas allá y una parte de mi mente hila si la mujer que amo pudiera inconscientemente estar demostrando atracción por la doctora y entretenido me reservo la interrogación para resolverla mas tarde.

Degustando una sabrosa loncha de carne con emental reflexiono sobre las consideraciones de Clementine sobre mis comentarios sobre el poder.
Esperaba alguna referencia al progreso pero con un juicio admirable apunta a evolución, adaptación y cambio, lo que me hace ver a la doctora mas consciente, a mi parecer, de lo que he estado intentanto decir.
Singularmente menciona el pecado original y sonriendo asiento - "pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás". Pero comimos. Y digan lo que digan que fue Eva, al que Dios le dio la advertencia fue a Adán y no dice nada de que fuera sordo.
Entiendo tu postura y lo que dices solo es que tengo una panorámica extremadamente cínica del mundo. Salvo excepciones - levanto la copa por las dos mujeres.
Lo del nombre supongo que que tiene la misión de hacernos participes a una mayor unión, una marca de la sombra de una bandera común - me encojo de hombros - Vengadores me suenan demasiado apegados a la ira y lo de Azote de Dios a a la sombra de una entidad angélica - tuerzo el gesto recordando las desagradables descripciones de los arcángeles en los textos del Talmud - Nemesis me gusta - miro a Leah - Es la Diosa de la Justicia retributiva. Ya sabes Justicia Divina. En la Universidad, era de leer mucho los clásicos, para compensar el tedio de muchas horas de ciencia forense - digo para explicarme y excusarme por que se de esas cosas.
Yo había pensado algo como los Pastores o los Sabuesos. Quizás podemos combinarlo: Los Sabuesos de Nemesis, Curam Nemesisae. A lo mejor hay que macerarlo una pizca mas y con algo mas fuerte.
Te agradezco la confianza - agito la cabeza con afirmación - y que veas esas virtudes en nosotros. No solo estoy de acuerdo si no que secundo lo que nos pides y os prometo intentar no defraudar esa confianza.
De todas formas seguro que con el tiempo se nos ocurre alguna cosa mas. Por favor. No, seais por mi parte tímidas en decirme cualquier cuestión que penséis sea necesaria plantearme.
Y gracias - le sonrío a Clementine pero le cojo la mano a Leah buscando sus dedos - por entender. Y Cariño, si te incomodo dímelo - le susurro a mi compañera - al fin y al cabo soy talludito y debería poder saber moderarme - le guiño un ojo - pero nos se si tu podrás cuando veas mi movimiento patentado de Elvis Pelvis en la pista de baile.
El postre esta delicioso y es caloricamente prohibitivo pero que diantres, la gula nos metió en todo esto del pecado, uno no puede luchar contra la tentación primordial.
Bueno si todos estamos listos el taxi esta esperándonos en la puerta y Matts acudirá al local mas o menos al mismo tiempo.
Clementine, doctora, estamos en sus manos.

Aunque trataba de seguirle la conversacion a Daniel a veces me abrumaba pensando en que queria decir realmente. Sus comentarios sobre los clásicos me indicaban que necesitaba leer un poco mas aunque fuese los titulos para saber que hacia referencia.

Tal vez incluso era victima de la lentitud cerebral potenciada por el vino aunque no me parecia ni lógico ni sensato ya que no habia bebido mucho pero tal vez estaba fuera de forma. Con los dedos entrelazados en la mano de Daniel esperaba nuestra salida hacia el local nocturno donde podria reirme viendo la respresentacion en vivo de Elvis, de seguro seria algo memorable.

Chez Raspoutine

Acabada la cena nos movimos hacia el Raspoutine, un reconocido club en el que se puede tomar copas y bailar, entre otras actividades. Su decoración, tal como la recordaba, es elegante y algo barroca ya desde la fachada en la que las luces de neón rezan: cabaret, restaurant.

Adentro las luces rojas invaden la visión, la alfombra con arabescos apenas puede verse debido a la densidad de personas por metro cuadrado y la pana escarlata y los asientos de madera hablan de ostentación. Sin embargo, personas de todos los rangos sociales pueden entrar si logran pasar la entrada. Este club es frecuentado por famosos y muchos pagan para estar en la misma pista de baile que ellos... Hay que ver lo que la gente hace por estar cerca de sus ídolos de barro. La pista de baile estaba que ardía y la música invitaba a bailar.

