Partida Rol por web

- Prometido.

No estaba como para sobreesforzarse, desde luego. Pero no podría dormir con la charla pendiente. Tenía que hablar con Brooke; además, no se fiaba de esa Rose/Roxy. Demasiadas sorpresas.

Así pues salió de la habitación una vez perdió de vista a Sandra y recorrió el pasillo hasta alcanzar la puerta de Brooke. Cogió aire unos segundos. Ni siquiera había pensado qué decir o cómo hacer para sosegar la ira de su amiga... casi nunca hacía planes o estrategias antes de enfrentarse a cualquier cosa. Debería cambiar aquello.

Soltó el aire con energía y llamó dos veces antes de arrepentirse. ¿Cómo la recibiría? Nada bien. Eso estaba claro. Solo esperaba que atendiera a razones.

Y más misterios. Empezaba a estar más bien harta de aparentar ser la persona comprensiva que en realidad no era, Roxy lo sabía pero a Lisa posiblemente le daba igual. La contempló, a través del humo que soltó en la última bocanada, evaluando lo deprisa que desaparecía en realidad su amiga. Y aunque Brooke no fuera una persona que se parara a pensar demasiado las cosas también era cierto que rara vez dejaba que alguien entrara en su círculo interno y el pequeño pollo sangriento se había hecho un hueco por quién había sido, no por quién era ahora, lo que la hacía sentir molesta.

- Haz lo que te pete - acabó por gruñir mientras se dirigía a la puerta, teniendo la certeza de que sabía quién estaba al otro lado. Alzó las cejas, encontrando un atisbo de su humor característico incluso en esas circunstancias -. Qué hay pecosa, veo que ya has reabsorvido tu apéndice. ¿Qué tal tus heridas de guerra?

Ja. Ja. Ja. Muy graciosa. Estaba claro que Brooke no entendía ni podría llegar a entender lo difícil que había sido para Nataly mantener dos físicos diferentes ocultos del resto del mundo precisamente para evitar bromas como aquella. Pero no hizo nada. Ni la fulminó con la mirada ni hizo comentario alguno al respecto. Probablemente no estaba en posición de sentirse ofendida. Si bien contestó con seriedad:

- Se me curarán.- Sandra había hecho un buen trabajo, como siempre.- Solo necesito un poco de descanso y no forzar.-  Así que nada de pegarme si quieres desahogarte.- ¿Qué tal estás tú?

No pediría permiso para entrar ni lo haría a no ser que Brooke lo ofreciera antes. Parecía de buen humor, pero también lo parecía cuando perdió a Roxy y desde luego debía de sentirse todo lo contrario a feliz.

Tenía ganas de decirle al pequeño pollo sangriento que se largara pero no estaba muy por la labor de volver a hacer una escena. Si esta vez se largaba corriendo, no pensaba ir tras ella y, como por el momento, aún no había tomado una decisión, tampoco iba a ser decididamente antipática con ella.

- ¿Quieres hablar? Me tengo que duchar, podemos hacerlo mientras- de hecho, aún llevaba las mallas negras y la camiseta ajustada que se había puesto bajo la armadura, manchadas de sangre en los puntos donde antes había tenido heridas -. Hablar - puntualizó -. Tranquila, no te voy a pedir que me frotes la espalda.

El baño sería el único sitio en el que estarían más o menos tranquilas.

Rose notó el enfado de Brooke tras escuchar esta sus palabras y bajó la mirada algo deprimida… hacia lo que podía pero Brooke no parecía contenta con nada y le pedía respuestas que no tenia o desenterraba algo que en su día ya les había hecho discutir… aquellos tatuajes y aquella cara sí que recordaba a Roxy en aquellos momentos.

Con la mirada baja y tras la llegada de Nataly, se dirigió hacia la puerta - No os preocupéis, tengo cosas que hacer y además, ahora que tengo este cuerpo no hace falta que nadie me cuide… siento las molestias - tras aquello, se fue del lugar tranquilamente y mirando al suelo, perdida en sus pensamientos.

Bueno. Iba a aceptar la invitación bienintencionada del baño cuando Rose se adelantó. Bueno, si se iba mucho mejor. No sabía si eran los ojos rojos, ese físico, saber su poder... pero a Nataly aquella chica no acababa de gustarle.

- Mucho más fácil así.

Terminó por comentar una vez Rose se fue y ella ocupó el lugar que la rubia había dejado dentro de aquella habitación. Observó la cama y se sentó en ella. Estaba agotada. Suspiró.

