Partida Rol por web

Mientras que Burnette seguia con la idea firme de intentar detonar el inmenso taladro con las granadas, el sargento mayor Focker iba perdiendo la paciencia, el tiempo se les venia encima y había que actuar pronto. A aquellas alturas todos estaban cansados y tensos, era complicado que no se cometieran errores o que los infantes actuaran de forma completamente correcta.

Por ello, sin perder mas tiempo, la aun muy cansada técnico Wallace, avanzó decida hacia la compuerta del taladro. Por un momento pareció que dudaba pero luego se envalentono y se adentro por la escotilla de la que surgía considerable humo. El metal caliente podía pervivirse incluso a través de la armadura de la técnico y el humo le dificultaba la vista, por suerte contaba con su sistema de respiración.

Lo que tenia pensado hacer la técnico, ni la sargento Ramírez ni el sargento Focker podían corroborarlo salvo si se adentraban en aquella pira a su lado. Por ello, cuando Wallace se perdió en el interior humeante del taladro, la única forma que tenían para comunicarse con ella y saber como iba todo, era a través de su radio.

Mojo a Wallace con una de mis cantimploras para intentar ayudarle a soportar el calor del interior del vehículo. Con un poco de indecisión se introduce en el vehículo. Veo como lo hace y sé que allá dentro estorbaría más que otra cosa, por lo que me quedo en el exterior, manteniendo un perímetro defensivo.

Hablo con ella a través de la radio:

 - "Billy, recuerda poner un detonador. Haremos que el vehículo explote cuando ya estemos sobre nuestro transporte. Ese taladro explosionará fuerte por su detonador y no quiero que nos veamos envueltos en ella."

Mantengo la mira hacia el horizonte, esperando por si algún bicho se atreve a venir a buscarnos. Hemos llegado demasiado lejos, perdiendo a valiosos soldados en el camino y no permitiré que mueran más con alguna acometida de arácnidos vengativos.

Cuando Billy se adentró en aquel infierno, Thomas deseó que lo que implantara fuera la granada, y no el detonador nuclear. Por supuesto, los conocimientos del artillero no llegaban a la altura de la experiencia del Sargento Mayor, pero el joven estaba convencido de que usar la carga nuclear era una equivocación. No sólo la detonación podría alcanzarlos (había estado a punto de consumirlos dentro del Nido), sino que la descarga electromagnética anularía los sistemas del transporte que iba en su busca y se estrellaría.

Asiente a las palabras del Sargento Mayor mientras hace cálculos de cuanto puede tardar mas o menos en colocar la carga. El fuego, sin duda, es un elemento importante para toda esa ecuación... puede hacer que el ensamblaje de la carga y del detonador sea más difícil y más peligroso que en condiciones normales.

-Señor, sugiero que abran el perímetro de seguridad. Puede pasar de todo en ese taladro por culpa del fuego y si estalla, que solo se lleve a uno por delante.

Calcula el tiempo, respira hondo y entra en la zona del pequeño reactor nuclear, seguramente bastante inestable por la temperatura y el accidente, activando el oxígeno auxiliar y comienza a trabajar. Se decanta por un detonador de pulso, para poder activarlo a una distancia prudencial.

Comienza a trabajar lo mejor que puede bajo esas condiciones. Nota como el calor alienta la armadura, que desprende vapor por el agua que ha echado el Sargento Mayor, y como la temperatura dentro del traje va subiendo sin parar haciendo que sude la gota gorda y tenga ganas de quitarse el trasto ese de encima... que más que una armadura, parece un horno.

Tras varios minutos de tensión, consigue plantar la carga junto al reactor del taladro y conectar el detonador. Sale de allí lo más deprisa posible mientras se aleja con el detonador.

-Carga plantada, Señor. Aunque debo decir que estoy en amplio desacuerdo con usted con esa decisión... 

Se aleja lo máximo del taladro, por si acaso.

-Joder... este traje es una puta sauna.

Finalmente, Wallace decidió entrar con la carga en el taladro siguiendo las órdenes del Sargento Mayor y las suyas propias. Focker incluso la remojó un poco para darla algo de protección extra contra el fuego dentro del taladro y ahora tocaba esperar. Cualquiera que entrara ahora con ella iba a ser sólo un estorbo, por lo que debían tener fe en la técnico.

- Ten cuidado ahí dentro, Billy.- la pidió la sargento, atenta a sus alrededores.

Mientras ella trabaja, Ramírez permanecía a la espera junto con los demás, organizando el perímetro defensivo alrededor del taladro y contando los segundos que faltaban para la llegada de la Pegasus. Una parte de ella seguía algo incómoda con la idea de tener que salir zumbando en una nave, dado la experiencia que tuvo en el pasado con algo similar. Claro, que quedarse allí abajo le apetecía infinitamente menos.

