Partida Rol por web

No estoy segura, pero parece que Alice ha visto al perro...por eso está asustada. No se mucho, no quiere hablar del tema, pero seguiré intentándolo...la cosa es..- dejó la ropa sobre una silla que haya en el dormitorio- la cosa es que ella parece creer que el perro es algo así como diabólico, y para librarla de ese miedo tengo que lograr buscarle la opción racional. - suspiré mirando por la ventana- ¿que sabe usted de la abadía? Cuentos, leyendas, algo quizás que no se suela contar mucho, o un viejo cuento de la zona- era algo terca y tenía voluntad, la suficiente como para meterse de lleno en aquello. 

El hombre se quedó en pie esperando que le contaras, el semblante de Gwydion se fue ennegreciendo como si fuera un reflejo del propio cielo.

¿Al perro? ¿Dónde lo vio? No lo encontramos en ningún lugar de la isla.. musitó frustrado. Cuando escuchó lo que decías a continuación, el hombre negó con la cabeza sin atreverse a aceptar esa posibilidad. ¿Un perro diabólico? 

Al hombre se le veía confundido, no parecía del todo convencido de lo que escuchaba. Ante tu pregunta trató de hacer esfuerzo para recordar algo, pero finalmente negó con la cabeza.

Hay historias de los perros negros del infierno.. pero eso es en Inglaterra, no aquí. apuntó reflexivo, luego te miró a los ojos. ¿Se lo ha contado a la superiora? ¿A la hermana Claire?

Negué con la cabeza- al parecer Alice cree que es una de las hermanas quien lo tiene oculto por la zona del convento, tampoco me he encontrado con la hermana Claire en el edificio. Perros negros...no se...lo único que se, es que ella está asustada y que no quiere hablar del tema. Igual le tiene miedo porque hace mucho ruido, no estoy segura- me volteé para mirarlo- pero no puede decirle nada todavía, primero tengo que ver si me puedo acercar a la abadía cuando la hermana Cynthia esté fuera, no me mira con buenos ojos, y estoy segura de que ella sabe algo. 

Gwydion no parecía el tipo de hombre que fuera un genio, pero tenía esa astucia propia de la persona que se ha criado en el campo. Se quedó pensativo, pensando en opciones que pudieran plantearse, y cuando mencionaste a Cynthia torció el morro.

¿Cynthia? arrugó la frente, como si el nombre le hubiera sorprendido. Harry tenía mucha relación con ella.. dijo serio. ¿Y dices que oculta algo?

La preocupación reflejada en el semblante del pescador era obvia, bufó mirando a la lluvia, en dirección a la abadía que apenas quedaba perfilada por la tormenta.

Deberíamos hablar con la hermana Claire. Es severa, pero es buena mujer. propuso, luego te miró de soslayo. Si no sabe nada de esto.. es posible que quiera resolverlo, también está preocupada por Alice.

¿qué me puedes decir de la hermana Cynthia? - Apliqué apurada, quizás demasiado. Me contuve llevando mis manos unidas al estómago mientras jugueteaba con los dedos- No se yo...¿Quizás la hermana Claire suele pasarse por aquí? Me sabe muy mal que le puedan regañar a Alice, la pobre parece tan asustada...como usted dijo, el miedo que siente es pavor hacia algo. - dudé unos segundos, sopesando opciones- aunque...creo saber donde guardan al perro. 

No demasiado. admitió el hombre. Una de las hermanas de la abadía, la ama de llaves, lleva allí muchos años. No sé mucho de ella, no sale demasiado del convento.

Al hablar de Alice, la mirada del pescador se ensombreció un poco, afloró de nuevo la preocupación cerval del hombre por la monja.

La hermana Claire no sale del convento, y menos con la lluvia. Se la debería interpelar allí.. dijo pensativo. Si realmente está pasando algo perverso.. se santiguó. ..debemos saber qué sucede.

Cuando dijiste que sabías dónde podría estar escondido el perro, te miró extrañado para preguntarte dónde creías que estaba.

