Partida Rol por web

Alzó una ceja ante el comentario de Tirlindë del salvoconducto. La verdad es que ni se le había pasado por la cabeza, pero por suerte a su amado no le había ocurrido tal cosa. 

- Por mi parte acepto el trabajo, ayudaré en todo lo que pueda y declararé en caso necesario - dijo con solemnidad. 

 El misterioso emmascarado se relajó, satisfecho de las respuestas que iba encontrando en el grupo. Parecía que después de todo, estaban dispuestos a ayudarle.

 Podeis obrar como creáis más conveniente. Si creéis que unas monedas le soltarán la lengua, vale la pena intentarlo. le respondió a Elendorn, después se centro en las preguntas del mago El llamado Barrio de los Ladrones, como no podía ser de otra forma, está en el islote central, junto al Barrio de los Mercaderes. Debéis cruzar el Iant Formen, el puente, y luego girar a la izquierda por la Rath Aran o la calle Enedrath. Hallaréis un canal y, tras él, una muralla que separa este barrio tan conflictivo del resto.

 Se quedó pensando en su petición y extrajo dos documentos lacrados con cera de algún bolsillo entre sus ropajes.

 Puedo entregaros estos documentos. Os acreditarán como miembros del Gremio de Mercaderes. Los Gremios controlan tanto a los guardias del Iant Formen como a los de la muralla del Barrio de los Ladrones. por si no lo habían entendido, se lo explicó Como miembros del Gremio no teneis que pagar peaje. Tenéis paso franco. El enano puede asumir la identidad de Drako Stonehammer, mercader de gemas y joyas. Y vos podéis encarnar a Ilûven Damaris, comerciante élfico de vino y aceite. Los demás pueden ser vuestros criados, guardaespaldas o familiares.

 Entrego una credencial a Fjalar y otra a Tirlindë. Los nombres que había mencionado aparecían en la cabecera de los documentos.

 Por mi parte no os preocupéis. Vendré aqui a esta habitación mañana por la noche. Y la siguiente noche, y las que hagan falta... les explicó Me informaréis de que habéis descubierto y si necesitáis algo más intentaré conseguirlo. Estaremos en contacto.

 Utilizando esta última expresión como despedida, el desconocido se encaminó a la puerta. Eso sí, lo hizo lentamente por si todavía quedaba alguna duda.

La cantidad que aquel hombre nos ofrecía era en mi opinión demasiado generosa.
Algo en todo aquello no me encajaba, nadie pagaría semejante cantidad de dinero por un trabajo en apariencia sencillo.
¿O si?
La gran ciudad era nueva para mi, y allí todo parecía ser más caro y abundante que en el bosque verde, quizás aquello fuese lo normal después de todo...sin embargo, algo me decía que una vez más nos veríamos envueltos en circunstancias que sobrepasarían todas nuestras expectativas.
Pero en esta ocasión, al menos yo, estaría preparado.

Yo estoy con vosotros. Añadí a las acertadas palabras del Noldo. Que a falta de habilidades sociales habia demostrado al menos estar familiarizado con el mundo de los negocios representando con eficacia los intereses del grupo.
Mezclarnos entre la gente será una buena forma de llegar al fondo de este asunto y de paso podremos indagar cuanto habia de cierto en las oscuras profecias de Turlin.

El silvano miró a sus compañeros - creéis que pretender vender la ubicación del licor de la cueva de los trolls puede hacernos objetivo de ofertas de esa gente? Cuando hay posibilidad de enriquecerse las ratas acuden solas... Si ven que no lo damos regalado que no será lo más fácil del mundo puesto que requerirán un leve viaje y escolta, la atención acudirá a quienes posean dinero, y ellos mismos nos hayarán.

El noldo guardó para sí aquel valioso salvoconducto a la vez que asentía agradecido a aquel hombre, y aunque le inquietaba bastante que "el jefe" pensara pasarse por la habitación de su amada y él todas las noches, optó por no decir nada al respecto, suponía que tendría el tino de quedarse sólo lo necesario. Así pues respondió únicamente:

-Gracias, tenga por seguro que haremos todo lo posible por llegar al fondo de esto -expuso mientras guardaba las credenciales, ya mañana debatirían quién era quién en esa "compañía" de mercaderes.

Finalmente se quedó esperando que todos abandonaran su habitación para poder descansar debidamente junto a Elendin, sin duda el día siguiente sería bastante intenso...

El enano asintió a la oferta y tomó la identidad que le daba como una oportunidad de mejorar su fanfarria en la posada.

