Partida Rol por web

Las llamas de Orm atravesaron la barrera mágica e hicieron que Arkanite cayera al suelo. Su máscara se soltó y rebotó en el suelo terminando lejos del mago. Cuando el mago alzó la cabeza, mostró bajo la capucha su verdadero rostro: la Princesa Amatista.

No es lo que parece-se excusó-. Puedo explicarlo.

 Orm, todavía suspicaz debido al descubrimiento de la inesperada identidad bajo la máscara del hechicero, ya que se podía tratar de un muy buen logrado truco ilusorio realizado para tomar algún tipo de ventaja en caso de disminuir las precauciones, prosiguió con el tridente apuntado hacia la Princesa Amatista. 

 —¡Explícate entonces! —exigió el atlante en tono imperativo—. ¡¿Qué clase de treta era la que estabas intentando llevar a término?!

 Después de reclamar aclaraciones, dio tres pasos rumbo a Amy, acortando un pequeño tramo de la distancia existente entre ambos. De esa manera, podía examinar mejor a la de Mundogema y, al mismo tiempo, vigilarla de forma más eficaz por si hacía algo sospechoso.

 El Amo del Océano mantuvo plena atención fijada en la joven proveniente de otra realidad sin abandonar la labor de mantenerla a tiro. Si es que era ella en realidad y no una artimaña de brujería, esperaba oír un convincente esclarecimiento de qué planeaba hacer con Shade.

Grodd escuchó al tal Perry mencionar que los apodos de aquella época eran ridículos. Y era cierto. Para el gorila telépata, el peor de todo era el de Detective Marciano, un miembro de la Liga de la Justicia que se había hecho llamar así porque... ¿Era detective y era marciano? El colmo de la originalidad. No obstante, el nombre completo del tal Perry tampoco era especialmente llamativo. ¿Qué clase de nombre era Per Degaton? Resultaba poco claro.

El gorila telépata tomó aquel pequeño objeto que Perry le entregaba y que parecía tratarse de un busca. Perry necesitaba ojos y oídos en la Smile Island, aunque si sabía del desprecio que Grodd sentía hacia los humanos en general, resultaba extraño que el villano pelirrojo confiase en él.

-Le avisaré de lo que averigüe -indicó Grodd, en tono hosco-. Aunque puedo asegurarle que no soy el creador de esa armadura. Grodd no trabaja para humanos -aseguró, convencido de que su implicación en la creación de una armadura para el tal Monarch únicamente podría deberse a la coacción o al control mental.

Tras aquellas palabras, el gorila salió de la estancia, decidiendo acudir a comprobar cuál era el estado de Gorilita en la habitación de la planta superior.

 - Estoy deseando escuchar esas explicaciones, querida. - Respondí, perspicaz, mientras observaba con desconfianza la máscara que me había ofrecido y, por fortuna, seguía sin tocar. - ¿Querías quitarme de en medio y culpar a los tipos de las máscaras?.

Venga ya, en serio, ¿quién eres y cómo te colaste en estas instalaciones? ¿Y qué son esas máscaras?-preguntó Nayeli.

Estaba como al principio, pues ella no conocía a Amy. En cierto modo, nadie lo hacía. Habían confiado en una desconocida, pero bien podría haber sido una treta para infiltrarse en territorio enemigo.

Nayeli, mi nombre es Amy Winston. Soy la princesa de un reino mágico de una dimensión mística. Llegué a vuestro mundo por un portal, mientras era perseguida por los gemomantes. Orm y el Joker me salvaron, de lo cual les estaré eternamente agradecida. De mis enemigos solo quedaron sus máscaras.

Unos minutos después de llegar, el duendecillo de sombras de Shade me alertó de que las máscaras aún tenían poder. Bajé aquí para cerciorarme que todo estaba bien. Al examinarlas encontré una peculiaridad: las reliquias emitían magia de manera creciente. Si se les deja a su aire, las máscaras regenerarían a los gemomantes que las portaban. Es necesario derrochar ese exceso de energía para que no acumulen la suficiente para volver a formar los cuerpos de esos magos.

