Partida Rol por web

Había que correr, y el explorador ya había empezado mal al caerse. Y mucho se temía que aquel ritmo era mucho para él... Cuanto más rápido se esforzaba en ir, más le dolía la cabeza, llegando a notar cada latido de su corazón como un mazazo dentro de su cráneo, repicando en sus oídos. De hecho, hubo un momento en la carrera en el que sintió como sus pies cedían, que no podría seguir mucho más a ése ritmo... Pero apretó los dientes, y volvió a apretar el paso. Si alguno no llegaba pronto al lugar, podían darse por jodidos. 

- Se ha ido…. – Lo digo casi en un murmullo, pero estoy seguro de que todo el escuadrón me ha escuchado. Aún sostengo la mano de Wimger cuando veo que O'Flaggerty se desploma. Miro a Bockman directo a los ojos.

-Ya no podemos hacer nada por él, liberemos la camilla, O'Flaggerty necesita asistencia y probablemente traslado. – Mi tono es frío, cansado y resignado. Pero no voy a sucumbir mientras quede alguien por salvar.

Me dirijo al soldado que se acaba de desplomar y utilizo el kit del cuchillo. Luego solicito a Bockman me ayude a subirlo a la camilla para continuar con la carrera. Hago todo prácticamente en silencio.

Me hubiera gustado quedarme atrás para cubrirle las espaldas a la técnico Wallace, pero en el ascenso nevado me aceleré y me puse a la par de la nuevo Sargento de la Escuadra.

- "Bien, Sargento. La sigo. Llegaremos al Taladro en un periquete. Si es que lo encontramos. Bueno, supongo que debe de estar en mitad de todo ese humo que se ve ahí adelante..." -

Igualo el paso de la Sargento.

Corriendo tanto como las fuerzas le permitían el artillero arrastraba la camilla junto a su médico. Se estaban retrasando y aunque el sudor le bañaba culpa del sobreesfuerzo, no iba a abandonar a su compañero mientras hubiera una oportunidad. Bockman se sorprendió cuando notó que el médico se detenía y echaba un vistazo al paciente. No necesitó escuchar el murmullo del médico para entender lo sucedido, Wimger había muerto y sin duda no había nada que hacer en aquellas circunstancias. - Joder, me cago en la flota y en su manía de no traer la evacuación a tiempo ni en el lugar. -Un estruendo llegó de lejos, sería Billy que iba la última que habría activado las cargas. - Unos por otros, así es la guerra... -

triste el artillero aceptó las órdenes cuando vio que el Cabo se había desplomado. Si podían salvar a alguien de los heridos al menos habría valido la pena el esfuerzo. - Lo siento - Murmuró mientras sin mucha delicadeza apartaba de la camilla al muerto para acercarse al Cabo y comenzar a subirlo. El Sargento Mayor volvía hacia ellos como un demonio encolerizado, sin duda estaba deseoso de salir de allí pero era un verdadero oficial y quería ayudar a sus soldados. Subió al herido a la camilla ya libre y comenzó a tirar de él junto con el médico y el sargento si es que llegaba a ayudar. Las fuerzas y el frío lo comenzaron a pasar factura. Los pasos se hacían más difíciles que antes y llevar más carga no ayudaba.

Se estaba tan tranquilo... había oscuridad y paz.

Hasta que volvió el terrible frío, un dolor pulsante en sus manos y en sus piernas. Algo le estaba moviendo, y volvía el temido dolor. Intentó luchar para que le dejaran dormir tranquilo. Lo que para él debía ser una pelea denodada, para los que intentaban asistirle debía ser un gesto grotesco y un balbuceo baboso.

Recupero el conocimiento y el cielo cubre toda mi mirada. Veo la espalda de alguien y veo a Popov. No se que ha hecho, pero el dolor ha desaparecido

No de que has hecho Popov, pero ha funcionado-digo con un hilo de voz

Parece que voy a vivir para luchar otro dia aunque me pese. Aun no me reunire con mi familia en la otra vida, pero cuando lo haga...

