Partida Rol por web

No tardamos demasiado en salir del bosque y encontrar los últimos vestigios de la civilización hacia la cual nos dirigíamos. Sin duda, aquellos coches no solo eran las huellas del miedo y la desesperación, sino también del afán de unos cuantos por sobrevivir, a cualquier coste.

Me pregunté si se habrían peleado entre ellos por lo que tuvieran en aquellos coches, si había familias enteras y si, por supuesto, lo habrían conseguido. 

No nos habíamos encontrado con nadie, así que por qué no habrían de haber podido huir. 

Pero también miré más adelante. La ciudad era ahora un lugar del cual huir, no al que acercarse. ¿Qué nos esperaría allí? ¿El caos más absoluto? ¿Nuestra propia muerte? Un temblor me recorrió de arriba a abajo y me pegué a Keira. Desde que habíamos reiniciado la marcha, no me había separado de su lado y no pensaba hacerlo ahora. Me sentía más unida y necesitada que nunca. Había pasado de ignorar a todos y vivir mi propia vida, a tener una Keira-dependencia brutal, fruto de unos sentimientos que no había esperado que se despertaran en mi interior, mucho menos por alguien a quien acababa de empezar a conocer.

Automáticamente, pasé un brazo alrededor del suyo y apoyé mi cabeza en su hombro. En un mundo que se había ido a la mierda, no debía ser legal que me sintiese tan bien a su lado, pero así era.

Pero no perdí la objetividad. Había muchos coches y eso significaba también, muchos peligros. Zach avisó de algo obvio. ¿De verdad íbamos a poder encontrar algo allí?

- Eso es... un autobús escolar. Puede que ahí haya comida si estaban transportando niños. Pero... puede que también haya... niños muertos -dijo Staci.

La idea de ver los cuerpos de un montón de niños destrozados no me atraía nada, pero ella parecía decidida, así que miré a Keira.

-Será mejor que la ayude -le dije, dándole un beso tierno en la mejilla, que desee se prolongara mucho más, y adelantándome hasta llegar a Staci -. Espera, iré contigo.

Advertí que Staci había señalado el autobús escolar y había indicado que se dirigiría hacia allí. Un autobús escolar, joder. Con la suerte que teníamos, seguro que estaba lleno a rebosar de niños zombies. Era una locura que la chica prodigio se dirigiera sola al autobús, aunque por suerte Claire se ofreció para acompañarla.

-¡Eh, ni de coña os dejo entrar solas ahí! -exclamé, echando a andar tras las chicas para acudir al autobús escolar-. A saber lo que nos vamos a encontrar allí... -No estaba nada seguro de que pudiéramos hallar alimento dentro de aquel vehículo, pero no pensaba dejar a dos de mis compañeras solas frente a un posible peligro-. ¡Que nos hubiérais salvado el culo en la granja de los horrores no os convierte en las Millas Jovovich de este apocalipsis!

Y menos mal que no lo eran. Nunca me gustaron las pelis de Resident Evil. Siempre fui más fan de los videojuegos.

Tenía la sensación de que era invisible para el grupo, lo cual no era de extrañar dado que era la última incorporación y que no pegaba ni con los militares ni con los estudiantes. Pero por lo menos le permitían seguir con ellos lo cual aumentaba sus posibilidades de supervivencia.

Cada vez estaba más seguro de que todos iban a morir lo que era una buena noticia. Pronto estarían todos en el Paraíso. Las voces seguían susurrando que adelantara el proceso pero eso chocaba frontalmente con la doctrina divina de no interferir en la vida de los demas. De ahí que la iglesia estuviera en contra del suicidio.

Pero John no dejaría que ninguna de sus ovejas sufriese. Si era necesario él les libraría del dolor. Sólo si era necesario, claro.

Al llegar a la carretera John tenía más hambre que nunca. Los pocos frutos silvestres que habían encontrado no habían conseguido satisfacer su apetito. Sabía que era peligroso y practicamente fútil inspeccionar los vehículos como había dicho el chico, pero era necesario. Al menos para controlar el hambre y la desesperación. Asió con fuerza una gruesa rama que había cogido del bosque a modo de garrote¹ y pensó qué hacer.

Vio a Jack ir hacia el coche de policía y a la chica de gafas ir al autobús acompañada por Claire y Larry. Como Roan permaneció vigilante se decidió a ir hacia la ambulancia. Quizás no habría nada de comer pero sí habría medicinas y otros útiles igual de valiosos.