Hacía mucho que no entraba en este lugar, la última vez que lo había hecho había sido hacía más de tres años. Mis intereses, al igual que en aquel entonces, rondaban más los reservados con tragos que la seducción del baile. Conduje a mis compañeros hacia la parte en la que se podía charlar, con mesas y sillas cerca de la barra y nos adueñamos de una mesa.

Una vez ubicados pregunté -¿Y bien? ¿Qué les parece? -miré en derredor -¿Ya le dijiste a Mats que venga?

El local no dejaba de ser impresionante a mi entender. No se trataba de que no hubiese locales en Niza, por supuesto que si, pero yo no los frecuentaba. 

La gran cantidad de gente y la musica alta podian ser abrumadores si una no estaba acostumbrada y aun asi me limite a seguir los pasos de mis compañeros. El lugar debia de ser exclusivo por la cantidad de personajes que esperaban a la entrada mas con la compañia de la Doctora nuestro acceso fue realmente rapido y sencillo.

Una vez en nuestro lugar me asegure de no soltar la mano de Daniel. Era una novedad para mi el lugar y me parecia fascinante pero intimidante y preferi estar cerca de mis amigos a perderme en el estruendo de la musica electronica. La disfrutaba asi pero aun no me acostumbraba. 

Mientras avanzabamos por el los pasillo y Clem saludaba a varias personas un par de veces me tomaba la cintura haciendome conciente de que no iba armada y luego mi mano tocaba mi muslo para sentir la G43 en ella. Una vez mas me daba cuenta de ese gesto automático que me daba seguridad y en este caso como recurso funcionaba muy bien aunque andaba con vestido.

Extraño a Sophie! Le susurre a Daniel.

Y luego una sonrisa. De momento habia que esperar a Mats  y tal vez pedir algo de beber.

- El sitio me parece genial doctora, aunque me hace sentir como una adolescente de nuevo ja ja ja. Tuve que alzar la voz para asegurarme que me escuchara.

París se ve muy diferente bajo la luz de las farolas. Siempre me dio esa impresión, pero ahora que sé que nada volverá a ser igual que la última vez que transité su noche, esa sensación cobra aún más fuerza. Echo un vistazo al asfalto, a las fachadas de los edificios y a sus ventanas apagadas, desde las que ojos inquietos observan la calle. Saco un cigarrillo y lo enciendo tranquilamente, cerrando los ojos un instante, dejándome inundar por la ciudad.

Lo primero que siento es el calor casi quemante de mi cigarrillo, que fluye en oleadas desde mis labios, estimulando todo mi rostro. Incluso me da la sensación de que, si prestase atención, podría oír el suave crujido del tabaco consumiéndose en el interior del papel. Después, un rumor confuso y caótico llega a mis oídos, el ir y venir del tráfico y las voces de las almas que aún no han vuelto a la seguridad de sus hogares. La sangre que impulsa el corazón de una ciudad viva. Asentando mis zapatos de cuero en el sucio asfalto de la calle, noto como la urbe me envía su latido a través de mis piernas.

Muy despacio, abro los ojos. Las luces de las farolas, las de las ventanas que aún siguen encendidas y los faros de los vehículos lejanos se presentan ante mí como bengalas ardientes en mitad de la noche. Inspiro lentamente por la nariz, y un olor caliente y empalagoso, mezcla de muchos aromas y hedores, llena mi cabeza, aturdiéndome momentáneamente. Una brisa nocturna sopla en la calle, y siento el aire que corta mi cara como si fueran cuchillos.

Doy una calada a mi cigarrillo, aspirando su tóxico humo, y me siento extrañamente bien.

Me doy la vuelta, y mis zapatos rechinan en el acerado. Ante mí, se impone uno de los lugares más bohemios de la ciudad: el Chez Raspoutin, que alumbra la noche parisina como una deslumbrante antorcha roja. Unos acordes musicales llegan a mí, antes incluso de empezar a caminar para entrar en el lugar donde he quedado con mis nuevos amigos. La música fluctúa por el aire nocturno como una brisa embriagadora, atrapando mis oídos y entrando directamente a mi alma, como si una mano invisible tocara mi corazón y lo apretara para acelerarlo. Las notas resuenan por todo mi ser, llenándome de un embeleso que envía oleadas eléctricas a mi sistema nervioso.

