Partida Rol por web

El día ha amanecido tranquilo y despejado. La fresca brisa marina poco a poco va dando paso a un axfisiante calor húmedo. El sol brilla con fuerza en lo alto del azul cielo, sobre la bahñia de Muscongus, mientras en los muelles de New Harbor / Bristol, un par de hombres acceden al muelle donde está atracado el Ocean Rover, un pequeño y anticuado yate pesquero mixto, de motor y vela.

En el interior del muelle un hombre alto y barbudo, vestido con traje de chaqueta, muy poco común entre los marineros, y desafiando al axfisiante y pegajoso calor que impera en la zona, se dedica a comprobar unos cabos en el interior del navío. No parece haberse fijado en los dos caballeros, ocupado como está en su tarea.

Pero los dos caballeros si que son conscientes de la presencia de su otro compañero y puede que quieran intercambiar un par de palabras antes de dirigirse al marinero del Ocean rover..

Mientras camina guiña los ojos , medio cegado por el sol. Mira en todas las direcciones hasta enfocar el pequeño barco y ese marinero.

Estupendo siempre me han encantado los barcos a vela, además hace un día excelente para navegar. Despejado y sin un viento excesivo, pero tampoco sin él. Perfecto.

Al ver a su extraño compañero, Smith le mira de arriba a abajo , tras lo cual muestra una sonrisa de oreja a oreja.

Buenos días caballero, bonita corbata. Hace un día maravilloso, no es así?. Ah perdone la impertinencia, qué modales. Déjeme que me presente, tiende su mano al desconocido mi nombre es Smith Wesson y soy periodista. Y usted es..?

Melvin accedió al puerto una vez más ese día, aunque esta vez con el intrigante propósito de partir hacia la isla Monhegan. Hasta el momento, la sola mención del lugar sólo había despertado miradas extrañas y comentarios hostiles, pero aquello no le detenía. Tenía trabajo que hacer, y aún le faltaba experiencia y una reputación para ser más selectivo respecto a sus encargos.

En ese momento, el detective Franks, un hombre alto, de complexión normal y cabello oscuro, se abría paso hacia el Ocean Rover vistiendo poco más que unos pantalones oscuros relativamente nuevos, una camisa blanca cubierta por un fino saco apropiado para la estación, y una corbata, conformando el característico estilo de la época. Su porte serio exudaba profesionalismo y seriedad, y se acercó a la pequeña barca sin darse cuenta de quien sería su acompañante. Esto le dio oportunidad a Wesson de mirar al perfil del hombre, cuando pudo notar su prominente nariz aguileña.

Melvin volteó cuando el caballero a su lado le dirigió la palabra, sin entender muy bien por qué lo hacía. Supuso que sería uno de esos hombres ansioso por hablar sólo por amor al arte, y resolvió que no sería él quien le faltase el respeto. -Franks. Melvin Franks- respondió el detective, estrechando la mano de Smith con firmeza. Le echó un rápido vistazo a la barca, y luego otro al periodista, para notar que nadie más se encontraba alrededor. -¿Usted también se dirige a Monhegan?- inquirió Melvin, extrañado. ¿Qué es lo que pretende Martinson?

Qué tipo tan raro! Smith será mejor que no hables más de la cuenta...

Haciendo evidentes esfuerzos para controlarse y no soltar su verborrea habitual.

Pues sí, en efecto. Me mandan del periódico, uno que seguramente usted no conozca. Aunque puede que sí lo conozca, quién sabe, bueno seguramente no lo conozca. El caso es que se podría decir que estoy trabajando, aunque para lo que creo que voy a encontrar bien podría estar de vacaciones. Poca cosa por aquí verdad? es usted de la isla o también viene en viaje de negocios? aunque la verdad es que no sé que negocios puede hacer alguien en un sitio como al que vamos.

Evidentemente, Smith no ha conseguido controlarse. Y ha soltado toda su parafernalia habitual. Y se supone que es un hombre tímido...

En el rostro de Melvin asomó un pequeña sonrisa, como si le divirtiera escuchar a Smith hablar sin pausa. -Un gusto, señor Wesson- respondió, mirándole inquisitivamente. -Yo soy de Bangor. Supongo que no es tan diferente, pero prefiero mi ciudad- afirmó, sonriente. -Ha dicho que es un... periodista, ¿verdad?- inquirió, luego de hacer algunos gestos, como tratando de recordar bien lo que le habían dicho hace cinco segundos.

-¿Para qué periódico trabaja usted?- preguntó, con una mueca de curiosidad. -Apuesto a que lo enviaron por lo de esa pobre muchacha, Sarah- comentó, ahora un poco más acongojado. Lo que parecía un hombre serio y cortante se había convertido en un charlatán, un cambio extraño, pero dicen que nada es lo que parece.

Sin esperar las respuestas de Smith, Melvin se dirigió al hombre en el Ocean Rover. -¡Oiga! Dígame, ¿acaso tienen un teléfono allí en Monhegan?- inquirió a los gritos. Una vez le respondieron, devolvió su atención al periodista, esperando que respondiese sus preguntas para pasar el rato.

