Partida Rol por web

El Ojo de Neptuno

Preludio II: Frías memorias

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09/02/2016, 04:01
Narración

1677 A.D. Norte de Rusia. Cerca a los Urales.

Cuando Maximiliam Knight adquirió los servicios de Svetlana Medvedeva, una de las guías recomendadas por los locales con escasas palabras y su poco deseo de hablar con forasteros, aún con forasteros con conocimiento del idioma, no se imaginaba que iba a terminar que enfrentando a la mismísima furia del invierno en todo su esplendor. La mayoría de los consejos que había escuchado tenían que ver con bandidos y saqueadores que rondaban los extensos territorios rupestres del país: rusos que no tenían reparo en hacerse con las posesiones de un viajero solitario, para luego desaparecer su cadáver. O incluso, según contaban las versiones más siniestras, aprovechar cada órgano y centímetro de piel para toda suerte de instrumentos de macabra confección. Así que lo más natural era optar por el servicio de un guardaespaldas que además fuese región.

La segunda razón era la reverencia de los rusos por Matushka, aquella veneración casi mística que no podía ignorar, después de todo, hacerse el ciego ante la magia en Europa era una actitud propia de los más imbéciles... o locos. Y es por esto que tener a alguien que le guiase a través de lo que era o no aceptado a la luz de las tradiciones de los pueblos en los territorios rusos se convertía en una necesidad de alto grado. Y era ese puesto, ese doble papel el que había entrado a ocupar Svetlana.

Cuando Svetlana aceptó entrar al servicio de Maximiliam, tampoco se imaginaba que los gélidos vientos traerían una ventisca desalmada sobre ellos. Cierto era que el clima durante aquella época estaba lleno de inviernos crudos y nevadas considerables. Pero ser testigos de las oscuras nubes saliendo detrás de la montaña con negras intenciones, para sentir luego el embate de las heladas corrientes, a medida que cientos de miles de copos de nieve los recibían con dureza. 

Aquella mujer ataviada con ropas negras tenía una extraña reputación, que oscilaba entre ser una completa desconocida y ser el primer nombre que saltaba a la memoria de la poca gente que se dignaba a responderle. Si bien Max no recordaba haber sido tratando antes con tanta hostilidad (y se preciaba de haber estado en un sinnúmero de diversas situaciones), Svetlana achacó todo a cierta frialdad inherente a los habitantes de los pueblos y tierras del norte. 

Así que allí estaban los dos. Tras haberse embarcado en una expedición que Max describía como "fundamental" para la documentación de la historia de Europa y de Rusia, y que su compañera sólo observaba con cierta seriedad superficial. Sólo él sabía lo que esperaba encontrar de acuerdo a los viejos manuscritos y mapas desactualizados que había empleado para trazar una ruta. Las corrientes silbaban, aullando como lobos salvajes que descendían trotando desde los picos de las montañas que cortaban el grisáceo cielo. A algunos kilómetros de llegar a las faldas rocosas de los Urales, en donde con algo de suerte encontrarían pronto una caverna donde resguardarse y si tenían mala fortuna... una tumba en la helada tundra en donde nadie vendría a prestarles sus respetos.

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14/02/2016, 03:19
Svetlana Medvedeva

Al este de los Urales, Svetlana espera encontrar refugio. Pequeñas áreas rocosas montañosas que cortan el viento, arboles y ríos que han atraído pequeños asentamientos. Es al norte a unos 150 km del pueblo natal de Svetlana y ella conoce muy bien la zona. Espera que encontrar una cueva adecuada no sea problema para ella.

Svetlana ha ofrecido ya a Maximilian abrigos protectores de piel de caribú fabricados especialmente para expediciones tan extremas. Los han mantenido abrigados en el camino. Ella camina adelante de maximilian para bloquear un poco el viento mientras guía el camino. Svetlana lleva consigo carne de caribú que sabe conservar bien y durante varios días, también lleva remolacha y kartofels (papa).