Con un último sorbo del aire de la noche, dejo caer el cigarrillo al suelo y cruzo el umbral del club. Cierro los ojos y permito que la cadencia de la música me lleve, añorando mis días más jóvenes, más salvajes. El retumbar del bajo hace vibrar mis huesos al son de la música, en la que paladeo una cualidad casi narcótica, que adormece los sentidos, apagándolos en una nube de abandono conformista. Abro los ojos y examino el movimiento de la turba, que se mueve en espiral como las abejas de una colmena, arremolinándose en una veta de color disperso en un vaso de agua. El alcohol y el sexo se huelen en el aire. Una sensación inesperada, casi olvidada, atenaza la boca de mi estómago. Nervios, anticipación. Pero, ¿ante qué? Tantas figuras desconocidas, latiendo al unísono junto a la música, una música tronante que golpea mis tímpanos, creando una polifonía que le da una textura extática a la noche. Blanco, rojo, negro... Cierro de nuevo los ojos, dejándome inundar de su olor: dulce, rancio, salado… El olor de la noche. A su manera, tanta decadencia es hermosa. La capacidad del ser humano de vivir cada noche como si mañana no fuese a salir el sol.

Entonces los veo. Sentados en una mesa apartada, Clémentine, con la que he compartido la mañana en el Orsay, y la parejita formada por Leah y Daniel, charlan animadamente. Empiezo a moverme entre la gente, intentando desplazarme sin tropezar con nadie. Hago ondular mi cuerpo al vibrante ritmo de la multitud de juerguistas y personajes turbios, y de la música, fundiéndome con el aire cargado en un baile sinuoso... a pesar de que lo único que estoy haciendo es caminar. Me escurro entre la atestada aglomeración de personas, llegando al otro lado de la concurrida sala de baile en cuestión de segundos. Sonrío al llegar frente a la mesa en la que me esperan mis compañeros. Mis ojos parecen arder como teas, y la luz rojiza del local me da el aspecto de un demonio pícaro.

—Buenas noches, queridos. ¿Me esperabais? —me presento, en un estado de ánimo extrañamente eufórico.

Chez Rasputine es mas intenso de lo que esperaba encontrar.
No es que llegue al nivel de absurdidad de los locales de Nevada pero su nivel de extrañeza me hace levantar las cejas, aunque una vez dentro la certeza de que su artificio no esta construida alrededor de la caja registradora me suaviza.
Alguien le puso ganas en erigir mas que una marca para que se suelten los billetes, que visto los colores que se manejan, no tienen vergüenza en ser salir de las carteras y acompañar al plástico en el gasto. Alguien se esforzó en darle algo de alma que buscar para proporcionar diversión, entretenimiento o al menos asombro.
Al desplazarnos no ejerzo la voluntad de emitir ningún comentario. Si acaso intercambio alguna mirada con Clementine de promesa que algún día se lo tendré que preguntar. Los detalles de su flirteo con este lugar.
El color rojo me absorbe rozando los rostros de las damas en la observación inherente a mi auto impuesta y masculina responsabilidad de escolta. El juego con los rasgos de Leah es apetitoso combinado con su sonrisa de placer pero el de la doctora es interesante.
Puede ser el tono de la luz o mis sentidos deformados por el buen vino pero nutre su porte de excelsa obra helénica ascendiéndolo a cotas memorables. No se quien fueron sus padres pero hicieron un trabajo memorable. Y aquí, en este local, florece. Interesante.
Espero el llegar al reservado para poder hablar. Sobre el trayecto he intentado localizar a Matts pensando que efecto tendrá la lluvia lumínica en su cabellera y pelambre. Pero al único que creo reconocer es a Johny Depp. Mi mano no se separa de la de Leah o de su cintura .
Esta tan suave y cálida en su vestido que me excita el sentimiento de deleite del tacto de la flexibilidad de su carne bajo la tela.
A ratos la noto comprobar el estado de su arma y descubro que me produce un pequeño brote de celos hacia ese pedazo de plástico y acero. Pero luego razono la verdad. Que ella en un tiroteo es mas ducha que yo y que es solo el reflejo de un viejo y asentado reflejo de seguridad.
Me dice que echa de menos a Sophie y le sonrío - Mañana Chialin - le recuerdo reforzandolo con un ligero beso.
De regreso a nuestra Cicerone completo los piropos de Leah.
- Sorprendente, Clementine - le respondo al interés de la doctora de nuestra opinión - Elvis esperaba algo mas artificial pero aquí se sentirá como en casa - le sonrío - nos merecemos experimentar sitios como este.
- Matts debe estar al llegar. Su ultimo mensaje así lo decía - digo estirando el cuello para encontrármelo vibrando con la música como si el ritmo fuera el aire que respirara. Es portentoso verlo inscrito en un cuerpo tan grandote pero al conjugarlo con su franco rostro no puedo decir que no le va.
- Ahí lo tenemos - comento antes de que nos salude.
Le extiendo la mano en una honesta oferta de saludo - Apenas acabamos de llegar Matts. Me alegra verte - le estrecho la mano - me disculpo por no haberte llamado antes. Solo lo podre remediar invitándote a una botella de uno de esos vinos que nos han achispado. Pero eso sera otro día. ¿Hoy que va a ser? ¿Damas? ¿Caballero? ¿Que podemos pedir que nos haga seguir arriba pero que no nos precipite? - o giro la cabeza menos pomposo mientras me quito el abrigo - O simplemente ¿Que os apetece?

