Partida Rol por web

Lia contempló horrorizada cómo su amigo caía envuelto por el bicho, y para más inri el contacto con la ¿piel? era peligroso además de asqueroso.

 - ¡Maldito moco!

Tensó la cuerda del arco y disparó una flecha directa al centro de la masa. El impacto del virote hizo un sonido desagradable de chapoteo.

Lav se quedo blanco al ver el ataque del ser, como podía algo con tan poca.... entidad, golpear con semejante potencia. 

Vio caer a Rogen como un ancla al fondo marino, y se temió perderlo para siempre en las profundidades. Si esa cosa se le ponía encima, adios a su amigo de toda la vida. Era el momento de hacer algo. 

Lav agarro del hombro al fornido y porque no decirlo, pesado guerrero, y lo arrastro fuera del combate, o al menos tan lejos como pudo llevarlo. 

- Cerrad filas, voy a intentar traerlo de vuelta.- 

Se arrodillo ante su amigo y con cuidado, reviso la armadura, un buen impacto. Pero sobre todo le preocupaba que el légamo se llevara la defensa de esta y penetrara en la piel. Así que sacudio con su propia ropa intentado hacer desaparecer los restos. 

Rogen cayó al suelo pesadamente e inconsciente, sembrando una vez más el terror entre sus compañeros. Exactamente igual que cuando unas horas antes, Ax había caído al suelo tras recibir el ballestazo del kenku. Pese a su falta de experiencia, los chicos se habían mostrado confiados en realizar el encargo de Kernie. Ahora la vida del aventurero se encarga de enseñarles que confiarse era el mayor error que podían cometer.

Apurada, Luna disparo contra la masa en el momento en el que volvía a recomponer su forma. Justo después de que el cuerpo de su amigo chocara contra el suelo. La flecha atravesó el cieno de lado a lado, desintegrádose por el camino. Pero de alguna manera, pareció ser suficiente como para acaba con el monstruo. Pues este se descompuso en algo menos viscoso y más parecido al agua.

Lav, ajeno a la pelea y apurado por el estado de su compañero, hizo lo que se esperaba de él. Alejarlo de la criatura y examinarlo mientras le limpiaba el moco gris. Visiblemente preocupado, el capellán sintió como se paraba su corazón al comprobar que Rogen no estaba respirando...

Lia le hace 10 puntos de daño al cieno y éste muere.

¡Fin del combate! Pero vamos a darle a la situación un poquito de drama...

Rogen sintió como una masas grisácea, viscosa y abrasiva se le echaba encima golpeándolo con violencia. De hecho con más violencia de la que esperaba y entonces se zambulló en la oscuridad. Sintió como caía y caía en el vacío. ¿O era en el agua? No, no era un líquido. El guerrero quería agarrarse a algo pero no podía, hasta que su huesos dieron con el suelo.

Cuando se levantó, estaba en medio de un callejón y... ¿era de día? Todo le parecía grande, mucho más grande. Aunque realmente era él el que había encogido. Sus manos eran más pequeñas... y suaves.

—¡Rogen!

Escuchó una voz de infanta que lo llamaba. Era un chico de cabello corto de color castaño y ojos vivos azules. ¡Era Tobe! ¿Tobe? El muchacho llevaba algo envuelto en un paño.

—¡Mira lo que tengo! Lo he cogido del despacho de mi padre—dijo mientras desenvolvía el paquete mostrando un cofre—. No sé lo que es pero la verdad es que está muy chulo.

Tobindaran abrió el cofre y le mostró el interior a su amigo. Había una piedra irregular de color morado. La roca brillaba palpitando dando la sensación de que estaba viva, pero sólo era eso, una sensación. No supo muy bien por qué, pero Rogen cayó prendado del objeto nada más verlo.

—Se lo ha traído un comerciante a mi padre—le explicó el muchacho—. Y mi madre se ha enfadado mucho con él por meter algo como esto en casa. Pero no parece nada peligroso, ¿no crees?

Rogen oía a Tobe, pero sólo de fondo, sentía como si esa piedra le estuviera llamando e inconscientemente alargó su mano para agarrarla. En cuanto sus yemas la tocaron se desató un destello morado cegándolo. Y entonces volvió a caer, sólo que ya no lo hacía en la más absoluta de las oscuridades. Caía en un vacío de color púrpura.

