Partida Rol por web

El Misterio del Sr.Cornthwaite

PARTE 1: Buscando al millonario desaparecido.

Cargando editor
09/05/2015, 20:17
Guardián

Gamwell (Massachusetts) 23 de febrero de 1925

Cuando los visitantes llegan a Gamwell, normalmente porque estan de paso en su viaje hacia otro destino, la primera impresión que se llevan del pueblo es la sosedad con la que parecen vivir sus ciudadanos. Apenas unas pocas flores florecen en los jardines de las casas de los que viven en el nucleo urbano y la circulación de vehiculos es bastante escasa. El centro del pueblo parece tener algo más de bullício dado que en el lugar se encuentran los comercios de alimentación, ferretería, talleres de coches, etc, y sobretodo,  los servicios públicos de la localidad. A pesar de todo tal vez el frío mes de febrero sea el causante que todos los gamwellianos, abrigados con sus cazadoras y chaquetas, caminen apresurados hasta sus casas o lugares de trabajo sin apenas detenerse a observar a los recién llegados.

En el centro del pueblo, en el numero 12 de Main Street, se encontraba el despacho de los hermanos Dodge. Aunque el exterior del edificio parecía tener un aspecto lujoso y bien cuidado, el interior estaba revestido con muebles y una decoración más bien mediocre, como si sus propietarios hubieran querido ahorrar en exceso en el mobiliario de la oficina. Una chica joven, delgada de unos 20 años y rubia melena, escribía de forma apresurada en una maquina de escribir tratando de evitar inutilmente que sus pequeñas gafas cayeran constantemente sobre su nariz, como si no estuviera acostumbrada a llevarlas.

Más molesto aún era la presencia de tantos forasteros en la sala de espera que había frente a su mesa de trabajo, a modo de recepción. Como casualidad del destino uno a uno habían llegado aquella mañana de febrero para hablar con los hermanos Dodge acerca del Sr.Cornthwaite pero hasta ahora solo uno de ellos había sido recibido por los abogados mientras que la secretaria había pedido a los demás que esperaran su turno a ser atendidos. El hombre que había entrado en el despacho tenía una expresión seria acompañada de un aspecto poco cuidado con una barba de tres días y varias cicatrices en su rostro. Vestía una gabardina y un sombrero, atuendos harto necesaría en aquella época del año.

Tres personas más esperaban en la sala de espera. Un hombre joven cuyo rostro parecía bastante enrojecido y sus ojos vidriosos a pesar de que parecía cuidar bastante su aspecto, una mujer de cabello negro y constitución pequeña que no parecía ser la envidia de demasiados hombres dado su escaso atractivo y un elegante caballero con un traje con corbata impecable que fumaba un puro cubano con actitud paciente mientras guardaba entre sus manos una carpeta.

En una mesilla de madera, junto a los sillones en los que esperaban los visitantes, varios diarios de los últimos días reposaban sobre él para que fuesen ojeados por los cientes. El primero de ellos era el "Gamwell Gazette", al parecer el diario local de notícias.

Poco más que un saludo había sido lo que se habían intercambiado los visitantes, a medida que fueron llegando. El tic-tac de un reloj de pared en uno de los lados de la sala de espera y el frénetico sonido de la maquina de escribir de la secretaria eran los únicos sonidos que rompían el silencio en el lugar.

Notas de juego

NOTA GUARDIAN: ¡Empezamos! De momento en la sala solo estais los descritos: James, Sebastian y Robyn. He añadido a Mike en el post inicial para que este al tanto de como empieza la partida y cual será su ubicación. Para vuestros posts, debeis omitirlo como destinatario.

Cargando editor
09/05/2015, 20:51
Guardián

Notas de juego

NOTA GUARDIAN: El técnico de cámara con el que has venido se ha quedado esperando en una cafetería del número 9 de Main Street... vamos en la esquina. Se llama Nick Freeman, ya lo interpretaré yo.