- Bueno, supongo que tendrás preguntas que hacerme. O reñirme.- miró a Brooke. Sería la primera vez que Nataly se enfrentaría a aquella situación. De momento le estaba pareciendo realmente problemática.- Adelante.

Su mirada apenas se detuvo en el pequeño pollo sangriento aunque tuvo que luchar de nuevo contra el sentimiento de culpa, igual que cuando había salido corriendo tras ella. ¿Por qué tenía que lidiar con aquello? Daba igual las veces que se lo repitiera mentalmente, seguía sin saber qué hacer o sentir, sabía sin poder pensar que era Roxy pero tampoco podía dejar de ver a su amiga en ella. ¿Por qué le tocaba a ella pasar por eso? Otra persona con más inclinación a los dilemas morales lo sobrellevaría mejor.

No dijo nada cuando Nataly dijo que era mucho mejor así, se limitó a alzar un hombro y ver cómo ocupaba el lugar en su cama. En otras circunstancias, tenerla ahí habría supuesto terminar con lo que empezaron la última vez que estuvo en su habitación pero eso no sucedería ahora.

- En realidad ya dijimos bastante antes, ¿verdad? - ella también se sentó, salvo que en una silla: piernas cruzadas, posición indolente y el cigarro colgando entre su dedo índice y el anular mientras lo alejaba de la boca -. Me manipulaste, odio que me manipulen, y las buenas intenciones están muy bien y blablabla, pero eso no lo cambia. ¿La princesa lo sabe? ¿Por eso estaba celosa?

Vaya. En parte tenía razón, pero justamente la vez que acudió como Nate era solo para ayudar. Quizás sus modos no habían sido los apropiados y desde luego en el club tenía que ir como Nate y no como Nataly. Lo cierto es que se sentía algo mal por aquel motivo. Brooke tenía derecho a estar enfadada, a pesar de que no pudiera imaginarse cuán difícil podía resultar para Nataly tener dos cuerpos tan distintos. Ante la mención de Sandra, Nataly miró a Brooke directamente. ¿Celosa? 

- Es la única que lo sabe.- hizo entonces una pequeña mueca de disgusto.- Que lo sabía.- aclaró. ¿Celosa?- Ya me disculpé antes, Brooke. Y no sé qué más puedo decirte. Lamento que te hayas sentido así. Pero para mí tampoco es fácil. No vine a verte como parte de ningún juego.- y sabía que era así. Porque en más de una ocasión sí que había hecho diversión y espionaje, pero no con Brooke. ¡Solo quería ayudarla a sacar su tristeza!- Olvidé que estaba como Nate... tenía demasiadas cosas en la cabeza. Y ya cuando entré... era demasiado tarde.

Al final terminó por sonreír como siempre, aunque era difícil de decir si pasaba del punto como de costumbre o se ocultaba tras su fachada de humor. Echó la ceniza al suelo, sin preocuparse, antes de volver a fumar. Lo hacía con parsimonia, tratando de ocultar la ansiedad que le ayudaba a paliar y que en aquel momento rugía en su interior como una bestia enfurecida. Tabaco, drogas, sexo y alcohol, siempre habían ocultado lo mismo.

- Bueno, qué más da. Lo hecho, hecho está - se encogió de hombros con pasotismo -. Pero tenías razón en algo. Al final soy yo la que se echa atrás con nuestra apuesta. No me importa una mierda que seas tío y tía, pero por más encontronazos que pueda tener con la princesita, en realidad soy una tía legal y me da que está colgada de ti, o al menos de tu yo tío. No voy a tratar de competir con eso. Así que nada, por mí todo dicho.

¿Qué? Habría esperado cualquier cosa menos aquella. Brooke no parecía enfadada y sin embargo se había acobardado. Y por mucho que dijera que era por Sandra, Nataly estaba segura de que era por su secreto. Le repelía. Le daba miedo lo incomprensible. Aquello enfadó a la chica que se levantó, puños cerrados y mirada acusadora.

- ¿Desde cuándo te importa lo que opine Sandra?