-¡Rogen!- exclamó el gnomo sintiendo cómo su corazón se estrujaba un momento al ver el gesto de Lav mientras lo revisaba -Lav, dime que está bien...-

El gnomo se acercó, pero tampoco quería entorpecer. Sabía que en situaciones de tensión, no era buena idea estar atosigando al experto que se ocupaba de la cuestión. Y servía para todo ámbito.

Dio algunos pasos en círculo, mientras Bigotes parecía percibir su nerviosismo, y sintiendo que necesitaba ocupar su cabeza en algo, y que hubiera sido algo que Rogen mismo hubiera hecho, se dirigió hasta el pasillo que habían abierto y se asomó sigilosamente para otear si venía alguien o incluso evaluar qué había por allí.

Con el último chapoteo del monstruo, Lia relajó los brazos y enganchó el arco a la mochila. Vio a Lav cuidando de Rogen, y sabiendo que estaba en las mejores manos y que el capellán lo tendría todo controlado, se permitió sonreír de alivio.

 - ¿A quién en su sano juicio se le ocurre que cerrarle una puerta al moco ese sería eficaz? -empezó a farfullar mirando a Krentz- vale que no seáis lo más espabilados de Aguasfrías, pero de ahí a comet... -la elfa cerró la boca de golpe.

Al fijarse mejor en sus amigos, encontró la expresión preocupada de Lav. 

 - No, no, no -en dos zancadas se colocaba junto a ellos- no puedes, ni se te ocurra -empezó a decir con la voz temblorosa.

Lia Siannodel, la joven elfa que siempre mantenía la calma con aquella templanza típica de su gente; se estaba poniendo nerviosa. Se agachó y enganchó a Rogen de la pechera, manchando sus manos con resto del cieno que Lav todavía no había terminado de limpiar.

 - Tantos años sin vernos, eh, me oyes humano idiota -bramaba entre sacudidas, estorbando a Lav más que ayudando. El miedo la estaba desbordando.

- Ten piedad.- 

Dijo en voz alta, aunque el rezo en silencio fue mucho más largo. 

Por los vientes del destino, y la libertad que tenemos, oh gran Altair, ayúdame a mantener esta alma en su cuerpo. Soy un humilde servidor, y solo intento mostrar al mundo tu voluntad.

Déjame usar tu poder, te lo suplico. Déjame salvarlo, a mi amigo, a mi compañero, este no era su momento. 

Por favor alabado Altair, llena mis manos de su poder....

Lav tenia una lagrima resbalando poco a poco por su mejilla. Mientras daba una palmada, sonora, como un bofetón de realidad, una sola, para ponerle de inmediato ambas palmas de las manos al caído en su pecho. 

Un ligerísimo fulgor divino acompaño aquel gesto, pero el cuerpo seguía inmovil. No, no era posible. Debía de funcionar. ¿Porque no estaba funcionado?

Lav aparto a Lia y puso su oreja al lado del pecho, no se oía nada. Maldita sea, no tenia espacio para respirar. En una serie de aparatosos movimientos el capellán giro el cuerpo a un lado y al otro, soltando las cinchas de cuero que sujetaban la armadura, dejando espacio para que el torso, que estaba congestionado por la presión de la armadura déspues del golpe, tuviera espacio para volver a hincharse. 

Esperaba que con aquello Rogen tuviera la voluntad de seguir viviendo. Porque poco más podía hacer él. 

Rogen no estaba seguro de donde se encontraba. Pero aquel niño le parecía conocido. Alguien de su infancia.

-¿Tobe?. Es Tobe. ¿Cómo?-

Se dio cuenta entonces de que tenía la misma edad que la última vez que lo vio, y él también había rejuvenecido. Pero...Había muerto ¿no? El golpe de la cosa aquella le había matado. ¿Qué significaba aquello?
Había pasado demasiado tiempo viajando con Sttar para reconocer que allí había algo más. Que aquello era algo más.

-Tobe espera.-

Pero ya era demasiado tarde. Aquella visión, o recuerdo, o lo que fuese se había desvanecido y estaba de nuevo cayendo en un vacio.

-Entonces...¿estoy muerto de verdad? No sé. No me parece ni el infierno ni ningún cielo de los que indican los libros. Pero claro. ¿Quién ha muerto y ha vuelto para contarlo?-

El guerrero no podía controlar la caída. Así que se preparó como pudo para el impacto. Si es que llegaba en algún momento.

