Partida Rol por web

Te sitúas ante la puerta de piedra y recitas varios nombres en voz alta, con la esperanza de que se abran los pesados bloques.

"Morada de Reyes. Respeta sus nombres. Primero el Abuelo, luego el Padre y por último el Hijo".

Pensé primero. Si debía recitar los nombres, y tal y como pedía la puerta debía respetar el orden, los únicos dos nombres que tenía claros eran los que había en la entrada. Si no recordaba mal... eran...

Tumba del rey Ahe, hijo de Dailnud, último Señor de Dalannast. 

El rey Ahe era el dueño de esta tumba, y era el último Señor de Dalannast. Ese sería el último nombre, el hijo.

Su padre sería Dailnud, tal y como mencionaban las escrituras.

Me faltaba el abuelo.

-mmmmmMMMMMMmmmm.... - estuve pensativo un rato. Podría simplemente intentarlo al azar, soltar varios nombres, pero eso no tendría sentido realmente.

Decidí que probablemente era mejor intentar averiguar el nombre del abuelo, antes de empezar a decir sandeces. El respeto hermano, el respeto. Ante todo.

Fui con mi antorcha en mano hacia el pasillo del oeste.

Avanzas entre los muros de sólida roca hasta que llegas a un cruce. Un pasillo va de norte a sur mientras que el pasaje del este lleva de vuelta a la gran puerta de piedra.

Definitivamente tenía que investigar un poco. Pero no me esperaba un cruce tan pronto. Las tumbas podían ser peligrosas, así que decidí seguir mi instinto y ir lentamente, antorcha en mano, hacia el pasillo que descendía.

El pasaje lleva hasta una sala circular, repleta de desperdicios y restos de cadáveres, en cuyo centro se abre un negro pozo. Pasas entre los escombros y te asomas al borde del agujero para ver que éste se pierde en la negrura de las profundidades. Una fría corriente de aire surge de la sima, acompañada de un leve susurro.

Bien, un punto de referencia. Pero no quería alejarme demasiado de la puerta cuyos nombres podría decir fácilmente... así que... por si acaso, decidí dar la vuelta  e investigar qué más tenía que ofrecerme el otro pasillo.

Avanzas entre los muros de sólida roca hasta que llegas a un cruce. Un pasillo va de norte a sur mientras que el pasaje del este lleva de vuelta a la gran puerta de piedra.

El pasillo termina en un muro en el que varias manos han rayado la superficie con gastadas runas élficas. Entre las muchas señales que hay grabadas, distingues varias que llaman tu atención: una marca tiene el significado de tumba. Hay otro par de símbolos que vienen a decir algo así como aquí dormirá nuestro rey. También hay señales de odio hacia los humanos. Otra runa es el símbolo de Rael: la hoja de cinco puntas. Otro mensaje clama venganza contra los caballeros de Stumlad. No encuentras mucho de interés aquí, así que vuelves por el pasillo.

Todo aquello debió ser gravado después de la batalla contra los caballeros de Stumlad. Visto que no había mucho más que observar, vuelvo a la sala con el agujero y uso mi cuerda para descender por él.

El pasaje lleva hasta una sala circular, repleta de desperdicios y restos de cadáveres, en cuyo centro se abre un negro pozo. Pasas entre los escombros y te asomas al borde del agujero para ver que éste se pierde en la negrura de las profundidades. Una fría corriente de aire surge de la sima, acompañada de un leve susurro.

Atas un cabo de la cuerda a un saliente de roca y lanzas el resto al pozo. Agarras la soga con ambas manos y empiezas a bajar por la oscura obertura. Tras descender una decena de metros, llegas a una pequeña cámara cuadrada, alumbrada débilmente por dos antorchas que flanquean una puerta de piedra, adornada con una serie de runas cuyo significado desconoces. No ves forma de abrir la puerta, por lo que acabas trepando por la cuerda hasta la sala circular de arriba. A continuación, vuelves por el pasillo.

Avanzas entre los muros de sólida roca hasta que llegas a un cruce. Un pasillo va de norte a sur mientras que el pasaje del este lleva de vuelta a la gran puerta de piedra.

Curiosa cantidad de puntos muertos. Bajar por el pozo me habría parecido peligroso, pero no encontré más que una puerta y unas runas desconocidas. Que extraño.

Sólo me quedaba retroceder y volver atrás.

Llegas ante la enorme puerta de piedra, que permanece cerrada. El polvo flota en el inmóvil ambiente de la tumba y contemplas los cadáveres de los caballeros de Stumlad. Sin tiempo que perder, lees de nuevo la inscripción sobre la puerta:

Morada de Reyes. Respeta sus nombres. Primero el Abuelo, luego el Padre y por último el Hijo.

Por el momento no parecía tener demasiadas opciones aparte de explorar el pasillo que faltaba, por lo que antorcha en mano me dirigí al pasadizo del este.

Me sentía extrañamente tranquilo paseando por aquellos pasillos. Quizás demasiado tranquilo. 

El corredor desciende una leve pendiente durante veinte metros hasta que acaba en una encrucijada de caminos. En el suelo del cruce hay el cadáver de otro caballero de Stumlad, no más que una armadura con un desmembrado esqueleto en su interior. El aire es aquí viciado, con un leve hedor a materia en descomposición.