En parte agradecía que no continuara con la pelea con Sandra y que no quisiera hacer algo por una apuesta solo para dañar a su mejor amiga, pero por otro lado Nataly estaba decepcionada y bastante molesta. Ni siquiera sabía los sentimientos que tenía por su mejor amiga, ni los sentimientos que tenía por Brooke. ¡Ni siquiera sabía si era tío o tía! Pero si en el fondo había albergado cierta esperanza por que Brooke sintiera "algo" más por ella, eso era lo que le estaba dañando ahora. ¿No le gustaba? ¿Y eso era por haber "jugado con ella" o por haber descubierto su secreto? Bufó ligeramente, negando con la cabeza mientras centraba su vista en una de las esquinas de la habitación antes de volver a mirar a Brooke:

- No eres una tía legal. Lo que eres es una cobarde.- y aunque podría haber sonado muchísimo más acusatorio, aquel comentario mostraba dolor y rabia. Decidió que ya lo habían hablado todo y que continuar allí no serviría de nada por lo que casi corrió a la salida.- Disfruta con tu mundo oscuro, tus cigarros y tus autoengaños.

Enarcó una ceja cuando le dijo que desde cuándo le importaba lo que pensara Sandra. ¿Desde cuando? Desde nunca. Punto para la pecosa, tuvo que reconocer mentalmente. Sandra nunca había estado entre los motivos por los que nunca había intentado nada con Nate. En realidad el principal motivo seguía siendo que desde lo sucedido con el idiota no había vuelto a estar con ningún tío. No era que no le gustaran, sencillamente no acababa de fiarse de ellos, como si todos tuvieran que utilizarla y manipularla.

Apagó el cigarro contra el reposabrazos de la silla y lo tiró al aire en cuanto Nataly se levantó, haciéndolo ella también hasta situarse al lado de la puerta, dejando que su pasotismo se convirtiera en incredulidad.

- ¿Qué? - alzó ambas cejas, casi con una sonrisa, mientras hacía como si no la hubiera escuchado bien -. ¿TÚ me estás llamando cobarde a MÍ? ¿En serio? ¿Estás de coña? - la verdad era que empezaba a sentirse cabreada, más cuando la llamaba cobarde y prácticamente huía acto seguido de su habitación -. ¿Cobarde por qué exactamente? En serio, porque empiezo a ir un poco perdida. ¿Qué se supone que tenía que decir? ¿Ven pa'ca que te meto la lengua hasta la campanilla? Te aseguro que lo estoy llevando mucho mejor de lo que lo llevaría el 99% de las personas y encima coges y me llamas poco legal y cobarde. Manda huevos. ¿Qué pensabas que pasaría al venir aquí? ¿Quieres hablar? ¿Quieres hablar de verdad? Qué coño quieres, Nataly.

Rabia. Con la mano en el pomo de la puerta, apretándolo con muchísima fuerza, las cejas tan contraídas que incluso dolía y apretando la mandíbula hasta que los dientes chirriaran, Nataly aguantó aquel aluvión de quejas, preguntas y "gritos". Tragó saliva y no dejó ni un momento de silencio desde que Brooke terminó de hablar para responder con un grito rabioso incontrolable que precedió a sus ojos anegados en lágrimas:

- ¡Quiero ser tratada con normalidad y no como un bicho raro!

Las palabras de Brooke no le indicaban enfado, ni temor, ni molestia. Pero sí mucho asco o incomodidad ante la presencia de Nataly. ¡Joder! ¡Era una persona! Dos cuerpos, pero una sola persona. Y que Brooke hubiera actuado así, dejando que incluso una apuesta que estaba segura que iba a poder ganar quedara anulada por el secreto de Nataly. ¿Era eso lo que le esperaba a partir de ahora? ¿Eli y el resto lo contarían y sería señalada con un collar de supresión como un auténtico bicho raro entre los bichos raros?

- No haces esto por Sandra. ¡Lo haces por ti! Te... ¡te incomodo!- se sorbió la nariz al tiempo que una lágrima se deslizaba por su mejilla.- Eres una cobarde porque te escudas en Sandra. Ni siquiera te haces una idea de cómo me puedo sentir ni de las preguntas y dudas que me rodean. Eres tú. Para ti existes solo tú.

Joder. Su estado de ánimo viraba de la ansiedad al mosqueo sin detenerse en ninguno y al final ya no sabía qué cara poner, sólo se quedó seria, mirando a Nataly y viendo cómo una lágrima bajaba por su mejilla. Joder. Ella no se llevaba bien con las lágrimas, no sabía cómo frenarlas. Casi le daba pánico ver a alguien llorando porque sus emociones intensas nunca se expresaban en el formato de las lágrimas.

