Partida Rol por web

John pensó qué hacer.

Lo primero que se le vino a la mente fue huír. Huír como alma que lleva el diablo en dirección contraria a aquel demonio del averno.

Pero recordó a los mártires y santos de la Iglesia. Todos se habían sacrificado por no dar la espalda a sus creencias. Y aunque su creencia ahora mismo era salvar la vida y "tonto el último" hizo de tripas corazón y se dispuso a hacer algo.

Algo estúpido pero algo.

Se acercó al primer coche y aplicó el mechero a la tapicería.

Tanto tiempo abandonado al sol tiene que prender como la leña seca se dijo.

Siguió así con los coches de los alrededores intentando crear una muralla de coches en llamas entre la bestia y Tom. Además, si encontrase alguna prenda de ropa abandonada la ataría en un extremo de su improvisado garrote para crear una antorcha.

Con ella se dirigió hacia el sargento y los niños zombies.

Veamos si le temen al fuego.

En medio de aquel infierno... el padre decidió crear uno de su propia invención, con la idea de devolver a aquellas criatura a donde sin duda pertenecían. Se acercó a un coche y le prendió fuego a los asientos, que comenzaron a arder como si aquella fuese la hoguera de Dios.

El gigantesco zombie lanzó un gruñido, desconcertado y atemorizado por aquel calor que había aparecido delante de él, y no se atrevió a moverse.

Así, el padre se dirigió hacia el sargento, prendiendo fuego a su paso, creando una muralla que terminaría por aislar a cualquiera que estuviese al otro lado de ella... incluyendo a Roan, que estaba justo en el otro lado.

Cuando llegó a Tom, los niños retrocedieron ligeramente, dándole al sargento un breve respiro. Ahora debían decidir hacia donde ir, porque el fuego estaba creando una cortina que resultaría al final imposible de traspasar. Si iban con Roan, Claire y los demás quedarían por su cuenta. Si lo hacían con ellos... sería Roan quien se quedaría solo.

El coche se llenó enseguida, así que solo esperaba que no se me calara o que el maldito trasto no se jodiera. Con todos los asientos llenos, vi como el padre recorría el espacio que lo separaba del sargento, hacia el cual se dirigía para salvarlo, creando un muro de fuego a su paso, algo digno de verse, y a Roan arrancando otro vehículo. Ahora él podría ir en busca de los dos que faltaban y yo... yo debía girar y regresar a por Keira. Así que pisé el acelerador a fondo y con un chirrido, di la vuelta para ir en su busca.

Cuando llegué, frené en seco y abrí mi puerta.

-Será mejor que conduzcas tú. Yo ni siquiera tengo el carné -le dije, sonriéndole, mientras me achuchaba junto a Jack en el asiento del copiloto. 

Después, miré hacia atrás, a través del cristal posterior, para asegurarme de que Tom y el padre eran recogidos por Roan. Los niños zombies parecían haber retrocedido un poco y el monstruo aquel no se movía.

Qué siga así un poco más, qué siga así, pensé, agarrando instintivamente la mano de Keira.

Antes de que pudiera reaccionar vi a Claire acelerando como una jodida cabra para ir a recoger a Jack antes de acabar comido por esas putas cosas que habían salido del autobús y por un segundo me quedé congelada viendo como conducía en su rescate. ¿Qué coño acababa de pasar? De pronto me vi sola y me dispuse a perseguirles aunque fuese a carrera, si es que así se podía llamar a mi forma de correr con el tobillo jodido, pero antes de dar un paso... los golpes que provenían de la ambulancia se convirtieron en algo mucho peor. Una enorme criatura salió de su interior, totalmente desfigurada y monstruosa, algo que intenté imaginar antes como un humano aunque ahora costase demasiado verlo en él.

Empecé a moverme cuando vi como todo empezaba a arder sin saber que había pasado, pues tan solo pude fijarme en la figura del padre corriendo de coche en coche, sin saber ya donde estaba cada uno. Tan solo sabía donde se encontraban Claire y Jack, pero su jodido coche ahora parecía estar lleno de gente y yo ni siquiera me había enterado de lo que había pasado en cuestión de ese rato. Cuando vi como se acercaban a mí a toda prisa con aquel coche, me aparté de su camino de forma instintiva, viendo como daba un frenado dejando los neumáticos clavados en el suelo y abriendo la puerta mientras se echaba a un lado para dejarme el sitio del conductor. 

