Partida Rol por web

La noche había sido movidita. Habían llevado el cuerpo de Shade a una cámara hiperbárica del laboratorio y la cacareada "Fundación Q" no había dado señales de vida. Sin embargo, al amanecer ya no se divisaba el H.A. Hamilton atracado en el muelle.

Orm se hundió en las aguas que rodeaban Smile Island haciendo unas comprobaciones. En el interior del atolón, el volcán submarino nutría de energía geotérmica una aparatosa chimenea metálica unida al mirador subterráneo. A través del cristal de metacrilato, el atlante vio a Grodd de espaldas trabajando en su portal: había que encontrar la manera de traer el traje y el casco de Aztek desde el Reino de las Sombras para poder usar esa tecnología en su provecho.

Después nadó hacia el exterior del atolón. Encontró al H.A. Hamilton hundido a media milla bajo la superficie. Los destrozos ocasionados por Dante habían provocado fugas. Por dentro estaba lleno de agua. Pero lo más grave eran los residuos de materia sombría que, como hilillos de plastilina, serpenteaban en el mar contaminándolo.

Entonces Orm se percató de una perturbación en el agua: alguien venía. Se escondió, no como haría un cobarde, sino como un tiburón que acechaba a su presa. Un soldado atlante nadaba atraído por la presencia del H.A. Hamilton. Nadó al rededor del vehículo, inspeccionando los daños. Un explorador. Si lo dejaba irse daría parte a Vulko, lo cual no era un problema con Megara moviendo los hilos en Atlantis.

El Joker estaba en un lugar privilegiado: la sala de cámaras de seguridad. Además de ver en los monitores todo lo que ocurría en esa parte de la isla (la piscina y el hotel, salvo los sótanos), disponía del intercomunicador del sillón para hablar a Topi, Tohe y los matones. También tenía un ordenador y un teléfono para procesar los datos del usb y llamar a quien quisiera.

Y a pesar de todo, no le dejaban en paz.

Toc, toc, toc, toc...

Se abrió la puerta a espaldas del Joker. Era una de esas acaudaladas ancianitas que estaban allí por el crucero y que no se irían hasta dentro de un par de días.

Disculpe, señor... Soy la señora Higgins, de la suit 106. No encuentro a Oahu. Tal vez podría usted ayudarme. ¿Sabe si comeremos en el auditorio? No creo que sea de recibo que nos sirvan las bandejas en nuestras habitaciones, como pasó en el desayuno.

Los ricachones eran un auténtico incordio, los villanos de Gotham lo sabían muy bien. Pero por lo menos esta vez el Joker tenía la cuenta corriente de la buena mujer y podía quedarse con todo su dinero.

En la sala de la central geotérmica, Grodd apretaba la tuerca del arco que serviría de estructura para el portal. Su olfato notó una presencia a su lado. Al volver la cabeza, el gorila superinteligente vio a una cría de humana que ocultaba su rostro debajo de una careta de gorila.

¿Eres una personita disfrazada? ¿O eres un gorila de verdad? ¿Qué estás haciendo? ¿Puedo ayudarte?

En el laboratorio de al lado, Shade estaba despierto. Aún así estaba encerrado en una cámara hiperbárica. Dos focos de esos fabricados por el Joker apuntaban directamente a la ventana de la cámara impidiéndole usar ninguno de sus poderes. En ese momento, Shade tuvo una visita inesperada. Un pelirrojo con aspecto de ricachón había entrado en el laboratorio. Dios sabe cómo había llegado hasta allí sin que Grodd se diera cuenta.

Ey, mi nombre es Perry. Me estoy aburriendo un montón en esta isla de vejestorios. ¿Sabes jugar al ajedrez?

Aquel idiota alzó una caja de ajedrez y la agitó haciendo sonar las piezas en su interior.

El Joker había estado bastante entretenido, había dormido como un bendito pensando en todo lo que estaba haciendo 

Ya voy a por ti Harley - Había estado en el laboratorio, enseñándole a Grodd el laboratorio que seguro le gustaría mucho más que la plantación de bananos que había ahí fuera. Aunque si quería cruzar hombres con gorilas para iniciar un proyecto urbanístico selvático no sería el Joker quien se interpusiera. 

Dos gigantescos focos habían sido colocados contra Shade con un cartel de Extremadamente Peligroso, No Dar de Comer y Chiste Obligatorio. Oahu había recibido una peluca y el Joker había estado hablando con los miembros de aquel taller clandestino, llevándoles comida y bebida - Podeis relajar el ritmo de trabajo, Oahu dice que va a quedarse un tiempo aquí con vosotros jujuju. Enhorabuena ya estais bajo nueva Administración.