La mano de Lav brilló levemente imbuida con energía positiva, pero Rogen no respondió a ésta. Ni a nada. Los sentimientos empezaban a aflorar de diferente manera: Lia empezaba a perder los nervios golpeando al caído guerrero, Rabi se asomó por la puerta como habría hecho su amigo en un enfoque más intelectual, Lav murmuraba a su dios en busca de un milagro que no llegaba y por último Ax, con una mirada hundida y silenciosa se acercó a Luna para agarrarla con firmeza y abrazarla buscando un consuelo mutuo. La pena inundó la habitación, solo rota por la incómoda presencia de un maniatado Krentz. 

Entonces, cuando todo se daba por perdido, Rogen abrió los ojos y se incorporó dando una fuerte bocanada de aire. Como si acabara de salir del agua y se estuviese asfixiando. Sin embargo no tardó en volverse a desplomar al suelo, terriblemente dolorido. Tumbado bocarriba y mientras sus compañeros reaccionaban a su repentino despertar, el guerrero pensó en lo que había visto. Era un recuerdo, uno de hacía muchos años y que como tantos otros se había quedado olvidado.

-Tobe no. Espera. Espera.-

Era lo que se le escuchaba susurrar a Rogen antes de quedar del todo inconsciente. Se le veía en mal estado, pero al menos estaba vivo.

Cuando su compañero, su amigo de toda la vida, vuelve en si, Lav se cae de culo y sus lagrimas brotan a borbotones desde sus ojos recorriendo los caminos de su rostro hasta caer al suelo. 

Se limpia varias veces la cara sin decir nada, hipando un poco, y sonriendo, a pesar de que le tiembla el labio inferior. Han sido momentos muy duros. Entra Ax y Rogen habían llenado el cupo de cicatrices emocionales para un solo día. 

Sin embargo, a pesar de que el alivio apretaba su corazón en estos instantes, seguían estando en la guarida de una banda de indeseables, supuestamente con un Ilicido, con un jefe local del hampa, y con un hombrecillo al que rescatar, que claramente estaba en verdadero peligro. 

Con la primera bocanada de aire de Rogen, Lia se quedó quieta y lo miró fijamente. Cuando vio que no iba a dejar de respirar de nuevo, relajó la postura y se sentó en el suelo con cansancio.

 - Menos mal, menos mal... -suspiró. Agarró un brazo a Rogen y apretó suavemente. Hizo lo mismo con Lav, intentando consolar sus sollozos, todo se había quedado en un susto.

Se levantó hacia Krentz y le echó una mirada fulminante- ¿ese bicho es cosa vuestra? -arrastró las palabras muy despacio, siseando con rabia, escupiendo cada letra. Había prometido que si colaboraba no le haría daño alguno, pero en esos momentos los ojos de la elfa daban a entender que la promesa pendía de un hilo muy fino.

(hueco para la interacción con el bandido)

Lia ayudó a Rogen a incorporar el torso y apoyarse en la pared sentado. Observó a sus amigos preocupada, pero ocultando esa emoción; dando la imagen de mantener la calma.

 - Un trabajo no vale esto. Si esto es lo que estamos arriesgando, por mi parte el tipo ese puede pudrirse aquí abajo. Pero no pienso abandonaros -hizo una pausa- ¿Queréis que continuemos?

Hizo la pregunta a todos, pero concretamente buscó la mirada de Lav y Rabi. Ambos eran los más buenazos y posiblemente los que más motivos tenían para salvar a Floon; el primero por la senda clerical y el segundo por la relación con su maestro Kernie. 

Justo cuando Rabi volvió a mirar hacia donde no quería hacerlo, hacia Rogen y los demás, éste boqueó como si hubiera estado bajo el agua. Rabi sonrió tontamente, mientras una lágrima bajaba por su rostro. Toda la culpa que había comenzado a sentir y ocultaba en aquella postura de que era mejor ver que no viniera alguien más, comenzó a desvanecerse, y parecía una mochila de piedras que se rompía el fondo y comenzaban a caer las piedras al piso.

Se acercó despacio, y miró al guerrero.

-¿Crees que puedes caminar?- preguntó el gnomo, para luego mirar a los demás -Debemos continuar, pero tal vez lo mejor sería que Rogen se oculte aquí con el prisionero y sigamos los demás...-

Realmente no estaba seguro de que fuera lo mejor, y claramente su voz tampoco transmitía seguridad. Sí sabía que tenían que avanzar, pero no a cualquier precio. Un amigo no era un precio a pagar.