- Joder, Claire - pronuncié mientras me montaba a toda prisa, apretándome junto a ellos sabiendo que esa cosa enorme estaba cerca de nosotros. Así que no tardé en cerrar la puerta y meter la primera dando un buen acelerón para largarnos de allí de una puta vez - ¿Siempre has estado tan jodidamente loca? - pregunté mientras conducía, esquivando el resto de los coches haciendo que los ocupantes fuesen de un lado para otro apretujándose más de lo que ya estaban.

Sentí su mano sobre la mía y tragué saliva, pues ni siquiera me había dado tiempo a preocuparme por ella con todas las cosas que habían pasado. Pero suspiré aliviada en ese momento, pues menos mal que ella estaba aquí y había reaccionado cómo lo había hecho porque sino la situación podía haber acabado bastante peor. Aunque mejor no darnos por salvados todavía. Conduje entonces en dirección hacia el otro coche, intentando esquivar aquel enorme monstruo todo lo que podía, así como los niños y los mordedores que pronto se nos echarían encima si no salíamos de allí. 

Cuando pensaba que iba a morir, llegó John y los zombis se giraron hacia él y su infierno de llamas. Tuve la oportunidad de destrabarme de los niños y apartarme de ellos. Corrí hacia John y, dándole las gracias, empezamos a correr hacia el coche que había arrancado Roan. Un monstruo gigantesco se veía al fondo, salido de la ambulancia. Y el otro coche, conducido por Keira, dejaba atrás a los muertos.

-"Rápido padre, vayamos con Roan y sálgamos de aquí."

Corro desesperadamente sin mirar atrás, pero atento a que John me siga.

Afortunadamente todo había salido bien.

Por ahora.

El fuego había cumplido su cometido por lo que el sargento pudo liberarse de aquellas pequeñas bestias y correr hacia el coche, invitándole a hacer lo mismo.

John no se hizo de rogar y con el mechero aún en la mano echó a correr hacia Roan.

Pies para qué os quiero...

A pesar del separatismo que había mostrado Roan en el pasado, ahora dudaba si separarse era buena idea ... no obstante, un muro de fuego, como si de una profecía bíblica se tratara,  partía la carretera en dos ...dejando a Roan y a Tom en un coche a un lado y a los demás al otro en un coche patera masificado. Cuando Tom entró Roan metió una marcha y esperó:

-Si el gran viene tras nosotros tendremos que correr en dirección contraria y separarnos de los otros hasta que podamos despitarlo o encontrar una carretera secundaria- dijo a Tom- ponte el cinturón -y además le entregó el arma que le había robado a Jason

Por otro lado, sospechaba que los niños se consumiría rapidamente contra el fuego*. Roan esperó acontimientos listo para salir disparado.

Los dos coches estaban preparados y dispuestos para arrancar y así lo hicieron. Roan tuvo que desviarse hacia el arcén para lograr traspasar el muro de fuego y también evitar a los niños, que se mantenían entre el coche y el autobús, confundidos.

Pero la bestia zombie era otra historia.

Con un rugido que resonó por todas partes, saltó por encima del coche que había iniciado el fuego y se lanzó en pos de ambos coches, que se habían reunido en la carretera principal. Sus zancadas quizás no fueran tan grandes, pero era rápido y los vehículos no estaban en las mejores condiciones. Ambos coches gemían y chirriaban con cada cambio de marcha y parecía que se fuesen a partir de dos a cada segundo que transcurría.

Por si eso fuera poco, los carriles estaban llenos de coches atravesados que continuamente debían esquivar para no chocar y saltar por los aires.

La huida no iba a ser nada sencilla.

Roan arrancó cuando el padre se montó como buenamente pudo y aceleró el coche, que ya emitía un ruido extraño, tal vez de estar parado durante meses.

De momento parecía que la cosa funcionaba, Roan iba esquivando los coches con el bicho grande detrás ..un mutante paso de rosca sin duda. Por otro lado, que los niños no se hubieran lanzado contra el fuego confirmaba en parte de la teoría de Grace: los niños se transforman de forma diferente, tienen miedo al fuego y se consumen... el tener miedo al fuego era algo extraño y mostraba que todavía conservaban algo de sentido del peligro y de instinto. Lo tendría que averiguar....

Pero el ruido del motor lo sacó de su pensamiento. Notó como el coche se venía abajo y avisó:

-Agarraos que voy a intentar una locura...

Pisó el embrague y pusó segunda, un par de marchas por debajo de lo que debería y levantó el pie.**

Keira conducía mejor que yo, pero aquello no había hecho más que empezar. Al mirar hacia atrás vi como la bestia aquella saltaba por encima del coche y se lanzaba a por nosotros.

