Partida Rol por web

Leyendas…

Cuentan las leyendas cómo el nigromante conocido como el Rey Dios, el enemigo de los pueblos libres de Valsorth, fue finalmente derrotado en la batalla de Dargore, gracias a la unión entre distintas razas: Elfos, Humanos e Hijos de Orn, y de cómo sus ejércitos de orkos y trolls fueron diezmados y dispersados a los cuatro puntos cardinales…

… y cuentan las leyendas que los dragones, los negros terrores alados, desaparecieron de la faz del mundo.

Pero lo que no cuentan es lo que ocurrió con los dragones.

Hoy, en la Caverna de Hielo, la leyenda se continúa escribiendo…

Un  quejido y un súbito movimiento detrás vuestro os saca de un horror para lanzaros de lleno a otro.

El descubrimiento del lugar de reposo de esos seres legendarios se vuelve algo secundario cuando veis como Korn, Guía del Clan, cae hacia atrás sobre el suelo helado, arqueándose entre terribles convulsiones, soltando espuma por la boca y con el rostro deformado en una mueca de agonía.

El Hacha de Hielo cae a un lado, olvidada, mientras Romt se lanza como una flecha a ayudar a su hermano de batalla, lo cual no es fácil ya que Korn no deja de moverse con terribles espasmos que le sacuden todo el cuerpo.

¡Unks, Urm! Dice Romt todo lo alto que se atreve en estas circunstancias. ¡Sujetadlo bien! ¡Haced que deje de moverse!

Se vuelve entonces hacia el bárbaro. ¡Corm! ¡Ayudame con tu padre!

¡Padre!

¿Qué está pasando? ¿Qué le pasa a tu padre? Sientes que los cimientos en los que se sustenta tu realidad se tambalean y el miedo, tan poco propio en hacer presa en ti, te atenaza el corazón como si de una garra se tratase.

Las palabras de Romt te sacan de tu parálisis. ¡Debéis sujetarlo! ¡Las convulsiones que sufre son tan terribles que parece que lo vayan a partir en dos!

¡Tienes que evitarlo!

¡Padre!

Por un segundo te quedas congelado en tu sitio. Incapaz de reaccionar ante las convulsiones que sufre tu padre. Impotente e inútil. Pero sólo es un segundo antes que te lances a intentar sujetarlo, a evitar que los terribles espasmos le causen aún más dolor que el que su rostro refleja.

Tienes que sujetarlo contra el suelo. Evitar que el ruido pueda llegar a vuestros enemigos de allá abajo. Romt tiene conocimientos de medicina. Él sabrá calmar a padre. Él sabrá qué hacer.

Tiene que saberlo…

¡No, no, no, no!

No puede ser que padre caiga. Sin motivo. ¿Qué le ocurre? ¿Qué puedes hacer para aliviarle?

Te sobrepones como puedes al horror cuando ves como Romt trata de sujetar la cabeza de padre y volvérsela, abriéndole la boca. Comprendes que trata de evitar que se ahogue con su propia lengua y que intenta echarle la cabeza hacia atrás para mantenerle abiertas las vías respiratorias.

En cuanto Romt te pide ayuda, reaccionas de manera instintiva y tratas de auxiliarlo como puedes. No vas a permitir que tu padre muera…

¡No! ¡Ahora no!

Es en lo único en lo que puedes pensar, mientras intentas por todos los medios que Korn no se ahogue con su propia lengua, ¡pero no deja de moverse!

Una sensación funesta te embarga. Este es el peor de los ataques que le has visto sufrir a Korn. Las convulsiones son tan fuertes que temes que su columna se parta, y el dolor que refleja el rostro del Guía es tal que quizás su corazón no pueda resistirlo esta vez.

Desde hace más de medio año has vivido con miedo a que el que consideras tu hermano sufriera un ataque en un momento inadecuado, quedando descubierta su enfermedad delante de sus hijos y del resto del Clan.

Ahora temes que no sobreviva a este ataque que está sufriendo…

¡Padre!-exclamó Urm antes de lanzarse a él para agarrarlo. No entendía que le ocurría pero si no paraba les escucharía toda la caverna. ¿Que le estaba ocurriendo a su padre? Trató de sujetarlo con sus manos pero su padre se convulsionaba de manera violenta y era imposible agarrarlo sin emplear la violencia o hacerle daño.

Los ojos de Corm se empañaron por un instante, pero recciono con rapidez tratando junto con Romt de reanimarlo. La mano de Corm era lo suficientemente pequeña como para poder tratar de manipular con mayor habilidad, sin embargo no disponía de los conocimientos de Romt por lo que se dedicó a seguir las instrucciones mientras murmuraba por lo bajo.

—Padre...padre...aguanta...reacciona...padre....

Los dragones habían pasado a un segundo plano. Ya no importaba. Por lo menos en este momento de tensión.

- KORRNN!! - doy un alarido al ver al guía del clan retorciéndose como serpiente en la arena y me lanzo hacia él de un salta cual leopardo acechando su presa. La situación es crítica. Espuma espesa y blanquecina sale de su boca y sus ojos poco a poco se van escondiendo por debajo de sus párpados dejando el globo ocular completamente blanco.

Sabía que cada ataque que Korn sufría sería peor. Estaba muy preocupado desde que habíamos dejando el campamento. Sabía que le podría dar un ataque en cualquier momento. Y justo en este momento le viene a pasar?? Nunca antes lo había visto en esas condiciones. Parecía hechizado por crueles chamanes de las tinieblas. Ahí yacía en el suelo sacudiéndose sin cesar. Su rostro reflejaba la muerte misma. Sería este el fin de Korn??