Cuando escuchó de nuevo a la técnico diciendo que ya había terminado y lo que necesitaban, sonrió.

- Ya habéis oído, chicos, ampliad el perímetro a 30 metros alrededor del taladro para mayor seguridad. No os perdáis de vista unos a otros y avisad a la mínima señal de que se acerca el enemigo.- ordenó.

-Sargento Ramirez, hay que alejarse 200 metros como mínimo o se nos llevará por delante la explosión si sucediese algo. 

Y con algo se refiere a que la carga se desestabilice por el calor y lo haga saltar todo por los aires o que el núcleo esté demasiado sobrecalentado y desestabilizado. Se aleja de la zona lo más rápido posible, esperando a que los demás hagan lo mismo.

No había sobrevivido al infierno del Nido para caer ahora por una maldita explosión. Con un lado de su rostro completamente entumecido, Burnette corrió alejándose del taladro lo más rápidamente posible, ayudando a algún compañero que tropezara por el camino si era necesario. 

James estaba tirado ahí como un leño. Ignorante e indiferente. De vez en cuando se meneaba un poquejo, pero eran movimientos reflejos y cosas por el estilo.

La espera se hizo larga, tener a Wallace dentro de aquel tuvo con pico y patas insendiandose no era algo muy inteligente, sobre todo cuando se sabia que su corazon era un potente motor nuclear. Para suerte, tras dos minutos de trabajar alli dentro, la tecnico salio ilesa con el detonador ya listo en la mano.

Bajo su sugerencia, se habia considerado que los practico sería alejarse a mas de doscientos metros del taladro y asi evitar insidentes inesperados. Asi, tomando meticulosamente una distancia segura y el grupo se alejó llevandose a rastras al mal herido O´Flaggerty quien entre valbuseos no parecia decir nada coherente. Ahora podian divisar de nuevo como la columna de humo se elevaba por los cielos mientras el fuego se iba extinguiendo, fuego que no tardaría en consumirar los cuerpos de los tripulantes del taladro. Ya solo faltaba la orden de apretar el boton para ponerle fin a aquello; quiza sería la ultima vez que contemplaran un vehiculo como ese.

El explorador se había alejado ya con desgana, asqueado de todo. Necesitaba un descanso, y probablemente que le viera algún matasanos en un lugar equipado. Y, además, ahora les esperaba una tremenda explosión. Algo que haría que le doliera aún más la cabeza, de eso estaba seguro. Se habían situado a una distancia prudencial, y al rato había salido Billy de dentro de los restos del cacharro. Ahora sólo faltaba volarlo en pedazos, y que les recogieran. 

-¿Quién quiere hacer los honores?

Se coloca en posición. Con la experiencia de la otra detonación, prefiere mantenerse a ras de suelo para no salir por los aires. Desde esa distancia solo se puede ver la columna de humo que esta consumiendo el taladro y que no durará para siempre pues la nevada y las condiciones del planeta seguramente acabarán por apagarlo.

Tiende el detonador para quien quiera apretarlo.

Llevando a su compañero O'Flaggerty con él para que no sea volatilizado por la explosión, Burnette se tumba junto a él cubriendo su rostro. Ya bastante lastimado estaba su visión como para ahora ponerse a observar una detonación nuclear. Por si las moscas, intenta ponerse tras una loma, para evitar que la onda expansiva lo lance por los aires.

Bockman arrastró el cuerpo de Wimger desde el taladro hasta las posiciones de sus compañeros lejos del radio de la explosión. No sabía si sería buena idea cargar dentro de la nave con un muerto pudiendo haber dado un entierro con la mejor tecnología de la federación. Ahora sería enviado al frío espacio dentro del sarcófago y dejado allí dando vueltas al rededor de un planeta. No sabía si quería ser enterrado de esa forma pero las órdenes se seguían y así lo hacía. Le dolía todo el cuerpo mientras tiraba del cadáver, sus heridas no parecían haberse abierto pero no dudaba que necesitaría atención lo antes posible. Llegó donde el resto hacía el perímetro y se dejó caer. Resoplaba pues había realizado demasiados esfuerzos como para que la sola presencia de adrenalina le sirviera para algo. Miró hacia atrás viendo la columna de humo, pronto sería enorme. A él no le importaba sólo quería descansar. - Sargento haga los honores, al fin y es su estreno como primera misión completada como sargento. Haga unos fuegos artificiales para conmemorarlo. - Un poco de animo en contraposición a lo que habían vivido y lo que la falta de oficiales significaba de la misión.