Al norte de este lugar hay una zona rocosa y montañosa que nos ofrecerá abrigo o almenos protección de los vientos. Toma estos abrigos. Le da a Maximilian unas pieles de caribú y las amarra apropiadamente para que no vuelen ni permitan la entrada del viento por algun agujero. Svetlana no pide permiso para acceder al espacio personal de Maximilan solamente lo toma como si fuese un muñeco de trapo y lo voltea o levanta sus brazos como sea conveniente para amarrar bien el traje de abrigo. No se si sepas hacerlo, pero lo voy a hacer por ti, dice mientras lo viste como a un niño solo que mas bruscamente.

Poco importa si quien ha contratado a Svetlana es un intrépido aventurero o un academico timido, deberá ayudar a preparar el campamento en cuanto encuentren una cueva. Quizás la promesa de un buen caldo de carne de caribú los anime para seguir marchando.

 

Notas de juego

Imagino que si ya han emprendido camino deben tener un plan, sin embargo quiero conocer los mapas y documentos de Maximilan para poderlo ayudar. Aunque no se que tan reservado sea él con sus documentos. Quiero saber si ya tenemos una ruta planeada o un destino fijo almenos.

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14/02/2016, 04:19
Maximilliam Knight

Había muchas cosas que despertaban la curiosidad de Maximiliam. Prácticamente cualquier frase susurrada de la que sólo oyera algunas palabras, por ejemplo, o un secreto dicho a media voz. Y aquella guía, Svetlana Medvedeva, no había sido una excepción. Que ella fuera el primer nombre que algunos de los nativos escupían mientras que otros hablasen de ella como si no fuera más que una sombra despertó el interés del inglés, que supo casi de inmediato que ella era la persona adecuada.

No era sólo una cuestión de curiosidad. Con el tiempo había aprendido que, puestos a contratar a alguien, es mejor optar por un nombre conocido por las gentes del lugar. Ninguna reputación nace en dos días, y no hay que pueda robar a un viajero tras otro y seguir siendo una referencia para tanta gente.

Establecer un precio no había sido un problema. Maximiliam contaba con los medios para pagar lo que fuera justo, y algo en su actitud parecía demostrar que era un hombre de mundo. Frecuentemente viajaba con un gran baúl, pero antes del día en que partirían ya había preguntado a la propia Svetlana por alguien de confianza que pudiera guardárselo a cambio de algunos gremiales.

No era la primera vez que estaba en Rusia, y se notaba. Su manejo del idioma era una muestra más de ello. Sin embargo sí era cierto que no solía moverse tan al Norte. Y en aquella ruta que para otros habría sido casi suicida él se sentía cada vez más excitado con cada rato que pasaba. Tomaba las inclemencias del tiempo, por ilógico que fuera, como una señal de que iban por buen camino, y mientras caminaban entre la nieve una cómoda sonrisa estaba instalada en los labios del británico.

Abrigado en aquel abrigo de caribú que ella le había no sólo ofrecido, sino también impuesto, Maximiliam caminaba disfrutando de aquellas condiciones extremas. El mismo momento en que ella se lo había puesto, tratándole como si él no supiera vestirse con esas pieles, le había parecido divertido y no se había cortado a la hora de reír con ánimo.

—Adelante —había aceptado, riendo, que ella se encargase de vestirle. Y no había parecido que su diversión tuviese ningún corte sexual, ni mucho menos, sino más bien como si quisiera vivir en sus propias carnes todo lo que pudiera del maltrato de Rusia hacia los extranjeros poco acostumbrados a ese nivel de frío.

No siquiera ahora el viento azotando su rostro era suficiente para apagar su buen humor. Sentía dentro de sí su sangre caliente, animada por la proximidad del descubrimiento. Y entre el sonido con que todo el ambiente les rodeaba alzó su voz, buscando los oídos de la mujer que le acompañaba.

—Estas cosas —comenzó antes de alzar más la voz, intentando hacerse oír— son las que hacen de Rusia un lugar perfecto para esconderse. Sólo un loco vendría a buscar a alguien aquí —señaló, mientras su sonrisa se agudizaba bajo la pieza de tela que cubría su rostro y su cabeza. Un loco como él, al fin y al cabo.

—Decidme que son así todas las estaciones —le pidió después, como si a pesar del sufrimiento que suponía el clima eso le diera cierto interés al lugar. Hablaba sin dejar de caminar, moviéndose de forma pesada y buscando con los ojos un lugar en el que pudieran resguardarse.