Entonces escuché la voz de Shade venir de este laboratorio de alquimia, y se me ocurrió...

Me presenté ante Shade fingiendo ser la líder de esos gemomantes. Yo podía ocuparme de una de las máscaras, pero necesitaba de otra persona para la otra. Sé que sospecháis de Shade, pero le ofrecí el poder mágico excedente y no lo cogió.

Por supuesto, sin el debido entrenamiento, él no podría utilizar ese poder ni agotarlo. Mi intención era otra: controlar a Shade a través de la máscara. Como él puede constatar, conozco un conjuro para manipularle como a un títere, pero mi fin es agotar la magia de las máscaras para que los gemomantes no regresen. Solo tenía que usar la magia de las reliquias para vincular las máscaras, y manipular a distancia la de Shade para sostener un vínculo... y controlarlo indirectamente sin usar mi propia magia-reconoció.

Por como hablabais de Shade, pensé que las desconfianzas hacia él desaparecerían si sabíais que vuestro prisionero no podía usar su poder de las sombras a la ligera. Pensé que lo más óptimo sería dejar que Shade usara su libre albedrío, pero con topes que evitaran que sus poderes se volvieran contra vosotros. Así podríais sacarle de su celda y trabajar juntos.

No debí hacerlo sin consultároslo antes. Lo siento. Soy princesa y no estoy acostumbrada a tener que rendir cuentas a nadie.

Esa sensación de impunidad la habían tenido antes el Joker y Orm. Cuando estás en la cumbre no debes explicaciones a nadie, no consultas los planes, no valoras la libertad de los súbditos y fanáticos que obedecen tus órdenes. Es entonces cuando se traspasan ciertos límites. Y Amy los había rebasado todos.

... en la tercera planta del hotel, Grodd abrió la puerta de la habitación. Encontró a Gorilita en la cama, muert... Ah, no, espera, Gorilita se giró en la cama demostrando que estaba bien. En un momento dado, hizo el movimiento de brazo contrario, y la pequeña mano de la niña se posó en la de Grodd sujetando el pulgar.

¿Tito Grodd?-preguntó somnolienta, abriendo un poco los ojos y sonriendo al ver a su héroe-. Hola, tito Grodd. El tito Perry me enseñó un lápiz del futuro, que no era un lápiz. El extremo de metal se encendió y me quedé dormida. ¿O todo fue un sueño? Un bonito sueño en el que estaban todos los que me quieren.

 A pesar de las explicaciones brindadas por parte de Amatista, en el Amo del Océano permaneció el recelo sobre lo acontecido unos momentos. Resultado de esa sospecha implicaba que el arma del atlante siguiera manteniendo a blanco a la joven experta en las artes místicas durante un breve periodo de tiempo.

 —Desde luego, esa idea es una buena manera de conseguir la colaboración de Shade sin tener que preocuparnos por ser traicionados por él —expresó Orm, dejando de apuntar a Amy. 

 Pero la sensación de poder estar bajo el engaño de los respiradores de aire, incluso aunque fuera de aquellos provenientes de otros universos, treta habitual contra los pueblos sumergidos de los mares, como le habían enseñado toda su vida, no aminoraba en el pensamiento del antiguo dirigente de Atlantis. 

 —Para estar completamente seguros, abridme vuestra mente y dejad que pueda certificar la veracidad de vuestras palabras —requirió el guerrero acuático—. Descuidad, pues solo exploraré lo involucrado aquí y ahora, Princesa, nada más.

 El poder telepático de Marius, menor que el de otros psíquicos, podía resultar suficiente en lo referente a discernir si era cierto lo planeado por la originaria del reino mágico y, de resultar verdadero, asegurar la confianza en ella.

El Joker se acercó a la cámara de Shade y con un pintalabios dibujó un Smiley

Después levantó un dedo pulgar - Los focos siguen funcionando - No eres la primera que quiere el poder de Shade, ¿Verdad que no amigo inglés? Otros lo han intentado antes y ahora están muertos... o en la lista negra de Sombras, haHahahHAAHahaha

Cogió su cerbatana y apuntó a Amy.... de un soplido salió un montón de aire de la cerbatana- Ah rayos, olvidé el dardo... quizá la próxima. Bueno Shade, ¿Como va en la nevera? ¿Tenemos tu palabra que no volverás a intentar controlar Smile Island? Así podrás responder a la Princesa cara a cara y sin un cristal entre medias.

