Partida Rol por web

Robyn se encogió de hombros. Parecía más calmada que en el despacho pero tenía sus dudas. Supongo pero...¿Qué se supone que vamos a buscar en el periódico? ¿Algo sobre su desaparición? No sé si vio los periódicos viejos, pero a los diez días de desaparecer aún no le daba nadie importancia ¿Sus obras benéficas? El ... señor Dogde las llevará mas al día que la prensa.la mujer puso cara de circunstancias. Realmente no estaba muy segura de como proceder. No sé, ese abogado tampoco nos contó todo...bueno. Puede que a ustedes sí–se apresuró a corregirse con apuro– Pero eso de querer limpiar la casa antes de que usted fuese..además... Robyn sacudió la cabeza y no continuó. ¿Al fin y al cabo que podía decir?

Bueno, quizá no encontremos mucho sobre su desaparición. Mi idea era ver si habían habido otras desapariciones en el pasado y si se podía encontrar un patrón. Y también si habían otros sucesos relacionados con la mansión, si habían habido robos anteriores o algún otro habitante había desaparecido antes. Es probable que no encontremos demasiado, pero lo primero es siempre mirar que no pueda haber un patrón. Si no hay ningún echo anterior que se pueda relacionar, entonces ya se podría descartar y centrarnos directamente en la figura de Cornthwaite y los amigos enemigos que tenga.

Es cierto que hasta que no estemos en la mansión y pueda ver de primera mano el escenario, poco tenemos de donde tirar. Mi idea era esa, ir descartando posibilidades aprovechando que tenemos la hemeroteca aquí al lado. Le dio una profunda calada al cigarro.

En cuanto al abogado, no crea que nos contó mucho más. Según él, el Sheriff había estado antes y no había visto nada, dijo que no tenia que preocuparme por que borrasen huellas sus trabajadores. también comentó que tenia cosas muy valiosas en casa, que tenían que recoger antes de que fuéramos.

No se, a mi tampoco me gusta un pelo el abogado, pero es el que me paga, mucho más no puedo hacer... de momento.

Dándole una ultima calada al cigarro, lo tira al suelo y lo apaga con el pie.

Cuando el detective lanzó la colilla al suelo del vestíbulo y la pisó con su zapato, al otro lado de la recepción el propietario del hostal se levantó con pesadez apoyandose en un bastón de caminar y con rostro inquisitivo llamó la atención al detective.

- Caballero, le rogaria que utilizara los ceniceros en vez de ensuciar el suelo de nuestro hostal.... - dijo mirando fijamente al detective con unos ojos azul cristalinos que transmitían bastante carácter.

Mike se queda un poco parado, acostumbrado a que en los suburbios, las colillas se tiran en cualquier lado. Finalmente dice lo siento, señor Haggarty, no me he dado cuenta recoge la colilla y la tira en el cenicero.

Sebastian y Calogero llegaron finalmente a la habitación. El mozo italiano soltó los bultos cansado de subirlos por la escalera y se tiró sobre el colchón de la cama, con gesto algo mosca. La habitación era parca en detalles y ciertamente austera, pero había que reconocer que estaba muy limpia. El actor se acercó a una de las maletas y extrajo una camisa blanca. Decidió cambiarasela al tiempo que decía:

- Se lo han tragado todo, Calo. Espero que no metas la pata...- dijo Sebastian cambiando el registro y el tono de su voz. Ahora sus palabras mostraban un aspecto mucho más áspero y sombrío, desterrando el timbre agradable y snoob... - Debemos continuar con el plan establecido. Cuando filmemos la película, nos largamos ¡¿Entendido?!- preguntó a Calogero, mientras se quitaba la camisa y dejaba ver un cuerpo musculoso y robusto a pesar de la edad. Sebastian tenía una cicatriz en el flanco derecho de su espalda. Era el recuerdo de una bronca en sus épocas mozas, cuando vivía en Baltimore y su nombre era Rogers. Un tiempo donde sus finalidades eran menos glamourosas y algo más peligrosas. 

Una vez cambiado de blusa, se acercó a la palangana de la jofaina. Sacó un cepillo y tras mojarlo en un poco de agua, repeinó su cabello corto, a la vez que mantenía una mirada fija en el espejo. Luego se acercó a una maleta más pequeña y la abrió. En su interior había una cartuchera con un revólver del 38... esperaba no tener que usarlo... aunque nunca se sabía.

- Tienes la comida pagada. No te metas en líos- dijo el actor cuando abría la puerta. - Supongo que llegaré para la cena.- Y salió de la habitación recuperando la fachada del agradable y algo estirado Sebastian.

