Partida Rol por web

-"Bien teniente, Roan ha hecho un buen trabajo. Duele cuando lo muevo mucho, pero nada que no pueda aguantar un cabronazo como yo. Ya sabe que soy bastante duro y aguanto bien el dolor."

Miro cómo Jack se sienta al lado mía.

-"Mañana, estando más frescos, veremos qué hacemos. Pero no tenemos muchas opciones... ir a la ciudad tiene que ser la prioridad. Tendremos que andarnos con mucho ojo, por lo que hemos comprobado y oímos en esa granja, ese grupo no es el único que hay por la zona. Habrá que evitarlos y dirigirnos directos a la ciudad. Supongo que siguiendo el curso del río llegaremos allí. Además de tener agua fresca todo el tiempo, podemos intentar pescar algún pez y recolectar algunas bayas o frutos que encontremos."

Nunca me había gustado cazar ni pescar, pero me temía que tendría que hacer uso de mis habilidades de boyscout para conseguir algo de comida.

-"Bueno teniente, si no tiene sueño quédese vigilando. Yo me echaré un rato. Tenga."

Me levanto y le doy la pistola. Me giro y me dirijo a la hoguera. Me pongo mi ropa seca y me acomodo en un sitio cerca del calor del fuego. En décimas de segundo me quedo tieso por el cansancio acumulado. En mis sueños aparecen lobos enormes, niños zombis, casas ardiendo, una striper (esa se coló no se cómo), aullidos en el bosque, agua y burbujas....... ZZZZZZZZ

John contempló los rostros apesadumbrados a su alrededor. Dios tenía razón, había demasiado dolor y sufrimiento en el mundo. Era hora de acabar con todo y vivir la eternidad en el Paraíso.

- El apocalipsis era la única opción, y lo sabes. ¿Qué es un dolor efímero en comparación con la vida eterna junto al Señor? Sería lo más piadoso.

- Ya, pero no parece muy cristiano pecar para conseguir la salvación de otros, ¿no?

- Pasaría antes de que se dieran cuenta. Sin dolor. Sin sufrimiento. Sería prácticamente un acto de bondad. De caridad. De amor.

- Asfixiarles mientras duermen no tiene nada de amor. Una cosa es adelantar las cosas, como con Donnie, pero eso no. No lo veo claro.

- Mírales. No pueden más. Lo único que quieren es rendirse y que todo termine. Sólo sería adelantar un poco las cosas.

- Ya, pero creo que sigue siendo un camino equivocado. Si puedo reconfortarlos de alguna manera haciendo que se reúnan con Él lo antes posible lo haré. Pero no mataré a nadie. Va en contra del quinto mandamiento.

La voz no replicó. Parecía que había ganado la batalla por esta vez.

El fuego comenzó a contrarrestar el frío ocasionado por el chapuzón y el calor comenzó a adormecerle. Había estado un buen rato orando y meditando pero los párpados le pesaban demasiado después de tantos días de vagar por el bosque por lo que se acurrucó cerca de la hoguera y empezó a quedarse dormido

El fuego comenzó a contrarrestar el frío ocasionado por el chapuzón y el calor comenzó a adormecerle. Había estado un buen rato orando y meditando pero los párpados le pesaban demasiado después de tantos días de vagar por el bosque por lo que se acurrucó cerca de la hoguera y empezó a quedarse dormido

 Staci puso una sonrisa bobalicona ante las palabras de Larry, como si aquel halago fuera difícil de asimilar para la chica prodigio. La idea de estar volviéndose una mejor superviviente realmente le provocaba un sentimiento cálido en su interior; especialmente estando dentro de un grupo con tanta gente experimentada y capaz. Después de ver a tanta gente morir en tan poco tiempo, víctimas de diversas circunstancias, Staci sentía que estar viva en ese momento se debía a pura suerte o al esfuerzo de sus compañeros; pero no de sus propias habilidades. Quería que eso cambie. Y debía constituirse como alguien más fuerte para ese fin.

