Partida Rol por web

¡Que masacre!

Nada más sale de mis labios ante el holocausto que se muestra a nuestros ojos. Hay cuerpos de todas las edades posibles, nadie parece haber escapado. Miro con el ceño muy fruncido y sintiendo que me hierve la sangre, alguien deberá pagar por esta matanza.

Intento examinar con ojo crítico lo que veo, buscando huellas de los causantes, o para saber qué armas han causado esto, cuántas distintas al menos. También me fijo en si llevan mucho tiempo en este estado o es reciente. Echo un vistazo moviéndome lentamente.

¿Deberíamos avisar a los elfos?

El enano se adelanta al resto del grupo, y sin pudor alguno se aproxima a la pila de cuerpos humanos, los que antes eran los habitantes de este lugar, de hecho recuerda haber visto algunos de esos rostros con vida hacía solo unos días.

La mayoría estaban cubiertos de sangre por todas partes, algunos parecían haber sido mutilados, mientras que otros simplemente tenían una herida mortal.

Görg parece fijarse en el estado de los cuerpos, parece que lleven más de un día así porque ya hay bastantes moscas y la sangre está seca.

- Siempre he deseado saber que había fuera de nuestros bosques, ser el protagonista de las gestas que me narraban de pequeño. Y ya que fue Talona quién me acogió, no puedo hacer más que trabajar por su defensa -acaba añadiendo de forma natural, en voz más baja que su anterior pregunta. Ha notado que lo que parece incomodar a Ireth es el contenido y no el tono, así que no seguirá insistiendo con el mismo tema.

La piel de Laern adquiere un tono pálido, todo lo contrario que la del enano, a quien se le había subido la sangre a la cara.

-D-dioses... ¿Cómo... cómo es posible que permitan..?

Pero entonces se calla, aprieta los dientes con fuerza y frunce el ceño. El color vuelve a su cara y adquiere una tonalidad rojo sangre.

-¡Desgraciados hijos de perra! ¡Os cogeré! ¡Os cogeré y os colgaré de vuestras propias entrañas! -sacude el puño contra el cielo mirando en todas direcciones, como si los enemigos hubieran levantado ese montículo sólo para él y para medir su reacción-. ¡OS MATARÉ A VOSOTROS Y A VUESTRAS FAMILIAS!

Grita a viva voz, y decenas de pájaros a la redonda remontan el vuelo desde los árboles cercanos. Parecen las almas de los pobres aldeanos, liberadas al haber sido descubierta su masacre y saber que podrán ser vengados.

De pronto algo os llama la atención, todos los pájaros que habían en el bosque salen a la vez de sus nidos y toman el vuelo a toda velocidad, parece que algo les ha asustado.

Velozmente se coloca en posición de alerta y desenfunda su espada. Prefiere quedarse de pie, siendo el posible foco de cualquier ataque sorpresa, y que Ireth pueda agacharse y esconderse entre la maleza.

Mira intensamente en la dirección de donde ha provenido el sonido.

-Zarek con una cara sombría muy poco frecuente en el se acerca a la pila de cuerpos y los observa durante unos instantes, luego se gira hacia sus dos compañeros.

-Deberíamos de registrar la aldea en busca de pistas de quien y porque han hecho esto , también propondría que los elfos rastrearan los bosques por si encuentran algo.

-y girando la cabeza otra vez hacia los cadáveres de los aldeanos y con una voz en la que claramente se notaba que esta horrible escena había afectado al mago.

-Creo que deberíamos hacer algo con los cadáveres , si no hay objeción creo que incinerarlos sería lo mejor...

Laern se calma lo suficiente como para escuchar al hechicero, y alza la mano ante su última proposición.

-No. Son ciudadanos de Talona, y las leyes de la tierra y de los dioses exigen un enterramiento digno, herejes o no. ¿Por qué? -se nota que no está preguntándole a nadie, por la forma en que mira los cadáveres-. Eran conversos, sí... Pero volvieron a tomar nuevas deidades -le lanza una mirada cargada de amargura al hechicero y señala a todos los cadáveres, a todos y cada uno de ellos-. ¡Míralos, hechicero! No intentes cubrir tus pecados, ni el fuego expía el peso de la culpa... Murieron por tu arrogancia y prepotencia, les hiciste creer que eras un dios. Ahora lo han pagado con sus vidas. ¡Deberías cavar con tus propias manos hasta que te sangraran y sólo quedara hueso!

Avanza dos pasos hacia Zarek, con furia en los ojos, antes de espetarle sus acusaciones. Ahora está quieto con la cara a dos palmos de la suya.

