Partida Rol por web

Con mis ojos aun lagrimosos por el polvo me acerqué a María. Ahora estaba enfadado con Héctor, por su culpa estábamos ahí dentro encerrados. Cierto era que nadie me había obligado a entrar y que él no había cerrado la puerta, pero daba igual.

- María...haz la foto para que Héctor deje de hacer tonterías y luego empujemos la puerta. No quiero estar aquí mas rato...

María estaba clavada en el suelo, como un ciervo antes de ser atropellado. Acertó a girar la carita hacia Lucas titubeando, con las manos sujetando tan fuerte la vieja cámara que tenía los nudillos blancos.

-S-sí, claro...-alzó la cámara e hizo una foto a un lugar incierto, por hacerla cuanto antes y marcharse.

Resoplo al ver las pocas ganas de aventura que tenían mis amigos, aunque al menos con esa foto podremos decir que hemos pasado un rato por aqui:- Venga vamonos, jo ni siquiera hemos visto las habitaciones más oscuras del lugar.- Hago un mohín enfadado.

Tras posaros para hacer una (precipitada) foto, os encamináis en un segundo hacia la puerta la cual empujáis con todas vuestras fuerzas. Es inútil, la misma se encuentra bien atrancada. Justo en ese instante, oís claramente una risa de una ¿niña? que resuena por toda la sala,...

Al escucharla no dejo de dar un grito, como un respingo de horror que me ha calado hasta los huesos, pero que... Entonces me calmo y les digo:- Algún gracioso nos ha dejado encerrados... Quizás haya algo con lo que podamos hacer palanca, yo que se como Mcgiver,¿Tenéis un clip y un chicle?- Verborreo para quitarme el miedo, aunque cuando me doy la vuelta para bajar hacia la sala no puedo más que sentir escalofríos.

Miré a María con la cara desencajada pensando que estaba loca, ponerse a reír así de repente... Hasta que vi que no era ella la que se reía, lo que hizo que se me helasen los huesos.

Incluso Héctor, el aventurero, se asustó y gritó, y luego empezó a decir tonterías, cómo siempre...

- Cállate Héctor, mejor hablamos en voz bajita... -dije mientras bajaba el volumen poco a poco.

Si había algo raro ahí, mejor estarse calladito y así tal vez no nos veía...

Transcurren varios minutos con los chicos bien quietos cerca de la puerta -quizás pensando que esta se abriría por arte de magia- y esperando por lo que pudiera venir. Sin embargo, nada ocurre. Con vuestros corazones latiendo a un ritmo normal, ahora uno se planteaba que hacer. Estabais encerrados, eso era mas que evidente. Pero debíais salir de allí de alguna manera.

- María...¿Puedo cogerte de la mano? -susurré a mi amiga. Seguramente ella estaba tan asustada como yo.

Sabía que Héctor se reiría de mí si se lo pedía a él. Además, era un chico. Era un poco raro darle la mano a un chico. También  sabía que la puerta no se podía abrir, y que teníamos que hacer algo o nos quedaríamos allí y nos moriríamos de hambre... ¿Cuántos días podía sobrevivir un niño comiendo golosinas de Halloween?

- Podemos gritas hasta que alguien nos encuentre... O -callé antes de atreverme a sugerir nada... pero sabía que tenía que hacerlo - Tal vez si vamos por esas escaleras acabemos saliendo en otro sitio del cementerio...

Solo he bajado unos cuantos escalones,aunque me he hecho el gallito sin el resto no me atrevo a adentrarme en la oscuridad, por mucha curiosidad que tenga, no significa que no tenga tanto más miedo. Por lo que al escuchar las palabras de Lucas, digo:- Gritar hasta que no se haga de día no va a servir de nada, además nos vamos a dejar la garganta y va a ser peor, tendremos que investigar a ver si hay alguna barra para hacer palanca, como en las peliculas o otra salida como tú dices... aunque creo que lo dudo.- Avanzo hacía la sala de abajo iluminandome con la linterna.