Pues deberíamos de ir entonces, pero yo, yo apenas llevo aquí un día, y no se muy bien como se tomarán el hecho de que me meta en sus asuntos. La hermana Cynthia ya me ha mostrado la puerta como quien dice una vez- bajé la mirada al ver la preocupación del hombre, deslizándola casi de inmediato hasta la ventana- quizás podríamos ir mañana cuando le venga bien. Parece que está encerrado en algún lugar del  scriptorium según Alice. Pero no pude saber más, estaba a punto de darle un algo, un vahido solo de mencionarlo. La pobre lo está pasando mal, pero no quiere irse...- musité

Si convencemos a la hermana Claire de nuestras sospechas.. y Alice nos asiste, no debería ir mal. dijo el pescador pensativo.  Tienes razón, podría salirnos muy bien.. o muy mal.. 

Desde luego Gwydion parecía dispuesto a echarse el mundo a la espalda, dirigirse al convento de inmediato, aunque ya empezaba a oscurecer. Cuando le comunicaste donde podía estar el perro, arrugó la frente.

No tiene sentido que tengan un perro allí, las hermanas se hubieran dado cuenta. Sé que el scriptorium ya no se usa.. pero sigue estando dentro de la abadía. comentó sin tenerlas todas consigo, luego movió la cabeza. Lo cierto es que nunca llegamos a investigar la abadía, nunca creímos que dado que las monjas se quejaban.. tuvieran el animal dentro.

Hizo una pausa, te miró serio, quizá superado por los acontecimientos o el descubrimiento de lo que iba mal.

¿Cuándo quieres ir? ¿Ahora o mañana por la mañana?

Mañana mejor - mis tripas rugieron quedamente, por el hambre. Miré azorada a mi estómago- oh, perdón, ¿tienen algo de comer? Desde el desayuno no he catado comida alguna- una sonrisa nerviosa y casi vergonzosa se formó en mi rostro- Vamos abajo- mi pensamiento era comer algo y escuchar a los hombres del lugar,quizás si alguna se acercaba le preguntaría por historias, o si había algún grupo amplio me acercaría yo. Depende de como viese que iban a ir las cosas. 

Gwydion asintió ante tu plan, cuando bajaste no sacaste nada en claro de la parroquia de pescadores que pudiera serte de interés. Sí, tenían muchas historias y leyendas, pero ninguna se ajustaba a lo que necesitabas, así que tras una dura jornada te fuiste a dormir.

Fue una noche plácida, silenciosa, pero de madrugada tuviste de nuevo un sueño de significado ambiguo. Te veías en pie junto a la ventana, contemplabas una oscuridad estrellada, y en el horizonte la siluete negra de una torre con una luz en su cima. El faro, aquel misterioso faro que parecía perseguirte por todos lados y la desazón que te embriagaba al verlo. Quisiste reaccionar, pero abriste los ojos de forma repentina. La lluvia seguía cayendo, era temprano por la mañana.

Abajo estaba Gwydion en pie, el bar parecía tenerlo cerrado y sobre la barra había una escopeta y algunos cartuchos para la misma. El hombre te saludó dándote los buenos días con gesto adusto.

El faro...Miré al techo de la habitación aun en la cama. El faro tenía que significar algo ¿podría ser el recuerdo de algún lugar? Quizás cerca de donde me perdí porque allí no había ninguno. Remolonee en la cama un poco, escuchando el sonido de la lluvia al caer. Pensé en la pobre Alice, y en O´Connel. ¿no tenían prohibido casarse las monjas? Pobre hombre...Igual solo le tenía un cariño especial, como a una hermana. 

Suspiré y acabé por levantarme- una ventana...- miré por si un casual podría ser la misma de la habitación. Me asomé por esta, para ver que se veía desde allí. 

Me aseé y bajé abajo con la mejor de mis sonrisas, pero no parecía que me recibieran con estas. Miré al hombre y la escopeta- ....buenos días... ¿ocurre algo, O es lo normal por las mañanas? Pregunté mirando el arma. 

El hombre te miró algo taciturno, apretando los labios.

Si ese perro está dentro de la abadía.. y supone un peligro.. dijo lentamente, dirigió una mirada a la escopeta. Prefiero estar preparado. explicó mientras te servía una suerte de café, bastante aguado. Marcharemos en breve.. desayuna tranquila. suspiró.

Quizá dándose cuenta de la extrema severidad con la que te había recibido te miró algo más suave.

Disculpa. No quería asustarte. Todo este asunto me tiene muy nervioso.

