Partida Rol por web

    1 Girithron
16:00 - 20:00

 Mientras trotaban junto al río por la tarde les sorprendió encontrar un cártel junto al agua.

 Era apenas un poste de madera con una flecha gruesa tallada en el mismo material. Sobre ella, en madera, alguien había tallado "Tharbad" en Oestron y lo había acompañado de la cabeza de un carnero vista de frente y una estrella sobre él. 

 Aunque en ningún momento habían dudado de la ruta, les recomfortó saber que iban por buen camino.

  1 Girithron
 20:00 - 0:00

 Al caer la noche buscaron un lugar adecuado junto al río para poder acampar y descansar. Las monturas, a pesar de tener que cargar con ellos todo el día, parecían llevar bien aquel viaje. Con hierba abundante para pastar, un ritmo suave al trote y agua abundante en el río, estaba siendo para los caballos un agradable paseo.

  2 Girithron
 0:00 - 8:00

 La segunda noche de Girithron fue tranquila aunque fría. No dejo de llover en toda la noche, lo que hizo que no pudieran encender un fuego para calentarse. Las guardias tuvieron que hacerse desde las puertas de las tiendas con la capa puesta para guarecerse un poco del aguacero, mientras los que dormían lo hacían dentro de las tiendas, bien tapados con las mantas y sacos de dormir.

 Se acercaba el invierno.

Tras el encuentro con los dunlendinos todo estaba yendo bastante bien. Rudigar volvía a estar preocupado porque no conseguía darle un punto diferente a lo habitual a las raciones sin empeorar su sabor, pero seguía convencido de que debía haber algún truco. Puede que necesitase consejo. O cocinar alimentos frescos, eso también podría ayudar seguramente.

Fuese como fuese, el hobbit seguía ejerciendo de buen compañero de viaje, dicharachero a ratos (cuando a los demás les iba bien hablar), entonando alguna alegre melodía de canciones de la Comarca, o simplemente sonriendo y señalando como si de un niño se tratara a algún animalillo que correteara o volara a la vista del grupo.

El mago, aprovechando aquella calma reinante se dedicó a examinar la nueva coraza del enano, con su debido permiso, pues seguro que aún deseaba conocer todas sus propiedades.

Por otro lado, en cuanto vieron aquel cartel, supo que debía ser el escudo de la ciudad de Tarbhad, pero decidió examinarlo con mayor detenimiento.

El viaje parecía tranquilo y agradable, quitando algún que otro aguacero que habían sufrido. Rudigar estaba animado, y su alegría se contagiaba al resto del grupo, o al menos a Elendin, que ahora además podía disfrutar de sus brazos con total libertad. Cruzaron el cartel de Tharbad y vieron un extraño símbolo, que Elendin no entendió demasiado, tal vez algún bromista o algún adorno curioso de allí... 

 El noldo observó el curioso trazado de la cota nueva del enano. Le sorprendió ver un entramado tan prieto. Más pensado para flechas y virotes que contra otras armas.

Fjalar vigilaba precavido el camino hacia su destino y cuando vio el emblema del carnero se paró un instante a observarlo para entender su significado.

Le sonaba de algo que había leído en algún polvoriento libro de la biblioteca. Quizá de alguna épica canción.

Estaba siendo un viaje demasiado tranquilo y aún seguía pensando en si habrían actuado bien no enfrentándose a los ladrones que patrullaban el camino ya hacía bastantes leguas.

Durante el aguacero de la noche, le dí vueltas en mi cabeza al emblema del carnero que habíamos visto en el camino.
Cuando vi como el Noldo se interesaba por el camisote del enano, me acerqué a ellos y compartí mis impresiones con el grupo.

Sin duda es una buena armadura Fjalar, El material es resistente y atisbo en ella una fuerza que todavia esta por revelarse.

Mientras hablaba, volví a fijarme en los adornos y en los detalles de la manufactura. Se trataba de una armadura realmente hermosa amen de sus otras virtudes.

 Rudigar observó el emblema y supo que lo había visto antes: en la Comarca.

 Sin duda era la heráldica de algún lugar importante para la gente grande entre el Sonorona dónde se encontraban y su añorada Comarca. Tirlindë podría tener razón pensando que era el emblema de Tharbad.

 Pero algo le decía al hobbit que  no era así...

 Fjalar reconoció el emblema al instante, como lo haría cualquier habitante (o ex-habitante en su caso) de las Montañas Azules.

 Se trataba del escudo heráldico del reino de Cardolan.

 Tharbad, a la que se dirigían, era la capital de este reino. Aunque la minoría dunedain mantenía el control de la corona, el pueblo estaba compuesto por campesinos con sangre mezclada de dunedains menores, dunlendinos, hombres del norte y hombres de los bosques, en diferentes proporciones.