- Haremos todo lo que esté en nuestra mano-dijo sin adelantar nada más-. Aunque tendremos que empezar mañana con todo ello.

Fjalar aún pensaba como podía hacerse pasar por un enano joyero aunque, seguramente, no tendría mucha dificultad pues aún contaba con algo de genero que podía exhibir ante aquel que necesitara sobornar.

Elendin estuvo de acuerdo en todo lo dicho, y esperó pacientemente a que el desconocido abandonase la habitación para poder irse a la cama por fin. Mañana habría tiempo para hablar de todo. Se despidió del extraño con un gesto de cabeza, aceptando los términos del acuerdo.

7 de Girithron
9:00

 El enmascarado se marchó satisfecho de que la actitud del grupo hubiese cambiado y que ya comenzasen a pensar planes para encontrar a los malhechores. Los aventureros pudieron por fin terminar de dormir y se encontraron por la mañana en el comedor de la posada para el desayuno. Rudigar se había levantado tres horas antes para ir a trabajar a la herrería.

 Pastelillos de frutas, leche tanto fría como caliente y pan de higos servían las sonrientes camareras desde amplias bandejas.

 Había pocos clientes y casi ninguno reparaba en la mesa dónde el grupo debatía sus planes.

Elendin se fue a dormir con la esperanza de algo que no pasó, por lo que a la mañana siguiente, venía con nueva determinación.

- Creo que deberíamos disfrazarnos para conseguir información - dijo mientras masticaba un delicioso pastelillo de frutas y bebía un sorbo de leche fría - es el mejor modo de infiltrarnos entre la gente de esa calaña - se dirigía al grupo entero, aunque por razones desconocidas intentaba no mirar mucho a Tirlindë. Volvió a comer otro pastelillo y dijo:

- Tal vez me busque alguna ropa distinta a la que llevo ahora... e intente ganarme la confianza de algún pez gordo de la trama de contrabando - parecía muy segura de sí misma en sus palabras, algo totalmente novedoso en la líder del grupo, aunque en cierta forma su tono no parecía tan seguro - creo que una mujer será más eficaz sacando información rápida esta vez - terminó para afianzar aún más su propuesta.

El mago se quedó extrañado al ver que su amada parecía esquivarlo con la mirada, no entendía por qué, pero optó por no darle importancia "Estará en esos días del mes" pensó para sí suponiendo que esa era la explicación más probable.

Acto seguido, al escuchar su plan, y lo alocado que parecía, mostró su contrariedad a la vez que exponía cual sería la mejor forma de proceder, a su entender, que sin duda era la mejor opción sin duda:

-¿Pretendes infiltrarte tú sola en una banda criminal? ¿y los demás qué hacemos? no, dejémonos de imaginar locuras y vayamos paso a paso, lo primero es intentar contactar con el vendedor que encontraron Ragnar y los demás, podemos ir esta vez Elendin y yo a hablar con él, dado que no nos conoce, y una vez le pidamos que nos muestre su mercancía, el resto caéis sobre nosotros, lo dejamos KO y ya tranquilamente, yo me encargaré de ve que sabe... -expuso denotando que en sacar información podría hacer bastante... -si no averiguamos nada nuevo, ya veremos cómo enfocamos lo del gremio de ladrones, pero lo mejor es ir todos juntos -concluyó dejando clara su postura.

Finalmente se quedó mirando a los demás, por si tenían alguna aportación interesante o si finalmente optaban por hacerle caso, como manda el sentido común.

- ¿Y crees que va a ser tan fácil contactar con ese vendedor? No, no podemos ir así tal cual, creo que somos un grupo que llama mucho la atención - dijo contrariada - y no he dicho de separarnos, he dado una propuesta de cómo podemos empezar. - puso los ojos en blanco y bajó la voz - ¿y crees que nos enseñará su mercancia sólo? no podemos actuar como siempre, estamos en una ciudad, contratados por un alto cargo del gobierno, debemos ser sutiles... yo me pienso disfrazar, y os recomendaría a los demás hacer lo mismo... - miró especialmente a los elfos, con sus ropajes y armas eran demasiado llamativos...

El silvano veía la discusión de pareja mientras comía sin decir mucho. Para acto seguido "fingir un poco", aunque no estuvieran gritando la discusión de la pareja no pasaría desapercibida ¿donde creían estar discutiendo?

- mirad a mi no me pagan para soportar sus peleas - dijo elevando un poco la voz como si el cansancio de escucharlos hubiera podido con él - si están molestos por no tener tanto género como querrían me da igual - se levantó de la mesa con calma - si necesitan un escolta en otro momento avísenme - dijo retomando un tono de voz normal - por el momento estiraré las piernas. se dirigió al mostrador y posteriormente a la salida, con calma por si hacía falta atender algo.