Cargando editor
09/05/2015, 21:17
Robyn Adler

La pequeña y delgada joven parecía nerviosa. No le hacían mucha gracia las situaciones sociales, a pesar de que sus padres habían insistido, desde que cumplió los dieciséis años, en llevarla de fiesta en fiesta y de reunión en reunión con la esperanza de que algún hombre se percatase en lo bien educada que estaba y en el beneficio económico que supondría tomarla como esposa. No. Las situaciones sociales no le gustaban en absoluto: se sentía como una pieza de ganado particularmente delgaducha y fea. Quizás la sala de espera de un despacho de abogados no era exactamente una situación social, pero no dejaba de ser un lugar público donde se exponía a las miradas ajenas que no veían más allá de su cuerpo delgado y sus fibradas piernas.
La mujer había pasado los últimos minutos leyendo uno de los manoseados diarios para evitar tener que hacer contacto visual con el resto de personas de la sala y sin embargo, no era capaz de concentrarse, el tiquitaca de la secretaria con la máquina de escribir interrumpido constantemente por el gesto de recolocarse las gafas la irritaba.

Si al menos no interrumpiese el tecleado podría acostumbrarme...pero ¿por qué tiene que colocarse las gafas cada dos minutos? Fijo que no las lleva nunca, claro...arruinarían "su precioso rostro".

Finalmente, Robyn terminó de leer el periódico y se levantó para dejarlo en su sitio. La joven llevaba un vestido marrón de estilo algo flapper, largo hasta las rodillas y muy suelto y cómodo, sin corset que diese forma a su pequeña figura, haciéndola más atractiva a la vista ni incómodos zapatos que hiciesen sufrir sus piernas. Por un segundo la chica se paró ante la secretaría, dispuesta a preguntarla si faltaba mucho para que pudiese hablar con los Dogde, pero finalmente decidió no hacerlo y volvió a su sitio. Ya sin periódico que la distrajese del resto lanzó una breve mirada a los otros dos hombres, antes de fijar la vista en sus uñas cortas pero cuidadas.

No te las muerdas...Recuerda lo que te costó dejarlo

Cargando editor
09/05/2015, 22:41
James W. Hess

James aguardaba su turno sentado pasando de modo distraído las páginas del periódico.
Tenía en la boca un palillo con el que jugueteaba pasándolo de la comisura derecha a la izquierda y viceversa. Estaba agotado, el viaje en tren había sido extenuante y sólo quería descansar. Esperaba no perder mucho más tiempo en aquel lugar, pues aún tenía que buscar alojamiento. Si todo iba bien, al día siguiente por la mañana podría emprender el camino de vuelta.

Pasado un rato, dobló el periódico y se lo puso debajo del brazo al tiempo que se levantaba para estirar la espalda. Se oyeron un par de crujidos y dio unos cuantos pasos en la reducida estancia.
Con las palmas se masajeó los ojos mientras murmuraba: - Dios, mi reino por una cama...

Con la mano se palpó el bolsillo en busca de un cigarrillo, pero al sacarlo de la cajetilla recordó que había quemado su última cerilla en el trayecto que había de la estación al despacho. James chasqueó la lengua con fastidio y se colocó el pitillo detrás de la oreja.

Con gesto ausente se aproximó al escritorio de la secretaria y con la mirada recorrió la mesa al tiempo que asentía para sí mismo. Miró hacia la calle y regresó a su asiento, donde reanudó la lectura del periódico.

Cargando editor
10/05/2015, 18:37
Sebastian O. Stewart

La muchacha que piquetea enérgicamente las teclas de la máquina adler, no está nada mal... 

Eso era lo que pasaba por la cabeza de Sebastian mientras daba una profunda calada a su puro habano. Gracias a dios, América había echado a patadas a los españoles de esa isla, y fumar cigarros de calidad, se había convertido en una práctica al abasto de cualquier caballero de Nueva Inglaterra. Durante una época fumó en pipa, pero era un verdadero engorro. Era demasiado trabajoso y requería de cierta maña. No todo el mundo estaba preparado para mantener la boquilla limpia, extraer los restos de picadura quemada de la cazoleta y comprobar una y otra vez que el eje de la misma se mantenía perfectamente alineado y sin poros. Era importante...