 Miré a Nayeli antes de responder al Joker:

 - Si mi amiga está libre y a salvo, no veo razones para pelear con vosotros, al menos que queráis que volvamos a lo mismo vosotros. Yo, por mi parte, no veo razones para guardaros rencor, pero me gustaría hablar seriamente con la princesa acerca de lo de intentar controlarme. - Luego aclaré. - Cuando digo hablar es hablar, no penséis cosas raras.

Cuando Orm entró en la mente de Amy, se encontró en una sala de espejos. Cada una de las facetas violáceas que reflejaban su rostro estaban esculpidas como la talla de una piedra preciosa. Del otro lado apareció la imagen de la princesa, que cruzó el espejo apareciendo junto a él.

Descuida, mi Príncipe. No me resistiré a ti. Es solo que antes quiero mostrarte algo que solo quiero que veas tú. Ven, dame la mano.

Tiró con suavidad de él para salir de la amatista que les encerraba. Cayeron a toda velocidad, pero la mano de Amy transmitía a Orm una calidez y tranquilidad que nunca antes había sentido. Frenaron su caída y empezaron a volar en un cielo de oscuridad hasta llegar a la habitación de una niña que dormía en una cama con un juego de sábanas decorado con unicornios.

Ssssh... Observa.

Una conversación a gritos llegó desde el otro lado de la puerta, pero solo se discernieron las palabras y las voces cuando la pequeña Amy despertó.

-¡Qué vergüenza! Otra vez vuelves a casa oliendo a alcohol.
-¿La vergüenza está en mi olor o en que vuelva a esta mierda de familia?
-No grites, tu hija está durmiendo.
-Deja de decir que es mi hija, ¿crees que no lo sé?
-¿De qué estás hablando? Yo ni siquiera quería tenerla. Tú insististe.
-¡Sé contar! Nueve meses, pero en mis cuentas solo salen siete.
Amy ya estaba dentro de ti cuando nos conocimos. ¡Matemáticas!
-¿En serio te atreves a decirme eso? ¿Tú? ¿Tú que ibas detrás de mi
hermana antes de acabar conformándote conmigo?
-Y sigo yendo tras ella. ¿Y sabes qué? Ahora me hace caso. Llevo viéndola
desde el quinto cumpleaños de Amy. Sí, mientras tú inflabas los globos...
-¡Calla!

La niña se levantó de la cama y se metió en el armario.

Esa noche mi padre hizo las maletas y se fue. Mi madre no volvió a dirigirme la palabra. Empecé a esconderme en el armario incluso cuando estaba sola en casa. Hasta que un día, al abrir la puerta, había dentro un portal. Un portal que me llevó a Mundogema. Un lugar nuevo en el que ser una nueva persona. En el que conocer nuevas personas.

Me adoptaron los monarcas del Reino de Ópalo. Me educaron. Me quisieron. ¿Qué niña no abrazaría esa nueva realidad?

Volaron sobrevolando los bosques de árboles cristalizados hasta aterrizar en lo alto de un montículo. Amy soltó la mano de Orm y se alejó unos pasos de él, dándole la espalda.

Príncipe Orm, ¿crees que soy una buena persona? Siempre he pensado que sí. Amy la niña buena. Amy la que no se merece las cosas malas que le pasaron. Yo... dudo de mí misma. Cuando me disfracé de Arkanite pensé que estaba haciendo el Bien, lo correcto. Tus dudas me hacen preguntarme si no habría detrás ideas malvadas o intenciones perversas.

Chasqueó los dedos. La tierra tembló por un instante. Un cofre emergió del suelo y se abrió al lado del atlante.

