Partida Rol por web

No dejaba de mirar por el retrovisor a aquella bestia demencial que nos perseguía. Podía sentir la violencia que provocaba en el asfalto aquel titán con cada zancada, ya que la vibración se filtraba a través de la chapa de la carrocería. No tenía fuerzas para preguntarme qué hacía algo así dentro de una ambulancia abandonada en medio de la carretera. Estaba perdiendo sangre por el brazo en el que me infringí el corte, que mantenía pegado al asiento para no manchar a Claire. Ella me devolvía la consideración clavándome un codo en las costillas mientras se aferraba a Keira. Me sentía mareado. 

Cuando el coche en el que iban Roan, Tom y el padre comenzó a detenerse perdí toda esperanza. No podíamos ayudarlos....esa cosa nos mataría a todos si parábamos. Ni siquiera contaba con la escopeta, que salvo que la hubiera recogido alguno de ellos habría quedado tirada mucho más atrás. Aunque tampoco pensaba que fuera servido de mucho contra aquella amenaza.  

Pero un rayo de luz desesperado alumbró mi mente. Puede que fuera inútil, pero debía intentarlo. Si conseguía llamar la atención de esa criatura quizá se olvidaría de ellos y seguiría tras nosotros. Con aquello lo fiaría todo a la pericia de Keira al volante, el aguante del coche y la suerte. 

Bajé la ventanilla lo más rápido que pude y al terminar saqué el brazo derecho afuera, agitándolo, así como parte de la cabeza. 

- ¡¡Ehhhh hijo de puta!!!, ¡¡¡veeen cabrón de mierda!!!!

Intentaba focalizar toda mi atención en conducir, en esquivar cualquier puta cosa que pasara por delante del coche sabiendo lo que nos jugábamos. Ni siquiera quise mirar por el espejo retrovisor para ver cómo aquella cosa nos seguía, pero aun así podía escucharla, aplastando los coches sobre los que saltaba en busca de darnos caza. Tan solo podía pensar en alejarnos de aquel lugar, pero con los coches que había era difícil coger algo de velocidad. Cuando escuché a Claire decir que el coche de Roan había detenido miré por instante atrás y cuando quise recuperar la vista al frente giré dándole un pequeño golpe a un coche que provocó una sacudida.

- ¡Joder, tenemos que quitarnos de encima a esa cosa como sea! – dije mientras conducía, notando como Claire se agarraba más a mí haciendo que tragase saliva solo de pensar que por mi culpa podía pasarle algo.

Cuando de pronto el coche comenzó a dar tirones, intenté reducir la marcha pero nada sirvió, en cuestión de unos segundos un denso vapor comenzó a salir del capó a medida que se apagaba y nos dejaba tirados en mitad de aquella autopista. Íbamos en punto muerto y pronto perderíamos la velocidad que habíamos conseguido coger, por lo que más nos valía estar preparados para actuar.

- Mierda, mierda… este puto trasto se ha jodido… preparaos para salir de aquí echando ostias en cuanto se detenga – miré entonces a todos los que iban en la parte de atrás usando el espejo, pero también vi el enorme monstruo que se acercaba a nosotros y no tardaría demasiado en alcanzarnos si no encontrábamos otra forma de largarnos de allí – Buscad otro coche, alguno tiene que arrancar. Yo intentaré distraer a esa cosa para daros un poco de tiempo.

A medida que el coche se iba deteniendo abrí la puerta, sin querer mirar a Claire, pues si lo hacía no podría marcharme a hacer lo que debía. Tenía que conseguir darles algo de tiempo, porque si ese monstruo nos alcanzaba ninguno saldríamos de allí con vida.