Pero también era importante la razón por la que se hallaba en Ganwell. Durante unos segundos cruzó miradas con la chica del vestido largo y cómodo. Sebastian sonrió cuando eso se produjo. A sus cuarenta años se conservaba en un perfecto estado de salud, sin tener en cuenta la aparatosa cojera que lo acompañaba allá donde fuera. Era un tipo corpulento y de buena presencia, pero lo que más destacaba en él, era su trato educado y galante.

Cuando contempló que el hombre que tenía a su lado, intentaba encender un Lucky Strike sin cerrillas, no pudo más que acercarse hasta él y extraer su mechero zippo. En él se gravaban sus iniciales: S.O.S... Aquello había sido objeto de chanzas en sus círculos más íntimos, aunque bien mirado era algo premonitorio... ¡¿A cuánta gente le habría dado fuego en situaciones idénticas?! Lo que estaba claro, es que para el pobre muchacho que no podía apaciguar sus nervios fumando, ese mechero había sido una respuesta para su situación de emergencia...

- Sebastian Orson Stewart...- se presentó haciendo una ligera reverencia - Quizás me haya visto en alguna película... Soy actor profesional...- prosiguió con una cálida sonrisa. Si bien era cierto todo lo que había dicho, la carrera de Sebastian no se encontraba en un punto álgido por decirlo de alguna manera... - Su cara me suena señorita... ¿No será asidua del Cotton Club?...- preguntó a la chica que se sentaba cerca de él. Realmente no le sonaba su cara, pero había que romper el hielo, y en eso, el actor era un maestro.

Cargando editor
10/05/2015, 19:26
Robyn Adler

Robyn levantó la vista de sus manos y giró los ojos a la derecha y a la izquierda, como tratando de buscar una excusa que la evitase tener que presentarse. No la encontró. La joven le tendió la mano en vertical, para estrecharla en lugar de en posición de que se la besasen, lo cual la hubiese incomodado bastante.

–Robyn Adler– aunque agradable, la voz sonó bastante seca. A pesar de su aparente timidez la mujer había clavado la mirada en su interlocutor como si se encontrase ante un igual, en lugar de apartar decorosamente la mirada como se esperaba en una mujer. – Lo siento...no tengo el placer.–respondió en referencia al Club, sin añadir nada más. Explicarle que quizás la hubiese visto en alguna competición, como una de las mujeres asistentes a los Juegos Olímpicos de París, tan solo hubiese servido para iniciar una conversación. Algo que la única descendiente femenina de los Adler quería evitar. En aquel momento se acordó de que tenía un librillo en el bolso y que podía haberlo estado leyendo para evitar una conversación...pero ya era tarde. Abrir un libro en aquel momento extremadamente descortés.

Cargando editor
10/05/2015, 19:48
James W. Hess

Un hombre le acercó un mechero y se presentó como Stewart.
- Vaya... muchas gracias - dijo, al tiempo que encendía su pitillo.
Le estrechó la mano con firmeza: - Soy Hess, James Hess. - Al ver que la joven que se sentaba cerca suyo también participaba en la presentación, se dirigió a ella: - Un placer, señorita Adler.

James dio una calada con gran deleite y respondió a la pregunta de su interlocutor: - Pues ahora que lo dice, señor Stewart, lo cierto es que su cara me resulta muy familiar, sí.
Mentía, en su vida había visto a ese hombre. James no acostumbraba a ver películas, lo encontraba una pérdida de tiempo.
Sin embargo, el tal Sebastian parecía muy entusiasmado y orgulloso de su oficio y no pretendía ofenderle tan pronto.

- Bueno, a ver si llega ya nuestro turno. No quisiera que esta formalidad se eternizase.
Era curioso, pero en el momento en que los tres desconocidos empezaron a intercambiar las primeras palabras, a James le vino una idea a la mente; ese era un inicio perfecto para una nueva novela. Tendría que ponerse a trabajar en ello de inmediato.

Cargando editor
10/05/2015, 22:02
Robyn Adler

Encantada Mr Hess—dijo la mujer mientra evitaba hacer algún comentario sobre si conocía o no al actor. Prefería no mentir al respecto, pero tampoco era su intención ofender. Por otra parte, las horas a las que pasaban películas eran las horas a las que solía entrenar. Y eso por no hablar de que no le gustaba las miradas socarronas cuando iba al cine sola. En muy pocas ocasiones quedaba con alguna de sus amigas solteras -que cada vez eran menos-, o cuando quedaba con sus hermanos. En cualquier caso, salvo Keaton o Lon Chaney Robyn no conocía a muchos actores. Esperando que con aquello se diese la conversación por terminada la joven sonrió cordialmente y -ya sí- sacó un pequeño ejemplar de "Viaje al centro de la Tierra" de su bolso. 

