Partida Rol por web

Me acerque al cocinero del cual no recordaba el nombre y sentándome a su lado sin mucho protocolo, le ofrecí un pedazo de seta fría y húmeda que nada tenía de apetitosa.

Compañero, le dije serio, si tu eres el cocinero ¿porque hemos tenido que comer estas porquerías que he encontrado?

Entonces le sonreí mientras le miraba.

Lo has hecho bien contra los lobos Bertrem, solté mientras bajaba un poco la voz ante lo que iba a decirle a continuación, y también en cómo le has hablado al niño de medallas lustradas y manos de infante noble.

Pero…no dejo de preguntarme acerca de lo que ha dicho la rata orejuda, indique mirando hacia donde estaba el elfo, ¿algo para contar compañero?

Orlant.

El viejo perro maloliente era odiosamente recto en su forma de proceder.

Moldeado hasta la medula en la vida miliciana.

Incapaz de ver más allá de lo que le ordenaban.

Eso era bueno y malo.

Por el momento me convenía tenerlo de mi lado y por eso aproveche un momento de la noche para cruzar unas palabras con él.

Tenía que saber cuan duros eran los lobostroll para un hombre de armas como aquel viejo perro curtido por muchas batallas como lo era Orlant.

Me acerque hacia Orlant aprovechando algún momento de la noche y sin muchas dilaciones le solté unas preguntas mientras miraba al elfo.

¿Mataron al lobotroll finalmente?, ¿o corrieron antes de concluir el trabajo?, y aun mas, en un combate de uno en uno, ¿como piensas que te iría con una de esas bestias?

Derlan.

Idiota, pomposo y pagado de sí mismo.

Un niño inseguro en su brillante armadura.

¿Qué redomado imbécil había puesto al frente de tantas almas a este criajo?

Odiaba a este imbécil, pero necesitaba que no se pusiese en medio de mi camino.

Necesito alejarme de ellos, tenerlos como carnada mientras me llevo al elfo.

Y lo mejor para ello sería hacerle creer que mis ideas eran las suyas.

Jugar con su mente. 

Busco al teniente en algún momento de la noche para cruzar unas palabras con él.

La noche no durara por siempre y lo mejor será estar preparado para el día que ha de venir.

De pie frente al teniente, me tomo un tiempo para comenzar a hablar, mientras intento ordenar en mi mente todas las cosas que necesito decir.

Teniente, comienzo mordiendo las palabras, escapamos por los pelos de los lobostroll hoy, y si queremos tener una ventaja mañana lo mejor sería planear ahora los pasos a seguir.

Como ya os dije a todos, mas adelante sin dudas han de estar esperando por nosotros y sumado a esto, las altas paredes que ahora nos protegían desaparecen casi por completo.

Adentrarnos en campo abierto seria lo peor, una pésima idea claramente.

Mirando hacia el elfo me froto el mentón, mientras recuerdo las palabras que hace unas horas dijese.

No dejo de pensar en lo que el prisionero dijo recientemente acerca de cómo caza la criatura que lidera a las bestias que nos siguen.

¡El olor!, es nuestro peor enemigo, nosotros no podemos apreciarlo pero esas bestias deben poder incluso apreciar que hemos comido.

Quizás, si de alguna forma…pudiésemos cambiar el aroma del prisionero de su ubicación real…eso nos daría una chance de entregar el paquete.

¿Entiende lo que digo?, ¿Qué piensa de mi idea?

¡Claro, vamos a dormir tranquilamente mientras el elfo hace guardia! ¿Le dejamos también un cuchillo para que pueda degollarnos a placer o ya lo coge el mientras dormimos?

La acusación del sargento hace dibujarse una sonrisa torcida en el rostro del elfo.

No se confunda sargento. No piense que lo que usted estaría dispuesto a hacer yo también lo haría. Porque… estaría dispuesto a hacerlo, degollarme quiero decir, ¿me equivoco?

La respuesta de Girshael hace que una vena empiece a palpitar en la sien del sargento, pero si se ha dado cuenta, no lo refleja en su expresión.

Pero lo cierto es que no creo que sirviera de nada. Conozco como actúa Drashin y sé que aunque me encontrara muerto no dejaría de perseguiros, estimados caballeros. Jamás se arriesgará a dejaros vivir si sospecha que podéis haber obtenido información a través de mí.

Estamos todos con el agua al cuello…

Lo habeis dicho vos, maese explorador, soy cocinero, no explorador. Dame buena materia prima y te servire un banquete propio de reyes....dame algo modesto y sera una comida decente...pero esto...esto es lo que los cocienros llamamos una comida frugal, llena el estomago y no sabe con suerte, sin suerta sabe a rayos, es lo que hace que luego se valore realmente el talento....esto endurece cuerpo y alma compañero.

En cuanto a cosas que contar, como todos los aqui presentes, todo...y nada, llevo una vida sencilla como siervo e intento hacerlo lo mejor que puedo...cuando uno lucha por su vida, todos somos valientes, no tiene merito. De todas formas, agredezco tus palabras.