^{_{-por favor}}- respondió María a su amigo apretándola con fuerza. Tragó saliva sonoramente y se atrevió a alzar la voz para llamar a Héctor-¡No te vayas sin nosotros!-tiró un poco de Lucas y, pegada a él como si le fuera la vida en ello siguió el haz de luz de la linterna de su valiente compañero.

Siguiendo a María pegada a ella y apretándole la mano (que suerte que me dejaba cogérsela, así tenía un poquito menos de miedo...) acabamos detrás de Héctor.

Procuré no decir nada y seguir, con pasos dubitativos, la lucecita de su linterna.

La verja que impedía el paso se abre nada mas empujar Hector. Oís claramente el estruendoso sonido de metal al abrirse poco a poco, y os adentráis en un pasillo oscuro. Afortunadamente para vosotros, lleváis las linternas, las cuales os alumbran el pasillo que tenéis ante vosotros. Avanzáis por el mismo, sorprendidos por lo largo que era el pasillo. O habíais calculado mal, o la cripta era mas grande de lo que pensabais. Claro que si hubiera una salida al final del todo, os daría igual como sería el tamaño de la misma.

Avanzáis despacio, siempre atentos a vuestro frente, y alguna que otra mirada furtiva hacia atrás. En un instante llegáis a una pequeña cámara circular, en el cual hay un pequeña tumba, carcomida por el polvo. 

Pulso la verja que nos adentra al interior de la oscuridad más lejos de la luz de la luna, en cierto modo eso es lo que había querido una aventura siniestra para la noche de brujas, pero esto empezaba a ser demasiado. Sin decir nada avanzo entre la oscuridad hasta que nos encontramos en la sala circular donde un pequeño ataúd reposa, observo primero si hay algún pasillo más y finalmente me acerco para leer lo que pone en su epitafio:- Chicos voy a echar un vistazo primero...-.

Apretaba la manita de María cada vez más fuerte, pero esperaba no estar haciéndole daño. No podía evitarlo. Cada vez era todo más oscuro, y tanto polvo... Los ojos me lloriqueaban de alergia. No sabía cuánto tiempo aguantaría ahí abajo, necesitábamos una salida.

Cuándo Héctor se acercó a la tumba escuché la voz de mi abuela en mi cabeza diciendo algo que no entendía "¡blasfemos!"

- ¡Héctor! Hemos dicho que buscábamos una salida, no que parábamos a tus tonterías... - dije con mi voz protestona...pero no me moví del sitio.

María probablemente se echara a llorar de un momento a otro, el sitio le erizaba la piel y sentía un cosquilleo en los mechones sueltos de la nuca, esos que ni la más apretada de las trenzas podía atrapar.

-¿Estás bien, Esteban?-preguntó a media voz mientras Héctor se inclinaba sobre la tumba, para verla guarrería más de cerca, supuso la niña.

-Si te hubieras traído el papel de calco y un lápiz podrías hacer como en clase con las monedas y copiar lo que dice, si tanto te interesa, Héctor-o hacer una foto, que terminaríamos antes.

Hector se acerca a la tumba con cuidado. Puedes comprobar que la tumba esta llena completamente de polvo pero a todas luces se encuentra en perfecto estado. No ves nada extraño en ella y no tiene ningún signo ni nada que la identifique. Tampoco tiene epitafio. Lo único destacable es su tamaño, demasiado pequeño para que quepa un adulto, aunque si entraría un niño de vuestra edad.

- No hay nada, mejor sigamos buscando la salida.- Sin hacer mucho caso al regañina de Esteban:- A esto de todas maneras no merece la pena hacerle una foto...- Empiezo a buscar algún pasadizo que podamos recorrer a ver si encontramos la dichosa salida, sino nos tocara seguir esperando en la verja hasta que llegue la mañana.

Justo cuando se dispone Hector a alejarse de la pequeña tumba, de esta comienza a oirse un ruido extraño... como si alguien por dentro estuviera rascando la tapa.