 Al igual que otros en el grupo, el cansancio le estaba ganando a Staci. Como a Tessa, que se había quedado dormida en sus brazos, en total confianza. Un pequeño acto que significaba mucho para ella. Su amistad siempre fue más sobre acciones que sobre palabras, después de todo. Tessa defendía a Staci, Staci ayudaba a Tessa... solo el tiempo diría si la dinámica de su amistad seguiría aquel rumbo.

 Más ahora lo que único que llamaba a Staci era el deseo de un descanso prolongado. Acomodándose al lado de su amiga; la cuatro-ojos dormita en silencio.

La noche cayó sobre el grupo como si se tratase de un regalo. A pesar de lo poco que llevaban juntos, sorprendentemente, se encontraba bastante cohesionado. Solo el padre, recién llegado, se mostraba aún reticente al comunicar todo lo que pensaba, pero ahí estaba también, con ellos, jugándose el cuello a su lado.

Cuando las primeras luces del amanecer iluminaron el campamento, de la hoguera solo quedaban rescoldos y parecía como si nada malo le ocurriese al mundo. Aquello era una especie de retiro, en donde la naturaleza solo proporcionaba equilibrio y paz, e incluso los pájaros más madrugadores cantaban, como si quisieran recordaros que todavía existía algo hermoso por lo que vivir.

Claro que vosotros erais únicamente unos invitados. Aquel no era vuestro destino final, solo una parada más hacia lo que quisiera teneros reservado.

Tardé en reaccionar. Tal y como estaba, no me daba demasiada luz, así que mis ojos no sintieron el primer rayo hasta mucho después de que mis oídos detectaran el canto de los pájaros. He de reconocer, que resultaba muy agradable; no recordaba haberme despertado de aquella manera, desde hacía muchos años, cuando era tan solo una niña que iba de campamento con su madre como si aquella fuese la mayor de las aventuras.

Pero hacía muchos años de aquello.

A mi lado tenía a alguien muy diferente. Keira aún dormía, y su respiración, acompasada, lenta, relajada, era la prueba de ello. Su rostro estaba junto al mío y mi brazo, por encima del suyo. Ambas estábamos tumbadas de lado en el suelo, enfrentadas. Sus labios estaban entrecerrados, dejando ver una pequeña cantidad de sus incisivos.

Ella estaba preciosa y yo, muy tonta.

Ni siquiera me atreví a moverme para no despertarla, pero sí que miré a mi alrededor, al cielo, y también a los demás. Estábamos en el círculo que habíamos formado, alrededor de la hoguera, y afortunadamente, no parecía faltar nadie. Todos dormíamos, merecidamente, pensé, al recordar todo por lo que habíamos pasado.

Acto seguido, volví a concentrar mi atención en Keira. Mi mano recorrió involuntariamente su piel desnuda, deslizándose desde la base del cuello hasta el final de su espalda. Al tacto resultaba suave, pero también tenía algunas cicatrices por su intensa vida. Eso le daba carácter y también un pasado que seguramente, sería difícil de recordar. ¿Y quién no tenía uno así? Yo desde luego, no lo ocultaba.

Pero lo importante no era olvidar el dolor, sino aprender a vivir con él. Éramos lo que nuestros errores y los de aquellos que nos rodeaban, habían creado. Y para bien o para mal, debíamos arrastrarlos en cada una de nuestras acciones.

Quizás por eso me sentía tan bien con ella.

Sabía que me entendía.

Sin querer despertarla, acerqué mis labios a su mejilla y la besé con suavidad. Me sentía demasiado bien a su lado como para querer despertarme de lo que parecía un sueño.

Estaba tan cansada que pensaba que jamás despertaría de aquel sueño, tumbada junto a la mujer que me había conquistado, sintiendo el calor de su cuerpo en contacto con el mío, su suave respiración acariciando mi piel. Pero estaba equivocada. Empecé a sentir un suave roce a la altura de mi cuello que provocó que soltase un pequeño gemido de cansancio sin querer abrir los ojos y quedarme allí tumbada el resto del día. Fue entonces al sentir sus labios cuando una involuntaria sonrisa se dibujó en mi boca.