- Joder - masculló, como si fuera la única parte de sus pensamientos que su boca quisiera expresar -. Espérate, no te largues - se dio la vuelta. Le temblaban las manos y deseaba seguir fumando así que se dirigió hacia el cenicero para encender uno de sus cigarros a medias pero, casi sin saber cómo, acabó lanzando el cenicero contra la pared, haciendo que el cristal se hiciera añicos -. ¡Joder! - hacía mucho tiempo que no tenía tantas ganas de meterse una ralla para calmarse. Y lo peor era que el lanzar el cenicero no la había ayudado para nada -. Vale, sí, soy una puta cobarde - acabó por decir mientras se acercaba al lugar donde estaban los restos del cenicero y empezaba a recogerlo con las manos desnudas -. Y una puta egoísta de mierda. ¡Lo soy! ¡Ha sido así desde...desde...bueno, desde hace mucho! - entonces se puso en pie y la miró, con los trozos de cristal manchados de ceniza todavía en las manos -. Y y y, joder. Te dije que si querías hablar conmigo necesitabas alcohol.

¿Eh? No entendía nada. Se había asustado cuando Brooke lanzó el cenicero a la pared, cerrando los ojos con fuerza y encogiéndose ligeramente. Se había sentido super sorprendida ante la confesión de la chica sobre su cobardía, algo que no esperaba que fuera a hacer nunca. Y ahora... ahora con el alcohol estaba totalmente perdida. ¿Quería que corriera a por alcohol? ¿Era una broma? ¿Un intento por calmar el momento? 

Estaba congelada, adherida al pomo de la puerta, mirando a Brooke con los ojos como platos. Pasaron como dos minutos - que en realidad fueron segundos- antes de que Nataly pudiera hablar, ahora con un tono bastante más bajo y nada agresivo:

- ¿Quieres que vaya?

Se la quedó mirando por un momento, congelada, porque había esperado que saliera huyendo. Casi lo había deseado tanto como le había disgustado. Pero en su lugar, Nataly había decidido ser valiente o tener una paciencia que ella no merecía y por primera vez se estaba enfrentando a tener que desvelar sus sentimientos y pensamientos más íntimos ante alguien y ni siquiera sabía si sería capaz. Quizás, parte de lo que necesitaba, era soltarse la lengua ante sí misma porque la mayoría de pensamientos ni siquiera se había molestado en ponerlos en palabras.

- No - soltó bruscamente primero para acabar por suavizar, aunque parecía un tanto ida -. No, voy yo, ahora vengo.

Momentos después, Brooke vaciaba el contenido de sus manos en una papelera y salía por la puerta. Se quedó quieta un momento, mirando el pasillo antes de salir corriendo. ¿Por qué corría? Era difícil decirlo. Quizás le ayudaba a quemar todo ese nerviosismo que llevaba. Precisamente por eso no tardó en hacerse con tres botellas de vodka y un par de cajas de galletas y volver, al paso más rápido que le permitía lo cargada que iba, a su habitación.

Casi deseaba que Nataly se hubiera marchado, pero seguía ahí. Dejó el contenido de sus brazos sobre la cama, en la cuál se sentó.

- He traído galletas para que no beber con el estómago vacío - aclaró, antes de abrir la primera botella y dar un largo trago mientras un par de perezosas gotas de deslizaban por su barbilla y luego por su cuello. Luego, le pasó la botella a la pelirroja, aún sin convencerse de que debía hablar -. Toma - pero debía, ¿verdad? Porque se lo había dicho. Y ella a su vez la había llamado cobarde. Y Brooke no quería quedar como una cobarde -. Tengo un pequeño problema de confianza con los tíos - empezó a decir. Mierda, necesitaba otro trago. Pero como Nataly tenía la botella en aquel momento, se conformó con encenderse otro cigarro -. Eso es lo que me incomoda. No que tú seas ambos a la vez.

Pegó un trago. No era muy dada a los tragos de alcohol, pero la verdad es que si Brooke se estaba tomando tantas molestias no iba a rechazarlo. El ardiente líquido calentó su garganta, provocando cierto picor y quemazón en el interior de la chica. Puso una mueca de desagrado, pero no comentó nada al respecto. Se sentó frente a su compañera o amiga, ya no sabía lo que eran, y la escuchó con atención. Era extraño ver que Brooke hablaba en serio y se abría por fin. Era raro ver cómo sus barreras antes siempre infranqueables se bajaban.