De paso dejaría un poco de intimidad a la pareja, estaba claro que Elendin llevando la contraria al Noldo no era algo común. ¿Se haría pasar Ragnar por empleado del enano?

Así mismo, que una mujer se adentrara en un gremio de ladrones sin más, no era la mejor idea del mundo, ni separarse demasiado. Por ello si no había llamado la atención de nadie, solo le quedaría volver a ese " comerciante".

Con una mesura poco propia de mi, me descubrí degustando el desayuno que nos habían preparado dando pequeños mordiscos a los pastelitos de manzana y regando mi gaznate con la leche tibia de la jarra.

Sobre la mesa se discutía que camino debíamos seguir para llevar a cabo la mision que se nos había encomendado.

Por una parte Elendin se mostraba partidaria de seguir el plan del enmascarado, y ocultando nuestras verdaderas identidades bajo otras ficticias. Intentar ganarnos la confianza de los contrabandistas.
Habia algo en su plan, algo osado y atrevido que me resulto francamente inesperado viniendo de la joven. Algo que me hizo sonreír para mis adentros.
Sin duda parecía un plan apropiado y en mi mente podia dibujar claramente las razones por las que sin duda habría de funcionar.

Sin embargo, aquel plan exponía abiertamente a la muchacha y estaba convencido de que el Noldo tendría algo que decir al respecto, de modo que guarde silencio durante un rato mientras deslizaba mi cantimplora por debajo de la mesa y rellenaba uno de los vasos de la mesa con discreción.

No tardé mucho en percibir que algo había ocurrido entre el hechicero y la guardabosques...una sutil pero evidente transformación en el comportamiento de la chica asi lo atestiguaba, si bien Tirlinde no parecía haberse percatado de ello todavía.

Tal y como había previsto, el Noldo no tardó en oponerse a la propuesta de la joven. Y aunque nunca habíamos compartido la misma visión de las cosas, no podía culparlo en esta ocasión. El amor es una fuerza poderosa, pero rara vez la valoramos en su justa medida hasta que la hemos perdido, o hemos temido por perderla.
La norteña había flirteado demasiado con la muerte en nuestras ultimas aventuras y sin duda el Noldo había sentido de cerca el miedo de la perdida. Una perdida que yo conocía muy bien. Y quizás por este motivo, y aunque mi mente me decía que el plan de la norteña era el mas adecuado, mi corazón flaqueo y sentí lastima por el hechicero, quizás por primera vez desde que nos habíamos conocido tiempo atrás en la ultima Posada de Rhudaur.

La discusión se fue acalorando y las razones de la norteña parecían ganar peso a cada palabra. para sorpresa de todos, Elendorn, el extraño Silvano que gustaba de subir a las copas de los arboles, trato de calmar los ánimos aportando algo de cordura, aunque no tardo en desentenderse de la conversación para evitarse problemas mayores.

Tu idea es buena Elendin...me decidí finalmente tras dar un sorbito a mi vasito de Hidromiel

...sin embargo, estoy con Tirlinde, todavía debemos perfilarlo. No es buena idea abandonarte a tu suerte con semejante tipo de maleantes. Cualquier error podría costarte la vida.

Mi propia debilidad me había llevado a hablar posicionandome del lado del Noldo, sin embargo, algo en la mirada de la norteña había cambiado. desprendía ahora un aire desafiante, indomable que no parecía que pudiese ser acallado por las palabras.

Aguante su mirada unos segundos tratando de averiguar el porque de aquella transformación. Pero mis ojos no pudieron ver más allá de la fina neblina que cubría los suyos.

Entonces me giré al enano y le dije. Por mi parte, no tengo problemas en hacerme pasar por tu ayudante Dagnar-ûn. No creo que deba disfrazarme mucho para eso.
Una cosa era segura, no pensaba someterme a la humillacion de entrar al servicio del hechicero, ni aunque solo se tratase de modo fingido.

El enano tomó un trago largo de su cerveza de la mañana y escuchó la discusión que surgía entre la pareja. No era su intención inmiscuirse ya que, como era habitual, prefería seguir al grupo que forzar una estrategia nueva. Sin embargo las dos propuestas eran, de por sí, arriesgadas.

- No creo que debamos atacar al que nos intentó vender la botella. Podríamos llamar mucho la atención en las calles y perder la ventaja que nos dan los disfraces que nos han otorgado-dijo el enano con un nuevo trago y continúo mirando a Elendin-. Pero tampoco creo que debas ir por tu cuenta y riesgo a espiar.