- Yo echaré un vistazo en la ambulancia - le comentó a Roan con la firme intención de llevarle lo que encontrara para que el médico decidiera su utilidad.

Sentía como el estómago todavía me rugía después de nuestra caminata en el bosque, pero aquella autopista repleta de coches no pintaba demasiado mejor. Seguramente Zach tuviera razón y hubiera poco que sacar de ellos, pero si teníamos la posibilidad de encontrar unas latas de comida o algo que llevarnos a la boca tendríamos que hacerlo. Así que cuando Claire dijo que iba a mirar aquel autobús simplemente asentí, frunciendo levemente el ceño esperando que no hubiera nada en su interior, no algo más que cadáveres.

– De acuerdo, ten cuidado – me limité a decir simplemente, antes de que se alejase de mi lado por primera vez en todo el día y fuese con Staci.

Aunque algo dentro de mí me empujase a estar con ella, a intentar protegerla de cualquier peligro que pudiera encontrar, sabía que realmente no me necesitaba. Ya había demostrado ser fuerte y Staci también, de alguna forma, después de lo que habíamos pasado al menos había conseguido sentirme más unida a ellos y confiar un poco más en sus aptitudes. Así que yo decidí ir con el padre a ver si había algo de equipo médico en la ambulancia que pudiéramos rescatar, aunque fueran cosas básicas como vendas y desinfectantes. Lo que fuera sería de utilidad después de haber perdido casi todo lo que llevábamos.

– Le ayudaré a buscar, padre – dije yendo con él, notando todavía como el tobillo me dolía pero al menos era capaz de andar, lo cual de momento tendría que ser suficiente – ¿Y a usted qué le lleva a la ciudad, padre? ¿Tiene algún conocido al que quiera buscar o es por la señal de salvación?

Comencé a charlar con él, la verdad es que apenas sabíamos nada el uno del otro y puesto que parecía haberse unido a nuestro grupo… era mejor conocerle antes de saber si podía o no confiar en él. Mientras me dirigí a la parte trasera de la ambulancia e intenté mirar por las ventanas para ver si había algo dentro, o mejor dicho, alguien. Así que en cuanto estuve lista abrí las puertas traseras para empezar a buscar.

Jack se acercó al coche patrulla y miró a través de la ventanilla. Estaba vacío, pero sí que había una escopeta de reglamento tirada en el asiento delantero. La cogió y vio que estaba cargada. También había munición tirada en el suelo del coche, como si alguien hubiese intentado cargarla y no hubiese podido conseguirlo. Algunos cartuchos estaban sueltos mientras que otros estaban dentro de una pequeña caja.

Keira y el padre se dirigieron hacia la ambulancia, que parecía estar vacía, al menos lo que era la parte de delante. Había rastros de sangre en el asiento del conductor, pero nada más. La parte trasera de la ambulancia estaba cerrada, por lo que tendrían que abrirla si querían saber lo que había en su interior.

Staci, Claire y Larry se dirigieron hacia el autobús escolar. Todo estaba en silencio y parecía que no hubiera nadie en su interior, al menos vivo. Cuando os asomasteis en el interior, algo pareció moverse y entonces, una cabeza pequeña se asomó por una de las ventanillas, que carecía de cristal. Era un niño de unos seis o siete años, con al cabeza ensangrentada y la mitad de la cara como si le hubiesen arrancado la piel, que mostraba sus dientes mientras emitía un extraño sonido, casi como un siseo.

Pero lo peor era que tras él, aparecieron no menos de una docena más de niños y niñas, peor o igual que él.

Todos tenían aspecto de haber caído bajo los efectos de la epidemia y todos parecían muertos.

Roan, Tom, Tessa y Zach miran alrededor, mientras Staci, Claire y Larry investigan en el autobús, Jack en el coche patrulla, y Keira y el padre, se dirigen hacia la ambulancia.

No me siento a gusto en aquel lugar. Para mí, todo aquello es la prueba de que la civilización se ha ido a la mierda y de que tenemos que buscar un nuevo estilo de vida. La de veces que había circulado por aquella carretera y ahora no quería ni mirarla. Además, estar ahí no era seguro, ahí coincidía con Roan. Teníamos que seguir.

Pero claro, la posibilidad de encontrar algo era muy fuerte.

Sin darme cuenta, crucé los brazos alrededor de mi pecho.

-No me gusta esto -dije, sin separarme demasiado de Zach.