Oye Grodd... ¿Hay otra cámara de estas para Nayeli? 

Había felicitado a Topi y Tohe por su trabajo. - Como ya os he dicho, de momento Oahu me ha dejado al mando, y voy a subiros el sueldo a amboooos. - Y soltó sendos fajos de billetes - Sois un equipo extraordinario, aunque necesitais un nombre y una coreografía, lo pensaremos.

Su sitio favorito sin embargo era la sala de cámaras, donde buscaba la inspiración viendo a las pequeñas hormiguitas del hotel corretear por los pasillos mientras él se divertía con todo aquello. Pero... siempre había quien le gustaba de interrumpir así que tuvo que atajar la llamada cuyo interlocutor por fin cogía el teléfono -

Eh sí, ¿Lex? ¿Luthor? Hace tiempo que no le vemos el pelo HahahAHAAHAHAhahaaha - Una de las clientas del hotel se dirigía al Joker y éste guardó el teléfono, se levantó alisándose la chaqueta y repeinándose el pelo. Se dirigió a la señora Higgins y la cogió de los hombros, tirando de ella para dejarla en horizontal a la altura de su cintura y dándole un fuerte y exagerado morreo - ¡Sí señora! ¡Un fiestín! - Se dirigió a la radio de personal - ¡Preparen el buffet, comida y cena en el auditorio señores! ¡Gran función esta noche anuncienlo! ¡El peligro ha pasado y todos pueden salir!

No obstante nada de alcohol hasta esta noche hay algo que anunciar - Con un movimiento de cejas dejó que la Señora Higgins fuera a dar la buena nueva a su habitación con los morros rojos y se dirigió al laboratorio de Grodd

 Le dediqué al recién llegado una sonrisa, antes de responder, con tono agradable y educado:

 - Un placer, Perry. Estaré encantado de jugar esa partida, aunque me temo que lo voy a tener difícil encerrado aquí dentro, salvo que me saques o muevas tu las piezas por mi.

 Sería genial lo primero, pero al menos lo segundo me permitirá combatir el aburrimiento y tal vez enterarme de algo que pase fuera de esta celda.

 El Amo del Océano había pasado la mayor parte de la noche meditando sobre futuros planes de acción. Finalmente, la antigua leyenda de los Cristales del Zodiaco  y hacerse con ellos fue la más seductora entre todas. Si lograba encontrarlos, con su poder, el trío conformado por Grodd, el Joker y él sería imbatible. 

 Previo a comentar nada a sus aliados, la desaparición de la nave usada para llegar a Smile Island hizo que partiese en su busca hasta hallarlo.

 El submarino había pasado a ser un problema en vez de un recurso útil. Contaminaba el mar, atraía a visitantes no deseados y semejaba estar en un punto de reparación complicada. 

 Para Orm no significaba una amenaza la presencia de uno de los suyos, mas el antiguo gobernante tenía en cuenta las más que probables nuevas apariciones de otros de los suyos para encargarse de la fuente que ensuciaba el agua con esos zarcillos de oscuridad similares al petróleo. 

 Habría que asumir responsabilidades con el H.A. Hamilton. Ya fuera arreglándolo o, en el peor de los casos, destruyéndolo. Lo inapropiado sería no mover un dedo.

 Aguardó paciente a que el explorador atlante se marchase, pues no deseaba dañar a uno de los suyos en caso de no ser necesario.

Grodd trabajaba afanosamente en la sala de la central geotérmica. Desde que habían derrotado a Shade, el gorila había pensado en cuál sería el siguiente paso si quería recuperar Ciudad Gorila. Harían exactamente lo mismo que el británico les había dicho, encontrar a Hamilton y valerse de sus recursos para tratar de recuperar lo que habían perdido. No obstante, ¿necesitaban para ello a Shade? Había demostrado ser poderoso, pero, ¿hasta qué punto podían confiar en él a esas alturas?

Pensó en Congorila, en Solovar, incluso en Flash. Se ocuparía de todos ellos, a su debido tiempo.

Envuelto en sus pensamientos, Grodd captó la presencia de aquella cría de humano, dirigiéndole una mirada de pocos amigos. De ahí, pasó a una expresión confusa. ¿Por qué llevaba puesta una máscara de gorila?

-¡Soy un gorila, cría de humano! -le espetó el gorila, con muy poco tacto-. Estoy trabajando en un portal. Y no, no puedes ayudarme. Los humanos no sois lo suficientemente inteligentes como para hacer que esto funcione. Y tú... ¿Por qué llevas una máscara de gorila?