Mientras ambos coches parecían detenerse por no dar más de sí, el troll-zombie-súperzombie-monstruo de mierda avanzaba sin descanso, quitando a manotazos todo cuanto había a su paso como si se tratase de alguna clase de máquina del juicio final. Ambos vehículos fueron poco a poco frenándose, acompañados del clásico ruido del motor bajando de revoluciones, al mismo tiempo que la criatura, al ver mucho más próximas a sus presas, parecía acelerar todavía más.

Está claro que no vamos a escapar con estos coches y encontrar ahora otros requerirá un tiempo del cual no disponemos, así que hago lo único que puedo hacer.

-¡Todo el mundo fuera del coche yaaaaa! -grito, abriendo la puerta que me pilla más cerca para salir. Una vez fuera, tiro del primero que agarro -. Deprisa, esa bestia va a pasar por encima de nosotros

Mierda, estamos jodidos, pienso, porque de verdad me parece que no nos va a dar tiempo de huir de "eso" que se nos viene encima.

-¡Joder! -exclamé, al ver que aquel auténtico troll de las cavernas comenzaba a reducir distancia con nosotros-. ¡Que viene! ¡Que viene, joder!

Zach tenía razón. Tal y como estaban las cosas, quizá lo más útil fuera correr a pie mientras aún estábamos a tiempo. Si conseguíamos poner distancia con aquella bestia, tendríamos una mínima oportunidad, aunque lo más probable es que no todos lo lográsemos. No sabía hasta dónde llegaría la inteligencia de aquel bicho, pero tal y como estaban las cosas, tenía que tratar de hacer lo posible por dejalro atrás.

Estaba claro que con el coche no íbamos a llegar a ninguna parte. Ya nos habíamos alejado lo suficiente de los zombies "normales", así que ahora debíamos preocuparnos de aquello que venía detrás de nosotros.

Buscad otro coche, alguno tiene que arrancar. Yo intentaré distraer a esa cosa para daros un poco de tiempo.

¡Todo el mundo fuera del coche yaaaaa! 

¡Que viene! ¡Que viene, joder!

El pánico se adueñó de todas mis acciones, pero no tanto como para olvidarme de lo que me importaba, así que intenté agarrar a Keira antes de que saliese, sin conseguirlo. Sabía lo que iba a hacer. Iba a ofrecerse como cebo. Y esa era una mierda de idea.

Salí rápidamente del vehículo, cogí la mano de Keira y tiré de ella.

-¡Vamos, no voy a dejarte aquí! -le grité, mientras la arrastraba conmigo aunque no quisiera, mientras el resto hacía lo mismo. 

Además, si íbamos a intentar conseguir otro coche, necesitaba a alguien que supiese conducir de verdad. Vi que no muy lejos de allí había un vehículo y cambié de dirección para intentarlo con aquel.

-Probemos con ese. Si funciona, estamos salvadas.

En cuanto el coche se paró salí de allí y me giré, viendo como esa enorme mole se acercaba hacia nosotros embistiendo lo que encontraba a su paso. Alcé entonces mis manos para llamar su atención y cuando iba a empezar a gritarle, sentí como Claire tomaba mi mano y empezaba a tirar de mí para que no lo intentara. ¡Joder! Dejé aquel plan por el momento y me limité a seguirla sin soltar su mano, agarrándome con fuerza a ella, sin querer soltarla ni alejarnos un segundo. Todo se podía ir a la mierda tan deprisa, que por la mañana estábamos abrazadas juntas y ahora teníamos que huir de algo que ni siquiera sabíamos lo que era.

– ¡De acuerdo! – accedí a su plan, ella era la lista así que me haría caso de lo que se le ocurriera y buscar un vehículo parecía mejor opción que enfrentarse a esa puta cosa – ¡Tú monta y trata de arrancarlo, yo te ayudaré empujándolo por si está frita la batería!

Miré hacia atrás un instante pare ver cómo todos los demás salían corriendo del coche como nosotras, esperando que nadie se hiciera el valiente. Pero no tardé en volver la vista al frente, hacia el coche, hacia Claire. El tobillo me dolía pero por suerte no me impedía correr gracias a la venda que me había puesto por la mañana, aunque no sabía cuánto aguantaría.

