Partida Rol por web

Para que negarlo, Keroun era bello, muy bello. El verde, en diferentes tonalidades salpicaba todo de colores. Un verde mas oscuro para el follaje de los arboles, un verde mas claro para el cesped, que tintinea en cambio segun la distancia. Aire puro, un poco de viento. temperatura agradable. Inspiro y expiro varias veces. Pronfundamente, le hacia sentirse vivo. Ah, si tenia que seguir dando la chapa a Melissent y Fineas:

-Me he encontrado con varios de la Orden, pero desde luego el mas peligroso, es su Lider, un hombre llamado Liath, un guerrero con armadura metalica y pesada, que lleva un espadon como si fuera un mondadiente... tiene gran fuerza fisica y es mejor guerrero... es un hombre de aspecto mayor...pelo canoso pero es muy grande, algo menos de dos metros... si os lo encontrais, teneis un gran problema... ¿aun quereis seguir el camino conmigo?

Y no habia mucho mas que contar, total, ahora le freirian a preguntas.Mientras viajaban y el dia pasaba, ¿que decir? Se esperaba lo que pasaria dentro de poco, le dejarian solo, solo porque creerian que estaban loco. Era su sino, conocer gente pero se separaria de ellos al poco. ¿Deberia aceptar? No, no deberia... pero es que...¿el seguir adelante por Yui? Creia que si, pero ultimamente su fe en ciertas cosas flaqueaba... esa noche reflexionaria, tenia cosas que hacer pero cuando estuviera tranquilo.

Cuando faltaba poco para llegar a un nuevo poblado, el chico pregunto a los elfos:

-Me fallan los ojos o eso parece un navio de guerra... es la primera vez que veo uno... de esa manera,¿podeis decirme algo? Yo digo de pasar la noche en la taberna y seguir por la mañana, hacia la capital de Farais...

- No - respondió con franqueza el elfo. - Se trata de un barco en misión diplomática, a pesar de estar apartados de los elfos dorados, nos vemos obligados desde jóvenes a estudiar nuestras raíces culturales, y probablemente se encuentre aquí realizando una escala. A no ser que en esta aldea viva alguien importante... - continuó Fineas explicando, desde luego no parecía una aldea donde "debiera" vivir alguien de alto rango, pero los Keruban eran tan campestres que ya nada le sorprendía.

- Quizás sea buena idea el parar aquí un poco sí. Por cierto, ¿es posible llegar a Drasenloft por mar? Si es así, quizás nos ahorremos unas cuantas jornadas de viaje, o al menos acercarnos a donde quede más cerca. - preguntó Fineas, si tenían un destino fijado ya, no dudaba en usar cualquier método para llegar lo antes posible hasta él.

La  verdad es que se esperaba la respuesta de Fineas. No se lo podia reprochar. Si salia algun secuaz de la Orden o alguno de sus viejos conocidos... lo combatiria el solo. Era su responsabilidad y por ende, su problema. Tenia tan fresca su pelea con Liath, que aun le daba escalofrios, lo peor era recordarlo y tener la sensacion que el Lider no habia luchado a fondo... Investigaria las cosas mas adelante, pero ahora tenia otras cosas por medio, le escamaba que otros aventureros no supieran nada de la Orden ¿Que mierda pasaba? Sospechaba que habia algo diferente... pero era algo diferente en general. No podia determinar que era:

-No lo se, pero podermos acercarnos al puerto por la mañana y preguntarlo... pero lo dudo... y lo del mandatario, pues no se, poco puedo decir... solo que me sorprende...

La verdad es que los asuntos de los elfos le importaban poco, no los de la parejita, sino los del barco. Centrarse, tenia una meta, tenia que llegar a ella. Si dejaba de banda todo lo que le habia pasado, estaba cumpliendo su directriz primaria y mas basica: viajaba. Su maestro le habia dicho que viajara si o si, que veria cosas... y que gran razon tenia. Pero tambien era un poco agorero, seguramente las tesis de Fineas se impusieran, seria mejor que la parejita y la Farian, siguieran solos... Katsu se habia ganado poderosos enemigos en poco tiempo, y ahora no tenia amigos...

Aquello era duro. Muy duro. La parejita se tenia a ellos, la Farian... era una Farian, pero el que estaba solo era el. Suspiro, pensar aquello no le sacaria del pozo..

Melissent miraba a Katsu y a Fineas, pero no decía nada. El simple hecho de que el barco esté lleno de elfos dorados hace que recuerde la muerte de su padre: - No me hace mucha gracia tratar con esos elfos, muchos aun... me tienen un poco de manía. Prefiero evitar problemas.

Luego sonríe ligeramente intentando disimular su disgusto, pero su rostro se distingue un ligero aire de desagrado mezclado con tristeza. Pero enseguida decide animar su rostro y mientras mira a Fineas a los ojos a la vez que le sonríe: - Si se puede ir en el barco de humanos, mejor que mejor.

