Partida Rol por web

Cuando el apotecario Septimus procedió con la extracción, al tocar la armadura esta crujió un poco, como si empezara a resquebrajarse, algo muy raro pues las servoarmaduras podrían durar siglos, e incluso milenios. Estuvo cerca de quince minutos extrayendo las glándulas y la semilla genética y guardándolos en los envases de vacío que llevan todos los apotecarios para esas circustancias.

Mientras tanto, los astartes montaban guardia. El vapor se mostraba en ese pasillo de suelo con algunos tramos calados. Las paredes lisas y oscuras enmarcaban un lugar que era un tránsito ligero de las superficies superiores al ascensor de acceso. La decoración interna era inexistente, algo muy normal en el Mechanicum, pues buscaban las cosas más útiles que bellas. Las pocas aberturas eran las rejillas de ventilación que estaban vigiladas por los astartes, para evitar emboscadas.

Ante las últimas órdenes del tecnomarine, Sharaq pulsa el botón del elevador y comienza a sonar un chirrido de los engranajes que llevaban casi dos décadas sin moverse y los lubricantes estarían secos o congelados. Ese chirrido podría ser la señal de que estáis dentro, pero ya sabían que estaban allí pues habían sido atacados.

Al llegar a la planta superior, las puertas crujieron y chirriaban mientras las costaba abrirse. Pero había un sonido que venía del interior, un sonido gorgoteante y de rugidos.

Los astartes caminaron un durante varios minutos, inspeccionando toda la zona y la rampa llegó al piso correspondiente. En ese piso el mapa marcaba el acceso a ambas torres, y el que estaba más cerca era el acceso a la torre oriental, pues la rampa había descrito una ligera pero amplia curva en esa dirección. Se escuchaban como pasos, algún rugido que reverberaba por el eco y parecía venir de todos los lados a la vez, pero aún no habían entrado en combate.

En ese momento se escuchó un chirrido de engranajes en movimiento, como si estuvieran forzando a alguna parte de la Forja a ponerse en marcha tras muchísimo tiempo parada. Ese chirrido estaba siendo como un reclamo y parecía comenzar a escucharse que pasos y rugidos se dirigían hacia él.

Lo cierto es que Septimus no entendía bien que ocurría con aquella armadura. 

-Hermanos tecnomarines... ¿Qué puede ocasionar que una servoarmadura esté... Quebradiza? ¿Quizás algún tipo de ácido o arma biológica?

Pero el apotecario no esperó respuesta, pues detrás de la puerta se escuchaba un sonido nada alentador. Rápidamente echó mano de nuevo de su bólter, y se preparó para recibir a lo que sea que viniera a saludarles. 

Nathaniel asintió a las órdenes del Sargento y mientras obedecía mantenía la mira de su retícula sobre diferentes posiciones desde las cuales podrían recibir alguna emboscada por medio de tiradores u cosas similares Xenos. La situación tan calmada no era la esperada, los Xenos no les hubieran dejado moverse tan libremente, por lo que algo estaba sucediendo.

Al escuchar los chirridos y sonidos varios, conecto con el Tecnomarine de la escuadra y pregunto.

- Hermano Verticorda, según tu adiestramiento, ¿Qué crees que es el origen de semejante alboroto? – Pregunto mientras de nuevo centraba la retícula sobre diferentes direcciones esperando ver aparecer Xenos contra ellos.

Por el Trono...

-Retroceded -aconsejó mientras hacía lo propio, necesitarían ganar todo el espacio posible, eso no era solo un enemigo a abatir, o dos.

Blitz observa lo que aparece delante de ellos. No demasiado sorprendido, Blitz hace señales a las unidades tácticas, si la primera unidad táctica se separaba a los lados y la segunda unidad disparaba desde el medio, tendrían todos línea de tiro limpia y podrían hacer una primera masacre.

Phalanax esperó a que las dos escuadras se unieran en el lugar. No convenía separarse de la tercera, pues esta cubría su retaguardia, y tanto Phalanax como los miembros de su escuadra se encargaban de la vanguardia.