Cargando editor
10/05/2015, 22:39
Sebastian O. Stewart

- Robyn... Un nombre precioso a la vez que inspirador...- respondió el actor estrechando la mano de la chica con delicadeza. - ... Y un placer Sr. Hess. - convino con educación tras la presentación del joven fumador. 

Sebastian llevaba un buen rato allí sentado. Las ganas por resolver sus asuntos con los hermanos Dodge, le habían hecho madrugar para ser puntual. Normalmente los artistas como él, no solían levantarse antes de las diez de la mañana. Los rodajes y la vida social, imponían unos horarios reñidos con el amanecer, pero aquel día era una excepción.

- Ojalá se cumplan sus palabras, caballero. Comienzo a estar algo incómodo en esa fría silla, jajajaja...- sonrió de forma amigable - Tengo muchas cosas que preparar de mi nuevo proyecto, y como dicen algunos... ¡¡El tiempo es oro!! Jajaja...- continuó charlando mientras estiraba las piernas. Cuando estaba en ello, no pudo reprimir observar el libro que la señorita Adler había extraído de su bolsa - Viaje al centro de la Tierra- Ni corto ni perezoso, volvió a acercarse a la muchacha:

- Un buen libro de aventuras, señorita. Si llegara a quedarse sin lectura, sepa que poseo un ejemplar de: El Fantasma de la Ópera.- comentó con una gran sonrisa en los labios, mientras apartaba su puro del espacio que ocupaba Robyn. Sin duda, Sebastian sabía relacionarse a la perfección y era capaz de encontrar razones para charlar, por nimias o ridículas que parecieran. Tras esto, dio unos pasos cojeando hasta la secretaria y con voz calmada preguntó:

- Perdone señorita. Sin ánimo de parecer descortés, me gustaría preguntarle si aún vamos a tener que esperar mucho más...- El tiempo apremiaba.

Cargando editor
11/05/2015, 14:16
Cindy Brown

Cuando Sebastian se acercó hasta la mesa de trabajo de la secretaria de los Dodge la joven rubia dejó sobre la mesa las lentes de visión que utilizaba y pareció sonrojarse un poco cuando el atractivo actor se dirigió a ella. - El señor Walter Dodge está al tanto de que todos ustedes estan esperando aquí y les atenderá lo antes posible, caballero. Lamentamos la espera... - le contestó la muchacha acompañando sus palabras de una sonrisa jovial y amable.

Estaba claro que la chica se sentía bella y que estaba acostumbrada a la atención al público.

Cargando editor
11/05/2015, 14:20
Guardián

Cuando el detective Mike O'Donell llegó al despacho de los abogados Dodge, a primera hora de la mañana, fue recibido por Walter Dodge quien le invitó a entrar a su despacho y le ofreció uno de sus lujosos cigarros para amenizar el encuentro. Durante más de media hora el abogado le explicó nuevamente el motivo por el que estaban interesados en contratar su servicio y, sobretodo, la oferta de honorarios que le realiza de 100$ por localizar el Sr.Cornthwaite, vivo o muerto, y si es resuelto en menos de una semana una prima adicional de 100$.

Pocos son los detalles que el detective privado y el abogado pudieron concretar hasta el momento. Walter Dodge era un hombre pragmático y tal vez aquellas personas que esperaban fuera y que en un momento tan oportuno se habían presentado allí preguntando por el Sr.Cornthwaite podrían ser de gran ayuda para averiguar el porque de la desaparición del millonario explorador y filantropo, por lo que con la aprobación del recién contratado detective sugirió hacerles pasar a los tres para que explicaran que asuntos tenían para tratar con el desaparecido.