Sacudo mi cabeza para eliminar aquellos pensamientos débiles y crueles e intentando detener las fuertes sacudidas digo a los hijos de Korn ahora liberando todo el peso de mi cuerpo sobre los hombros del guía - Vaamos muchachos, no temáis ante las hechicerías de los chamanes del Rey Dioss!! Sean fuertes como el metal. Sean imperturbables  como la montaña. Sean resistentes como el hielo - intentaba calmar a los muchachos que parecían sucumbir ante el rostro pálido de su padre.

En un tono de susurro lanzo unas plegarias a nuestro Dios Orn para que le nos ayude en esta tensa situación y salve a muestro líder - Oh Dios Orn todopoderoso! Dejo en tus manos la vida de Korn para que tu lo cures de las artes oscuras del maallll - mis labios casi no se mueven dejando escapar un hilo de voz suave pero pero con preocupación.

Cuando reacciono salto a la vez que mi hermano, el lucha con el brazo fuerte de padre y le cuesta un poco más. Su lado izquierdo lo inmovilizo rápido, agarrando su brazo con mis manos y mis piernas rodean su pierna izquierda, de todas maneras, tiene una fuerza brutal y no se cuanto aguantaré, las convulsiones han dado rienda suelta a su poder descontrolado.

Romt....¿Que le pasa a padre?—preguntó el bárbaro claramente afectado pero tratando de mantener el tono de voz bajo para no llamar la atención. Las convulsiones de Korn, atenuadas por la fuerza de sus hermanos parecían haber inmovilizado al hombre lo suficiente para que Corm y Romt pudiesen actuar. El bárbaro seguía con torpeza los movimientos que las extrañamente experimentadas manos de Romt le guiaban— ¿Tiene que ver con el motivo por el que vinimos?

La situación se vuelve cada vez mas dramática. Ahora, Urm sostiene a Korn con sus manos, Unks le sujeta fuertemente el brazo izquierdo y sus piernas, y yo, descargo todo mi peso sobre su pecho a través de mis manos, mientras que Corm se encuentra a su lado tratando de revivirlo. Todo esfuerzo parece imposible. A cada convulsión pareciera perder minutos de vida. Su rostro perdido y su mirada ausente, cada vez se sacude con mayor potencia. - ¿Qué clase de hechicería es esta? - las palabras apenas pueden salir de la boca, la increíble fuerza que ejerzo sobre Korn hace que tenga los dientes apretados y la mandíbula rígida. Apenas puedo hablar.

En cada uno de los ataques anteriores que le habían agarrado a Korn había estado presente. Ninguno es como este. Cada vez el daño es mayor. El sufrimiento es aún mas intenso y pareciera ser perpetuo. Pensamientos invaden mi mente. Korn se está debilitando y no creo que vaya a resistir otra convulsión. Una pequeña lagrima ahora se deja ver por debajo de mis ojos y va cayendo lentamente por sobre la mejilla. Una profunda tristeza se apodera de mis sentimientos. Agacho la cabeza por debajo de mis hombros para evitar mostrar debilidad ante los hijos de Korn. Vamos Romt! Ánimo, se fuerte. Se sentía como una resignación dolorosa. Ya no había nada que hacer. La naturaleza debe elegir el destino de Korn.

- Hijos! - sus rostros reflejaban impotencia y dolor - El destino es inevitable. Ya no hay nada que podamos hacer - un tremendo escalofrío recorre mi cuerpo al decir estas palabras. Que significaba entonces? Qué Korn moriría??

Escucho las palabras del pequeño Corm. Creo que no es el momento para contestar esas preguntas. Es demasiado pronto. Tenía que contestar de alguna forma - Corm, Urm, Unks - miro a cada uno de ellos - dejemos que el Dios Orn escoja el destino de vuestro padre y gran líder del clan - ahora abro los ojos y miro a Korn fijamente, un rostro inmutable - dejemos que la naturaleza evite una lenta agonía -

Sé que los hijos de Korn mi mirarán con cierto desprecio pero también se que no queda nada por hacer. Ya lo entenderán un día.

Urm miró enfurecido a Romt.

-¡Ni se te ocurra decir eso!-bramó enfurecido- Esto no es cosa del destino, padre no es viejo. Sea lo que sea lo que le está haciendo esto tenemos que poder salvarle. ¡Vamos! Unks y yo le sujetamos, ¡haz algo!-le insistió. Si Romt se rendía y dejaba morir a su padre sus lagrimas tendrían el mismo valor que la nieve bajo el sol. 

Las convulsiones que agitan el cuerpo de Korn se hacen menos violentas, hasta que por fin dejan de producirse. Es en ese momento cuando Urm y Unks por fin se atreven a dejar de sujetarle, mientras Corm sostiene su cabeza entre las manos y Romt trata de captar el sonido del corazón del Guía apoyando su oído contra su pecho.

Nadie dice ya una palabra. No porque teman que los orkos o los dragones los descubran dentro de su cubil. No. Eso no importa. Nadie dice nada porque esperan que Romt sea capaz de oir al menos un tenue latido.

Las palabras del viejo guerrero han hecho mella en los hijos de Korn. El destino del Guía está en manos de Orn. La aceptación que ven en los ojos de Romt les provoca sentimientos encontrados…

Padre no puede morir. No puede. No ahora, no en este momento, en el de más necesidad. Las alas negras de los dragones han vuelto al mundo. Necesitan su fuerza, la fuerza de Korn, para combatir este mal. Sin él, se sienten de nuevo como niños asustados, niños perdidos. ¿Qué pueden hacer? ¿Qué deben hacer?

Romt cierra los ojos con fuerza, tratando de escuchar algo, lo que sea… Y entonces, allí está, un débil e irregular sonido, pero latido al fin y al cabo.

Aún vive… susurra el viejo compañero de armas de Korn a sus hijos.