El guerrero, convertido ahora en un mercader de joyas, estaba planeando una forma de conseguir encontrar a los contrabandistas que no les llevará a descubrirse antes de tiempo.

- Creo que debemos averiguar como entra el contrabando en la ciudad-comentó el enano en voz baja-. No creo que aparezcan las mercancías de manera espontanea. Una vez sepamos de que manera entra quizá podamos buscar a los peces más gordos.

Elendin puso los ojos en blanco cuando escuchó a Ragnar y Fjalar, aunque intentó disimularlo para no ofenderlos.

- No me tiene por qué pasar nada - intentó tranquilizarlos - pero pensad que es mucho más fácil que alguien de apariencia inocente y débil intente sacar información, a que vayamos todos. Somos demasiado intimidantes, van a huir de nosotros o tal vez a atacarnos... y si eso último llega a ocurrir, llamaremos tanto la atención que no acabaremos con ese grupo jamás, pues se trasladarán a otra parte de la ciudad y actuarán de otra forma para que no les sigamos la pista - se quedó mirando a todos, bueno, a todos salvo a Tirlindë, pues cuando su mirada llegaba a él la bajaba, considerando de repente tremendamente interesante su pastelillo de frutas. En medio de esas distracciones, se fijó en lo que acababa de hacer Ragnar con su vaso, y armándose de nuevo de valor y determinación le preguntó:

- ¿Me das un poco? 

Tal vez eso le ayudase a aclarar un poco sus ideas. Y de paso le servía para practicar en caso de que tuviese que hacerse pasar por algún tipo de mujer de mala vida o comerciante pasada de rosca. Reflexionó un poco y continuó.

- En fin... si tanto os preocupa mi seguridad, podemos concertar un encuentro a solas en el que vosotros esteis cerca, por si acaso necesito ayuda... Había pensado contactar con el hombre que os vendió el vino, y hacerme pasar por la dueña de algún burdel o algo... decirle que necesito suministros baratos y en abundancia y que pagaré bien porque estoy desesperada por contentar a mis clientes, y ya a raíz de eso, ir tirando de los hilos... 

El plan en sí la avergonzaba, tanto por hacerse pasar por una mujerzuela así como por la opinión de Tirlindë sobre su plan. Pero estaba dispuesta a llegar hasta el final, con o sin la aprobación del noldo.

El mago estuvo a punto de atragantarse con su desayuno cuando escuchó a su amada proponer semejante memez, por lo que bastante contrariado exclamó:

-¡¿Qué?! ¿se puede saber por qué demonios quieres hacer eso? -preguntó con una mezcla de incredulidad y frustración ante la propuesta de Elendin, pues no entendía a qué venía algo así, sobretodo viniendo de alguien como ella, tan alejada de esos temas- es una idiotez como un dragón de grande, ¿cómo pretendes demostrar la autenticidad de tu negocio? ¿o crees que esos tipos venden mercancías a gran escala a cualquier loco que se lo pide? esto es absurdo... -musitó Tirlindë resabiado pues no sabía si el intelecto de su amada había mermado esa noche o si sólo quería sacarlo de quicio, no obstante, al ver la ligereza con la que pedía brebajes personales al pseudobeórnida el noldo empezó a entender ciertas cosas... -no, no y no -expuso dejando clara su postura- lo mejor es que, tal y como dijo Elendorn, usemos la baza del alcochol de los trolls, eso pueden comprobarlo si quieren, es totalmente cierto y jugando dicha carta podemos introducirnos dentro de los contrabandistas sin temor a que nos descubran por un plan que deja mucho que desear... -concluyó esperando que el resto del grupo aún conservara el juicio e hicieran entrar en razón a la Dúnedain, aunque fuera por simple presión de grupo.

7 de Girithron
10:00

 El debate de la estrategia continuaba alargándose. Elendorn había salido a la calle hacía rato, pero nadie parecía haberse dado cuenta de ello. Las camareras habían recogido las mesas y dejado sus bandejas vacías en la barra de madera. 

 El grupo estaba sólo en el comedor de la Posada. Las gentes de bien habían acudido a atender sus negocios y sus talleres. 

7 de Girithron
10:00

 Elendorn salió fuera del Descanso de los Viajeros. Observó un rato el ir y venir de las gentes por la Rath Heled. La discusión dentro parecía prolongarse durante horas. Fjalar apenas decía nada, pero Tirlindë y Elendin se peleaban de nuevo. Elendorn no entendía por que Ragnar parecía disfrutar agregando más leña al fuego. Aunque desde luego la leña era su elemento.