Roan cuando vio que sobrerrevolucionando el motor no iba a conseguir que el coche funcionara*.. al menos no en poco tiempo... así que no tenía otra que saltar del barco. Y así lo hizo avisando a sus compañeros:

-Corred, de momento corred! A otro coche!-dijo a sus dos acompañantes, el Padre y Tom

Esto era sin duda un castigo divino. Moriría a manos de una de sus creaciones probablemente... y si no era suya, si que habría aportado a ella. Tenía incluso el miedo que lo saludara antes de despedazarlo... alguien la había cagado de verdad.

Mistakes were made.

Estaba siendo un nefasto día, una semana horrible. Nada comparado con vivir con mi exmujer, claro... eso era peor que esto, pero era horrible.

-"Roan, John, intentad arrancar otro coche. Yo ganaré algo de tiempo. Si no funciona, ya podéis correr los cien metros lisos en cero coma."

Retrocedí unos metros y me parapeté detrás de uno de los coches cruzados en la carretera. Apoyado con la espalda en el lateral, veía a todos mis compañeros: el coche de Keira también se había parado y sus ocupantes salían de él como hormigas, corriendo en dirección a la ciudad. Me puse de rodillas y miré a través de los cristales cómo avanzaba la bestia. Apunté a la enorme almendra que tenía por cabeza, respiré hondo, relajé los músculos y disparé. Primero un disparo, luego otro, y otro... hasta que tumbara a esa atrocidad, me avisaran Roan o John de que habían arrancado otro coche o el engendro me detectara y viniera a por mí para hacerme picadillo.

A nosotros la suerte no nos duró mucho más y nuestro coche también se detuvo. Ante la falta de alternativas todos comenzaron a abandonar el vehículo y por supuesto yo debía hacer lo mismo. No había plan más allá de correr lo más rápido que cada uno pudiera, intentando burlar una muerte segura. 

Salí del coche con el brazo izquierdo rígido e inmóvil. El dolor había mutado en un ardor lacerante, picor y un hormigueo que me tenía el antebrazo dormido. Con todo, no me quedaba otra que moverme. Y eso era lo peor. Solo llevábamos un par de días juntos, pero habíamos vivido tantas cosas...pensar que en aquella carretera podíamos separarnos, ya fuera perdiéndonos al dispersarnos por distintas direcciones, ya fuera siendo alcanzados por esa cosa aberrante me dolía. En cualquier momento, a mi espalda, podía estar desapareciendo alguien del grupo para siempre. 

No quería correr por delante de nadie, aunque fuera rápido en condiciones normales. Mi sentido del deber y ante todo el vínculo que sentía con ellos me lo impedía. Estaría preparado para hacer de distracción si fuera necesario, así que corrí pendiente de mis compañeros de coche. Tom, Roan y John estaban más rezagados, por ellos no podía hacer nada. 

 Staci, por su parte, no entendía mucho de lo que pasaba. De pronto se encontraba dentro de un auto: eso era evidente. Aplastada con el resto de sus compañeros luego de haber sido guiada por dos borrosas figuras que pudo identificar como Zach y Larry (de no ser por las voces, solo podría haber dicho que dos manchas borrosas la guiaron). En el auto se quedó pegada a Tessa; encontrando un poco de tranquilidad en sentir a su mejor amiga a su lado.

 Por más compuesta y madura que Staci estaba empezando a ser en el apocalipsis, la verdad era que sin sus lentes y en ese caos estaba al borde del ataque de nervios. Cuando sintió que el auto se detenía y todo el mundo amagaba a bajarse rápidamente, la chica prodigio intento imitar a sus compañeros saliendo a duras penas del auto.

- ¿"Que viene"? ¡¿Quién viene?! ¡¿A d-donde vamos?!