¡Aaaaah...! ¡SABES HABLAR! ¡NO ME LO PUEDO CREER! ¡TE QUIEROOOO!

La niña se abrazó a la pierna peluda de Grodd. El concepto que tenían los humanos de respetar el espacio vital era muy flexible. Eso podía deberse a que ni siquiera habían evolucionado para tirarse sus excrementos como hacían otras especies de monos. ¡Eso sí que evitaba que los demás se acercaran demasiado!

Al fin le soltó.

Llevo máscara porque... porque... porque me gustan mucho los gorilas. Son bonitos, tienen el pelaje suave, caminan muy graciosos sobre los nudillos... ¡Y son tan fascinantes! Una vez escuché a uno de los turistas que una mujer se fue a vivir a la selva con una manada de gorilas. La aceptaron como una de ellos y se quitaban los piojos-se rascó la cabeza.

Te puedo acercar las herramientas-propuso, mientras una llave allen salía sola de la caja de herramientas y levitaba por encima de ella atraída por la telekinesis de Grodd.

La señora Higgins salía de su estado de shock tras el beso del Joker.

Oh, si me viera mi difunto marido. Jijijiji... Volveré entonces a mi habitación. Con una reglamentaria siesta estaré en plena forma para la cena. Y para usted, jovenzuelo.

La anciana se marchó dejándole de nuevo con las cámaras. Uno de los monitores mostró a Topi y Tohe llegando al auditorio. Discutieron, pero la sala de seguridad no disponía de micros y el Joker no podía escuchar lo que decían. Topi se encargó de retirar los maderos de las aparatosas fogatas apagadas. En las otras cámaras se veía a Tohe salir a la piscina y coger las sillas de jardín para reemplazar a las que habían roto para las hogueras de anoche.

Pip, pip, piiiiip...

Los pitidos de alerta fueron el comienzo. Un panel se levantó mostrando una pantallita verde con una media luna simbolizando la forma de Smile Island. Tres puntitos rojos parpadeaban acercándose a gran velocidad hacia la isla. Y parecía que esos iban a ser días tranquilos...

Bajo el agua, el soldado atlante pasó de largo, se acercó a un lateral del submarino y se detuvo ante una de las fugas. Estuvo quieto un rato, como si su traje analizara el agua y los residuos sombríos. Después se marchó en paz.

Sin una solución para evitar el problema de la contaminación del H.A. Hamilton, Orm regresó al atolón. Salió a la playa como una imagen imponente. Desde la zona de las piscinas, Tohe le saludó antes de coger un par de sillas y volver al interior. A su vez, el Joker vio el regreso de Orm en las cámaras.

Solo dime pieza, letra y número de la casilla de salida, y letra y número de la pieza dónde termina. Yo haré el resto.

Perry bajó la mirada para fijarse en el cartel que había puesto el Joker.

¿Un chiste? ¿Es lo protocolario en esta época? Debo integrarme entre estos salvajes.

Ehm... Antes de jugar... ¿Sabes qué necesita un panadero para hacer pan? Bosones de Higgs, porque sin ellos no tiene masa...

No fue buena idea. Solo sé un par de chistes científicos, pero no estoy seguro de si esta civilización ya descubrió la existencia del bosón de Higgs...

Shade no entendía a qué venía aquello, ya que no tenía ángulo para ver el letrero del Joker. Perry acercó dos sillas: una para el tablero y otra para él. Después cogió dos peones, uno blanco y uno negro. Los "barajó" detrás de su espalda y mostró dos puños cerrados.

Elije. ¿Mi izquierda o mi derecha?

Cuando Shade escogió, Perry abrió el puño derecho mostrando el peón negro. El turista preparó en su zona del tablero sus fichas blancas. Perry usó la apertura polaca, abriendo paso para poder sacar su alfil c1 en próximos movimientos. Shade, al jugar con las negras, tenía que pensar las letras al revés: la A del contendiente era la columna más a la derecha de Richard, y la H la más a la izquierda. La partida avanzó a buen ritmo, pero Perry era lo suficientemente hablador como para resultar molesto.

... ¿Por qué estás aquí? Me refiero al motivo que hace que estés en una cámara hiperbárica. No tienes aspecto de ser un buceador, con ese traje...

... Buen movimiento de la reina. Siempre hay una dama de por medio, ¿verdad?

... ¿Qué es lo primero que vas a hacer cuando salgas de aquí? Yo estoy deseando ir a esquiar. Demasiada humedad en esta isla.