Lav camino hasta ponerse apoyado en la pared, y se seco las lagrimas. Luego medito sobre la cuestión. 

- Dudo que nuestro empleador quiera que muramos en el proceso. La idea era localizar al hombre, y salvarlo si era salvable. No morir..... creo, sinceramente, que deberíamos seguir y confirmar si esta vivo o muerto, y si podríamos rescatarlo. 

Esa información es la que entregaremos, y creo que es mas que suficiente para hoy.- 

Sabia que si llegaban al punto de tener al tal Floon justo delante, harían un esfuerzo por intentar rescatarlo. Y eso era lo que temía, pero era sincero en que el contrato no podía exigirles morir. 

Sabían dónde estaba retenido, y quién lo tenia, e incluso porque, pero azar en este caso. Poco o nada ganaban siguiendo, pero al menos confirmar que el tipo no era ya un fiambre. Prefería dar esa noticia a Kernie que decir, estábamos allí, pero nos volvimos a tierra. Solo un poco más, y al primer problema, correr mucho. 

Después del desmayo Rogen volvió a despertar. No sabía qué había pasado pero el rostro de sus amigos estaba empañado de lágrimas. Algo grave debía haber sucedido.

-¿Qué? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estáis así?-

Miró a todos lados pero estaban todos bien, así que no era porque a alguno le hubiese pasado algo. Hasta que cayó en la cuenta y se miró a sí mismo y lo que quedaba de su armadura.

-Oh. Vaya. Parece que me he llevado un buen golpe. De hecho me duele todo, pero todavía no estoy acabado. Supongo que es gracias a ti, Lav. Me has salvado la vida, te debo una.-

Al guerrero le dolía el pecho donde le había pegado el moco aquel. Pero lo cierto es que le dolió más el ver el estado de su armadura. Se levantó no sin esfuerzo y gracias a la ayuda de Lia.

-Esto va a ser caro. Más vale que Kernie nos recompense esto.-

Cuando escuchó a Rabi decir que se quedase allí negó con la cabeza.

-De eso nada. Sin mí no os marcháis, os voy a hacer falta. Además, ya estoy algo mejor. Esta pequeña siesta que me he echado me ha sentado de maravilla.-

El guerrero trataba de bromear, pero era obvio que no estaba en plenas facultades. Aunque a medida que pasaba el tiempo se movía sin tanto dolor.

—¿Qué te crees que hacen esas cajas ahí?—le respondió con una pregunta el rufián a la acusación de Lia—. No seas boba, si controlara esa criatura  la habríamos lanzado antes contra vosotros. Y yo no estaría así.

Pese a estar derrotado, Krentz los tenía bien puestos. Estaba claro que no era la primera vez que pasaba por una situación como esa. Y seguramente vista su pericia, no sería la última.

—Bueno, un poco de cordura—añadió como la duda cundía entre los aventureros—. Os habéis metido en algo que os viene grande.

Ax miró algo molesta a Luna al proponer retirarse, pero primero se dirigió a Krentz.

—Cierra la boca, capullo. Nadie te ha dado vela en este entierro—entonces miró a sus compañeros un poco incómoda—. ¿De verdad vamos a rajarnos ahora? Para mí esto es algo personal, estos cabrones casi me matan. Quiero hacérselo pagar.

La norteña se quedó mirando a sus compañeros con gesto amargo, entonces se dirigió a Lav.

—Lo siento pero no te entiendo. Si seguimos adelante para averiguar cómo está Floon, ¿qué evitará que no nos veamos envueltos en otra lucha a vida o muerte? Y no sólo eso, si nos vamos ahora de aquí ahora mismo, podrán venir a por cada uno de nosotros. Por separado. Aunque liquidemos a este cretino y al goblin, todavía queda otro con vida que nos ha visto.

Rabi sonrió aún más al ver que Rogen estaba en mejor estado de lo que hubiera esperado. Era fuerte y recio, eso no cabía duda. Si no fuera por el compromiso contraído, él ya se sentía superado, pero ahora no era momento de bajar los brazos.

-Ax tiene razón, sabíamos que podía ser peligroso, tal vez no tanto- dijo el gnomo -Pero no elegiría a alguien más que a ustedes para enfrentarnos a lo peligroso. ¿Caracolas?- agregó haciendo el gesto de la caracola que usaban de niños.