¿A Melissent no le gustaban los otros elfos? Si ella era una elfa dorada, como aquellos... realmente no iba a preguntar mas, pero le choco. Para que engañarse, el tambien odiaba realmente a alguien, a los centauros, aquellos seres abominables habian matado a sus abuelos maternos cuando apenas era un crio... pero bueno. Su expresion se amargo por unos segundos, por aquellos recuerdos. Ya era tarde, y cuando mas discutieran, mas tarde se les haria:

-Es tarde, insisto, eso lo podemos hablar mañana por la mañana, preguntar a los del barco mercante lo que sea...¡vamos a ese poblado! Seguro que hay una taberna donde descansar... una posada Keruban... ¿como seran las camas?

Y ala, caminante, no hay camino se hace camino al andar... A veces, el chico ponia la directa, y se hacia un poco el loco y divagaba y hacia el tonto, si le hablaban mientras caminaban, responderia pero no queria perder mas tiempo... La verdad es que esa noche no haria gran cosa...

- Entiendo. - respondió el elfo a su compañera. - Entonces prosigamos tal y como dice Katsu y veamos que podemos sonsacar a los mercaderes. - el elfo comenzó a seguir a Katsu según emprendió la marcha.

Mientras, conociendo el odio de los elfos dorados hacia su raza, miró a Almare y mentalmente le sugirió que no se dejase ver mucho, para no revelar su presencia salvo que fuese necesario.

Volviendo al tema de la Orden, si bien era cierto que los elfos grises no salían mucho de sus hogares, le extrañaba que acontecimientos de semejante calibre les fuesen desconocidos, debido a lo cual se le ocurrían unas cuantas posibilidades. Una, que el chico se esté haciendo el interesante, pero no le parecía que fuese así, la tristeza que emanaba el muchacho parecía verdadera. Segundo, que dichos acontecimientos sucedieron muy lejos de su hogar, lo cual no hacía más que despertar más dudas sobre la aparición de la noche a la mañana del muchacho en un lugar tan lejos del que se encontraba. Y tercero, que en su hogar estuviesen ocultando información intencionadamente sobre dicha Orden, lo cual no le extrañaría dada la traición que allí se llevó a cabo. 

El grupo finalmente decide ir a la posada del pueblo, mientras se dirigen hacia ella pueden ver como la actividad en la ciudad esta en sus ultimos momentos, los pocos mercaderes que quedan en los puestos se apresuran a recoger sus pertenencias mientras algunos humanos se dirigen a la posada la cual sin duda tambien funciona como taberna. Antes de llegar a esta ven a lo lejos una pareja de elfos que sin duda son guardias pasar pero que se dirigen hacia el puerto.

El interior de la posada es bastante grande, una barra a un lateral que cubre todo ese lado en donde un hombre atiende a algunos parroquianos, pero lo que mas pueden ver son humanos, la menos 4 hombres y una mujer de los cuales los hombres son marineros y la mujer por sus ropas y facciones es una humana del desierto, que hablan animadamente en una mesa mientras toman cerveza, uno de estos marineros al ver al variopinto grupo entrar da un codazo al hombre que tiene a su lado y se quedan cuchicheando.

Algunas mesas estan despejadas y es facil encontrar sitio, al sentarse una joven de cabello rubio y vestida con una sencilla tunica de color blanco se acerca y pregunta:

- Buenas noches amables clientes, mi nombre es Melsen en que puedo servirles

En ese momento alguien se sienta en la mesa de al lado del grupo de humanos observando, se trata de otro humano, este hombre lleva una espada en la espalda y tiene varias cicatrices.

Llegaron al pueblo, cuando este ya estaba acabando el dia, prueba de ello, es que apenas quedaban unos mercaderes. No es que tuvieran nada que les pudiera ayudar pero bueno. Directamente a la posada. A las posadas... dos en un dia, quien iba a decirlo... la ultima que habia estado antes de ese dia, era en la del Valle, celebrando cosas... y eso eran varios dias antes en su linea temporal... y de la cual no podia explicar porque un dia estaba alli y al otro, en la otra punta del mundo. Como minimo, tenia una meta que era llegar a Drasenloft.

Chismorreos, marineros, una exotica mujer... y al chico aquello le importabas mas bien poco. Si la situacion hubiera sido diferente, si hubiera estado con Yui... las cosas hubieran sido diferentes. Pero estaba cansado. Y si, era curioso, mucho humano en otro poblado Keruban pero ¿importaba acaso? Habia intentado mantener los animos, pero al final, se habia enfurruñado por... solo sabia el que. No tenia un motivo real. Eran sus propias paranoias y comidas de tarro...

Una chica guapa, joven y rubia, sencilla a su manera... ni le presto atencion. Estaba desganado, quizas hasta irritable... eso no deberia ser asi. ¿Era otro cambio de humor por lo del Valle? El siempre habia tenido poca paciencia y queria las cosas para ayer peor.. no iba por el buen camino. El chico solo hizo un gesto con la mano como que no queria nada para comer, pero le pregunto una cosa a la chica:

-Me gustaria saber cuanto cuesta una habitacion individual... o si tienen la opcion de sala comunal... mis compañeros ya le indicaran que quieren o necesitan...