 Antes de empezar a correr para cualquier lado (como sus instintos le llamaban a hacerlo), Staci intentó buscar a alguna persona que todavía no se hubiera ido corriendo. Sería desgarrador para ella enterarse de que no había ninguna.

Salisteis como hormigas del coche, a toda velocidad en busca de otro vehículo o, simplemente, de salvar la vida. Pero el sargento demostró que sabía lo que se hacía. Apoyó su arma, apuntó con sumo cuidado, y disparó.

El zombie-troll recibió un disparo justo en mitad de la cabeza, anulando completamente sus sistema nervioso. Sus ojos giraron y se pusieron en blanco, sus piernas flaquearon y a continuación, cayó con estrépito encima de un vehículo, el cual quedó completamente aplastado bajo su cuerpo.

Estaba muerto.

Toda la carretera se quedó en silencio, tras el desconcierto y todo el horror generado.

Pues no lo conseguía. Tal vez fuesen las prisas o simplemente que aquel cacharro ya no tenía batería, pero no era capaz de arrancarlo. Y mientras tanto, aquello se acercaba a nosotros.

-Pues vas a tener que empujar, Keira -le grité, deseando que no hiciera falta.

Y entonces... una explosión... y la criatura cayó al suelo, muerta, arrastrándose por el asfalto hasta detenerse justo delante de mí. Resoplé, aliviada, y entonces me di cuenta de que no había sido un simple tropezón sino que tenía un agujero en la cabeza como un demonio, del cual manaba una sangre más negra que el chocolate puro.

Miré a un lado y a lo lejos vi el semblante satisfecho del sargento, que sostenía la escopeta y al que solo le faltaba estar fumando un puro para recordarme al puto Clint Eastwood.

-Bueno, ya no hay tanta prisa -le comenté a Keira, sonriendo.

Si conseguíamos arrancar aquel vehículo no necesitaríamos ninguno más. Menos mal que iba desocupado porque solo nos hubiera faltado tener que deshacernos del pasajero inesperado que podía haber viajado detrás.

Con la vista puesta en la ciudad y lo cerca que estábamos de ella, volví a intentar arrancar, esperando que Keira me ayudase.

A Roan le podían las ganas de acercarse al mutante muerto ... pero antes que le mataran las ganas-literalmente-decidió prudentemente no acercarse y felicitar al sargento:

-Sargento, buen tiro..tenemos que irnos de aquí, ¡ya!. - dijo mientras se acercaba a otro coche, tampoco podían perder mucho tiempo... dudaba que los niños zombies los persiguieran y cruzaran el fuego pero tampoco se iba a confiar por más tiempo.

-Nos vemos en el colector principal- esto era para Keira, tampoco quería discutir que hacer aquí..una vez llegaran decidirían.Y bueno, así al menos si se perdían, tenían un sitio donde reunirse.

Esta ve eligió otro de los coches...estaba cansado de discutir, así que estaba deseando llegar a su Striker e intentar buscar a su hermano y ponerse a salvo...y por supuesto olvidar esto.

Al menos esta vez se montó en un coche que no era un Chevrolet y probó suerte...sin que le sonriera.

Que estuviéramos encadenados a una yincana interminable de pruebas a vida o muerte me había hecho olvidar que si las habíamos superado era porque la suerte, pese a todo, aún nos miraba con una siniestra sonrisa. 

Trotaba sin dejar de mirar atrás, jaleando a Larry, Zach y Tessa, que se movían muy pendientes de una Staci al borde del ataque de nervios. De fondo, como una amenaza desenfocada, la bestia cada vez más cerca. En cualquier momento tendría que correr hacia ella intentando distraerla. Pero aún había un margen de segundos para que pasara "algo". 

Como un disparo milagroso. Otra sonrisa, esta vez desinteresada puesto que la Fortuna no nos había querido robar a nadie a cambio. 