 La Rath Heled desembocaba en la Pneig Heled, una pequeña plazuela con una fuente de agua potable. Había  muchas en Tharbad, al ser una ciudad fluvial no escaseaba el agua. Sin embargo, Elendorn remontó la Rath en la otra dirección. Casi sin darse cuenta se encontró de nuevo en el callejón cercano dónde anoche el extraño anciano les ofreció la botella de vino.

 Obviamente, el tipo no estaba allí aquella mañana. Pero quizá... hubiese dejado algo allí en el callejón.

La discusión empezaba a subir de tono. La norteña hablaba con elocuencia, aunque todos podíamos percibir que se algo la incomodaba.
Las réplicas del Noldo eran mordaces y nada clementes con el estado de animo de la chica. Lejos de alentarla como solía hacer, en esta ocasión se dedicó a echar por tierra sus propuestas con muy poco tacto.

Aquel cambio en el comportamiento de ambos, empezaba a resultar embarazoso para el resto de los comensales. Y lo atípico de la situación no hacia más que acentuar la sensación de gravedad. Estaba claro que algo más que un plan de acción se estaba dirimiendo en aquella mesa.

Calma Tirlinde...me entrometí finalmente, apelando al Noldo por su nombre de pila, algo extraño en mi.

Aquí nadie dice estupideces... salvo quien se dedica a silenciar las opiniones del resto por miedo a que su propia voz no sea oída.
La chica no esta errada del todo. Es cierto que su plan presenta grietas, pero esas grietas no serian descubiertas si no se hubiese animado a exponerlo abiertamente. No seguiré presenciando esta pantomima por mas tiempo si no relajáis vuestros ánimos.

Los miré a ambos y sin dejar de hablar, ofrecí mi cantimplora de Hidromiel a la Norteña en un gesto de apoyo.

Nada se hará sin el consentimiento del grupo y todo lo que aquí se decida sera del gusto de todos, o no se llevará a cabo.

Tu idea de no llamar la atención es buena Elendin, pero el Noldo tiene razón. Debemos encontrar una coartada mejor. Si les hablas de un Prostibulo querrán saber su nombre, o en su caso, donde lo emplazarás. No conocemos la ciudad tan bien como ellos, antes o después descubrirían nuestro fraude...

Sin embargo, la idea del barril de vino, no es mucho mejor, podría funcionar al principio....pero lo cierto es que solo disponemos de uno. La cueva de los Trolls esta muy lejos de aquí y a la vista de la situación de sitio que sufre la ciudad, nadie arriesgará su dinero por una promesa vana y llena de incertidumbres. No veo buena idea revelar el origen de nuestro alcohol. Debemos pensar otro modo....

Estamos aquí para eso, de modo que no nos impacientemos y sigamos proponiendo ideas. Discutamolas y busquemos sus grietas, pero no insultemos a quien nos tiende un cabo cuando vamos a la deriva...por muchas rendijas que vislumbremos en su barca...
Lo que debemos hacer es agradecer la mano que nos tienden y ayudar a achicar el agua de su bote, quizas juntos encontremos la manera de sellarlas.

Di un nuevo trago a mi vaso de licor y me quede pensativo unos instantesarañamdo los tablones de madera de la mesa con aire distraído.

Entonces hablé nuevamente.

Pensad.¿que tenemos hasta ahora?
Una coartada como comerciantes. Eso es algo solido. Acabamos de llegar a la ciudad, nadie nos conoce y alguien con contactos en esta ciudad nos dará soporte. Esa parte no tiene porque ir mal...

Usemosla. Somos comerciantes y queremos instalarnos...busquemos por la ciudad, hagamos preguntas, deslicemos nuestros intereses fingidos....por supuestopodemos exagera algunas de nuestras posesiones....nada pone mas nervioso a un contrabandista que un negociante con recursos...seamos sutiles...dejemos que ellos vengan a nosotros. Ya lo hicieron una vez y apaenas hemos llegado a la ciudad. Elendorn fue muy generoso con el hombre que nos asaltó en el callejon. Demasiado diria yo.... sonreí levemente

...eso juega a nuestro favor...nos creerán desprendidos y algo excéntricos. Pero si piensan que tenemos dinero...no tardarán en buscarnos...

Rápidamente me giré en mi asiento y me dirigí al enano. No estaba seguro de que mi intervencion hubiese cumplido su cometido, pero esperaba que el Enano pudiese continuar mi discurso antes de que las partes en disputa volviesen a encender la llama de la discordia.

¿Que opinas Fjalr? te veo demasiado pensativo...