La cara del detective era un poema, pero la de Haggarty también era como para ponerle un marco. Robyn se debatía entre los deseos de reírse, de disculparse y de mirar para otro lado. Como no tuviese cuidado aquel bastón acabaría estampado en una cabeza. En lugar de eso puso cara de circunstancia mientras el detective recogía la colilla y miró hacia las escaleras avanzando un paso y tapando "casualmente" la mancha que había dejado el cigarro.

Creo que ya  bajan. Por cierto, Mr  Haggarty. No le pregunté antes ¿A que hora sirven el desayuno?

Mientras la señorita pregunta por el desayuno, Mike saca su libreta y lápiz. En una hoja escribe

Señores Steward, la señorita Robyn, el señor Hess y un servidor nos dirigimos al diario local. Reunase con nosotros, allí, un saludo

Mike O'donell.

Arranca la hoja y se la da a Hank. Señor Haggarty disculpe, podría ser tan amable de darle esta nota a nuestro compañero cuando baje? Gracias.

Hombre James, enseguida nos vamos. Luego se gira hacia la mini mujer. Nos ponemos en marcha, señorita Robyn? Y abre la puerta para que pase ella primero.

James bajó al cabo de unos minutos y encontró en el vestíbulo a la señorita Adler y a O'donell.
- No les he hecho esperar demasiado, ¿verdad? - Hess les dedicó una afable sonrisa.

Observó como O'donell hacía entrega de una nota al señor Haggarty al tiempo que le pedía que la hiciese llegar a Sebastian.
- ¿Ya nos vamos? ¿No esperamos al señor Stewart?

Los cuatro forasteros se fueron reuniendo con cuentagotas en el vestíbulo aunque Sebastian tardó más que el resto por lo que el afanado detective se dispuso a dejar una anotación para no perder más tiempo allí. Justo cuando la acabó de escribir el atractivo actor bajó por las escaleras con su habitual sonrisa dibujada en su rostro y su pomposo caminar, disculpandose por el retraso.

Mientras tanto, la Srta.Adler había entablado una breve conversación con el propietario del Hotel y se informó que el desayuno se serviría sobre las 8 de la mañana. Hecho que obligaría al grupo a madrugar bastante si querían degustarlo.

Ahora que los cuatro ya estaban reunidos, optaron por ir todos juntos hasta la redacción del "Gamwell Gazette", ya que al parecer el detective privado que habían contratado los representantes del Sr.Cornthwaite creyó que podrían sacar algo de información útil del lugar.

En cuanto salieron por la puerta principal del Hotel, dos destellos de luz muy intensa seguido de un ruido de mecanismo les dejó cegados durante un instante. En cuanto recobraron la visión vieron que frente a la escalera se encontraba un hombre con una camara fotográfica con la que les enfocaba directamente.

El hombre que les había fotografiado aparentaba unos 30 años y vestía una chaqueta y pantalones de pana marrones de poca calidad. En su sombrero llevaba la habitual targeta de "PRENSA" que utilizaban para acreditarse durante su trabajo. En cuanto hubo hecho la fotografia dejo caer sobre su pecho la cámara de grandes dimensiones y colgada de su cuello con una correa y extrajo rápidamente una pluma estilográfica junto a una libreta, presto a anotar.

- Buenos días Sr.Steward, soy el reportero Joe Virelli del Gamwell Gazette. - dijo acercandose al actor, a quien había sorprendido de forma inesperada - ¿Es cierto que ha venido de visita a nuestra amable localidad para rodar su próxima pelicula? Segun informan fuentes locales va a rodar en la antigua mansión Fitzgerald, cuyo actual propietario es el desaparecido Arthur Cornthwaite. ¿Es ese el motivo de la ausencia de nuestro filántropo más querido? - preguntó sin dejar apenas responer por orden y hablando a gran velocidad mientras apuntaba al actor con su pluma estilográfica esperando respuestas que anotar.

Estaba claro que en aquel pueblo agrario y aburrido las notícias de la llegada de un actor para rodar una de esas famosas peliculas de Hollywood había corrido como la polvora.

Cuando los flashes les deslumbran, Mike se tapa la cara e instintivamente acerca la mano a la sobaquera. Aunque al momento se da cuenta de la situación, y no llega a sacar nada de debajo la gabardina...