Ahí está mi verdadero yo. Mis pensamientos más ocultos. Yo no me atrevo a mirar. Tú eres un príncipe. Eres noble, confío en ti. Todo lo que soy, te lo muestro. Yo no quiero saber nada. No estoy preparada. No podría soportarlo. Al fin y al cabo, tú eres un héroe. Si ves algo puro en mí me lo dirás, y si descubres pensamientos que me atormenten me los ocultarás para que no sufra. Me da igual cómo sea mi pasado. ¡Hazme mejor persona! ¡Conviérteme en heroína!

El fondo del baúl contenía imágenes envueltas en burbujas, los momentos que habían conformado a Amy. Allí estaba la discusión de sus padres despertándola en mitad de la noche. También los buenos momentos, paseando por una feria con su padre y su madre sujetándola de cada mano.

Y allí también estaba el plan de Arkanite. Cuando Orm tocó la burbuja, los pensamientos de la princesa en el momento de cambiar de aspecto pasaron al príncipe. Y la verdad que se ocultaba detrás de todo... no era concluyente. A veces los niños actúan sin pensar en las consecuencias. Eso le ocurrió a Amy, como si su reino de fantasía no le hubiera permitido madurar del todo. La Princesa tan solo pensó en un "¿y si...?" y en un "¿qué pasaría si...?". No había ningún plan maestro. No había una auténtica maldad. En ese sentido se parecía a Orm, dejándose llevar por sus grandes causas. Ambos se parecían más de lo que cabría esperar en un principio.

A la vez que el sondeo mental tenía lugar, los demás seguían hablando sobre las posibilidades de liberar a Shade.

Richard... Cuando mencionas que quieres hablar cara a cara con Amy, ¿no estarás pensando en llevártela por uno de tus portales, verdad? Recuerda que nosotros dos somos los buenos. No hacemos esas cosas. No deberías volver a hacer esas cosas-dijo Nayeli a Shade, con por primera vez un tono de... miedo, miedo de lo que Shade podría llegar a hacer.

Tona ya había probado los métodos de Shade. Las palabras del inglés podían ser todo lo que eran... u ocultar a través de la literalidad un secuestro o algo peor con lo que hablar en una dimensión muy lejana a esta.

Por cierto, ¿y el gorila parlante?

 Puse los ojos en blanco antes de responder a Nayeli, con tono exasperado:

 - Cuando digo que quiero hablar con ella, es que quiero hablar con ella. ¿Qué piensas que quiero hacerle?. Además, por lo que he visto, ella posee la capacidad de viajar entre dimensiones también. ¿No?.

Grodd respiró con alivio al comprobar que la niña estaba bien. No es que el villano gorilesco se hubiera preocupado por ella, pero resultaba tremendamente difícil encontrar subordinados que tuviesen manos finas para poder introducirlas en lugares poco espaciosos o trastear con herramientas.

-¿Un lápiz del futuro? -El gorila telépata se mesó la barbilla, pensativo. Seguramente aquello debía de ser algún tipo de artilugio futurista con el que dejar inconsciente a los humanos. Si volvía a ver a Perry, tal vez debería plantearse pedirle un instrumento como ese-. Seguro que ha sido un sueño. Anda, ve al laboratorio a jugar con las herramientas. Ah, por cierto -El tono de Grodd se volvió más serio, como un padre que daba una advertencia a su retoño-, no hables del tío Perry a nadie. ¿De acuerdo, Gorilita? Si lo hicieras, puede que el tío Perry no vuelva a pasarse por la isla...

Tras aquellas palabras, Grodd decidió salir de la habitación para ir a buscar a sus compañeros. Lo más probable es que alguien se estuviera preguntando dónde se encontraba, ya que no lo habían visto en un largo rato, por lo que no quería tener que explicar nada con respecto a Perry.

 Demasiados puntos en común. Demasiados. 

 Orm había presenciado el interior de Amatista. Sus dudas, sus temores, sus ansiedades, y todo era muy similar a lo sufrido bajo la parentela de Orvax, la educación recibida para ser un rey, la necesidad de anteponer el bienestar de Atlantis sobre todas las demás cosas. 