– Estás despierta… – dije en un tono bajo, sin apenas pronunciar, resaltando lo evidente.

Abrí un ojo notando como me pesaba el párpado y entonces de nuevo la vi, aquel hermoso rostro que provocaba que mi pecho se agitara. Amplié mi sonrisa y me acerqué más a ella para devolverle el tierno beso, solo que no fue tan tierno ni fue en la mejilla, mis labios buscaron los suyos y lo hice con intensidad, uno tras otro, usando la lengua para acariciar sus dientes. Todo eso mientras hacía algo de presión con mi pierna para intentar meterla entre las suyas y… paré, joder. Apartándome y soltando un suspiro antes de reír, notando como por mi culpa había hecho que mi cuerpo se encendiera.

Por suerte el fuerte rugido de mis tripas me quitó la tentación de continuar besándola y puede que hacerle algo más que eso. Estaba hambrienta, muy hambrienta, y no teníamos nada que llevarnos a la boca.

– Tendríamos que ir a cazar o buscar algunas moras, tenemos que recuperar energía antes de empezar a caminar – le dije a Claire, acariciando su nariz con la mía, aun tonteando con ella – O podría comerte a ti… – terminé diciendo soltando una suave risa, llevando mi mano hasta su vientre para meter mis dedos bajo su camisa y palpar aquel ombligo – Joder, vamos a levantarnos de una puta vez, porque no voy a parar si nos quedamos aquí tiradas.

No dormí mucho, estaba acostumbrado a los continuos madrugones y con cuatro horas me valía. Era una mañana preciosa, llena de luz y de vida. Me incorporé y me desperecé con un estiramiento titánico, que me hizo ver las estrellas por la mordedura. Me levanté y miré alrededor.

-¡Joder! Estas dos no pararán en todo el día.

Keira y Claire ya estaban despiertas y frotándose la una con la otra. Había mucha pasión contenida en ellas. En cualquier momento explotaría y veríamos una buena sesión de sexo lésbico.

-"Buenos días chicas. Veo que os habéis levantado con ganas. Hay que ir despertando a los demás."

Fui a ver al teniente por si se había quedado dormido y acto seguido me encaminé a la orilla del río para acicalarme. Por doquier se oían los tempranos trinos de los pajarillos, el correr del agua, el viento en las hojas... sin duda alguna era un día precioso...

Pasé la noche alternando ratos sentado bajo el árbol con algunos paseos para estirar las piernas y espabilarme cuando notaba que me amodorraba. Desmonté y monté la pistola que me había dejado Tom un par de veces, miré absorto el cielo nocturno durante largos ratos, avivé un poco la hoguera cuando vi que las llamas flaqueaban e incluso me atreví a alejarme durante un breve instante para mear en el río. 

Cuando la claridad vino y comenzaron a despertarse los más madrugadores pude ver que entre ellos estaba la pareja de enamoradas. Me alegraba que estuvieran viviendo algo así en estos momentos, las dificultades se les harían mucho más llevaderas. Pero me hacía gracia ver a una soldado tan ruda como Keira tan acaramelada. 

Cuando Tom se acercó para asegurarse de que no me había dormido le dije: 

- No, me he mantenido despierto toda la noche, sargento. Creo que va siendo hora de ponernos a buscar víveres por la zona. 

Le devolví el arma que me prestó anoche, me puse en pié, estiré la espalda y me puse manos a la obra.  

ME despierto de pronto, creo que por las voces que oigo. El sargento tiende a hablar a gritos, seguramente por costumbre, así que no me extraña que no pueda dormir.

-Joder, sargento. Ya podía haber esperado un poco más -le digo. Veo a Staci, aún dormida a mi lado, y a Claire y a Keira, que parece que se están debatiéndose entre levantarse o ir a un sitio más privado. Cada uno a lo suyo, está claro.