Mike iba un poco más allá en ese razonamiento, tal vez aquellas personas no esten allí de forma casual. Durante su pasado como policía había aprendido a desconfiar de la gente y a darse cuenta que en la mayoría de los casos nada es lo que parece. ¿Y si aquellas personas fuesen las responsables de su desaparición, y ahora aparecieran para apoderarse de su patrimonio? Era pronto para realizar tales sospechas, pero teniendo en cuenta la popularidad del Sr.Cornthwaite en múltiples asuntos de lo que estaba seguro es que aquellas personas podrían tener información importante sobre el millonario y de una forma u otra podrían ayudar a resolver aquel caso.

Notas de juego

NOTA GUARDIAN: Bien, anotaciones onrol para introducirte en la partida el próximo post.

Cargando editor
11/05/2015, 14:31
Guardián

Tras unos diez minutos más de espera en la que los tres visitantes parecían impacientarse cada vez más, la secretaria recibió una llamada y acto seguido entro a través de una puerta a alguna estancia interior. Cuando salió de ella invitó a pasar a los tres visitantes juntos, si no tenían inconveniente, ya que el Sr.Walter Dodge les atendería a la vez dado el común interés que habían manifestado al llegar.

La joven les condujo hacia un despacho amplio pero con una decoración tan mediocre como la de la sala de espera. Una gran mesa de trabajo de madera de roble presidia el despacho frente a un gran ventanal que daba a la calle principal de Gamwell. Sentado en un cómodo sillon de la mesa había el hombre que debía ser el abogado Walter Dodge, era un hombre que rondaba los 50, bien afeitado pero con un tupido y fino bigote, y con un cabello negro cada vez más menguante. El Sr.Dodge vestía una americana con una camisa blanca sujetada por una pajarita el mismo color. A escasos metros de él, el hombre serio de la gabardina que los visitantes habían visto entrar hacía ya bastante rato observaba la calle a través de la cristalera, concentrado en sus propios pensamientos.

Cargando editor
11/05/2015, 14:41
Walter Dodge

Cuando la secretaria hizo pasar a los visitantes el hombre del sillón se levantó y se acercó para saludarles - Bienvenidos caballeros... y señorita. Soy Walter Dodge, abogado y representante legal del Sr.Arthur Cornthwaite. - dijo estrechando la mano a Sebastian y James, y tomando la mano de Robyn para besarla de forma que esta casi ni pudo reaccionar para evitarlo. Todos pudieron percibir un fuerte olor a menta procedente del letrado, probablemente porque lo mascara con frecuencia o lo utilizara como fragancia para su ropa. - Tomad asiento por favor.... - dijo volviendo al frente del escritorio e indicando las tres sillas que ya había colocadas en frente de la mesa.

Antes de sentarse Walter señaló al hombre serio frente al ventanal, que se había girado para contemplar los visitantes - ¡Ah! Este caballero es Mike O'Donell, detective privado. Le acabamos de contratar para resolver de una vez por todas el misterio de la desaparición del Sr.Cornthwaite, espero que no les moleste que este presente durante la reunión. -

Cuando se sentó, cruzó las manos encima del escritorio y cuando todos se hubieran sentado les volvió a preguntar - Si les he hecho pasar aquí, es porque todos han venido a las puertas de mi buffete preguntando por el desaparecido. Quisiera conocer sus nombres e intereses antes de darles más información... - dijo al mismo tiempo que abría una cajetilla de cigarros y lo tendió para ofrecer alguno a Sebastian, James y Robun con una sonrisa que recordaba más a la de un tendero pícaro vendiendo un producto que la de alguien desinteresado y acostumbrado a ser afable.

Cargando editor
11/05/2015, 18:43
Mike O'donell

Mike dejo sus pensamientos aparcados y se giro cuando escucho entrar a las personas que estaban fuera. Cuando el Abogado le presento, Mike agarro con dos dedos el sombrero e hizo un leve movimiento de cabeza, a modo de saludo. No dijo nada, de momento. Prefería escuchar lo que tenia que decir esos tres personajes que acababan de entrar, dos hombres y una mujer.