Notas de juego

He editado mi post para que case mejor con el tuyo, pero si hay algo que no se acomode dímelo sin problemas. :)

Imagino que si ya han emprendido camino deben tener un plan, sin embargo quiero conocer los mapas y documentos de Maximilan para poderlo ayudar. Aunque no se que tan reservado sea él con sus documentos. Quiero saber si ya tenemos una ruta planeada o un destino fijo almenos.

Maximiliam habrá esperado a estar en camino y a solas para hablar de forma clara sobre el lugar al que os dirigís, aunque de lo que busca hablará con vaguedades. Y una vez en ruta confiará en tus habilidades para llevarles allí. Si quieres que hayamos trazado posibles rutas juntos, me parece perfecto. ^^

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21/02/2016, 03:31
Svetlana Medvedeva

Svetlana es una mujer desconfiada y no muy conversadora. No obstante le interesa conocer a las personas a quienes protege. Aun cuando la recompensa sea grande, Svetlana no protege jamás a quienes cacen por diversión o a quienes asaltan personas inocentes. Svetlana piensa para ella misma: Alguien que muestre tanto interés por esta tierra no puede ser tan malo, y habla bien el idioma. Se siente lentamente más a gusto con su protegido, no desea hacer muchas preguntas, pero cree que algunas conversaciones simples le ayudarán a conocerlo y a sus intenciones. Adicional a todo eso, ella aprecia que Maximilian se haya dejado “cuidar”. Para Svetlana es importante que respeten su juicio.

 

Al ver el interés de Maximilian por Rusia, de forma amable pero seria, Svetlana comenta: A mi no me interesa lo que vas a hacer, pero necesito saber a dónde vas para planear nuestra ruta y saber cuando vamos a separarnos.

El clima aquí siempre es frío, pero hay bosques y montañas, es posible asentarse y crecer kartofel, trigo, e incluso melones. La caza no es complicada, hay muchos venados, en los ríos hay salmón.

Estas son zonas poco transitadas y habitadas, en efecto, nadie vendría a buscar otro ser humano por estos lares. Solo cerca de los ríos hay algunos pequeños asentamientos que no son muy amables con los extraños. Conocí un viejo sabio hacia el norte. No se si aún viva allí, pudo haber muerto o haber sido saqueado por los tártaros.

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28/02/2016, 03:58
Maximilliam Knight

Maximiliam escuchó todas las explicaciones de Svetlana y las agradeció con un gesto de la cabeza. El frío y el viento hacían que decir más cuando no era necesario fuese un gasto inútil. Aún así en su rostro habitaba una sonrisa mientras su cabeza tomaba nota mental de lo que ella decía.

—¿Separarnos? —preguntó una vez ella acabó de hablar, retomando una de las primeras cosas que había dicho. Su ceño se había fruncido con extrañeza, aunque aún así parecía tranquilo —. No contaba con separarnos.

—Mi misión sólo es un secreto para asegurarnos de ser los primeros, pero cuento con que estemos juntos hasta que estar de vuelta, sanos y salvos —explicó. Después tardó algunos segundos más en hablar, en los que dedicaba sus fuerzas a caminar entre la nieve.

—Cuando estemos a cubierto te enseñaré el mapa para que podamos trazar la mejor ruta —continuó—. En realidad nuestro destino no está en estas montañas, sino debajo. No sé si conoces alguna entrada que pueda llevarnos allí, pero eso es lo que estamos buscando.

Hechas esas aclaraciones permaneció unos segundos pensativo. Su mente alternaba entre el futuro, el presente y el pasado, pasando también por las cosas que ella le había contado.

—¿Y qué usáis aquí para la caza? —preguntó alzando la voz—. ¿Trampas? ¿Arco? —aventuró, sin pensar siquiera en plantear la posibilidad de armas de fuego. Quería saber más, entrando en ritos y otras costumbres más cerradas a los extraños, pero sabía que quizá era pronto para ese tipo de preguntas.