Las tripas me rugen. Tengo hambre.

Y en ese momento, Jack habla de ir por víveres.

-¿Y qué vamos a buscar? ¿Osos? ¿No cree que es un poco peligroso, Teniente? -le digo, mientras me froto los ojos.

Me despierto como casi todos, por la luz, las voces, los putos pájaros... y me doy cuenta de que no estoy en Kansa. Tampoco es que sea Oz, precisamente.

Todos están hablando de comida y yo parece que tenga un agujero en el estómago. Cuando Tessa habla de osos, el hambre se me quita de repente.

-Pues yo voto por seguir. Estamos cerca de la ciudad y puede que encontremos algo por el camino, pero como nos crucemos con un puto oso vamos listos. No creo que estemos para eso ahora. Y yo tampoco voy a vivir a base de setas, así que... creo que echaré una meada y a seguir.

Me levantó y me aparto del grupo para aliviar la vejiga. Me siento como si no hubiese meado en veinte horas, si es que eso es posible.

Keira despertó.

O siempre lo había estado, mientras la observaba y me pensaba qué hacer. Me recibió con una sonrisa y un beso, pero también con un movimiento que activó todo mi cuerpo como si de repente, hubieran echando leña y gasolina. Involuntariamente, desplacé mi pierna para acomodarla a la suya y al sentirla entre mis muslos, abrí la boca en una súplica muda.

Menos mal que se detuvo, o más bien, que nuestras tripas lo hicieron, la suya y la mía.

-Creo que alguien está intentando decirnos algo -comenté entre risas. Keira sugirió entonces ir de "compras" al bosque, y algo todavía mejor....

– O podría comerte a ti… 

-Siempre que quieras -le dije, mientras recibía su mano bajo mi ropa y me dejaba llevar, hasta que de nuevo, su voz nos devolvió a la realidad.

-Sí, será mejor -dije, suspirando, mientras me ponía en pie. Poco a poco todos se habían ido despertando. Zach se levantó a regar un árbol y el resto, parecía discutir qué hacer.

-Yo no creo que debamos arriesgarnos. Podemos continuar avanzando por si encontramos algo más. Para perdernos en el bosque en busca de frutos siempre hay tiempo. Pero me parece que un par de horas deberíamos estar en la ciudad -sugerí, mirando a todos.

Roan despertó tras un largo sueño... era tal vez la primera vez en semanas que dormía tan bien. Además el agua le había sentado bien, aunque parte de su material se había roto o había quedado dañado. Fue a por su ropa* y estaba rígida por el fuego, pero le daba igual...la sacudió y miró algunos rotos que tenía de todo lo que había pasado. 

Se la puso e hizo un pequeño inventario del material que servía y cual no sobre un trozo de tela... parecía que iba a vender algo, y no sabíais bien cual era el criterio que seguía el médico, pero allí se encontraba clasificando. Sin mirar al grupo y mientras seguía clasificando cosas dijo:

-¿Queréis que os cuente el plan que tenía pensado o pasáis de mi? - dijo preguntando por el interés, antes de darle la vara a nadie...total, si no se fiaban de él, poco iba a decir

Las palabras de Tessa me hicieron pensar en el riesgo de andurrear más de lo necesario por el bosque. 

- Puesss...si, tienes razón. De todos modos yo iré especialmente pendiente de recoger alimento durante el camino, conozco más o menos que podemos encontrar en este tipo de bosque y en qué zonas. En el ejército nos enseñaban a sobrevivir en diferentes entornos. Si veis que me alejo un poco por el camino no os preocupéis. 

Iríamos directos hacia la ciudad entonces. 

-Yo no tengo ningún problema en escuchar otros planes -dije en voz alta, en respuesta a la pregunta de Roan. 

Otra cosa es lo que haga, pensé.

Se notaba la diferente capacidad de liderazgo de cada uno de los soldados. El sargento actuaba como un sargento y no le importaba donde ir, pero sí cómo. Keira... bueno, ahora era muy diferente; ya no la veía de la misma manera y por lo que me había dicho, ella a mí tampoco; pero el Teniente y Roan se comportaban como si los rangos estuviesen cambiados.

