Partida Rol por web

Llamas a Karnak, pero no obtienes ninguna respuesta, tan sólo el rugido del animal que habías escuchado antes. Con la vista levantada hacia arriba, ves como el cuerpo inerte del minotauro cae por al agujero, teniendo que moverte para que su enorme peso muerto no te caiga encima. Te acercas a él cuando llega al suelo, pero es demasiado tarde, está muerto.

 Jooooodeeeer...

 El bardo aferra el cinturón de las pociones y se aleja rápido, mientras se cruza este a modo de bandolera y mira hacia el abujero, con el arco apuntando hacia allí.

 Qué coño es esta puta locura, hace una hora estaba aquí con un par de compañeros, los dos buenos luchadores y ahora estoy yo solo!! De forma inconsciente acaricia el anillo que tiene en el dedo anular.

Continuas caminando por el pasillo, que no es demasiado largo. Parece estar escavado en la tierra, aunque desde luego, sin demasiado esmero. Llegas a un recodo en el que el pasillo hace un giro a la derecha y te asomas con cuidado, pero no ves nada al fondo, ya que parece más largo de la luz que emite tu medallón.

Lo que si puedes apreciar, es, a escasos metros de ti, otro agujero escavado en la roca, similar al agujero que formaba este pasillo.

 Parlan escucha con detenimiento cualquier tipo de sonido que pueda provenir de este nuevo abujero, antes de salir del recodo en e lque está refugiado.

Escuchas un sonido de cadenas, crees que puede provenir del hueco que ves.

 Qué será esto, otro muerto viviento encadenado?

 Con sumo cuidado Parlan apunta en dirección al hueco, a la espera de que en cualquier momento aparezca un horror salido de las pesadillas más terroríficas. Chico, no te estás volviendo un tanto paranoico?

 El bardo traga con dificultad, siente como el calor sofocante de este infecto lugar le está deshidratando de forma rápida.

Te acercas al hueco apuntando con tu arco y cuando te estás adentrando por él, la luz de tu colgante deja de brillar, dejándote en la más completa oscuridad. Sigues escuchando el ruido de las cadenas al fondo, pero no parece estar acercándose a ti.

 Que tonto soy, es tan solo que el conjuro ha expirado... Parlan, pon atención, no permitas que el miedo o la angustia se apoderen de ti.

 Ponendo una mano en el colgante el bardo pronunca de nuevo la cancioncilla que le permite hacer que el colgante despida la tenue luz. Parece que una vez el amuleto vuelve a proyectar luz Parlan se serena un poco, como si este simple echo le permitiera tener cierto control ante la situación.

 - Vayamos a ver que hay allí, tal vez un poco de cordura en toda esta locura.

Caminas hacia delante y ves una especie de celda no demasiado grande. Huele a excrementos y orina . Hay una mujer incosciente y encadenada a una de las paredes, y casi está inconsciente, al menos eso parece, ya que tira débilmente de las cadenas, como tratando de soltarse. Sus ropas están ajadas, estando semidesnuda, pero no se la ve que le falte ningún trozo de carne a simple vista, aunque tampoco lo tienes claro, ya que tiene la cabeza echada sobre el pecho y el pelo pegado a la cara.

 El corazón de Parlan se enocoje en un puño al ver a la muchacha en tal situación. Sin meditarlo mucho se deja llevar por el impulso de acercarse a ella. A medida que se acerca, y con él la luz, Parlan aminora la velocidad, y se mantiene alerta y a la espera d euna reacción por parte de la muchacha ante la aparición de luz en el lugar. El arco lo mantiene listo con una flecha encocada.

Como el lugar en el que encontraste el " muerto " encadenado no hay puerta, tampoco hay más cadenas colgando de las paredes. La celda tiene como dos metros y medio de alto y no más de metro y medio de ancho. No hay ventanas, ni más aperturas, nada sobre las paredes, tan solo la mujer. Lo único que parece tener una cerradura son los grilletes que lleva la mujer en las muñecas y en los tobillos. Comienzas a acercarte a ella, pero parece no escucharte, sigue exactamente igual que como estaba.
 

 Espero que no esté como el otro condenado, y que no me pegue otro susto como el anterior!

 Parlan se acerca a la muchacha.

 - Hola, estás consciente, puedo ayudarte a salir de aquí... hola?- Se mantiene a una distancia prudencial, fuera del alcance de las cadenas.

Ahora sí, la mujer parece percatarse de tu presencia, y trata de levantar la cabeza para mirarte, pero parece que no tiene ni fuerzas para ello. Comienza a murmurar algo que no alcanzas a comprender al principio, pero escuchas que una de las palabras es: Agua.

 Un sonoro suspiro escapa por entre los labios del joven bardo. Gardando la flecha al carcaj saca uno de los pellejos de agua y se lo acerca a la muchacha, descorchándolo.

 - Toma bebe, yo te lo aguanto.- dice con voz tierna. No puedo imaginarme lo sedienta que debe estar la pobre.

 - Despacio, poco a poco.- Dice ante las ansias de la muchacha por el agua que le ofrece Parlan.

La mujer bebe con ganas y tras unos instantes levanta la cabeza, ves el miedo en su mirada.

- Por favor, sácame de aquí.. por favor.. - La muchacha, ahora puedes ver que no tendrá más de 17 años, comienza a llorar.

 No, no, no, no... no te me pongas a llorar ahora.

 - A ver si puedo sacarte de aquí. Se valiente, como te llamas?

 Le susurra mientras se acerca a las cadenas ue la mantienen sujeta para inspeccionarlas con atención.

Echas un vistazo a los grilletes, y no parecen estar en mal estado, te parece que va a ser imposible romperlos, la única solución sería encontrar la llave.

- Mi.. mi nombre es Erim Nadelon. - Responde la joven tratando de contener las lágrimas. - Cómo te han dejado ir? Saben que estás aquí? Si te encuentran te convertirán en uno de ellos, aunque aún no han regresado del mar..

 Parlan mira preocupado los grilletes mientras escucha a Erim.

 - Yo no me he escapado, he venido para encontrar una cosa, pero no me iré sin sacarte.- Dice mirando a la joven.- Cuentame todo lo que sepas de este lugar, pues no sé muy bien como empezar. Cuantos estaís aquí, quien te ha encadenado, Erim?