Mientras se sentaban, Mike les hecho un rápido vistazo a los tres. Uno de los hombres tenia un aspecto bien cuidado, aunque parecía joven, por la expresión de sus ojos Mike supuso que este hombre había vivido algunos años más de los que aparentaba. El otro hombre aparentaba ser algo más mayor que el primero, su elegante e impecable forma de vestir y el puro que le había visto fumar al entrar, le daban la impresión de que seria una persona acomodada, al menos, más que él. Por ultimo estaba la señorita, de baja estatura, no era una de esas mujeres por las que te girarías al verla pasar por la calle. Aunque no mostraba casi nada, a Mike le daba la impresión al verla moverse de que estaba en forma.

Se apoyo contra la pared, mientras sacaba su pitillera y observaba atentamente a las tres personas, a ver que tenían que decir...

Cargando editor
11/05/2015, 20:14
James W. Hess

Cuando la secretaria les hizo pasar al despacho del señor Dodge, James dedicó una leve reverencia a la joven a modo de agradecimiento.
Una vez dentro les presentaron al hombre que había entrado antes que ellos, quien resultó ser un detective.

James aceptó de buena gana el ofrecimiento de su interlocutor, aunque se quedó con el cigarro en la mano puesto que no tenía con qué encenderlo y le parecía una falta de educación volver a pedirle el mechero al señor Stewart.

Viendo que nadie daba el primer paso, James se dispuso a comenzar con las presentaciones: - Si no les importa - dijo, dirigiéndose a sus compañeros - comenzaré yo.
- Bien, mi nombre es James Walter Hess, un placer - se dirigió esta vez al recién conocido O'Donell y acto seguido fijó de nuevo la mirada en el abogado.
- Conocí al señor Cornthwaite hará poco más de seis años. Él se encarga de financiar la edición de mis novelas; una vez estipuladas las ventas, nos repartimos los beneficios.

Al fin se decidió: - Disculpe mi falta de modales, pero ¿le importaría darme fuego? - dijo, a la vez que le acercaba el cigarrillo al letrado.
- Soy un auténtico desastre y quemé todas las cerillas que traía conmigo antes de llegar.
Acompañó estas palabras con una sonrisa para relajar un poco el ambiente.

- El caso es que desde hace unos meses no he recibido noticias de mi mecenas, y estoy francamente preocupado. No por mi situación económica, no me malinterprete. Temo de veras que algo malo haya podido ocurrirle.

Cargando editor
12/05/2015, 00:51
Robyn Adler

Me parece que el de la Ópera no es el único fantasma aquí presente pensó Robyn cuando el actor le ofreció el libro. La mujer esbozó una sonrisa de cortesía por toda respuesta y continuó leyendo. No dudaba de que aquel hombre sería un actor famoso, pero aquello no era nada que la importase en absoluto. No parecía ser así con la secretaría, se dijo la chica cuando, sin levantar la vista del libro observó como se sonrojaba ante la breve atención del actor. Pasaron unos cuantos minutos sin que, para alivio de la atleta, nadie se dirigiese la palabra cuando, de pronto les hicieron pasar al salón.

Robyn entró, aparentemente algo cohibida, pero con paso firme. Desde luego hubiese preferido una reunión a solas con Walter Dogde. Aquello de entrevistarse en grupo era...bueno. Era inapropiado: no tenía interés en los temas que Cornthwaite tenía con el resto y, desde luego, nadie tenía que saber sus propios motivos. La mujer era bastante transparente en lo que respectaba a sus sentimientos, por lo que el disgusto de la situación se debió notar en su cara. Tras rechazar el cigarro con amabilidad (siendo deportista era una locura meterse humo en los pulmones, por muy sano y sofisticado que fuese) la mujer calló unos segundos. Había pensado hablar la última, pero parecía que el tal O'Donnell (quien por cierto, parecía más un gangser que un detective, y siendo irlandés no sería raro que fuese ambas cosas) prefería dejar hablar al resto.
–Lo mismo piensa que sabemos algo y quiere ver lo que contamos–se dijo suspicazmente mientras Hess contaba su historia. La mirada de Robyn se dirigía alternativamente entre el escritor y el irlandés, como tratando de ver si sus impresiones sobre el detective eran ciertas. Repentinamente, Hess terminó su historia y, como el actor no comenzaba la suya se decidió a hablar tras un leve suspiro. 
–Yo...soy Robyn Adler, Mr. Dogde— el tono de voz era profundo y agradable pero no parecía demasiado entusiasta. Por sus formas al hablar se veía que era una chica de buena familia, educada en el trato con la gente de alto nivel social...pero no parecía que aquello le agradase–  Verá, mi familia...bueno, yo soy amiga de Mr. Cornthwaite. Hace unos años me convenció para comenzar una carrera como deportista y, además decidió financiarme. 