Pero no será quizás un poco agresivo ir con...¿con una escopeta? - miré el café que me sirvió, lo olí y tras eso lo probé un poco. Aquello tenía de café lo que yo de Irlandesa. Nada. Aun así, se agradecía el gesto.

No se preocupe, le puedo hacer una pregunta ¿ha vivido siempre aquí?

El hombre te miró con detenimiento, una mirada dura, pero no pretendía intimidarte.

La llevaré debajo de una tela, no la voy a zarandear delante de las monjas, no se preocupe. hizo una pausa, abrió la escopeta asegurándose de que estaba descargada y la cerró así. Pero prefiero ser cauto, eso es todo.

Mientras recogía las cosas, Gwydion respondió.

Nací en Mull, la isla vecina, pero me trasladé aquí después de la guerra. Perdí a muchos amigos.. no soportaba ver los lugares en los que crecí con ellos.. y ver que no estaban. explicó con tono de haber superado ya ese terrible episodio. Supongo que todos tenemos siempre razones por las que huir.

El pescador se mostró listo para marchar cuando tú lo estuvieras.

La muchacha lo miró sin terminar de entenderlo, se le iba a ver, seguro. O eso creía. - oh nacio donde Alice entonces- se me escapó una sonrisilla tierna mientras apuraba el café.- bueno, ya lo tengo pensado, le diré a la hermana que cuando me quedé me pareció escuchar al perro en la noche, cosa que es cierta, pero lo situaré cerca del scriptorium y usted solo vendrá a asegurarse que no haya nada...¿le parece bien?

Es un plan. el hombre asintió encogiéndose de hombros. Envolvió la escopeta con tela, si bien quedaba claro que por la silueta era lo que era, al menos la protegería de la lluvia.

Veamos qué podemos sacar en claro.. de todo esto. dijo tratando de mostrarse decidido, aunque no necesitaba demasiado. Tu comentario sobre Alice hizo que alzara un poco la ceja, pero no dijo nada sobre ello, quería estar centrado.

Ambos salisteis del pueblo con la lluvia arreciando. Parecía que el día se había torcido y la habitual lluvia normal se estaba volviendo tormenta, los destellos de los relámpagos auguraban potentes truenos que hacían temblar la isla. Gwydion miró al cielo algo sobrecogido, te miró diciendo algo de menos mal que estamos en tierra, pues una mirada hacia el mar podías verlo muy encrespado.

La abadía permanecía indolente al azote de la tormenta, vuestra llamada hizo que una de las hermanas abriera la puerta, una a la que no conocías el nombre. Os invitó a pasar cuando preguntasteis por la hermana Claire, y pronto os recibió esta en la capilla.

La hermana Claire llegó con el ceño fruncido, antes de decir nada os echó una mirada inquisitiva y terminó por alzar la ceja viendo que el pescador portaba el arma.

¿Por qué llevas eso, Gwydion? preguntó desconcertada. La respuesta del hombre fue tranquila, inquirió a la monja que te escuchara a ti. La mirada de Claire se dirigió hacia a ti entonces, interrogante. ¿Qué sucede?

Con ella habían llegado un par de hermanas más y la propia Alice, esta se había quedado apartado con el rostro compungido. Gwydion la había visto, pero trató de mantener la compostura atendiendo la razón por la que estabais ahí.

Intentó escuchar al hombre en mitad de la tormenta, mientras intentaba que la cofia siguiese en su sitio. Aquello no presagiaba nada bueno, aunque ella no era demasiado creyente por lo que quitó esa idea formada sin duda por culpa de esa abadía de golpe. 

Al alzar la vista para ver el mar, su cuerpo tembló debido al recuerdo de su despertar "si yo estuviese ahí o si quedase alguien vivo...su cuerpo daría contra las piedras causando su muerte sin duda" Avancé teniéndome que agarrar mas de una vez al pobre hombre con tal de no caerme.

Cuando entramos yo al menos estaba calada hasta los huesos, y temblaba ligeramente. Nos llevaron ante la mujer y pude ver con cierto horror oculto a Alice entre las que se encontraban a su lado Hermana Claire...¿podríamos hablar con usted en un lugar mas privado? Solo será un segundo. Dije regalando mi mejor sonrisa.