Cierro los ojos para reposar un poco...

Wimger había muerto, o al menos eso aparentaban las circunstancias, de no ser así, al menos algo malo había sucedido. Su cuerpo sin respuesta alguna había sido cargado en hombros por el fuerte artillero Bockman quien ya sumamente cansado, aun tenia un largo trecho por recorrer. Ante lo ocurrido con O'Flaggerty, el medico Popov le había atendido, aparentemente estabilizándolo, por su parte, ante las circunstancias apremiantes, el sargento Mayor Focker había retrocedido inesperadamente para treparse sobre sus hombros al moribundo O´Flaggerty, para así llevarlo hasta el taladro, eso claro, con la esperanza de que el ahora cabo sobreviviera hasta ese momento.

A lo lejos, a algo mas de 100m de la mayoría, se encontraba el taladro envuelto en una densa nube de humo, ahora era claro que algo malo había sucedido, sobre todo por que había un denso boquete en el suelo a poca distancia de allí. Popov, Burnette y la sargento Ramirez, ya se encontraban allí, aunque de pie, parecían no reaccionar ante lo que veían.

Tras ellos, a corta distancia, venia el grueso de los sobrevivientes del escuadrón; por detrás, a unos 300m avanzaba el artillero Bockman con Wimger a hombros. Aun incluso mas atrás, a casi 500m del grupo central, se encontraba la técnico Wallace, quien ya sumamente cansada, luchaba con todas sus fuerzas por mantener la respiración y seguir avanzando.

El final de todo aquello estaba cerca; para los mas retrasados, ante la llegada de sus compañeros al taladro, la esperanza de no ser abandonados se hacia cada vez mas grandes. No obstante un pensamiento evasivo rondaba sus mentes, si Wimger había muerto, todo su heroico esfuerzo en los últimos momentos no había servido de nada; por lo pronto, era mejor no pensar en ello.

Ante los infantes que acababan de llegar hasta el taladro, lo que allí se observaba era por de mas desmoralizador. Sobre todo con la noticia de la probable muerte de Wimger. Realmente todo había sido en vano?, realmente había trabajado para nada?

El humo que se extendía desde el maltrecho taladro se elevaba hasta gran altura, quizá a mas de 200m, la maquina se notaba sumamente dañada, sus patas traseras estaban retorcidas y achicharradas. Y aun quizá fuera posible aun hacerla andar, era claro que el incendio que se extendía por todo el vehículo era un combate que simplemente no podían librar, o al menos no en aquellas condiciones. El fuego se apagaría a su debido tiempo dada la suave nevada que caía desde los cielos, el frió y el simple hecho de que el taladro era prácticamente puro metal. Pero aun así, cuanto tiempo tomaría todo ello, y peor aun, cuanto quedaría útil de aquella singular maquina.

Los tripulantes por su parte, seguían con vida. El que parecía ser el piloto, se encontraba recostado en el suelo con su pierna izquierda destrozada, probablemente debido al duro impacto contra la superficie. El técnico por su parte le daba algo de beber al tiempo que sonreía con cierto desinterés a los recién llegados.

La comunicación con la flota se reinició de forma inesperada para el consejero Gawain. -Escuadrón Fox, siguen ahí, escuadrón Fox-. Tras dar el afirmativo, Gawain no hizo mas que escuchar malas noticias. -El taladro parece haber sufrido daños en su descenso, hemos perdido toda comunicación con ellos y las tomas desde el espacio muestran una densa columna de humo cercana al punto de impacto. Mis superiores me indican que les recuerde al sargento mayor Focker o quien esté ahora al mando que tiene ya ordenes de como proceder ante una situación tal como la que parece estarse confirmando-.

No puede. Simplemente no puede continuar corriendo por mucho que quiera. Sus compañeros están muy por delante y solo puede ver el humo del impacto del taladro contra el suelo... ¿eso será bueno? No es bueno que las cosas humeen de esa forma...