 Aunque el progenitor del Amo del Océano no había abandonado físicamente a su familia, sí les había dejado de lado durante todo el tiempo que había durado la vida de este.

 Un tirano, un monstruo xenófobo que odiaba a la superficie y todo lo relacionado con ella y un personaje muy cercano a un verdadero enemigo para el pequeño Marius era todo lo que Orm recordaba de su padre. Cada vez que Atlanna, madre de Orm y esposa del cruel mandatario, lo amonestaba por sus habituales actos crueles, la golpeaba y regañaba frente a su primogénito, otra víctima de maltrato, hasta la muerte a manos de la propia cónyuge, quien había liberado al pequeño príncipe y a ella misma de la figura despótica de Orvax.

 «Habéis procedido de acuerdo a lo que considerabais correctas intenciones, Princesa. No existe nada de lo que debáis arrepentiros por actuar de tal manera», expresó el hermanastro de Aquaman, sin atisbo de incertidumbre. «El bien o el mal, ambos conceptos abstractos, han de ser encarados de igual forma por nosotros, sin duda o miedo. Muy a menudo, cuando haces bien para alguien, puede resultar en mal para otros. Me habéis llamado héroe, noble también, aunque para muchos soy considerado un monstruoso villano. Así pues, solo puedo recomendaros que nunca dudéis de vos misma y tendréis que guiaros por vuestra moral y juicio». 

 Con esta, dos veces el joven Marius había sentido ya empatía por gente respiradora de aire. 

 «Sois buena persona, Amatista. ¡Y eso no es algo que pueda juzgarlo yo u otro, sino que resulta un hecho!», sentenció con la severidad de la certidumbre el antiguo señor de Atlantis.

Oh, Príncipe...

Y en lo alto de la colina, con un ocaso en el horizonte, los labios del Príncipe y la Princesa se juntaron.

El enlace mental entre ambos se rompió. De nuevo sus almas volvían a estar vestidas, las máscaras, la privacidad. Tan solo había pasado un segundo y pudieron escuchar toda la conversación en aquel laboratorio.

Shade, no quiero levantar sospechas de nuevo sobre mí. Tendrás la oportunidad de hablar conmigo en privado solo si los demás lo consienten. No quiero que piensen otra vez que estamos confabulando. En cualquier caso, puedes decirme lo que quieras ahora, delante de todos.

Grodd y Gorilita pasaron por la salita de seguridad. Al ver a todos reunidos en el laboratorio del sótano, el gorila aceleró el paso por si había sucedido algo importante.

¡Honorable Grodd!-dijo Amy al verle llegar-. Llegáis justo a tiempo. Estábamos a punto de devolver la libertad a Shade. ¡Liberadle, queridos!-ordenó despreocupadamente a Tohe y a Topi.

Acostumbrados a seguir órdenes, los dos secuaces no esperaron a que hubiera una deliberación sobre el futuro de Shade. Cada uno de ellos le dio a un interruptor en el soporte de los focos especiales del Joker, apagándolos al unísono. Un humo de oscuridad se filtró por la ranura de la grieta del cristal y Shade recuperó su forma corpórea fuera de la cámara hiperbárica.

¡Qué bien! ¡Ya todos podemos ser amigos!

 Incluso la llegada de Grodd, no visto desde hacía un rato, quedaba supeditada a la liberación de Shade, quien seguía sin resultar nada fiable a ojos del antiguo rey.

 —Bienvenido, Grodd —saludó conciso al de Ciudad Gorila.

 Sacar de prisión al hombrecillo culpable de una serie de adversidades contra el grupo conformado por Grodd, el Joker y el Amo del Océano no le hizo ninguna gracia al último.

 Debido a una nada menguada aprensión a la figura de Swift, preparado ante cualquier intento extraño por parte del británico, en concreto por si este usaba sus poderes de dominio de las sombras para alguna artimaña, Orm vigiló al señor de la oscuridad con la completa totalidad de sus sentidos tras acercarse a él lo suficiente como para poder agarrarle sin tener que desplazarse demasiado.*

 —Ni siquiera pienses en volver a realizar alguna estupidez como las de ayer o volverás a ser encerrado de inmediato —le expuso con claridad.