Escuchó el eco de los ruidos preocupantes y empezó a pensar que quedaba poco para que llegaran los problemas. Se paró a escuchar lo que el hermano tecnomarine le contestaba a Nathaniel. Acto seguido dió la orden de seguir avanzando en posición de defensa (ya que creía que si alguien sorprendia a otro alguien serían los tiránidos a ellos mismos). Dirigió a su unidad hacia la torre.

En un momento se escuchó un gran chasquido y un estruendo. Parecía que el elevador había llegado al piso. Miles de garras , patas y otros tipos de extremidades xenos  arañaban la compuerta como intentando atravesarla.

Automáticamente, todos los astartes de ambas escuadras se dispusieron para abrir fuego, pero seguían mirando de reojo los conductos de ventilación para evitar sorpresas.

En un instante, la puerta del elevador comenzó a abrirse...

-Puede ser que el Elevador esté activado. Lleva casi dos décadas estancado y parado, por lo que los lubricantes se habrán espesado y por eso suena así -comentó como si fuera bastante obvio.

Mientras caminaban las escuadras adoptaron una posición defensiva, ambas protegiéndose mutuamente. Terminaron de bajar la rampa y llegaron a lo que parecía una explanada con varios restos de vehículos y cables y grandes ruedas de engranajes. Era una planta de aparcamiento de vehículos, pero no había apenas nada.

En ese momento, unos sonidos se empezaron a escuchar por la otra sala, que conectaba por una gran abertura, que era una compuerta que parecía no haberse cerrado por estar bloqueada. Si no, ¿porqué no iba a estar cerrada?

-¡RETROCEDER, MALDITA SEA! ¿HE HABLADO EN ELDAR?-rugió la mujer con leves esputos por la rabia que salpicaron la pantalla del casco-SI NO ENTENDÉIS LO QUE DIGO YO ENTENDERÉIS LO QUE DIGA EL BOLTER SI ESO DE AHÍ NO ACABA ANTES CON NOSOTROS.-o se me va de las manos...

Leah cerró los ojos durante un instante dejándose abrazar por la disformidad, inspiró hondo y reclinó la cabeza hacia atrás. Desataría el poder para ejecutar la voluntad del Emperador, éste estaba junto a ella, enervando su espíritu, protegiéndola de todo mal. Las palmas empezaron a arderle y se alzó el crepitar de la electricidad al aumentar hasta que de ellas aparecieron arcos eléctricos de pura energía que se lanzaron sin piedad hacia el origen de su amenaza. Si no hacían algo útil, ya lo haría ella.

Ella, a quien había recriminado ser mujer, ella de la que habían dudado durante años.

Nathaniel dejo que sus experiencias fueran las que dominaran en aquel momento, tras la explicación de Verticorda se dispusieron a moverse por ordenes de Phalanax cuando el sonido se produjo y la apertura de la puerta dejo claro qué algo podría estar aproximándose.

Mientras tomaba una posición, ajusto su retículo sobre la misma esperando ver el motivo de que sus sentidos y experiencias tomaran parte en su memoria previniéndole de algo.

Blitz se preocupó cuando la inquisidora empezó a gritar. Quizá sabía algo que ellos no.

- Primera unidad táctica, retroceded!!- ordenó Blitz mientras retrocedía apuntando hacia la puerta.

Anisoso, esperaba ver qué había detrás de aquella puerta, los primeros bichos que caerían ante un fusilamiento sin tregua por parte de las dos unidades astartes.

Septimus echó a correr retrocediendo, para quedar a la altura de Lady Leah. Quizás demasiado tarde. Quizás confió en que no necesitaba retroceder ya que se encontraba detrás. Pero debía intentarlo. 

Tenía el bolter en las manos, listo para girarse y encarar al enemigo cuando llegara a posición. Cualquier cosa que quisiera pasar tendría que vérselas con dos escuadras de marines espaciales y un par de Inquisidores, además de la firme voluntad del Emperador. Sólo había una opción, victoria.

Phalanax reacicionó rápidamente y comenzó a dar órdenes para superar la situación que se les venía encima:

- Posiciones defensivas escuadra, buscad cobertura. Eristede y Basek, manteneos en retaguardia dando fuego de cobertura y atentos a los flancos y atrás, también el suelo y techo. Orcir y Verticorda, al centro de la posición defensiva. Nathaniel, te quiero atento a los enemigos más duros que haya.