Aquello sonaba raro, pues parecía que la mujer no provenía de una clase social de las que necesitase financiación. De hecho, Mr Adler era un afamado empresario, que bien podía haber financiado la carrera de su hija. La mujer era consciente de ello, pero no veía motivos para explicar lo que, por otra parte para ella era obvio. A aquella gente no le interesaba y al abogado tan solo le interesaría ver que las intenciones de Robyn no eran económicas.

Estoy preocupada por él, Mr. Dodge. Le debo mucho y me inquieta su desaparición.

Cargando editor
12/05/2015, 11:27
Sebastian O. Stewart

A simple vista, pudo notar cierto apuro en la señorita Robyn cuando la atractiva secretaria mencionó que el plan del letrado era entrevistarlos a los tres a la vez, y en cierta forma comprendió el pudor de la muchacha. Ellos eran un grupo de extraños que acababan de coincidir y en determinados ambientes, las mujeres no eran bien recibidas, por decirlo de una forma suave. Únicamente, esperaba que la señorita Adler no se encontrara incomodada por su presencia y así intentó mostrarlo con su trato cortés..

Sonrió a Robyn de forma amigable y dejó que Hess y ella misma pasaran antes que él. No había situación o excusa para perder la compostura- se decía una y otra vez el actor.

Ya en el interior de aquel austero y gris despacho, comprobó como el Sr. Dodge se había arrimado a la compañía de un detective privado. Ese detalle fue aclarador. La situación era más grave de lo que en un principio había imaginado. Por unos segundos, elucubró el desastre en el que se convertiría su próximo proyecto, pero intentó mantener la calma. Reunirse con un abogado y un detective privado, podía resultar una situación ciertamente intimidadora, pero el actor había trabajado en cientos de escenarios bajo presión, con lo que decidió tomárselo como una actuación más que añadir a su lista. 

Rehusó el cigarro ofrecido por el abogado de forma elegante mientras decía: - Gracias, pero sólo fumo cigarros Espartero. Tabaco cubano de la mejor calidad, amigo.- y casi de forma automática, extrajo uno del bolsillo de su traje ofreciéndoselo a Dodge. - Pruébelo. Prensado a mano. No hay color caballero...- añadió con una sonrisa radiante. Acto seguido, Hess comenzó su exposición. Cuando el joven se detuvo para pedir nuevamente fuego, Sebastian no dudó en asistirlo con su famoso S.O.S. Aquel muchacho le caía bien y al parecer se dedicaba a la escritura... Quizás pudiera plasmar su interesante biografía...

Tras Hess fue la señorita Adler la siguiente en exponer sus asuntos. Así que deportista- existía mucha rumorología en los círculos más cool sobre las mujeres que se dedicaban al deporte. Existían opiniones que decían que eran un grupo de mujeres inadaptadas incapaces de aceptar su feminidad y su cuerpo, pero a Sebastian todas esas voces le parecían retrógradas y con pocas miras... ¡¡Por dios!! ¡¡Estaban en el siglo 20!!Sea como fuera, para el actor, aquella muchacha culta y poco amiga de la conversación, era la primera atleta femenina que conocía, con lo que no podía sacar muchas conclusiones, y ciertamente, tampoco lo deseaba.

Finalmente llegó su turno...