-¡Mierda! ¡PÍSALE, KEIRA! ¡NO MIRES Y PISA! ¡JODER!

Al mismo tiempo, el coche de Roan, en el que viajaban el padre y por fin, el sargento, que había conseguido salir de aquella encerrona, inició también la carrera. Roan conducía como si fuese un maldito piloto de Dakar, esquivando todo a su paso, pero antes de darme cuenta, el motor sonó como si fuese a detenerse y se quedó atrás.

-¡E-está fallando! ¡El coche de Roan... ! -exclamé. Todos miramos hacia atrás, preocupados, sin ocuparnos de lo que teníamos delante. 

Como solía suceder últimamente, mis miedos se manifestaban acercándome a Keira. Me agarré de su brazo e incluso lo apreté más de la cuenta. El pobre de Jack, que estaba aplastado a mi lado, debía estar preguntándose qué estaba haciendo porque fijo que le estaría clavando el codo del otro brazo, pero mi cuerpo tenía muy claro que solo deseaba buscar la protección de la persona que más me importaba en aquellos instantes y todo lo demás, como que daba lo mismo.

Mientras, Larry, Zach, Staci y Tessa sufrían tanto o más que yo en el asiento de atrás, tanto por ellos como por los del otro coche.

-¿Que me ponga el cinturón? Tiene que estar de coña...

Aún así me lo pongo por simple inercia. Desde que era pequeño cogí la costumbre de ponerme el cinturón nada más entrar en un coche y ya es como un acto reflejo.

-"En cuanto entre John, tira millas hacia adelante."

Esperamos un par de minutos, que parecieron horas, mientras la colosal bestia empezaba nuestra persecución. Roan me pasó su arma, la comprobé y la tuve lista en mi regazo por si tenía que usarla. La pistola me la guardé, aunque ya casi estaba el cargador vacío. Ya con los tres montados era hora de salir disparados como un cohete. Al poco rato íbamos casi paralelos al otro coche, lo único que cada uno iba por una vía distinta. Había que ir esquivando coches y muertos y Roan se destapó como un buen conductor. Pero como las cosas no suelen irnos bien, pasó lo que tenía que pasar. Estábamos marcados por la diosa Fortuna como cenizos permanentes. El motor acabó haciendo un ruido extraño, como a roto... y empecé a oler a quemado. El coche empezó a perder velocidad...

-No me jodas, ¡no me jodas! Puta mala suerte, nos ha mirado un tuerto...

John entró en el coche como una exhalación. Sabía que Dios cuidaría de él pero... ¿para qué darle más trabajo exponiéndose al peligro?

Se sentó en el asiento de atrás mientras el sargento hacia lo propio en el del copiloto¹. Mientras sus manos buscaban a tientas el cierre del cinturón de seguridad sus ojos se paseaban por la parte de atrás del coche por si hubiera algo de interés².

Cuando el coche arrancó y se colocó en paralelo con el del otro grupo pensó que lo habían conseguido pero poco duró la dicha. A media persecución el coche comenzó a toser como un fumador asmático y se paró.

Y en qué momento...

John observó la carretera por si hubiera algún otro vehículo disponible, un escondite o refugio o alguna forma de escapar de aquella bestia³.

Me había quedado bloqueada con tantas cosas que estaban pasando y tardé en reaccionar. Menos mal que Claire sí que lo había hecho y que gracias a eso había conseguido que todos llegasen con vida al coche. De repente, me encuentro aplastada por Staci, a quien abrazo rápidamente, Larry y Zach.

Aquello es como una carrera de resistencia y la verdad es que me alegra no estar sola porque no me siento capaz de seguir adelante sin nadie a mi lado. Incluso Staci, que parece más débil que el resto, se me antoja más fuerte que yo.

Claire gira en redondo el coche para recoger a Keira y entonces le deja a ella conducir. Yo no recuerdo que Claire supiera conducir y ella misma lo confirma. Sonrío.

-Menos mal que no sabes conducir por que si no, de aquí a las quinientas millas -le digo, recuperando algo de dignidad.

Cuando Keira arranca, un ruido nos hace volvernos a todos, alarmados.

Es el monstruo ese que corre tras nosotros y el otro coche, en el que viajan Roan, el sargento y el padre.

-¡Jo-der! ¡N-nos va a pillar! -digo, asustada, ahora más que nunca.

-¡E-está fallando! ¡El coche de Roan... ! 

Todos nos volvemos hacia el otro vehículo, que parece estar quedándose atrás.

Mierda.