El camino hasta salir a la carretera fue tedioso y lento. Apenas habíamos encontrado algo que echarnos al estómago, así que estábamos hambrientos. El número de coches abandonados era abrumador, esparcidos por doquier.

-¿Dónde estará toda esta gente ahora? ¿Muerta, comida por sus semejantes, huyendo? Parece que Roan empieza a ser más sensato...

-"Estoy de acuerdo Roan, somos un blanco fácil y bastante visible. Lo ideal sería seguir por la linde, como bien dices. Buscaré un buen sitio para vigilar los alrededores mientras los demás buscan cosas que nos sirvan."

Seguí con la mirada a los demás mientras buscaba un buen sitio en el que se divisara un buen trecho de carretera. Iba con la pistola que me dio Staci preparada por si tenía que utilizarla, aunque esperaba que no. El silencio era nuestro mejor aliado ahora, pasar desapercibidos.

Tenía que tener un cuidado extremo. En el mundo en el que ahora vivíamos, un segundo con la guardia baja significaba ser descuartizado vivo por una horda de muertos, ser engañado o terminar con un tiro en la cabeza como el pobre Donnie. Quería pensar que ahora estaba más preparado, pero a quien quería engañar: no lo estaba. Tal vez nunca lo estaría. Yo no estaba hecho para sobrevivir mucho tiempo en un contexto como este. 

Miré la ciudad que se mostraba imponente al fondo. Ahora que la teníamos tan cerca una idea intrusiva parpadeaba como un semáforo en rojo entre mis pensamientos. Empezaba a no parecer tan buena idea adentrarse en un núcleo urbano con tantos puntos ciegos, antes habitado por decenas o cientos de miles de personas. ¿Cuantas resistirían?. La escena que nos mostraba la carretera nos respondía con su silencio sepulcral. 

Por las ventanillas del coche patrulla no veía a nadie dentro, así que me atreví a abrir la puerta. Enseguida los ojos se me fueron al asiento del conductor. ¿¿Era posible??. Había una escopeta abandonada, y podía ver algunos cartuchos esturreados sobre los asientos, debajo de ellos y en el hueco de los pedales. Un golpe de suerte inesperado, aunque el hecho de que este pequeño tesoro no fuera sido saqueado reforzaba el cosquilleo nervioso que tenía en la boca del estómago. No quedaba nadie...

Recogí todos los cartuchos, cargué la escopeta e hice una señal con el pulgar a Tom y Roan, mostrándola. 

Al ver a aquel niño, que no cabía la duda de que se trataba de un maldito zombie infantil, no pude evitar dejar escapar una sonora maldición. No es que me acojonara por un pobre niño que no había tenido un buen final, sino por la docena de otros pequeños cabrones putrefactos que le acompañaban.

-¡Joder! -exclamé, dando media vuelta y disponiéndose a echar a correr para salir rápidamente del autobús-. ¡Corre, Claire, corre!

Sabía que la rubia no tardaría en seguirme y abandonar el bus, pero no estaba tan seguro de que Staci pudiera hacer lo mismo. ¿Y si se quedaba paralizada? ¿Y si no era lo bastante rápida? Tomé de una mano a la chica prodigio mientras me disponía a huir a toda prisa del transporte escolar.

Mientras intentaba salir del autobús, corriendo mientras agarraba a Staci de una mano, lancé un grito para alertar al resto de mis compañeros sobre el peligro que pronto iban a ver surgir del interior del bus:

-¡ZOMBIES! ¡NIÑOS ZOMBIES, JODER!

Roan estaba vigilando alrededor pensando en su familia, la cual sabía que gran parte estaba a salvo, pero precisamente en los que no estaban a salvo es en quien pensaba y por quienes se preocupaba. Estaba mirando sobre todo hacia el otro linde cuando escuchó gritos.

Niños zombies... tenía sentido...no se habrían movido hasta ahora, simplemente porque estarían muy agotados:

-INTENTAD BLOQUEAR LA PUERTA...APENAS TIENEN FUERZA!-le gritó a Larry y a Staci - y los demás, no gastéis balas salvo que alguno esté en peligro de verdad.

Tenía que haber compartido esta información con los demás, aunque la podrían haber deducido por su cuenta.

En aquella situación, el Sargento vio que algo se movía más allá de la carretera, entre los matorrales de la zona boscosa que la rodeaba, y segundos más tarde, aparecieron una veintena de zombies de diferentes edades y estados de putrefacción, que sin duda habían oído vuestros gritos y que en cuestión de minutos, en cuanto lograsen superar la distancia que había, estarían sobre vosotros.