   2 Girithron
 8:00 - 12:00

 Aquella mañana los caballos se mostraron más nerviosos, como ansíosos por avanzar o por llegar a algún sitio. Lo comprendieron todo cuando encontraron un grupo de caballos salvajes abrevando en el río. Un par de machos controlaban media docena de yeguas y otros tantos potros.

 Para desilusión de los sementales del grupo, la manada huía cada vez que los aventureros se acercaban. Los caballos de los aventureros, cargados con sus jinetes y su carga, eran considerablemente más lentos que los salvajes. Incluso que los potros, nacidos en verano, que ya estaban bastante crecidos para galopar.

 Finalmente, se alejaron al galope sin posibilidades de ser alcanzados por el grupo.

     2 Girithron
 12:00 - 16:00

 Continuaron siguiendo el río en dirección sur trotando sobre la hierba. Una vez alejados de los caballos de aquella mañana, la llanura y el cielo aparecían despejados.

 Parecía que dejaban atrás las nubes oscuras que los habían perseguido desde el bosque de los trolls.

    2 Girithron
 16:00 - 20:00

 El atardecer que siguió a aquella mañana fue aún más tranquilo. En realidad, aquel viaje no estaba presentando sobresaltos, más allá de aquel grupo de cazadores hambrientos. Lobos y bandoleros, de haberlos, parecían preferir presas más pequeñas y menos armadas.

    2 Girithron
 20:00 - 0:00

 El dia finalizó con una agradable cena junto al río.

 Todos hablaban e intercambiaban historias junto al fuego, animados por un precioso anochecer otoñal de suaves temperaturas. Puede que la vida de aventurero y cazador de tesoros fuera dura, pero tenía sus recompensas.

    3 Girithron
 0:00 - 8:00

 La noche fue tan tranquila como lo habis sido el dia. Se escucharon lejanos aullidos de lobos pero eso fue todo. Además, al no llover, se pudo hacer un fuego que los protegiese del frío que hacía una vez bien entrada la noche.

 Las diferentes guardias se produjeron sin sobresaltos.

Tras el comentario del pseudobeórnida, el noldo no desaprovechó la oportunidad y apuntilló algo más de información, cosa que le encantaba hacer, y sólo con mirar su rostro se veía lo que disfrutaba demostrando que él sabía más que nadie. Así pues, con un deje de petulancia en su voz dijo:

-No sólo eso maese enano, aunque su manufactura es buena, la cota está enfocada sobretodo a evitar que penetren los proyectiles, pues su entramado prieto lo deja bastante claro -expuso denotando sus enormes conocimientos sobre el material y la elaboración de los objetos.

Elendin se mantuvo en silencio durante el trayecto de ese día, parecía que todo estaba transcurriendo con demasiada tranquilidad, así que estaba alerta por si sus sospechas se confirmaban. Se daba a sí misma pequeños descansos e intentaba no pensar demasiado en el viaje que les deparaba. Felicitó a Fjalar por la armadura, e intentó darle torpes consejos al hobbit sobre como cocinar las raciones, aunque no era su fuerte. Desde el encuentro con Ar Gular, algo le rondaba la cabeza. Debía hablar con Ragnar. Durante la comida, lo llamó.

- Ragnar, ¿podría preguntarte algo? - deseaba saber el estado de ánimo de su compañero después de tal experiencia - cuando estabas interrogando a Ar... a Turlin, ¿qué es lo que querías saber de él? - preguntó directamente, intentando tener tacto, pero tal vez sin conseguirlo.

Fjalar agradeció a sus compañeros que analizarán con tanto detalle su armadura. Ahora que ya conseguía moverse con soltura dentro de ella podría usarla para acabar con el mal que les amenazara.

- El emblema del carnero es el escudo heráldico del reino de Cardolan. Debemos estar ya bastante cerca.- dijo sin dudar ni un instante. No sabía si eso era importante para sus compañeros dado que a él le daba igual. Estaba disfrutando el viaje y saboreando cada instante hasta la llegada a su destino.

Durante la estancia en la posaba había practicado más tiempo con el hacha que había recogido como legado de su familia y ahora, a pesar de haber realizado siempre su entrenamiento con una maza, comprendía mejor como debía manejarla. Era un mejor guerrero que podría servir a sus compañeros y, además, cantar canciones delante de un publico sin temor a que le lanzarán tomates.

En uno de los momentos de reposo, a parte de seguir sus prácticas de cordelería que había prendido del pequeño Puil, a parte de utilizar un tronco con su ejercicio matinal, no podía evitar sentirse cautivado por aquella flecha de nogal, era poderosa sin duda, y aun quería saber más de ella.

Pronto llegarían a su destino, o eso esperaba, hospedarse y pedir algo de sidra era un derecho para la delicada garganta del elfo. Y tal vez cantar algo con el enano estaría bien, ¿conocerían alguna canción ambos en común?