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El bajón de adrenalina me sentó como una bofetada. No dije nada, ni siquiera miré el cadáver. Solo me apoyé con una mano en el capó de un coche próximo, cerrando los ojos hasta que me recompuse del mareo. 

Cuando me sobrepuse un poco fui en silencio hasta el coche que Claire trataba de arrancar, apoyé el antebrazo de mi mano derecha en la puerta del maletero y ayudé empujando.      

Todos salimos del coche, pero al final, por suerte, no tuvimos que correr demasiado y menos mal, porque yo no estoy para eso. La verdad es que me siento cansada y sobre todo, exhausta mentalmente. Necesito un lugar en el que pueda dormir tranquila, sin miedo a que venga algún monstruo o aparezca alguien dispuesto a usarme de comida.

Pero no hay tiempo para eso ni para nada.

Claire intenta arrancar un coche y Jack parece dispuesto a empujar para que lo consiga. Todos están decididos a llegar a la ciudad cueste lo que cueste y supongo que es lo suyo. 

Cueste lo que cueste.

-Esperad, yo también empujo -digo, y me uno a ellos, porque si hay una oportunidad de salir de aquí es echando una mano con lo que pueda. Se ve que entre Jack y yo conseguimos mover el coche, que por cierto, es de muy mal gusto.

-Ya podía haber escogido otro coche -le digo al teniente mientras aceleramos y seguimos haciendo fuerza.

El disparo había sido certero, justo entre ceja y ceja, como se suele decir. La bestia cayó con gran estrépito, destrozando todo lo que había debajo. La verdad que era para enorgullecerme del disparo, pero ahora mismo no era una cosa en la que pensara. Miré hacia atrás y vi que de momento los muertos no se acercaban, debido al fuego. Teníamos unos minutos para poder escoger otros coches y arrancarlos. Debíamos de salir de aquí echando leches, ahora que podíamos.

Me acerqué a Roan y John y al ver que los otros estaban intentando arrancar un coche fúnebre me entró un poco la risa, la situación era un tanto cómica.

-"Roan, John, dejad ese coche. Será mejor que crucemos la mediana y vayamos con el grupo. Intentaremos arrancar un coche allí y nos repartiremos entre los dos vehículos. En la ciudad ya que cada uno decida por dónde quiere tirar, pero creo que de momento no debemos separarnos. ¿No pensáis igual?"

Tácticamente era mejor proteger un solo grupo que dos. Más gente, más armas. Ahora que estábamos tan cerca de nuestro destino, no me gustaba la idea de separarnos. Una vez allí, pensaría qué hacer... aunque lo primero sería armarme hasta los dientes y ver en qué situación se encontraba el mundo entero.

El coche parecía no querer arrancar, mientras lo intentaba una y otra vez. Al final, empecé a golpear el volante con furia, y de haber podido arrancarlo lo habría hecho.

-Arranca, maldito cabrón. ¡Arranca ya! -le grité, sabiendo que no iba a responderme. 

En ese momento, mientras empujaban el coche y yo continuaba intentando ponerlo en marcha, el maldito motor empezó a dar señales.

¡Venga, venga, VENGA!

Sabía que toda mi rabia era fruto de la desesperación por estar tan cerca de morir, por el miedo que había pasado, por mí, Keira y también los demás, y por supuesto, por la desesperación de estar allí detenidos con tanto por buscar en la ciudad y tan poco tiempo para llevarlo a cabo.

Había visto el rostro de Tessa y sabía que ella estaba, al igual que yo, en las últimas, solo que en mi caso, no solo lo disimulaba mejor, sino que además, tenía a alguien a mi lado, a una persona sorprendente y tan necesitada como yo. Estar con Keira se había convertido en un objetivo en sí mismo, así que tenía muchas cosas por las que luchar y eso era lo que seguía dándome las fuerzas que necesitaba... y la rabia para descargarla cuando las cosas no funcionaban.