Asientes ante las palabras del cocinero... de Petrer, así le han llamado.

Decides no insistir más, pero está claro que el cocinero oculta sus secretos, que no quiere hablar de ellos. De momento no quiere compartir nada contigo. Sin embargo lo has visto luchar, lo has visto moverse y lo has visto hablar. Está bastante claro que este hombre ha sido caballero en el pasado, o al menos ha sido entrenado como tal, y que ha recibido educación.

Algo grave debió sucederle para que acabase convertido en un simple siervo.
 

-No nos dices nada que no sepamos elfo. Aunque jamás he visto a esas criaturas tengo claro que todos nosotros nos hemos convertido en su presa, estés vivo o muerto. Además subestimas a mis hombres y a mi. No he llegado a ser teniente por besar el trasero de nadie y mis hombres están a la altura de esta empresa-dijo sin hacer ninguna referencia a Petrer aunque hacía tiempo que el caballero se había percatado de que el cocinero no era tal cosa- tenemos una misión y la cumpliremos. Ahora haremos las guardias, nosotros nos turnaremos he iremos haciendo las guardias contigo. De hora y media cada guardia. Primero Petrer, después Orlant, Sertois y por último yo.

Susurrando le respondió. aunque no tenía ni idea de que poder hacer al respecto, pero cualquier cosa que los ayudara a sacar ventaja a sus perseguidores era bienvenida.

-¿Y que pretendes hacer? ¿Pedirle al elfo que mee en algún árbol en la otra dirección? No veo la manera de hacer que el elfo huela a hombre y aún así los lobotrolls nos segurían persiguiendo...-no quería desestimar la idea del explorador, que de caza sabía más que ninguno de ellos, pero no veía la manera de hacer que aquello funcionase.

Era el cambio de guardia cuando Sertois me pregunto por el combate contra el lobotroll.
Ya no eres el único que puede decir que ha acabado con una de esas bestias.- Miré al explorador a los ojos- Aunque sí el único que lo ha hecho sin ayuda.
En cuanto a enfrentarme a esos engendros en combate singular...-Recapacité unos segundos.- En plena forma y con una armadura de verdad podría acabar con uno de ellos, tal vez con dos si Korth y la suerte estuvieran de mi lado. En la situación en la que estamos, muertos de frío, y heridos lo único que conseguiría es darle al resto unos minutos de ventaja.- No me gustaban mis palabras, pero eran ciertas y en nuestra situación no había lugar para las falsas esperanzas.- Como se nos echen encima tres o más de esas cosas estamos definitivamente muertos.
Dejé pasar unos segundos para que Sertois asimilara lo que acababa de decir y continué.- ¿Cuando crees que el elfo nos traicionará? ¿Antes o después de salir de las cuevas?

Tras mi guardia con el elfo y si no hay inconvenientes llamo a mi relevo y me pongo a dormir.

Me desperté minutos antes de que fuera mi turno de guardia; aunque trate de evitarlo y mantenerme alerta, las heridas y el cansancio acumulado durante todo el día me sumieron en un ligero sueño del que desperté con la sensación de que el elfo se abalanzaba contra mi para degollarme mientras dormía. Cerré mi mano sobre mi puñal para defenderme del supuesto ataque solo para abrir los ojos y descubrir que se trataba de una falsa alarma.

Me acerqué hasta Petrer para indicarle que podía irse a descansar, que era mi turno de guardia y me senté a su lado. - ¿Cómo están tus heridas? - le pregunté. Aún recordaba como lo sacamos medio inconsciente de debajo del lobo-troll. El hombre había demostrado un enorme valor al enfrentarse a aquella criatura. Y en verdad, si el destino que Korth me tenía reservado era morir en aquella maldita misión tenía que reconocer que había sido un honor combatir con alguien como él a mi lado. -¿Por qué te ocultas bajo la apariencia de un simple siervo?- Pregunté justo después de interesarme por sus heridas, pues era tan evidente que hasta el elfo se había dado cuenta.

Cuando Petrer se marchó a dormir me quedé a solas con el prisionero. Lo odiaba, por su culpa habían muerto valerosos compañeros de gran corazón y brillante porvenir, por su culpa lo más probable es que no volviera a ver nunca más a mis hijos. Odiaba la facilidad con la que se atrevía a manipularnos.

Mientras con la punta del cuchillo me limpiaba la suciedad de debajo de las uñas le miré a los ojos, aquellos ojos revelaban la existencia de una inteligencia no humana en él.

Antes estabas en lo cierto elfo. Si estuviese en tu lugar, siendo yo el prisionero y mis captores fueran tan tontos como para dejarme montar guardia en solitario no dudaría ni por un momento en degollarlos mientras dormían. Y si tú no estás dispuesto a hacerlo es porque en estos momentos te somos más útiles vivos que muertos o porque no eres más que una sucia serpiente mentirosa.