Y eso creaba un conflicto, aunque nadie se diese cuenta.

-Oiga, Roan. La ciudad está próxima y con ella, la gente que nos importa. ¿Qué hay más importante que eso? ¿Sobrevivir? ¿Cómo podría hacerlo pensando que quizás la vida de mi madre dependía de mí y yo le volví la espalda, o me detuve más tiempo de la cuenta para hacer otras cosas? Diga su plan, si quiere, pero todo lo que no sea ir allí, y deprisa, creo que no me valdrá para nada.

Me acerqué a Keira, agarré su mano y cerré mis dedos entorno a los suyos. ¿Estaba siendo dura? Sin duda. Pero bajo aquel caparazón, solo ella sabía lo que había.

Me levanté junto a Claire y apoyé con timidez el tobillo en el suelo, notando como todavía me dolía pero al menos había conseguido descansar un poco y podría volver a caminar. Estaba cansada de ese puto pie y no paraba de darme problemas una jodida vez tras otra. Así que mientras los demás comenzaban a elaborar el plan yo fui coger mi ropa y la de Claire, acercándosela también a ella antes de empezar a vestirme con el uniforme del ejército. Si antes me quejaba de ir cargada con todas esas mochilas, ahora las echaba de menos después de haberlo perdido prácticamente todo.

- Entonces pongámonos en marcha, debe haber conejos y frutas silvestres en cualquier dirección - comenté mientras terminaba de abrocharme las botas - Podemos discutir todo esto de camino a la ciudad ya que todavía nos quedan unas horas por delante.

Cuando me levanté y Claire agarró mi mano, notando como sus dedos se entrelazaban con los míos, la miré y le devolví yo también un apretón. Sabía en qué estaba pensando y de alguna forma la comprendía, aunque yo no pudiera sentir lo mismo por mi familia. Anteponía su propia seguridad y vida solo por buscar a su madre, sin saber qué podría haber sido de ella, si estaría bien o sería otro de esos putos mordedores más en busca de carne que llevarse a la boca sin una pizca de cerebro. Pero qué coño importaba, yo lo tenía claro.

- Adelante Roan, cuéntanos tu plan, cualquier idea ahora mismo nos servirá de ayuda - miré a la chica que tenía a mi lado y cogí aire notando como mis pulmones se llenaban y mi pecho se hinchaba - Aunque yo no me separaré de ella, le hice una promesa y pienso cumplirla.

Pero también sabía que no sería tan fácil, que las dos solas desarmadas no duraríamos una mierda en la ciudad. Necesitábamos comida, armas, munición y toda la ayuda que pudiéramos encontrar antes de seguir. Porque sino seríamos nosotras las que estaríamos perdidas.

Uno a uno fueron despertando y armando cada vez más ruido.

Desde luego no parece que tengamos unos lobos sobrenaturales siguiéndonos la pista. Seguro que nos pueden oír desde la granja.

Pero el sacerdote no abrió la boca. Se limitó a seguir recostado contra el tronco de un árbol sin perder una palabra de lo que sus compañeros decían. Sonrió cuando el teniente mencionó el desayuno y recordó las palabras del Éxodo:

"Y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.

Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no."

Evidentemente no iba a llover maná del cielo. La gente se tomaba el Antiguo Testamento al pie de la letra. Era un gran error. Aquello significaba que El Señor cuidaba de los suyos.

Dios proveerá.

El bosque tenía mucho que ofrecer. Sólo había que ir y tomarlo. Y claro, no ser demasiado quisquilloso.

Seguro que mucha gente aquí no está dispuesta a comer insectos o gusanos se dijo pensando en la cantidad de estos pequeños animales que podría haber bajo un tronco podrído del bosque.