Ya habia bebido uno de eso cocteles que sabian que me hacian daño en las piernas pero me asegure de mantenerme controlada. A la llegada de Mats aproveche para saludarle con beso como si fueramos viejos amigos. Al menos con un vestido y maquillaje esperaba alejar de su mente el recuerdo de mi cuerpo bañado en sangre.

Sali al servicios un momento aunque no le pedi a Clem que me acompañase. Tarde unos minutos mas de lo necesario cuando regrese a la mesa y ya habian pedido mas licor y otro coctel para mi. 

Yummy!

- Clem hay que hacer cola para entrar al baño!!!!

Era un horror si una estaba apurada asi que habria que ser precavida pero con el local lleno era normal que estas cosas pasaran. 

Me acerque a Daniel y puse mi mano sobre la de el para que la cerrara y le deje un regalo con todo el disimulo posible, era un regalo solo para el.

- Para ti! Y le susurre en el oido con picardia.

Y luego continué compartiendo con mis amigos. 

Cuando Daniel abrio su mano con discrecion pudo ver lo que le había obsequiado.

Sabia que entenderia el mensaje y despues de un coctel y comenzando el siguiente estaba segura que entenderia que ya no llevaba nada bajo el vestido.

Seda perlada en mi mano y una sonrisa traviesa y genuina me abren la imaginación y evaporan cualquier peso que aun me pudiera restar.
La ensoñación de la promesa de contemplar su cuerpo, unicamente cubierto con pistolera de muslo, y ese regocijo hipnótico completando mi mejor fantasía de Jane Bond me llena de su seducción y se la comparto.
Con cuidado atesoro su regalo en el bolsillo del abrigo y la abrazo por la cintura para atraer su calor, su rostro, sus rizos y su oído, con todo el cariño que siento.
Bendita Leah, déjate un huequecito sobrio para la lucidez, por que esta noche no quiero dormir y tampoco que duermas tu, Mo Leannan - le susurro insinuándole, nada sutilmente, la docena de maneras en las que estoy pensando para mantenernos despiertos.
Después comparto con ella un tiro doble de Redbreast dublines de 12 años, primero ofreciéndole un sorbito gustoso y besándola después mejorando en su boca ese sabor picante, cremoso, de notas tostadas; y un largo final de lenguas perdurando en el paladar.
Desde ese momento no dejo de perder su contacto. No como posesión ni necesidad si no como el preludio extendido del intercambio sensual y erótico que mas tarde o mas temprano llegara.
Pero aun podemos jugar un rato mas hasta ese momento.

- No quiero lucidez, quiero emborrarcharme....

Respire en su oido.

- Quiero drogarmeeee.....

Hablaba en susurros en el lóbulo de la oreja de Daniel.

- Quiero que me hagas todo lo que siempre quisiste hacerle a una mujer...