Notas de juego

Disculpa la tardanza. Te compensaré dándome más prisa la próxima vez. :)

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25/03/2016, 21:19
Svetlana Medvedeva

De ida y vuelta? Costará mas. Bajo las montañas? Buscas cuevas? Conozco unas cuantas entradas, pero son muy peligrosas, oscuras y resbaladizas. Será necesario prepararnos. Tenemos que conseguir unas cuerdas. Un buen cazador hace una buena herramienta de cualquier cosa. Yo prefiero no causar daños por eso uso elementos silenciosos y rápidos. Para pezcar puedo usar una lanza y para un oso tengo unas flechas con un veneno paralizante y somnifero. No se debe desperdiciar nada y se debe aprovechar toda la piel. Pero para ello hay que tener un buen espacio y asentarse. Prefiero no cazar amenos que nos ataquen y para encontrar algo que nos ataque debemos ir a un bosque. Creeme cuando te digo que no me interesa saber tus asuntos. Solo te pido que me digas lo necesario para hacer esto sin problemas.

 

Svetlana siente ansiedad cuando tiene que hablar mucho y manifiesta esa incomodidad, pero hace un esfuernzo para no ser así ya que eso le ha causado problemas en el pasado. Su protegido le parece buena persona, le parece como un niño explorador, de manera que procura calmarse.

Camina mas rapido. Se acerca una ventisca, debemos encontrar refugio.

Notas de juego

Ahora soy yo quien lamenta tanto la demora. Estaba investigando un poco para poder hablar de caza ;)

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30/03/2016, 04:52
Narración

No pasan más de unos segundos desde que Svetlana hablase, y el viento ruge con toda su intensidad, provocando un rugido capaz de ahogar todas las palabras. La nieve se lanza con fuerza contra los dos viajeros y de repente una capa blanquecina comienza a desdibujar el paisaje a medida que la intensidad de la tormenta aumenta. Es una ventisca más fuerte que ninguna otra que hubiese conocido Maximilliam, y una particularmente fuerte para la guía rusa. Con un par de señas, ambos deben continuar hacia adelante. 

La temperatura desciende a niveles apenas tolerables, los pasos se hacen difíciles, mientras a cada movimiento deben luchar contra la nieve que se acumula a sus pies. Sus oídos sólo pueden entender la letanía de la ventisca y tras largos y fríos minutos a la intemperie, en donde la montaña se había esfumado ante sus ojos tras los torbellinos de nieve que se mueven en las violentas corrientes de aire. Pronto, la aparición de peñascos surgiendo en medio del blanco mar de la tormenta, sugiere que se acercan. Cuando el suelo se levanta abruptamente, y la nieve deja ver las superficies lisas y grisáceas de las montañas, saben que están cerca, muy cerca. Ecos de rocas y el estremecimiento de la inconcebible mole de piedra siendo azotada por el clima produce ecos siniestros y pesados, como los lamentos de gigantes de roca que también, a su manera, sufren la tormenta.

Y allí, tras tantear la pared, una pequeña grieta revela una entrada hacia una caverna interior, ideal para resguardarse. El paso es estrecho y la roca está fría, aún al tacto con guantes. La oscuridad se hace densa y tras deslizarse en medio de las dos paredes, el espacio interior se amplía mucho más, al tiempo que la visibilidad da paso a las más profundas tinieblas, arrulladas por los fantasmales aullidos del viento exterior, que se mezcla con los ecos del interior de roca que reverbera de forma caótica y profunda.

Notas de juego

Una tirada de Ingenio+Supervivencia a dificultad 10 os permitirá fácilmente hacer una fogata o una antorcha, (y asumo que tenéis el equipamento adecuado)

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03/04/2016, 13:37
Maximilliam Knight

Maximiliam rió contra el viento, y lo hizo de buen humor, al escuchar la respuesta de la mujer. Que costase más no era un problema. Mucho menos comparado a la alternativa, si esta era que lo dejase abandonado en unas cuevas en medio de la nada y sin guiarle para volver. Eso sí sería una locura. Asintió después cuando ella siguió hablando y con una mano palmeó su mochila.

—Yo llevo dos de quince metros—aseguró, satisfecho una vez más de que ser precavido fuera tan útil—. Espero que sean suficiente.

Sin embargo al momento esas palabras se vieron corregidas en su mente. Ojalá no lo fueran. Sólo por ver dónde y cómo conseguía aquella chica las cuerdas habría merecido la pena. De sus palabras incluso podía entender que las fabricaba: tenía mucho que aprender de ella.