Se aparta de donde el periodista esta entrevistando al actor, no le gustan las cámaras, y menos que le fotografíen. Cuando esta un poco apartado, saca la pitillera y coge un cigarro. Entonces piensa

Hey chico! Un momento, tenéis hemeroteca en el diario local no? Hasta donde se remonta la publicación?

Sólo la intervención del detective privado desvió durante un momento la atención del incansable periodista, quien no pareció querer prestar más atención que a Sebastian.

- ¿Eh...? Por supuesto que se guardan copias de todas las tiradas del periodico, señor. El Gamwell Gazette se fundó en 1887. - contestó apresurado al tiempo que volvía a centrar toda su atención en el actor y a señalarle con su boligrafo acusador.

Bien, bien piensa chissss señorita Adler, señor Hess, les llama que tal si vamos tirando hacia el diario local mientras este periodista entrevista al señor Steward? dice, mientras le da una calada al cigarro.

Si, por Dios–murmuró la mujer totalmente avergonzada y tratando de pasar desapercibida, algo que la resultaba sencillo.La cosa era sencilla: debido a su pequeño tamaño, Robyn siempre estaba en la primera linea de la foto...y lo odiaba. Odiaba ser juzgada constantemente y una fotografía no era más que un juicio eterno de su persona y sus actos. Y lo más importante... ¡Salía fatal en las fotos!

Sebastian sonrió ampliamente ante el destello de las lámparas fotográficas y el click de las cámaras. El actor, se encontraba en su salsa y no dudó en responder educadamente a la prensa de aquella pequeña localidad. Quizás el señor Dodge, fuera el artífice de que aquel reportero supiera de su presencia en la pequeña Ganwell, o quizás -y eso le reportaba más placer si cabe- alguien lo hubiera reconocido mientras paseaba por sus frías calles...

- Es cierto.- afirmó tajante el actor para luego proseguir - Pero quiero aclarar, que ni mi representante ni mi entorno, saben nada del Sr. Cornthwaite, y su desaparición ha sido una sorpresa mayúscula. El trato para usar las dependencias de la Mansión Fitzgerald se cerró hace varios meses. La no presencia de su dueño, no es más que una desafortunada coincidencia, pues hubiera disfrutado del trato de tan célebre ciudadano, jajaja...-  explicó de forma distendida, dejando escapar su risa característica al final de la argumentación.

- Ahora si me disculpa Sr. Virelli, debo marchar junto a mis compañeros a resolver unos asuntos antes de comenzar el rodaje.- afirmó colocando sobre el hombro del periodista su mano izquierda y manteniendo su tono agradable. Sebastian sabía moverse bien en ese mundillo, pero además sabía alimentarlo. Sus frases estaban milimétricamente medidas,para ofrecer la carnaza que todos aquellos paparazzis buscaban. - Sólo una cosa, caballero...- dirigiéndose nuevamente al reportero antes de continuar su camino -... ¡Es Stewart!... S, T, E, W, A, R, T... ¡Stewart! Con T final... Es un error ortográfico que se ha repetido a lo largo de toda mi carrera profesional, jajajaja...- incidió- Pero eso ya se lo explicaré otro día...- Y dicho esto, corrió lo que pudo con su visible cojera, para llegar hasta Hess, Adler y O'Donell.

El actor dió algunas respuestas al deseoso periodista al tiempo que los demás trataban de esquivar aquella molesta atención por parte de la prensa local. La labia y don de gentes del que Sebastian hacía gala no parecían tener parangón y daba toda la sensación que aquel tipo de atención recibida por los medios de comunicación le hacía sentir como pez en el agua.

Tras las breves respuestas, el célebre actor trató de esquivar al periodista pero este, no satisfecho con lo logrado, trató de seguirle unos pasos más con preguntas cada vez más personales especialmente sobre que le había parecido el pueblo hasta ahora, si la mujer que les acompañaba era su mujer o que tipo de relación tenía con Arthur Cornthwaite. El actor logró ponerse a la par que sus compañeros y dar finalmente esquinazo al voraz periodista aunque al dirigirse hasta la redacción local probablemente no harían más que meterse en la boca del lobo, pero por lo menos podrían seguir trabajando en el misterio de la desaparición.

Cuando llegarón a la redacción del semanario, situada en un edificio pequeño y abarrotado de muebles, un hombre amigable hasta la nausea de unos cuarenta y muchos años les recibió. Al parecer se trataba de Stan Artemis, el director del diario, cuya elegancia en la vestimenta era pomposa y algo excesiva con un traje de brillantes cuadros rojos y verdes y un sombrero panamá.