... Eres demasiado conservador. El ajedrez es un juego para asumir riesgos. Hay que ser ambiciosos. ¿Cuáles son tus ambiciones, Shade?

Perry levantó la vista del tablero y miró a Shade. Las gafas de ambos impedían verse directamente a los ojos, pero el inglés podría apostar sobre seguro a que al turista le brillaban las pupilas con una malevolencia felina. Shade no se había presentado. Perry no debería saber su nombre. Y, aún así, lo acababa de decir en voz alta. Casi desafiante.

 Manteniendo una cara de poker, le respondí al desconocido, con una sonrisa desenfadada:

 - Bueno, lo primero que haría sería cumplir mi promesa a una bella joven y devolverle algo que le pertenece. Después de eso, no lo he pensado, tal vez me vaya de vacaciones a un lugar un poco más tranquilo... A menos que usted tenga algo más en mente, caballero.

El Joker volvía a juguetear con el teléfono - ¿Hammond? Esta mañana le envié la serie de SouthPark, un muñequito de esos que mueven la cabeza, ya sabe, para su silla yyyy.... un rastrillo para PEINARSE HAahaHAHahahHhaAHAaaAA - Hector Hammond.... la lista de contactos de aquel teléfono no tenía desperdicio, era su mayor tesoro en esta isla. Dado que no tenía constancia de que hubiera uranio con el que trabajar

El Joker se encaró a la computadora cuando aparecieron los tres puntos rojos. Y los unió con los dedos buscando alguna clase de conexión entre ellos - Vaya vaya vaya, vienen los mosqueteros. - Volvió a coger el teléfono - Hammond te tengo que dejar, recuerda cambiar tus siete almohadas HAhahaoaHAHHAhahaahA

Y limpiándose la lágrima de ambos ojos llevó el dedo al comunicador - Buenos y fantásticos días en Smile Island, hoy hace un día soleado con riesgo de que tres entrometidos aterricen en nuestra playa. Tope y Tohe, preparaos para acudir si os llamo. Grodd activa la bomba atómica ahora y ya si eso luego vemos si la desactivamos y Orm quédate en bañador rojo y prepárate para salir de la playa, ¿Cogiste la peluca rubia que había en la puerta de la habitación verdad? Era para ti, HUHUHUhuhu Verás que bienvenida. 

Intentó contactar con los tres que llegaban, si es que tenían receptor de radio - Buenos y gloriosos días en Smile Island, no se espera precipitación. Por favor, diríjanse al muelle número tres, tienen permiso de atraque. Repito, no se espera precipitación.

El joker se fue por el pasillo, se ajustó el esmoquin que necesitaba un lavado ese mismo día.... había mucha ropa cara, tal vez podría meterla toda en la lavadora con varios productos y ver como salía de ahí. Con paso decidido y sobre todo sonriente, se fue a la playa para recibir a sus tres nuevos invitados.

 La preocupación por detener del todo las fugas en el Hamilton de esa materia de sombras persistía en el Amo del Océano al retornar a tierra firme. La contaminación en el ecosistema acuático cercano a Smile Island iba a implicar repercusiones en la vida marina, una cuestión que desagradaba al antiguo monarca.

 Sumido en los pensamientos derivados del problema hallado, Orm escuchó el mensaje del Joker cuando este lo dio a través de las comunicaciones poco después de salir del mar. 

 La presencia de tres desconocidos en rumbo a la playa le obligó a apartar por unos momentos los deseos de solución del desastre en las aguas. Quizá fueran los camaradas de Nayeli tratando de rescatarla o, tal vez, implicase algún socio desconocido de Oahu. Habría que averiguarlo.

 El hijo de Orvax apoyó el tridente en la arena, lo sujetó con fuerza y esperó con tranquilidad hasta vislumbrar a esos tres individuos que, como había indicado su socio, se aproximaban. 

 Si ese trío venía con intenciones hostiles, tendría un recibimiento acorde.

Grodd gruñó.

No le gustaban los humanos. Detestaba a aquellas criaturas insignificantes y faltas de músculos, aunque sobre todo faltas de inteligencia. Y tampoco le agradaban las crías de humanos. Aunque no había tratado mucho con ninguna, sentía que solo podían ser una versión mucho más limitada de los engendros adultos.

-SU-EL-TA -dijo el gorila, al ver el entusiasmo con el que la niña se había agarrado a su pierna-. No vuelvas a tocarme, pequeña humana. ¿Me entiendes? Ningún humano toca a Grodd -le advirtió, en tono sombrío.