El gnomo mostraba un rostro cansado, con un par de manchas de sangre que seguramente eran producto de haberse tocado la cara con la mano con sangre, su propia sangre, de la herida que tenía. Pero su rostro ahora estaba sereno, casi se podría decir alegre, y seguramente producto de ver a Rogen parado y con los cojones bien puestos. No podía ser menos que el que había caído al piso por un moco ácido que le carcomió la espada y la armadura.

-Hay alguien que se va a quedar sin cerebro, y tal vez nosotros somos los únicos que pueden evitarlo, ¿nos vamos a perder la oportunidad de demostrarle a este pelado que no les conviene enfrentarnos?- y puso la mano con sangre sobre la cabeza del prisionero.

Ante la pregunta del criminal, Lia pisó con el tacón de la bota justo en la herida del muslo que ella misma se había esforzado en vendar.

 - Las preguntas las hacemos nosotros -repitió con voz cortante. La casi-muerte de Rogen la había alterado lo suficiente como para dejarse de juegos.

Miró a sus amig@s y sonrió.

 - Me lo imaginaba -admitió suspirando y apretó ligeramente el antebrazo de Ax- no proponía huir; solo decía que los motivos del secuestrado y del contratista me importan un pimiento, lo que me importa son vuestros motivos -se desató el cinturón donde tenía el estoque enfundado- y eso es por lo que lucharé ahora y siempre -se acercó a Rogen y le tendió el estoque- toma úsalo de momento, ese moco te ha dejado la espada hecha una birria; esto te va a servir mejor [1].

Meditó un instante las palabras de Ax. No le faltaba razón. Y volvió a mirar a Krentz.

 - A estos tipos, después de que le demos una paliza a su jefe y después de perdonarles la vida, más les vale cumplir la deuda de vida y dejarnos tranquilos en el futuro -se acercó de nuevo al maniatado criminal- ¿verdad?

Lia siempre interpretaba un papel. En la taberna con aquellos borrachos, en el interrogatorio de hace unos minutos al matón; todo fachada. Tono siniestro, mirada amenazante, sonrisa de medio lado y actitud pasivo-agresiva. Típica táctica de manual.

Sin embargo, allí y ahora, plantada en frente de Krentz sin una sola emoción en el rostro y hablando con voz neutra; en ese momento sus amigos podían entender que no iba a aceptar un ''no'' por respuesta.

Lav tomo aire visiblemente malhumorado por la actitud y las palabras de Ax, dio varios pasos, acercándose a ella, y paso de largo para ponerse al lado del tipo, se aseguro de tener el escudo bien embrazado y sin mediar palabra le dio un soberano golpe con el escudo en la cara al tipo, con la fortuna de que este cayo inconsciente al suelo. 

- No lo vamos a matar, y mas le vale que no me busque de nuevo, porque me va a encontrar. Pero eso de que no me entiendes es porque tienes un problema grave en la sesera.- 

Ahí el capellán se volvió con una mirada iracunda, una que no le habían sacado los secuaces de este gremio de matones de segunda categoría, ni los asesinos emplumados. Una que solo podía salir de cuando te enfadabas con una persona que querías de verdad. 

- Esto no es un misión personal. Nunca lo fue. Es una misión, por dinero. Si es personal tenemos un problema. Y hace rato que yo estoy muy por detrás de mis capacidades.

Rogen a estado a punto de morir y tú también, por meternos de lleno en una lucha de bandas, unas bandas que se buscaran para darse muerte entre los callejones como vimos hace unas horas. Somos, con mucho, el menor de sus problemas. El único con una diana en la espalda es el noble de pacotilla ese. 

Y Lia tiene razón en algo, me importáis mucho más vosotros que el maestro de Rabi y su amigo el petulante borracho. Yo no quiero entrar ahí, pero dijimos que sí a la misión. Por mi volvemos y le decimos al tipo ese que Floon esta muerto, y trabajo terminado. 

Pero sí os empeñáis en luchar una guerra que no es nuestra, y salvar a un hombre que mañana se ira a su pueblo, y morís alguno de vosotros, es que no habéis entendido que tiene de bueno ser un caracola.

Vámonos, estamos perdiendo el tiempo.- 

A pesar de la mirada, y la bilis con la que Lav habla en aquel momento, tenéis claro que no piensa abandonaros, y que esta dispuesto a seguir hasta el final, aunque eso signifique morir a manos de un ilicido, de una baba monstruosa y una horda de orcos furiosos. 

Así que se dirige directo a la puerta abierta el pasillo y se pone en posición con el escudo levantado a la altura del pecho esperando que los demás se unan y continuen.