- ¡Bienvenido al Gamwell Gazette Sr.Stewart, bienvenido! - dijo con una amplia sonrisa para despues añadir - bienvenidos también ustedes, imagino que seran su equipo de rodaje y asistentes... - comentó dandolo por hecho.

- Había enviado a nuestro reportero a hacerle unas cuantas preguntas para la edición de esta semana pero veo que ha accedido a venir personalmente a nuestras oficinas. - dijo el hombre, que también estaba algo obeso, al tiempo que les hacía entrar a una salita que parecía ser una improvisada sala de reuniones abarrotada de papeles y revelados de fotografías. - Estaremos encantados de publicar una completa entrevista sobre su rodaje aquí, en Gamwell, en la edición de esta semana. -

Estaba claro que aquel diario local era algo modesto y que probablemente los recursos para su publicación eran más bien escasos.

A James le sorprendió como al que más el repentino asalto del periodista. No pudo disimular una sonrisa al ver cómo Sebastian era capaz de capear y llevar por dónde él quería al furtivo paparazzi.
Siguió a O'donell y a la señorita Adler en su "huída" del hotel, pero de nada sirvió, pues el fotógrafo continuó atosigando al actor.
- ¿Así que es famoso de verdad? Vaya por Dios... - Pensó Hess mientras caminaban por la calle

Al llegar a la redacción les dio la bienvenida el que parecía ser el director del semanario. Lo cierto es que el recibimiento fue más cálido de lo normal. Pero pronto quedó patente el porqué: para ellos era un auténtico acontecimiento el hecho de que Sebastian acudiese al pueblo a rodar; y los otros tres estaba claro que eran compañeros de profesión.
Hess negó con la cabeza mientras soltaba una risilla, aquella situación le divertía de veras.
Además, ¿no querían información? ¿Quién mejor que el aclamado actor para conseguirla?

Decidió aguardar en segundo plano esperando ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.

Mike empezaba a estar molesto con la situación. El estaba acostumbrado a trabajar normalmente solo y con mucha más tranquilidad, esos periodistas con sus preguntas le estaban superando. Entonces escucho, equipo de rodaje y asistentes como! iba a soltarle cuatro cosas a aquel hombre, pero se quedo pensando un momento...

Si, hemos de encargarnos de toda la documentación de la película y necesitamos que nos deje visitar su hemeroteca. Queremos buscar información sobre la mansión, antes de partir, y saber cualquier acontecimiento del pueblo o los alrededores. Ya sabe, queremos que la película sea lo más fiel posible a la realidad y seguro que este pueblo tan maravilloso tiene mucho que contarnos, le dedico su mejor sonrisa, difícil en él.

No creo que al señor Stewart le importe contestar a alguna pregunta, mientras nos deja entrar a estudiar la información no? Miro al actor como si fuera un ternerito al que iban a sacrificar, por el bien del grupo, claro.

Robyn echó la cabeza atrás sin mover el cuerpo. «¿En serio está pasando esto?» se decía la muchacha sin atreverse a interrumpir en principio. Procurando alejarse del actor, se colocó con disimulo entre Hess y O'Donnell, esperando que su tamaño sirviese para que no se percatasen de su presencia. Inmediatamente se dio cuenta de que así podía hacerlos parecer matones, aunque el escritor no tuviese mucha pinta de ello, y dio un paso atrás para que estuviesen al frente, en lugar de a su lado "custodiándola". Por un instante sintió tentación de llamar la atención del director del periódico para solicitar la revisión de la hemeroteca mientras hacía la entrevista. Y también de aclarar que no conocía a aquel hombre, que nunca en su vida lo había visto y que no iba con él. Finalmente, después de mirar primero al escritor y luego al detective decidió que era mejor cerrar la boca.

Dios Santo... Tiene que ayudarnos a buscar a Arthur un famoso... Y que le reconozcan en un pueblucho como este...Lo que me hace pensar que debería salir más y ver más cine, porque que aquí lo conozcan y que a mí ni me suene... 

En aquel momento, el detective habló y el cielo se iluminó: Aquella mentira era espectacularmente buena, y además les daba la excusa perfecta para no explicar que buscaban a Arthur.

Bueno–interrumpió con tono tímido dirigiendose al detective– Mr. Artemis parece muy ocupado. Quizás sea mejor que nos vayamos ¿no cree? Es decir, la localización al final "es lo de menos"

El tono tímido y entrecortado no era fingido, pero daba la sensación de que podían perfectamente abandonar el pueblo y buscar otro lugar donde llevarse la fama de Stewart.