-Zarek mirando fijamente a los ojos de Laern con amargura en su voz contesto:

-Veras , no creo que seas quien para reprocharme nada ,sabes perfectamente que fue una idea de todos y gracias a eso evitamos que esos aldeanos nos atacaran y tuviéramos que luchar contra ellos , ¿acaso hubieras preferido matarlos tu mismo? , y bien que te vino para llenar las arcas del tesoro de tu preciada talona que deja que cosas así sucedan en sus pueblos, no vengas pidiéndome a mi responsabilidades  , vete y dile a tu rey que coja una pala y que venga a pagar por su ineptitud al no poder proteger a su pueblo.

-Al terminar Zarek aun manteniendo la mirada con Laern pero ya no con rabia sino con tristeza por lo ocurrido.

-¿Qué dices...? ¡No fue idea de todos, sólo tuya! ¡Y yo nunca quise coger todo el dinero que nos lanzaron por tus truquillos de ilusionista! ¡Nunca nos amenazaron! -señala al cadáver de uno de los abuelos que habían acogido al mago- Y, entérate, muchacho... -acerca la cara a un palmo de la del hechicero, con la mirada tan gélida como el tono- Es por nuestro rey que no ardes atado a un palo a una hoguera. El rey y hombres como nosotros -abarca con un gesto del brazo a Anioth y a Görg-. Yo que tú cuidaría mis palabras.

La estúpida discusión entre el taumaturgo y el mariscal me impide concentrarme. Estoy seguro que en algún lugar está la pista que necesitamos. Hay un hilo del que tirar, un patrón en lo sucedido, una secuencia de acciones que han dejado así los cuerpos y que nos dirá cuantos eran, de donde vinieron y cómo hicieron esto.

Necesito saberlo para vengar apropiadamente estas muertes tan innecesarias. Hay un corazón cruel tras la decisión y varios brazos desalmados y fríos que ejecutan su voluntad. Ahora quiero saber cuántos brazos son, cuál es su longitud y que enarbolan como banderas de sangre y muerte.

Necesitaría la ayuda de un rastreador para descubrir la historia de estas muertes. Viendo que las palabras que surcan el aire no nos llevarán a buen puerto decido lanzarme sobre la montura y acercarme al bosque en busca de los elfos, uno de ellos como mínimo para que me ayude. Mientras cabalgo en su busca voy acariciando el hacha en mi costado, tocando su frío filo metálico.

Los pájaros han salido volando en dirección opuesta a la aldea, por lo que algo que proviene de allí les ha asustado.

Görg se aleja en solitario de la aldea mientras que Morz y Anioz se miran sin decir nada ya que no querían meterse en la discusión de Laern y Zarek.

- Ireth, sígueme a distancia prudencial -le dice en voz baja mientras comienza a andar lentamente hacia el borde del bosque que da a la aldea. Va mirando hacia los lados, arriba y abajo, en busca de cualquier señal anómala.

-Al escuchar las palabras de Laern la cara del Mago cambio totalmente hacia otra que ya no expresaba dolor sino ira .

-Ya has llegado al extremo de las amenazas ? , aunque fueran mis truquitos no escuche objeción alguna a su aplicación y mucho menos cuando tu comenzaste a pedirles botellas de alcohol , nadie podía pensar que hubiera pasado esto y ¿quién sabe los motivos por los que ha pasado? ,y no olvide señor mariscal que le guste o no este joven taumaturgo ahora forma forma parte de su equipo al igual que Anioth y a Görg.

-Al terminar sus palabras el mago sigue mirando fijamente a los ojos de Laern.

Laern clava sus ojos en los de Zarek. La diferencia es que el primero mira hacia abajo y el segundo hacia arriba, la diferencia es muy clara. Cuando habla, emplea un tono amargo anque tranquilo.

-Todos sabemos por qué ha pasado, hechicero. Porque se resistieron, porque tenían otra deidad. De todas formas -vuelve la cabeza hacia los cadáveres-, eran gente de voluntad débil, mediocres. No debieron abandonar a los verdaderos dioses en primera instancia. Pero están muertos, y la culpa es de todos, aunque algunos la tengan más que otros.

Le da la espalda al hechicero mientras contempla el montículo de cadáveres.

-En fin -cabizbajo, con la voz ronca-, busquemos alguna pista. Será mejor no hollar el terreno con nuestras pisadas, para que los elfos no las confundan. Busquemos en las casas.

Y, diciendo esto, ata su caballo a un poste o valla y comienza a registrar los hogares.

-Zarek agachando la cabeza imita la acción de Laern y se adentra en las casas de enfrente  a las de Laern.