Le sorprendió que tuviera problemas de confianza con los chicos. ¿Tendría que ver con aquel tío que mató a Roxy? ¡Pero ella no era un chico! ¿O sí? Ni siquiera sabía lo que era.

- Entiendo.- no sabía qué más decir. Si Brooke tenía problemas con los chicos no podía hacer nada. ¿Prometerle que era diferente? ¿Acaso lo era?- Toma.- le tendió la botella.- Me gustaría decirte que no soy un chico pero...- bajó la mirada. Allí iba, a decir en voz alta lo que llevaba tiempo preguntándose a sí misma.- Ni yo sé lo que soy. No sé qué lado de mí predomina más. Si es que hay alguno.

Se apartó el cigarro de la boca para dar otro largo trago de la botella, deseando que hiciera efecto más rápidamente, por eso ni siquiera probó las galletas. Deseaba poder dejar de pensar, de sentir, de intentar comprender. No quería. No quería hacerlo. No quería abrirse ante Nataly, no quería abrirse ante nadie. Ella se llevaba mejor con las sonrisas, las bravuconadas, incluso con las insinuaciones.

- Suena jodido - reconoció al cabo de un rato de silencio. Mucho era que se hubiera detenido a pensar en cómo se sentía Nataly, a pesar de que ésta le había dado bastantes pistas -. En realidad tampoco importa, ¿no? Tú eres tú. ¿Qué cambia cuando eres Nate o Nataly? Quiero decir, a parte de lo obvio. ¿Sientes diferente? ¿Piensas diferente? - se encogió de hombros -. Sé que es muy fácil decirlo pero no deberías comerte la olla con eso. Y yo... - se encogió de hombros. Iba alternando entre el cigarro y el trago -...bueno. Tengo malas experiencias con los tíos. Quizás pueda superarlas - dijo vagamente.

"Tú eres tú". Ciertamente era verdad. ¿De qué servía etiquetarla de un sexo u otro? ¿Acaso existían grandes diferencias en pensamientos o sentimientos? Brooke tenía razón y de algún modo el peso de Nataly descendió en su interior.

- No tengo ningún cambio de personalidad ni nada, si es a lo que te refieres.-comentó- Sigo pensando y sintiendo de la misma forma tenga el físico que tenga.- qué raro se le hacía estar hablando de aquello con Brooke. O con alguien, simplemente. Solo había compartido esa información con Sandra, y ni siquiera en tanta profundidad.- Seguro que las superarás.- no sabía qué le podía haber pasado a Brooke y la verdad era que no se atrevía a preguntar. Nataly era curiosa pero no hasta aquel extremo. Debía de haber sido algo serio y su amiga ya estaba siendo muy sincera en comparación con otras veces.- Eres la chica más fuerte que conozco.- comentó en tono sincero.

Se apoyó contra el respaldo de la cama y la miró mientras hablaba, dando tragos y caladas. El contenido de la botella bajaba dramáticamente, casi como si fuera agua. Ni siquiera le importaba el ardor constante en su esófago. Miró las galletas, tentada, pero cambió de idea.

- Sólo sobrevivo en esta mierda de mundo, como todos - ¿fuerte? ¿qué era ser fuerte? Nada. Era una palabra sin sentido. Ella no era fuerte, ella ocultaba sus debilidades con humor, con alcohol, con tabaco, haciéndose la tipa dura. Nataly las ocultaba bajo esa ropa de tienda de campaña que acostumbraba a llevar. Rox las había ocultado bajo su talante callado y el pequeño pollo sangriento ni siquiera se molestaba en ocultarlas -. Me caes bien, Ene - posiblemente así se iba a quedar. Ene. Así no tendría que cambiar de nombre según su estado -. Me caes muy bien. Algún día me plantearé si el hecho de que te esté contando todo esto quiere decir que haces algo más que caerme bien, pero no hoy. No he bebido suficiente. ¿Algo más que decir?

Ene. Al final se había quedado en una letra. Sonrió, agradecida por las palabras de Brooke y con algo de lentitud por el destrozo que llevaba encima, se levantó.

- Nada más. Deberíamos descansar. Ha sido un día duro.- la miró unos segundos y después se dio la vuelta, en dirección a la puerta. Al menos la conversación había terminado mejor que empezó. Abrió la puerta y antes de salir le dio un último aviso- Si necesitas algo estoy a un par de puertas de aquí.