El barbudo se vuelve lentamente hacia los dos caballeros que se hallaban en el muelle y se toma su tiempo antes de responder.

¿Son ustedes los señores que vienen a visitar a Mr. Martinson en Monhegan? Mi nombre es Alan Krebs y les llevaré hasta allí en este yate.
¿Me dirán sus nombres, por favor?

¿Y quiere un teléfono en Monhegan? lo siento señor, no ha llegado aún el cableado.

Pues en efecto nosotros somos. Soy el señor Wesson, Smith Wesson.

Respondiendo a la pregunta del sr. Franks agrega a la vez que se gira hacia su compañero:

- Trabajo para el Kennebec Journal de Augusta. ¿ Lo conoce ? , ya le dije que no es un periódico de mucha tirada. Pero como en todo, Sonrie al señor Franks tenemos nuestros lectores fieles, ya me entiende.

En cuanto a lo de la niña, es justo a lo que me han enviado, a investigarlo si es que realmente hay algo que investigar. Frunce el ceño mientras susurra No creo que la policía de allí sea muy eficiente.

Se gira hacia Krebs. ¿Señor Krebs, nos vamos? Estoy deseando llegar de una vez. Tanto misterio me pone nervioso.

Claro que conozco el Kennebec Journal. Entonces usted debe ser el detective de Harold & Franks, ¿correcto? dice volviéndose hacia Melvin Franks.

Bien pues, podemos salir, pues creo que ya estamos todos. Acomódense, aunque no será un viaje muy largo y disculpen que haya venido con un yate pesquero y no un yate de recreo. Como imaginarán la flota de nuestra isla no deja mucho para escoger. Confío en que no les moleste el olor a pescado. dice mientras extiende una pasarela para ayudaros a subir a bordo y se prepara para accionar el motor y levar anclas.

Subiendo a bordo con paso decidido mientras se sienta a proa echa un vistazo a bavor intentado distinquir algo en el fondo del mar.

No me molesta en absoluto, aunque nací en Texas que no es precisamente muy marinero, siempre me ha fascinado el mar y los peces. Adoro el pescado y su olor.

Se enciende un cigarro mientras sigue mirando al fondo del mar.

Melvin chasqueó la lengua al oír a Krebs con sus noticias, que por cierto esperaba fueran así. La voz de Wesson hizo que alzase la cabeza para mirarlo mientras contestaba a sus preguntas, y a pesar de estar escuchando, otras cosas rondaban su mente. ¿Cómo pude haberme olvidado de hablar con él? Precisamente el hombre que más información podía darte. Idiota.

-Ehm, pues sí, conozco el Kennebec Journal. Creo que subestima el alcance de ese periódico, señor Wesson- dijo el detective, mientras seguía divagando. Cuando se dio cuenta, Alan les invitaba a subir, y Melvin no vaciló ni un momento. Subió al pequeño yate y se acomodó donde pudo, mientras dejaba que el aire plagado de olor a pescado, más intensificado en la barca, llenara sus sentidos. Ya se había acostumbrado después de todo.

-Así es, soy el detective Franks. Mi colega no ha podido presentarse. Generalmente nos repartimos el trabajo, y yo me decidí por este- comentó, sonriendo un poco. Del interior de su saco, sacó un bolígrafo y una pequeña libreta, donde comenzó a realizar anotaciones. -Dígame, señor Krebs. ¿Qué es lo qué sabe usted sobre esta muchacha, Sarah Goodwin?- inquirió en tono amable, intentando no sonar invasivo.

pues me temo que es mas bien poco lo que se. Es una muchacha de 17 años e hija de pescadores. la policia determino que se ahogo en el mar accidentalmente pero su cuerpo no pudo ser hallado. Es muy extraño. Una hija de pescadores sabe y conoce los peligros que entraña la mar y no se ahogaria con facilidad. Por eso creo que la policia no estaba interesada en hacer mas averiguaciones por dejadez o negligencia.

Acomodense. Llegaremos en una hora, un poco menos dice cambiando de tema mientras suelta los cabos y pone en marcha el motor y el barco comienza a moverse hacia la bahia y hacia el mar abierto.

Da un codazo al señor Franks mientras susurra:

Qué te decía? . Ni se molestaron en investigar, es lo malo de los sitios pequeños. No quieren crearse problemas ni complicarse mucho la vida. La hija de un pescador ahogada en el mar? , el mismo mar en el que se ha criado?. No le parece raro sr Franks?.

17 años es una edad muy mala, las hormonas revolucionadas, a medio camino entre la adolescencia y la edad madura. Chicos, tendría algún novio¿?

-Sumamente extraño- dijo Melvin en voz alta, tanto como respuesta al comentario confidente de Wesson, como un comentario más para llamar la atención de Krebs. -Pero una verdadera lástima también. Me disgusta escuchar tantas noticias sobre los atroces crímenes que se cometen hoy en día. Por suerte, estamos nosotros aquí, ¿no es así? Seguramente lograremos echar algunas luces sobre el caso- dijo, con un dejo de real convicción, que era notable a pesar del ruido del viejo motor como sonido de fondo. El detective se acomodó un poco en el lugar, aunque ni siquiera intentó aflojar su corbata ni quitarse el saco.