Tras esas palabras continuó escuchando con atención, tomando nota mental de todo lo que ella decía. Lo del veneno paralizante y somnífero le gustó y eso se reflejó en su rostro.

—¿El veneno lo compras o lo fabricas? —preguntó con curiosidad. Mientras esa chica estuviese dispuesta a saciar su sed de conocimiento las preguntas probablemente serían eternas. Luego, cuando ella volvió a decir lo de que no le interesaba saber sus asuntos, asintió.

—Te creo —le dijo con una seguridad amable—. Pero no te preocupes: no creo que vayas a vender información a nadie después. Y siendo así aunque pretendieras traicionarme ganarás más conmigo que contra mí, de modo que puedo confiar en ti —explicó con naturalidad, como si plantearse posibles traiciones fuera lo más normal del mundo.

Y en el mismo momento en que ella ordenó subir el ritmo el hombre apretó el paso, decidiendo callar por el momento. Bajó un poco la cabeza para que el viento fuera menos molesto y se recolocó las prendas que cubrían su cara, andando con determinación y algo de prisa.

Cuando acto seguido el viento comenzó a rugir a Maximiliam se le hizo evidente que aquella mujer conocía la zona y las dificultades, y se alegró de haberla contratado. Guardó silencio a partir de entonces, aunque sólo fuera porque aquella ventisca le impedía seguir dando conversación, y avanzó como pudo en medio de aquel temporal. Sin embargo y a pesar de las inclemencias se sentía contento, como si aquella tormenta fuera una señal de que iban por buen camino.

En más de una ocasión durante aquel arduo camino el hombre agradeció lo bien que ella le había preparado. Si tenía frío así, embutido en todas aquellas capas de ropa, cualquier otra cosa habría sido un suicidio.

La sonrisa del inglés se agudizó en cuanto empezaron a ver las rocas. Encontraran o no una cueva pronto las piedras significaban refugio y también algo mucho más importante: que estaban cerca. Se dejó guiar por Svetlana, y cuando ella les llevó a una caverna que él ni siquiera habría intuido avanzó mirándolo todo con los ojos bien abiertos.

Una vez dentro los ojos del hombre volvieron hacia fuera, mirando la ventisca ahora que estaban a salvo. En la cueva todo era oscuridad, pero eso tenía solución.

—Puedo hacer un fuego —se ofreció, aportando así su pequeño granito de arena. Sacó entonces yesca y pedernal—. Si crees que es buena idea —añadió después, poniéndose en manos de la mujer también para eso.

- Tiradas (1)

Motivo: Ingenio

Dificultad: 10

Tirada (3): 5, 5, 9

Guardados (3): 9, 5, 5

Total: 19, Éxito

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07/05/2016, 18:27
Svetlana Medvedeva

Dame acá esas cuerdas. Yo me encargaré.

Dice Svetlana sin decir gracias o alguna otra palabra de aliento pero espera que sus expresiones sean suficiente agradecimiento.

Al entrar en la cueva dice:

Es buena idea, el fuego. Acamparemos aquí hasta que pase la tormenta, o encontremos otra salida. Comeremos y trazaremos el mapa.

Svetlana descarga y mientras aliviana su carga dice:

Haces muchas preguntas, no suelen preguntarme tanto. Venenos... comprar? En dónde crees que estamos, en un mercado en Inglaterra? Todo lo que hemos cruzado hasta ahora son pueblos pequeños, todos conocen a todos, si alguien crease venenos para vender generaría desconfianza. Todos en donde yo vengo tienen un conocimiento básico, nos permite sobrevivir. 

Por alguna razón Maximilliam le genera menos desconfianza de lo usual a Svetlana, pero no sabe lidiar en conversación con extraños y sus preguntas. Despues de todo estan en una cueva fria en la mitad de una tormenta a un centenar de km del pueblo mas cercano. Si el fuese un problema, ya se habría notado. Svetlana se alegró de que hubiese decidido callar y hablar un poco menos. Cree que habla mucho y no le dice nada que sea importante para su trabajo. 

Es hora de descansar. Debemos descongelar dos areas cerca del fuego, para poder poner algo y recostarnos allí.