Detiene la marcha y sigue a sus compañeros caminando. La nieve dificulta aun más el paso, pero cuando esta un poco recuperada intenta correr de nuevo para alcanzar a sus compañeros... el Alto Mando seguramente no esperará por una técnico como ella.

Sigue abriéndose paso entre la nieve mientras sigue las pisadas de los otros en ella. Le queda la tranquilidad de saber que no todos han llegado aun, quizá aun tenga la posibilidad de llegar a tiempo para que la saquen de ahí sin tener que quedarse a la intemperie, sin provisiones y con poca munición.

Bockman se sorprendió al ver al sargento aparecer, el hombre de acero cogió al Cabo y se lo cargó a hombros. Aquel hombre hacía que a cualquiera le hirviera la sangre de energía. Sintiéndose con energía ya fuera por a aparición del sargento o por la pura desesperación, el artillero cogió a Wimger y se lo cargó a hombros. No podía estar seguro si aquel hombre iba a poder sobrevivir pero sin duda si podía no lo iba a dejar tirado para que los bichos se hicieran la cena. Con un gruñido de esfuerzo comenzó a correr detrás del Sargento el cual parecía un avión mientras corría sobre la nieve y a lo lejos el médico ya le había abandonado olvidándose de los heridos. Un último esfuerzo iba a conseguir que llegara al montículo donde todos sus compañeros estaban casi ya esperando. - Maldita sea o nos sacan de aquí pronto o voy a meter una nave a reacción en el culo de alguno de los que planearon esta evacuación, menuda mierda está peor hecha que en el fuerte helado. - Un escalofrío recorrió su cuerpo al recordar aquella experiencia.

El explorador ya podía ver el taladro, o eso le parecía. De hecho, estaba asombrosamente cerca de llegar, y aquello le animó en esos últimos metros, a pesar del dolor de cabeza, y de algunas cosas que parecían estar pasando detrás de él. Sólo tenía que avanzar unos pocos metros más, ni siquiera llegaban a la centena según estimaba, y estaría allí. 

"Sí, joder... Iba siendo hora..."

Pero un momento, ¿por qué había tanto humo? Aquello sonaba a una cagada de las gordas, y no le gustaba nada al explorador. Pero allí les habían ordenado que fueran, y era el punto al que él iba a ir. Sólo esperaba que de verdad hubiera una evacuación, y que no les hubieran dejado a su suerte. 

Por un momento, Sonia perdió pie y casi se cae al suelo, perdiendo una buena parte de la ventaja que había obtenido originalmente. Sin embargo, aún así fue capaz de llegar al taladro junto con Popov, que debía haber corrido como nunca pues había rebasado a todos, y Gawain, que le había seguido de cerca.

Otro de los motivos por los cuáles parecía que Popov les había podido alcanzar era porque, desgraciadamente, daba la impresión de que Wimger no lo había conseguido, a pesar de todos los esfuerzos. Otro más a la lista y, a su impresión, sobre los hombros de la sargento. Pero no se iba a permitir un momento de descanso...

Aunque sería incapaz de negar a nadie que cuando vio el taladro se le cayó el alma a los pies.

No, no..., pensó para sí, llegando hasta los pilotos del mismo, arrodillándose junto a ellos.

- Díganme que este trasto aún puede funcionar - dijo con firmeza -. Necesito sacar a mis hombres de aquí. Si pueden hacer que funcione, entonces sólo díganme en qué podemos ayudar para que podamos salir de aquí echando leches lo antes posible.

Llevo a James sobre los hombros mientras intento moverme lo más rápido posible sin ser excesivamente brusco. Veo como algunos ya llegan al taladro pero este se ve rodeado de humo y eso no puede significar nada bueno. Le susurro a James mientras me acerco a las coordenadas:

 - "Aguanta Hijo, ya queda poco. No te dejes vencer, ya hemos perdido a suficientes."

Veo que hay algunos que están rezagados y es hora de irse. Doy órdenes para el resto:

 - "Sargento, constate qué sucede allá adelante. Aseguren la zona para el resto. Estamos cerca de casa, no es el momento de rendirse. ¡Billy, apura el paso!"