 Despertándose después que casi todo el mundo (desafiando las expectativas de chica puntual que algunos de los presentes pudiera tener), Staci se despabila rápidamente y va en búsqueda de su ropa; endurecida por el calor pero seca al fin. Se viste intentando no llamar la atención y revisa sus pertenencias en la mochila. Era necesario revisar que todo estuviese en orden entre las pocas pertenencias que tenía en aquel mundo.

 Y entre las mismas, encontró un recuerdo de la casa de los Miller del que se había olvidado por completo debido a la cadena de sucesos que se habían dado desde aquella última fiesta: una lata de comida. Golpeada por las rocas del río y posiblemente difícil de abrir, pero era algo de comida al fin y al cabo.

 Sin embargo, Staci, corazón de samaritana, no consideraba justo que algunos del grupo comieran y otros no. Tendrían que ver que tenían entre todos para comer. Y si no había suficiente, buscar.

- ¿Qué... qué tenemos entre todos en cuanto a comida? Aquí hay una lata...

Estábamos casi preparados para partir, solo faltaba preparar alguna cosilla. Roan preguntó que si queríamos escuchar su plan, parece que era el único que le había dado al coco. No me gustaba nada de él, nos había mentido y ocultado cosas. Y estaba seguro que no nos lo había contado todo, pero era el único que había ideado un plan.

-"Pasamos de ti, pero sentimos curiosidad. Así que cuéntalo ya y déjate de moñadas."

Una sonrisa en mi cara demostraba que estaba de vacile. Sí, una sonrisa, una de las pocas veces que me verían bromear y sobre todo reírme. Había dormido bien y el escapar de esa granja y de los lobos me agradaba sobremanera.

Roan dejó su "top manta" de medicinas por un momento y explicó en que consistía su plan:

-Mirad, la ciudad está atestada de zombies...muy muy atestada...- tampoco quería ser negativo - pero también hay gente, es tan fácil como en un edificio de varias plantas bloquear las escaleras y los ascensores o directamente la entrada y puedes sobrevivir semanas o meses, especialmente si te has quedado casi solo y tienes todo para ti.

Tras esa pequeña pincelada de esperanza explicó como pensaba evitar eso:

-Yo salí de la ciudad por las alcantarillas... en la salida de uno de los colectores principales me encontré con Jack, Keira  y Tom - así había sido - lo suyo es volver a rehacer el camino y entrar a mi vehículo... el cual no os voy a engañar, es un laboratorio móvil, un striker 8x8 adaptado que estábamos moviendo hacia Missouri, a un punto que no me revelaron. -se encogió de hombros- La verdad es que es un gran vehículo pero jamás se pensó para atropellar zombies, así que al cabo de unas horas los sensores y visores estaban obstruidos por carne y vísceras... con tan mala suerte que el conductor se asomó por la escotilla y chocamos con algo, saliendo éste disparado...los otros dos seals que me custodiaban-curiosa palabra- salieron en su ayuda..yo no salí por estar desarmado, tras un incidente que pasó en las anteriores instalaciones todos los científicos fuimos desarmados y se nos asignaron como "escoltas" a  Seals en vez de soldados regulares... La marea devoró a los tres, así que cerré la escotilla y intenté mover el vehículo pero jamás había conducido un 8x8...así que pillé las armas del conductor-efectivamente Roan llevaba las armas de un Seal antes que se las quitaran- abrí la escotilla inferior y sí...ahí estaba, gracias a Dios, una tapa de alcantarilla. Así que me deslicé, cerré el vehículo y aquí estoy.-dijo enseñando la llave, que era parecida a la de un coche normal, pero más grande y más cuadrada.

Dejó que asumieran los datos y continuó:

-Dentro hay comida, munición y todo un laboratorio con su quirófano..y si lo pudiéramos mover tendríamos vehículo, tiene gasolina para una semana de viaje... además dentro hay una radio muy potente del propio vehículo y un portátil militar que nos conectará con la red de investigación de defensa, si es que sigue existiendo, claro...pero ya con la radio podríamos escuchar y si limpiáramos los visores y los sensores tal vez lo podamos mover- dijo con dudas.