 Compartir amistad era una utopía todavía muy distante de la realidad. En realidad, ya habría mucha suerte en caso de poder colaborar juntos.

HahaHAAHAHahaahahHAAHa - Al Joker le hizo tremenda gracia ver como los secuaces seguían las órdenes de la princesa de las gemas y tomó buena nota de ello. Al final ella iba a ser todo un rompecabezas que no tardaría en resolver, pero lejos de ponerse en situación hostil el Joker quiso ser el primero en dar la bienvenida a Shade, que si daba un solo paso fuera de la cámara encontraría al sonriente villano lanzándose a darle un efusivo abrazo y un par de besos en cada mejilla

Al final la familia es lo primerooo

Grodd había llegado a tiempo de ver cómo los antiguos guardaespaldas del señor Oahu, Tohe y Topi, liberaban de su celda a Shade. De alguna manera, el gorila telépata ahora sabían que las capacidades del hombrecillo británico iban a ser relevantes para lo que estaba por venir, incluso si el propio Grodd no se fiaba de él. Al fin y al cabo, se precisaba de energía sombría para crear la armadura de Monarch.

-Lamento la tardanza -dijo el gorila, sin dar mucha más explicación a su ausencia-. ¿Qué me he perdido? -preguntó a Orm, sin saber qué había sucedido hasta su regreso.

Grodd llegó a tiempo para ver la lluvia de besos. El inglés se materializó y tanto Nayeli como el Joker se abalanzaron interponiéndose delante de Orm.

Oh, Shade...

Viendo eso, la Princesa lanzó una mirada tímida a Orm recordando lo ocurrido en el interior de su mente. Topi, por su parte, se encogió de hombros y viendo el ambiente agarró a Tohe para plantarle un morreo en toda la boca. Tohe le apartó, molesto, limpiándose los labios con la manga como si eso fuera suficiente como para borrar lo ocurrido.

La mesa del laboratorio se había convertido en una improvisada recreación de juegos de guerra. Nayeli se había revelado como una gran estratega.

Conocemos la hora a la que Luthor recoge el envío con los recambios y conocemos la velocidad a la que vuelan los drones. Gracias a los inestimados cálculos de Grodd, sabemos la hora y los minutos exactos a la que el contenedor llega a la torre de la LexCorp. Será en plena noche, ya que Luthor no quiere que los ciudadanos sean conscientes de sus actividades.

Movió un botecito de crecepelo al rectángulo que representaba la torre de la LexCorp. Representaba a Lex Luthor.

Conociendo la hora, Amy nos teleportará a la azotea de este otro edificio. Será en el último momento para que las cámaras exteriores de Luthor no tengan tiempo de reportarnos.

Movió hasta las cercanías del rectángulo las botellitas del minibar: crema de plátano (Grodd), JB (Joker el Bromista), aguardiente (Orm), whisky británico (Shade), absenta (Amy) y tequila mexicano (Nayeli).

Los inhibidores y detectores hacen que no sirva de nada poner explosivos en el contenedor, pero ahí entra nuestra buena amiga Amy. Lex no sabe que contamos con una maga. Amy creará una explosión mágica portátil, o como queráis llamarlo. La explosión estará contenida en una burbuja que solo se romperá cuando el contenedor vuelva a tocar suelo, cosa que solo ocurrirá en el interior del rascacielos.

Movió el botecito de salsa picante hasta el rectángulo y lo volcó derramando el líquido.

La detonación del contenedor revelará en qué planta de la LexCorp está el laboratorio de robótica en el que debería haber un panel de control para desactivar la bomba de Smile Island. Amy nos vuelve a teleportar a todos.

Movió las mismas botellitas de licor al interior del cuadrado.

Por si acaso fallamos, Tohe y Topi habrán evacuado toda la isla en el transatlántico que viene a recoger a los clientes del hotel.

Movió las muestras de gel y champú hasta un trapecio que simbolizaba el barco. Luego sonrió.

Vaya, esto sienta muy bien. Creo que podría acostumbrarme a trabajar en equipo con vosotros.