Continúo con todas mis fuerzas corriendo hacia nuestro destino para poder escapar de esa zona que ya se ha cobrado demasiadas vidas. Wimger murió a pesar de nuestros esfuerzos y no quiero pensar en ello pues no hay nada más duro que perder a alguien habiendo dado todo por él. Simplemente no es justo.

Atiendo la comunicación por radio del mando de la Flota.

- "Le recibo Flota. Aquí Táctico Gawain de la Fox. Recibido. Se lo comunicaré al Sargento Mayor. Gawain fuera." -

En los siguientes minutos redoblo mis esfuerzos por ponerme a la altura del Sargento Mayor Focker y le digo:

- "Señor, he recibido una comunicación de la Flota. Indican que el taladro ha sufrido daños en el descenso y han perdido toda comunicación con ellos. Le recuerdan las órdenes recibidas previamente acerca de como proceder en una situación como la que podría estarse confirmando en este momento, Señor."

Llego agitado al taladro, para mi sorpresa y la de muchos, antes que los demás. La imagen me afloja las piernas, las esperanzas se me desvanecen, caen como los copos de nieve sobre el el fuego que arruina el taladro.

Junto a mí pronto se encuentran Burnette y la Sargento Ramirez, su expresión es similar y estamos llenos de desazón. Pero lo que me hiela la sangre son las palabras de Gawain, claro que recuerdo bien las órdenes que se nos dieran antes de partir. Me dirijo al Sargento Mayor

- Señor Sargento Mayor Focker, tal vez Wallace sea nuestra única esperanza de salir de aquí, el vehículo está muy dañado. Solicito autorización para regresar a cargar a la técnico. Me encuentro bien físicamente.

Wallace es muy necesaria ahora, es cierto, pero fundamentalmente no quiero estar aquí cuando resuelvan lo de la tripulación del taladro.

Burnette se permitió apoyar la espalda unos segundos para tomar aire después de la carrera que se había metido. Había hecho... ¿cuántos? ¿900? ¿1000 metros? en un entorno tan hostil como era la superficie de Galdonia VI, y le palpitaban las sienes. Aunque algo le decía que no era sólo debido al esfuerzo físico. Sentía una extraña sensación en su ojo, el que había quedado lastimado tras el ataque del Burrower... ya no era un leve picor, era quemazón, y estaba seguro de que el frío estaba agravando esa herida. Por un instante, se imaginó teniendo que sufrir una cirugía de emergencia en aquel lugar, y un escalofrío le recorrió la espalda. ¿Acaso había sobrevivido a una incursión en el Nido para morir por una herida como aquella?

Sin embargo, sus pensamientos se vieron interrumpidos por las palabras de Gawain, y tragó saliva con dificultad. Si era lo que imaginaba, quería decir que aquellos hombres que se encontraban malheridos eran prescindibles...

No quería estar ahí delante cuando eso ocurriera, así que aferró con fuerza su TripleGL y se acercó hasta el borde del taladro para observar más allá, al horizonte, por si se aproximaban enemigos.

James no tenía ni idea de qué cojones estaba pasando, el calorcito se había ido otra vez. Todo temblaba a su alrededor, como si hubiera un terremoto.

Coñiio... j... der... josdeputa. ...s voy a arreglar cabb... rones. Seguía luchando débilmente. A su alrededor imaginaba un montón de bichos llevándole al cerebro, para que se comiera sus sesos.

 - "Aguanta Hijo, ya queda poco. No te dejes vencer, ya hemos perdido a suficientes."

A uno de los bichos que imaginaba, de repente le creció una cabeza de sargento Focker y le habló. Otro tenía, donde alguien imaginaría que estaban sus partes pudendas, un enorme falo en forma de taladro.

Tromp, tromp, tromp. El traqueteo se hacía cada vez más insoportable. El cerebro se veía esperando en la distancia, llevaba una servilleta prendida del (¿cuello?) y tenía la faz de Nuestro Señor Jesucristo. Un nimbo verdoso flotaba por encima de él.