Ordenaba mientras redistribuía a la unidad y se cubrían con el escenario. Comprobó una última vez su bólter antes de estar listo para disparar a lo que fuera que apareciese por ese hueco. Acto seguido, en posición de tiro, contactó con Storm: ¡Informo de inminente contacto xeno! - Para que su líder supiera la situación de cada unidad.

Con una velocidad y habilidad que rozaba la precognición, Leah acumuló energía de la disformidad que soltó convertida en rayos en el mismo instante que las puertas del elevador se entreabrían a la mitad, de arriba a abajo, sin dejar de llegar a ver lo que había dentro. El aire se llenó de un olor a ozono y comenzó a sonar un aullido espeluznante que llegaba a todos los astartes hasta los huesos.

Del interior comenzaron a sonar chillidos y algún ligero burbujeo, como si estuviera derritiendo alguna parte de carne, mientras que los rayos que daban en las puertas hacían que estas cogieran un tono rojizo mientras se abrían. 

En el momento en que Leah lanzaba los rayos, Aeska se situaba a su lado, apuntaba el bolter y disparaba una ráfaga que bailaba entre los rayos, provocando cuatro impactos en lo que fuera que había dentro. Imitándolo, pero desde más atrás, Xaliel, uno de los astartes de la Segunda Escuadra, disparó una ráfaga de seis disparos, de los cuales impactaron cuatro en las puertas que se iban abriendo y de la que comenzaron a salir Hormagantes, pero los otros dos impactaron, haciendo retroceder a los Xenos mientras los relámpagos de Leah seguían machacando a esos bichos.

Con las prisas, Marius intentó afianzar su bolter pesado a la vez que Blitz ordenaba replegarse un poco. La duda entre si disparar o moverse le hizo que fallara por completo la ráfaga, impactando en la puerta y el interior del elevador con sendos sonidos de explosiones que no os sonaron nada bien.

Jael intentaba machacar también al enemigo mientras retrocedía, haciendo disparos cortos y precisos que impactaron de lleno en los xenos. Godsmote intentó imitarlo, pero falló y todos los impactos rodearon el marco del elevador.

Para finalizar, Eikos, que veía como la horda se encaminaba hacia su Jefe de Escuadra que era el que estaba más cerca, en vez de retroceder avanzó, lanzando ligeros chorros de prometium en llamas a los xenos acabando con los que quedaban y sin llegar a flamear el interior del elevador.

En menos de treinta segundos, los astartes habían destrozado a la horda xenos. Era un buen comienzo. 

El problema es que había varios otros astartes, los que no habían llegado a reaccionar, que estaban arrodillados, sujetándose la cabeza y parecían bastante aturdidos.

En cuanto comenzaron a escuchar ruidos, Phalanax ordenó situarse a la defensiva, por lo que todos los astartes se prepararon, dispuestos a lo que se les cayera encima. Armaron los bolters y se prepararon para lo peor, que no se hizo esperar.

Entre la nube de vapor que molestaba la visión, los sensores de las armaduras comenzaron a marcar objetivos. Eran bastantes, aunque se esperaba que no fueran muchos en realidad. Si lo hacían bien podrían acabar con ellos sin sufrir mucho.

Los Genestealers comenzaron a salir del otro extremo de la sala y comenzaron una marcha brutal hacia los astartes. Parecían estar hambrientos.

Leah sonrió y avanzó,tenían que bajar, buscar esa fuente que ella había detectado como un pulso en los pisos inferiores.

Aquellos que no habían podido aguantar lo que ahí se había desatado se lo tenían más que merecido.

-Ahora ya sabéis lo que os espera-dijo con sencillez gélida. No especificó si la horda de xenos era lo que les esperaba, si el castigo por la ineptitud sería una lluvia de rayos que brotarían de las manos de la inquisidora o de un disparo a bocajarro a modo de ejecución.

Se sentía orgullosa de sí misma, de lo que acababa de demostrar y de que, el Emperador mediante, había comenzado una masacre de xenos antes de que éstos se hubieran dado cuenta de lo que les había caído. Se giró para mirar a aquellos a los que había dejado atrás como si no hubiera ocurrido nada.