Y mi voz mostraba lujuria y malicia compartidas.

Luego lami su oreja.

Viendo que mi regalo causaba su efecto solo me pegué un poco mas al cuerpo de Daniel para aprovechar su calor y hablarles cosas lindas a su oido. 

Siendo discreta tambien estaba atenta a nuestros compañeros.

Me reí junto con Leah -Lo sé, lo sé -dije levantando una mano y moviéndola en el aire -Yo también me siento un poco fuera de lugar aquí en este momento -reconocí -Pero nunca está de más recordar viejas épocas, aunque sea solo por una noche -me alisé el vestido de seda color rosa pálido.

Veo por el rabillo del ojo llegar a Mats y me sonrío mientras miro a Leah y a Daniel para sondear sus expresiones, parece que se le ha metido el ritmo en el cuerpo al pelirrojo y apenas puedo contener la alegría que siento por estar todos reunidos allí, distendidos. -Mats, qué bueno que has llegado, ¡Qué elegante! -lo saludo alzando levemente la mano luego de que el verborrágico de Daniel hiciera lo propio y Leah le diera un saludo francés a toda regla, le señalo un lugar a mi lado de modo que quedo entre él y Daniel -Qué bueno verte -sostengo y contesto luego a las palabras de Daniel -Mmmm, yo quisiera un Margarita -expreso divertida -Pero si quieren pedir algo para todos podría ser champagne, aunque quizás yo me abstenga de eso, es que me hace mal... -me excusé, realmente no podía tomar esa bebida me hacía perder la noción de la realidad muy rápido, por no decir que me emborrachaba totalmente en cuestión de minutos.

Por un instante me quedo pensativa mirando en derredor, dejando que las luces de la pista me dieran la vista de un paisaje que muchos considerarían infernal, pero no era así para mí: para mí el rojo era símbolo de la sangre y la sangre era vida, pasión y arrojo, la sangre era lo que le daba a mis pacientes mientras les salvaba la vida.

Realicé un ejercicio que siempre hacía cuando estaba en lugares superpoblados como estos para evitar la ansiedad social que pugnaba por tomar control de mí: silencié la música en mi cabeza y observé a la gente a mi alrededor moverse en absoluto silencio en mi mente... Aquello siempre me reconfortaba, no importaba todas las poses que adoptáramos al final siempre éramos un grupo de homo sapiens bailando alrededor del fuego... Increíble que las danzas de fertilidad de la Antigüedad quedaran reducidas a esto.

Sacudí la cabeza y miré a mis acompañantes como si despertara de un sueño, en ese momento Leah regresó del baño -Típico -dije sonriendo de lado -El día que el baño de mujeres esté desocupado el Infierno va a congelarse -susurré divertida -Gracias por el dato -tomé mi copa y le di un sorbo al cóctel, me quedé mirando la copa un instante mientras sentía el fuego del tequila y del cointreau bajando por mis entrañas y el exquisito sabor de la lima y la sal.

-Entonces... ¿Vamos a gastar la pista de baile o nos quedamos unos minutos más aquí observando con desdén filosófico y moralidad superior al vulgo? -bromeé.

Su desinhibicion manifiesta logra revelarme por completo la raíz de por que nos atraemos. Nos precipitamos hacia lo mismo.
Ignoramos las huellas de las cadenas de las costumbres sociales y nos rebelamos para regir nuestro propio destino aunque sea a pequeños bocados.
Contemplamos el manto de nuestra felicidad en el incendio de nuestra libertad.
A veces tan simple como la consunción de los propios deseos. Y la pureza del placer.

Cita:

La arrebato hacia mi chocando los labios.
- Jeje. Empieza por aquí mo Geard - le pongo un segundo chupinazo de whisky para beber a medias - la noche es nuestra y yo te guardo la espalda.
Luego la alzo en volandas para auparla a mi muslo y que su boca se nivele con la mía y sus piernas no puedan cerrarse y mi mano pueda por sorpresa acariciar el calor y la humedad entre sus ingles que ella ha desencadenado para mi.
- Después de la bebida y el baile tu y yo lo haremos en el baño y no me importa quien nos vea entonces.

Cita:

- Soy un tipo simple pero por ti gastare imaginación.