Durante parte de la cena había estudiado la posibilidad de torturarlo hasta hacer que escupiera todo lo que sabía, pero en aquellos momentos ya la había desechado. Si sólo tuviese información, la orden podría haberla obtenido en el cuartel de Eras-Har sin necesidad de trasladarlo. Así que delante de mi tenía a alguien valioso no solo por lo que ocultaba en su mente sino por lo que podía hacer vivo. Y mi misión como caballero era proteger a todo el pueblo de Sturmald.

Supondré que es la primera opción y esperas que te mantengamos con vida el mayor tiempo posible. Por lo tanto, supongo que no te importará compartir la información necesaria para que podamos cumplir tus deseos.- me costaba un gran esfuerzo mostrarme conciliador en lugar de lanzarme a propinarle puñetazos en la cara para que hablase, ya que nada en nuestras órdenes decía que no pudiese llegar con algunos moretones y magulladuras, pero intuí que sería más complicado que hablara si actuaba de ese modo.- ¿Por qué estás tan seguro de que los lobo-troll no están en condiciones de perseguirnos está noche?

La voz del elfo apenas es un susurro audible por encima del ruido del goteo del agua en la caverna y aun así lo escuchas perfectamente.

Sargento, tiene toda la razón en lo que ha dicho: Soy un mentiroso. Una sucia serpiente mentirosa…

A pesar de que la hoguera está casi apagada, la luz de las brasas delimitan el contorno del rostro de Girshael, y puedes ver sus brillantes ojos clavados en ti.

Estoy lleno de mentiras y falsedades. Tan cierto como que en su interior, sargento, está lleno de ira. Ira y miedo. Aunque no miedo de mi, ni miedo a morir, sino miedo por otros… ¿aquellos que dependen de usted, quizás?

Las  palabras del elfo te tocan en lo más hondo, pero no te parecen que estén cargadas de burla, ni de ironía. Más bien  de honda amargura. Tras una breve pausa, continúa.

Hay un dicho, un viejo dicho que dice que el mejor mentiroso es aquél que se cree sus propias mentiras. Así que tenga cuidado con lo que oiga por mi boca, sargento… No se fíe…

Ahora, me preguntaba por qué los lobos-troll no nos perseguirán esta noche. Bien, ¿recuerda cuando me desvanecí a causa de un intenso dolor antes de entrar en las cuevas? Pues bien, Drashin, el líder de la Manada, sufrió el mismo ataque que yo, y sin duda a estas horas se tiene que sentir tan mal como me siento yo ahora…

No, no estará en condiciones de dirigir a los suyos esta noche…

Bien, nada mas grave que no hacer mucho el idiota y algo de descanso no puedan curar....."ocultarme", no sargento, no me oculto. Esa ha sido mi vida hasta hace un dia...desde hace aproximadamente diez años. El pasado es duro, pecaminoso y muy lejano, el pasado cercano, no he sido mas que eso, un siervo, un cocinero, debi haber muerto hace mucho, y lo hice en vida, no he pagado jamas por nada que no mereciera, ahora, un accidente del destino, me hace hacer lo que antes hice y veo, que apesar del tiempo aun soy parte de lo que fui....lo que uno ha sido no se puede borrar sargento. Cuando el olor a sangre impregnan tus fosas nasales y el fuego te rodea si ya lo ha hecho antes, da igual el tiempo que haya pasado, actuas como sabes... nada mas. Vos sargento, a lo mejor por lo veterano que sois puede que conozcais mi apellido y no habra necesidad de que os cuente yo nada mas, pues creo que no sereis mucho mas joven que yo y como digo puede que aun lejana conozcais mi triste historia.  Os suena Stoneheart ¿sargento? porque ese soy Peter Stoneheart.

La orden sabe como ocultar los actos pecaminosos de sus miembros.- le digo al cocinero para indicarle que su historia nunca llegó a mis oídos.- Aunque por lo que veo, no soy el único que guarda escondidos en su armario fantasmas del pasado para que le atormenten por las noches.

No necesito saber esa historia para conocerte. Tus palabras y acciones actuales te definen mejor que cualquier error del pasado....Siempre seremos lo que somos Petrer, por mucho que vistas como un cocinero o que yo desee poder retirarme y cultivar tranquilamente un trocito de tierra en el interior del pais. La guerra es nuestro oficio y por mucho que lo intentes siempre será asi.- cierto aire de tristeza me invadió al recordar aquella cabaña del interior y lo poco que veía a sus ocupantes.

Miré al teniente Derlan dormir.- ¿El chaval sabe quién eres?- Por un segundo me puse en su lugar, si dirigir un grupo como el nuestro, con Sertois y conmigo dudando permanentemente de que tus órdenes fueran las correctas, era tremendamente difícil, hacerlo bajo la atenta mirada de un madre o un tío debía serlo aún más.