Y si, tampoco se dio cuenta del guerrero que estaba en la otra mesa...

La mayoría no se había percatado, estaban demasiado interesados en sus nuevas aventuras, pero la pequeña Farian había volado entre ellos todo el camino, parloteando sin parar, aunque su voz era tan suave que la brisa se llevaba sus palabras al igual que a veces a ella misma y a su libélula si se descuidaban.

Iba comentando lo maravilloso de todo lo nuevo que veía, pero no dejaba de ser una criatura pequeña, y las grandes aventuras, eran... demaisado grandes, así que terminó por acomodarse sobre Almare, a quien hablaba felizmente, era un ser majestuoso y hermoso, y lo admiraba desde que le conoció.

Así que cuando todos se dieron cuenta, la hadita acurrucada con la libélula, dormía plácidamente sobre el lomo plateado de Almare, al que parecía no importarle, pues apenas la notaba.

Melissent hizo caso a sus compañeros y fue, como es costumbre, del brazo de Fineas a la posada. Buscaba con la mirada a la hadita, pues le parecía casi igual a la amiguita de juegos de infancia de su madre. Y cuando la vio posada sobre el lomo de Almare le hizo un gesto a Fineas de que mirase hacia allí: -Mira, le ha gustado tu dragón, ¡qué linda! 

Y después de aquello miró a su alrededor con curiosidad: nunca había visto tanta gente de lugares tan diferentes, es algo nuevo para ella. Procurará no meter la pata como de costumbre y a ver qué se cuece...

Fineas al ver a la hada sobre Almare, no le dio la mayor importancia, Almare era su compañero, no su posesión, si Almare se dejaba, Fineas lo dejaría estar.

Volviendo a la posada Fineas espero a la respuesta del posadero a la pregunta de Katsu, ya que cogerían dos habitaciones individuales también, aunque lo más probable es que Fineas permaneciese gran parte de la noche vigilando que nada raro sucediese junto con Almare. Sobre todo habiendo un barco de los elfos dorados en el puerto. 

La camarera escucha a Katsu y dice:

- Pues tenemos unas habitaciones de 40 monedas, son grandes y tienen cada una dos camas pero pueden extenderse mas en el suelo si lo desean. 

Se queda unos segundos mrando y añade:

- Que les pongo para cenar, tenemos hoy un pescado al salazon verduras asadas, sopa de pescado y sopa de verdura como comida.

La mujer se da cuenta de la llegada de los nuevos clientes de la taberna, hace un gesto a uno de los hombres con los que esta y se pone en pie, acercadose mientras se contonea a Katsu, se sienta en la mesa a su lado mientras dice:

- Vaya, si tenemos aqui a un chico humano rubio joven y guapo

Observa a los demas que estan sentados y añade:

- Perdonad mi forma tan ruda de presentarme mi nombre es Azeneth y creo que tengo una propuesta que el chico no podra rechazar, pero puedes decirme tu nombre?

La verdad es que muchas ganas de comer algo, no tenia pero bueno. No descartaba cenar algo mas tarde, en cuento al alojamiento, se lo tendria que pensar, pues le parecia un poco caro, le dicho a Melsen, lo que haria por su lado:

-Lo siento pero de cenar no quiero nada, quizas pida algo mas tarde...en cuanto al alojamiento, luego le dire como lo quiero...en cuanto a ellos...bueno, ahora le indicaran...

Y luego, zas!!  La volupturosa y sensual chica morena viene y juega con el. Para que engañarse, Katsu no es de piedra y sufre un escalofrio... no le gustan aquellos juegos, tampoco dice nada, pero en el fondo, si aquella chica piensa que va conseguir algo con ello... lo vas a tener dificil, pues a la cabeza del chico, vienen otros recuerdos... de otra persona. Era raro sentirse asi... tener el corazon medio lleno y medio vacio... y sin embargo, tambien medio roto... era doloroso, pero no se podia quitar a aquella persona de su cabeza... ¿porque aquello le ponia de mal humor?

- Se breve, Azeneth, por favor... mi nombre es Katsu pero no se que relevancia podria tener eso...

El chico se quedo mirando a Azeneth, pero no podia evitar fruncir un poco el ceño...¿porque no le gustaba aquella situacionon?

A Melissent le sorprendió y mucho la forma en la que se acercó esa mujer tan morena, a la vez que miraba al resto de compañeros para ver sus reacciones. Como siempre, se sentía un poco extraña con gente tan diferente a los kerubar de su bosque aunque eso no era precisamente algo malo. Pero antes de aquello y después de contar el dinero que llevaba encima, le dijo al oído a Fineas: - No tengo tantísimo dinero para la habitación: o compartimos o nos veo buscando otra posada...

- Con estos precios, casi sería mejor hacer un pequeño campamento en las afueras. - dijo secamente Fineas, el precio no era caro, era excesivo, se gastaría todos su dinero en esa posada de quedarse, pero no tenía idea de hacerlo, pero esperó por cortesía a que aquella sospechosa mujer terminase de hablar, aunque le daba la sensación de que no les iba a traer más que problemas.