Partida Rol por web

Las dobles puertas de la derecha de la sala dan a un pequeño distribuidor que presenta dos juegos de puertas dobles: uno en frente y otro a la izquierda.

Me asomo para ver la habitación. ¡Otra encrucijada!

—Eh... ¡Vamos por la izquierda! ¡No, mejor por la derecha! ¡No, mejor izquierda! ¡derecha mejor! Bah, vamos por una... ¡Por vamos rápido, empiezo a aburrirme!

Examino rápidamente la sala y ante las palabras del gnomo y viendo al grupo indeciso mientras Blirk parece impacientarse, la elfa examina las puertas en busca de trampas y escuchando. Si no detecta nada interesante sigue por la puerta de enfrente.

Lanfear escucha en las puertas de enfrente el crepitar de los troncos al quemarse pero por encima de ese sonido una voz gutural que despotrica sin cesar.

-¿Escuchas algo?- Pregunta Faxtra sin mucho sentimiento en la voz, lo que hacía parecer que le diera igual que hubiera o no algo detrás de la puerta.

Terble mira impaciente a la elfa y al no poder aguantar más le pregunta junto con Fraxtra.

-Lanfear querida, que has escuchado??

Dirigiendose a todos pero mirando a Terble - Um, parece que ahí hay alguien con malas pulgas - dice entre susurros mientras se aleja de la puerta dejando ese sitio al goliat. Saca su totem y acaricia los simbolos grabados mientras se prepara para desencadenar las fuerzas de la naturaleza.

Goliat vio como Lanfear se apartaba y el goliath sonrió agarrando bien fuerte su hacha mientras se acercaba en silencio a la puerta.

Preparo mi hacha para la batalla. Parece que al otro lado nos espera una buena juerga de nuevo...

Terble levanta su espada apuntando a la puerta preparado para lanzar un hechizo en cuanto esta se abra.

Dos enormes fuegos, ambos con llamas rugientes, se sitúan a cada lado de la estancia. Una escalera corta sube a una zona preparada como dormitorio. Las escaleras están flanqueadas por las estatuas de unos monstruos de miradas maliciosas parecidos a gárgolas.

Varios enanos de mirada adusta, de piel gris y barbas rígidas y naranjas, os miran. Uno se encuentra en lo alto de los escalones, con una armadura negra y una maza enorme: ¿Así que pensáis que podéis desafiar a los Grimmerzhul?, gruñe. Es vuestro último error, ¡necios! Creo que os venderé a todos a los desuellamentes y me dedicaré a contar el oro mientras ellos se dan un festín con vuestros cerebros.

La elfa no está dispuesta a escuchar por más tiempo de un asqueroso duergar. Invocando a las fuerzas de la naturaleza hace estallar un rayo en mitad de la sala sobre los dos duergas que hay juntos.