-Pero, lo que más me extraña son las autoridades. ¿Siempre son así de, y espero no se ofenda al dirigirme de esta manera hacia la policía de la isla, incompetentes?- inquirió, a la vez que detenía su escritura por unos minutos y sacaba un paquete de Chesterfield. A la espera de la respuesta de Krebs, Franks encendió uno de los cigarrillos, para luego extender el atado a los dos hombres que le acompañaban.

En Monhegan no tenemos policía. No llegamos al centenar de personas allí viviendo. El policía vino de la policía estatal del Maine; del continente. responde el barbudo algo mas tarde de lo normal, pues se encontraba algo concentrado con las maniobras del navio para encaminarlo fuera del puerto y hacia la bahía de Muscongus primero y de allí al Este, hacia el Atlántico, hacia Monhegan, 22 Km mas allá.

-Oh- masculló el detective Franks, mientras continuaba rasgando el papel con su bolígrafo. Al parecer, ese disgusto hacia la isla se extiende más de lo que creía. Guardó sus Chesterfield y volvió a alzar la mirada del papel, para ver bien a su guía.

-Sólo puedo imaginar el dolor de la familia- dijo, negando con la cabeza, observando las indomables aguas por un segundo, para luego devolver sus ojos a la figura del mayordomo. -¿Qué hay de ellos? ¿Les conoce, señor Krebs?-

¿Del contiente? . Parece bastante sorprendido. No tienen policía claro, no compensaría. ¿Se imagina señor Franks el esmero que puede poner la policía en investigar un asesinato en esta isla?

- antes de que conteste - no basta con conducir hasta el lugar del crimen, sino que hay que tomar un barco, navegar hasta la isla con todo el material y o bien instalarse allí o estar yendo y viniendo... En definitiva, MUY MUY incómodo.

El señor Krebs se encoge de hombros ante la afirmación de Mr. Wesson.
Para una población que no llega al centenar de habitantes no creo necesario que deba haber policía en la isla. No es necesario.

Mientras pilota el yate concentrado en la mar contesta también a Mr. Franks.

Y claro que conozco a los Goodwin. No tenemos mucha relación pero les conozco. Son pescadores y una familia que lleva viviendo en la isla desde hace incontables generaciones. Parece no tener muchas ganas de explayarse mas durante el trayecto, concentrándose en su tarea de pilotaje sin añadir mas que lo que se le pregunta, sin pretender ser descortés pero tampoco siendo excesivamente locuaz.

Melvin asintió, terminando de rasgar el papel y guardando la libreta en el interior de su saco. Las pocas palabras de Krebs y su tono cortante le dieron a entender que el hombre prefería no hablar mucho más.

Muy bien, parece ser que ya le he sacado el jugo a este hombre. Si quiero empezar con el pie derecho, será mejor guardar mis preguntas para alguien más. Por el momento.

El detective le dio una larga pitada a su cigarrillo, expulsando el humo, que se dispersó con rapidez en el aire gracias a la velocidad del bote. Se mantuvo en silencio, respondiendo a la charla casual de Wesson de vez en cuando, aunque dejando su trabajo de lado hasta arribar a Monhegan.

Es la una de la tarde aproximadamente.
El viaje se ha hecho relativamente corto cuando ante vuestros ojos aparece la semiboscosa isla de Monhegan.

El yate se dirige hacia el embarcadero plagado de pequeños botes pesqueros en los muelles, donde varios hombres se afanan trabajando remendando redes o preparando la pesca del día. Según se acerca el bote y una vez ponéis pie a tierra, los marineros os dedican unos breves instantes para dejar lo que están haciendo y miraros con suspicacia y con un gesto severo y frio.

Las casas ubicadas unos pocos metros mas allá y en el propio embarcadero son de estilo antiguo y pintoresco; no están mal cuidadas pero tampoco son en absoluto lujosas.

Krebs comienza a caminar tras amarrar el yate mientras añade un síganme, por favor y sin saludar a nadie, en dirección hacia un vehículo, el único que se ve en la zona: un flamante packard de hace apenas 2 ó 3 años.

Abre el maletero para que metái vuestras cosas para seguidamente comenzar a dar cuerda al motor para arrancarlo.

Y mientras las gentes os siguen mirando con suspicacia. Os llaman un poco la atención los atuendos que llevan, que si bien no siempre parecen haber sido hechos en casa, si que parecen haber sido remendados en varias ocasiones, como si no gustaran de tirar la ropa cuando se va haciendo vieja.

Estupendo ya hemos llegado!

Observa detenidamente todo su entorno, fijándose muy bien en los lugareños, sus ropas, su actitud, sus gestos, como se relacionan entre ellos...

Vaya, o bien esta gente es muy pobre o les da mucha pereza ir al continente a comprar. Aunque pensándolo de otra manera, habrá alguna tienda por aquí? . Al menos alguna de ultramarinos habrá.

Deja sus cosas con sumo cuidado justo encima de las de Franks cerrando el maletero suavemente.

Franks , vaya usted delante yo iré en el asiento de detrás

Diciendo ésto entra en la parte posterior del vehículo.