Mi nombre es Sebastian Orson Stewart. Soy un reputado actor profesional que he trabajado en múltiples películas de Hollywood.- se introdujo a sí mismo mientras mostraba fotos suyas - de tiempos mozos en su totalidad- en las cuales se veía trabajando en diferente escenarios y películas. - Uno de mis papeles más famosos fue la representación de Matthew Longwall, un héroe de la Guerra de Independencia...- proseguía mientras pasaba una foto y otra con una mirada vidriosa de emoción. - Actualmente me encuentro en Ganwell porque llegué a un acuerdo con el Sr. Cornthwaite para filmar mi próxima película en el interior de su mansión...- dejó transcurrir unos segundos de intriga para finalmente decir el título - El Fantasma de la Ópera- 

Cargando editor
12/05/2015, 20:27
Walter Dodge

El abogado de la blanca pajarita escuchó con atención las presentaciones y explicaciones que cada uno de los tres entrevistados exponian y de tanto en tanto realizaba alguna anotación en una libreta que tenía situada justo en el centro de su mesa con una pluma estilográfica que extrajo del bolsillo interior de su camisa.

- Entonces, si he entendido bien. Tanto el señor Hess como la señorita Adler acuden preocupados por la desaparición de mi cliente y, además... - realizó una pequeña pausa con una sonrisa socarrona - sois beneficiarios de dos de los muchos patrocinios que realizaba hasta ahora el Sr.Cornthwaite. - dijo mirando alternativamente al joven escritor y a la reservada deportista. - Motivo totalmente acceptable por el que acudir aquí en busca de respuestas. - añadió encendiendo con su mechero uno de los cigarrillos "Espartero" que había acceptado del ofrecimiento de Sebastian y dandole una calada.

- ¡Estupendo Sr.Steward, tenía usted razón... este tabaco tiene un sabor exquisito! - añadió con una amplia sonrisa más cortés que natural. El letrado volvió a dar una calada y dejó el cigarro en uno de los ceniceros de la mesa y continuó dirigiendose al actor. - Y en cuanto a su acuerdo con mi cliente, lo cierto es que no me había mencionado dicha autorización. ¿Tenían alguna fecha estipulada? - preguntó con interés.

Cargando editor
12/05/2015, 21:46
Mike O'donell

mmmm... El señor Cornthwaite Financiaba tanto al escritor, el señor Hess como a la señorita Adler, no tendría mucho sentido que alguno de los dos tuviera que ver con la desaparición del filantropo. No esta bien hacer desaparecer a la mano que te da de comer...

En cuanto al señor Steward, el actor, según dice había llegado a un acuerdo con el señor Cornthwaite para filmar su próxima película en su mansión. Curioso que su abogado no supiera nada...

Apago el cigarro, mientras pensaba, podría haberse negado el señor Cornthwaite? Podría el actor no habérselo tomado demasiado bien?

EL Fantasma de la Ópera? En serio? pensó mientras miraba con atención al actor, a ver que respondía...

Cargando editor
12/05/2015, 22:08
Robyn Adler

La deportista frunció el ceño ante el comentario del abogado. Más que con el comentario, con el gesto. Era una pura insinuación de que no eran más que unos carroñeros en busca de los restos de dinero que hubiese podido dejar el desaparecido. Crecer con cuatro hermanos varones mayores tenía sus cosas buenas, y sus cosas malas. La protección de la única hermanita era una de las cosas buenas... el hecho de criarse jugando durante mucho tiempo como uno más de ellos no era demasiado positivo para una mujer. Forjaba demasiado el carácter. Sin fijarse ya en Mr. O'Donnell y en su inquisitiva mirada levantó los ojos hasta encontrarse con los del abogado

¿Está insinuando algo Mr. Dogde? la voz sonó al principio suave y cortés, pero según continuaba hablando se iba volviendo más firme y, el velado tono reprobatorio que hubiese podido tener en un principio se volvía más notorio por momentos. Porque si es así debería informarse sobre las subvenciones que proporciona el COI a los deportistas de élite. Mr. Cornthwaite me metió en ese mundo, pero yo prosperé por mi propio pie. En aquel momento la mujer había posado la mano sobre el bolso, en un intento por continuar guardando la compostura. Hasta el momento no había alzado la voz, y prefería seguir así Por otra parte, si tiene alguna duda de mi situación económica, puede usted llamar a alguno de sus colegas en Boston y preguntar por las finanzas de Wilbur Adler. Puedo esperar...
Finalmente la mujer arqueó las cejas en un gesto interrogante. Retándole a que lo hiciese. No tenía nada que ocultar al respecto: su familia era acomodada y el hecho de que hubiese la más mínima sospecha de que se movía por intereses económicos la ofendía sobremanera.