Me preparo para la detonación cuerpo a tierra. Será una sacudida terrible así que me encargo de que O'Flaggerty se encuentre firme sobre la camilla, cubriéndolo de la detonación. Luego adopto mi posición y me mantengo alerta ante la posibilidad de que haya heridos.

Bajo las indicaciones de la experta, ayudo a Burnette a mover a James para que no sufra más daños. Escucho las palabras de Billy acerca de la distancia e indico que nos movamos más de los 200 metros indicados y detrás de alguna loma que nos proteja.

Una vez llegamos ahí, nos tiramos todos al suelo y pienso en si lo mejor es detonarlo ahora o esperar a que estemos sobre el vehículo, volando a casa.

Por más que me gusta la segunda opción, la verdad es que el PEM producido por la explosión podría derribar nuestro transporte. Sin pensarlo dos veces tomo el detonador y se lo pongo en las manos a Ramirez mientras cubro con mi cuerpo el de O'Flaggerty, protegiendo en lo que pueda.

Me cubro, asegurándome que la profundidad de nuestra posición nos brinde cobertura frente a la onda de choque y que los cálculos de Billy sean precisos. De todas formas, sello mi traje y me preparo para lo que sea.

tras el consejo de la técnico, la recién ascendida Sargento ordenó a todo el mundo que hiciera lo que les había pedido esta y amplió el perímetro de seguridad a 200 metros, esperando que eso fuera suficiente. Tras eso, la espera siguió, lenta y  agónica. Cuando al fin Wallace emergió del interior del medio destruido taladro ilesa e indicando que ya había cumplido activando la bomba nuclear resultó un alivio para Sonia, pues ya hubiese sido un pitorreo perder a otra persona más en algo tan trivial y simple.

- Bien hecho, Billy. Ahora, todos bien pegaditos al suelo, que no sabéis lo fuerte que pega esa mierda... - dijo, preparándose para la detonación... sin esperarse que Bockman le sugiriera a ella hacer los honores de la detonación - ¿Yo? Bueno... - se puso algo nerviosa, especialmente cuando Focker le entregó el detonador en persona - Podría, sí... Aunque preferiría que hubiese sido para matar a la Reina que para borrar un taladro y a dos buenos hombres con él - suspiró -. Todos preparados. ¡Fuego en 5!

Una vez que la técnico le dio el detonador, se dispuso a hacer la cuenta atrás para luego activarlo y mandar a tomar por saco el taladro y sus alrededores.

Qué ganas de acabar la misión.

Tal como esperaban, la explosión no tardo en llegar tras la finalización en la cuenta de la sargento Ramírez. Y esta vez si que fue fuerte, de hecho era la más potente que el escuadrón había experimentado hasta la fecha; probablemente se había escuchado incluso en los campos de batalla lejanos.

La detonación hizo temblar la tierra y los sacudió a todos, aunque por suerte, habían optado por recostarse en el suelo a expensas de no salir volando por los aires. Lo siguiente fue bello de cierto modo, aunque le daba un toque aun más triste al final de aquella misión. Llovía y nevaba a la vez con gran intensidad, todo ello producto de la onda de choque de la explosión; si aun fueran niños, seguro habrían estado saltando de gusto. Pero ya no eran niños y estaban en Galdonia VI, a la distancia probablemente había infantes que seguían muriendo.

Ahora, solos en la nieve, con el consejero O´Flaggerty debatiéndose entre la vida y la muerte, no podían hacer otra cosa mas que esperar, esperar a ser rescatados, esperar a que la ayuda llegase desde los cielos, esperar a ser ascendidos a la vida.

Al cabo de un tiempo, justo cuando se esperaba que llegaran, el rugir de un motor se encendió en los cielos. Sonny sin esperar mas, encendió la bengala permitiendo con ello que el escuadrón resaltara aun mas entre la blanca nieve. En los cielos, ya se podía ver la salvación y el fin, la Pegasus iniciaba su descenso.

Me quedo controlando el perímetro con mi fiel Morita y no subo a la lanzadera hasta el último momento.

Hubo una enorme vibración que despertó a James. Antes, sumergido en un duermevela, captaba solamente sonidos confusos. Ahora quedó todo en un pitido molesto. Como a cámara lenta, vio el polvo de escarcha que había levantado la bomba rielar con colores maravillosos en el cielo. Finalmente una sombra lo tapó todo: la sombra de un vehículo que descendía. El silencio bajo el pitido de sus oidos era profundo.

Qué raro. Me parece que algo me ha reventado los tímpanos, pensó. Se sentía tranquilo y sin preocupaciones desde que Doc Andrei le había atendido, así que disfrutó del espectáculo.