Grodd escuchó la explicación que dio la niña acerca de por qué llevaba máscara. Gruñó de nuevo. Estaba seguro de que la chica habría visto muchas películas de gorilas, seguramente gigantes. King Kong. Mi gran amigo Joe. El gorila de Rampage. Incluso lo mismo había visto las películas del Planeta de los Simios. Pero todos esos gorilas tenían una cosa en común, y es que terminaban mordiendo el polvo rodeados de grandes edificios. Casi todos muertos. Grodd no iba a ser como esos gorilas de películas hechas por humanos, claramente discriminatorias para los gorilas inteligentes como él. Aunque hubo algo que le resultó curioso, y fue lo que dijo la chiquilla acerca de que una mujer se fue a vivir a la selva con unos gorilas.

-Ah, seguro que fue Wonder Woman -afirmó Grodd, convencido de que la niña tenía que estar refiriéndose a aquella famosa amazona-. De acuerdo, puedes acercarme las herramientas. Pero nada de tocar, ¿estamos?

Todo estaba dispuesto. Desde la sala de seguridad, Topi y Tohe se comunicaron con la playa.

-Los tres puntitos rojos parpadean-informó la voz de Topi-. Siguen parpadeando. Siguen parpadeando.

-Idiota, diles la posición-mandó Tohe.

-Ehm, sí, Tohe... Los tres puntitos se acercan, se acercan más, se acercan más... ¡¿Uh?! ¡Vuelven a estar lejos!

-Ni caso, jefes. La pantalla cambió de escala. Se acercan a toda velocidad y estarán aquí en... ¡treinta segundos!

-¡Eh! ¡Estaba hablando yo por el micro! ¡Devuélveme eso, flaquito!

-En tu cara, grandullón. Ahora estoy hablando yo. ¡Espera! ¡Suéltame! No, no me cojas por... ¡Ouch!

Topi y Tohe forcejaron. El ruido de pelea se extendió hasta que uno de los dos apoyó una rodilla sobre el interruptor, cortando la comunicación. No hacía falta más. Los tres objetos voladores se veían a plena vista: eran robots del tamaño de una persona, impulsándose por el aire con sus turbocohetes.

... en el laboratorio subterráneo de Smile Island, Perry y un atrapado Shade seguían con su peculiar partida de ajedrez.

He de reconocer que estoy algo decepcionado, señor Shade. Verá, no he venido a esta isla a ponerme moreno y tomar daikiris. Este es un viaje de negocios. Estoy buscando a alguien con determinadas aptitudes. Oh, no se preocupe, no estoy hablando de usted. Ha dejado muy claro que carece de la suficiente ambición como para ser el Monarca. Es lo que pasa con los animales enjaulados: su espíritu está tan doblegado que se contentan con la libertad. No son capaces de hacer planes más allá.

La palabrería de Perry hacía que el pelirrojo no prestara tanta atención a la partida. Eso dejaba a Shade dos opciones para acabar rápidamente: alfil a H5 para ganar a Perry con un jaque mate; o dejarse ganar por él en tres movimientos haciendo enroque corto y acorralando a su rey en la esquina a la espera de que Perry se cobre la pieza. Sin embargo, aquel enigmático oponente seguiría hablando si Shade decidía prolongar la partida.

 - Bueno, siento ser una decepción. - Le respondí, mientras decidí alargar la partida, ya que me interesaba lo que mi oponente tenía que decir. Además, me gustaba que se me subestimara, sieso me permitiera sacarle información. - ¿Y que busca exactamente?. ¿Y a quien?. ¿Al mono o al pez?.

El Joker estaba algo desconsolado, esperaba a Superman. 

¿Quién podría venir a Smile Island? No se había pedido socorro en todo caso, así que era posible que fueran aliados de Oahu.

Si eran enemigos, el Primer Oficial y Jefe de Ingeniería Grodd vería muy útiles el material que les daba, y si eran amigos les ofrecería un baño de aceite en el gran Ho-HO-hOTEL. Con dos banderitas el Joker empezó a hacer señas de aterrizaje en la playa, indicándoles pista. No había recibido respuesta por la radio, no era buena señal o tal vez no llevaran, lo averiguarían inmediatamente. Mientras informaba a Orm de un dato que probablemente el Atlante desconocía.

¿Sabías que las cajas negras de aviones y robots en realidad son naranjas?

Yo siempre pensé que eran cajaJAJAjajaJAJAS JaSJasJASjassJAJjsajasjajajaJA