Partida Rol por web

La atención de esa voz dentro de la cabeza de Angie se centra en el obeso hombre en cuanto entra por la puerta. Escucha sus palabras y permanece recogida de una manera casi felina, con cautela y al mismo tiempo preparada para cualquier cosa.

- Bien dicho. - Felicita a Angie en cuanto esta toma su papel de chica agradecida. Un instante más tarde, en cuanto la chica se dirige a ella, esa presencia se toma un instante antes de contestar. - Puede que se le gire, pero eso va a pasar hagas lo que hagas. Y cuanto antes aprendamos a manejarlo, mejor. - Expone. - Pregúntale qué vamos a representar, a ver si es algo para lo que no haga falta que te toquen un pelo. - Propone. - ¿Sabes lo que sería genial? Poder liarle para elegir tú la obra y escoger algo para lucirte sin que te cambien. Tendríamos que haberle preguntado a John qué mierdas le gustan más. A lo mejor le molaría un Hamlet hecho por una chica, o a lo mejor es uno de esos puristas de mierda y se le gira al sacarle de lo clásico.

- Vale, voy... Total, no creo que nos haga daño el mismo día que nos compra, ¿no? -pienso, sin estar muy segura de si intento convencer a Elie con esas palabras, o si son para mí misma. Si es que las dos cosas no son lo mismo, porque todavía no estoy segura de no haber creado yo a Elie por el trauma o alguna mierda de esas.

- ¿Puedo preguntarle qué obra representaremos, milord? -digo, con cuidado, atenta a su reacción por si tengo que parar de hablar de inmediato-. Estoy ansiosa por empezar a trabajar para usted. 

El lord se infla en su posición, como si tuviese que mostrar su orgullo y su alcurnia de manera protocolaria ante el agradecimiento de su esclava. Casi podías sentirte una talla más pequeña mientras él, increíblemente, parecía aumentar su volumen de manera exagerada, llenando todo el espacio entre la puerta y las escaleras. -Por favor, Angelina, no es necesario que me agradezcas- dice con un tono que parece contradecir el propósito de sus palabras. -Es un placer para mí trabajar por rescatar las almas que puedan traer un destello de cultura a la Tierra de las Sombras. Después de todo, los Wraiths necesitamos del arte para llenar nuestros propios deseos, necesitamos vernos reflejados en el escenario... y los actores, ah... son unas criaturas tan miserables en algunas ocasiones- contesta, como si estuviese a punto de embarcarse en un monólogo inacabable.

-Lamento mucho escuchar eso. Ah... ser joven e impulsivo. Tendrás que perdonar a Jonathan. Es un muchacho con visión, pero cuyo fuerte no está en la delicadeza. Si tan sólo apreciara con más sinceridad el teatro- responde como si fingiera un suspiro triste al final de su frase. -Pero estarás bien. Descubrirás que tu cuerpo ahora es mucho más resistente de lo que imaginabas y que no eres más presa de las limitaciones de la biología tradicional. Tu corpus es un reflejo de tu mente, y mientras te sientas cómoda y a gusto, eso mismo reflejará tu corpus. Es por eso que estoy aquí, para verificar que todo esté en orden para mi nueva estrella- añadió con una enorme sonrisa mostrando sus pequeños y filosos dientes, como un regordete tiburón observando a su presa.

-¿Oh? ¿Con ansías de empezar a practicar tan pronto? ¡Qué encantadora sorpesa! ¡Qué dedicación! Y yo acabo de criticar la premura de la adolescencia. Jo... - dice mientras lleva una de sus grandes manos a su pecho. -Bien, la verdad es que pensaba regresar a los clásicos. Quizás algo sencillo, algo cargado de la mística del pasado. Algo con tintes trágicos que todos puedan disfrutar de una forma u de otra.- dijo y sus ojos parecían brillar con emoción -Edipo Rey- dice mientras pronuncia cada palabra como si degustara cada sílaba, como si fuese capaz de morderla, masticarla, digerirla y sentir el sabor de cada simple letra deshaciéndose en su saliva. -¿Qué te parece?- pregunta mirándote, rompiendo su concentración e inclinando la cabeza para encararte.

- No creo que lo haga, no. - Enuncia Elie lentamente en respuesta a las palabras de Angie. Y acto seguido su atención se centra en el Lord. - Que se atreva. - Dice desafiante, como si realmente tuvieran alguna opción de vengarse encaso de que cruzara esa línea.

Luego, cuando el enorme hombre se hincha de esa forma, como para dejar clara su posición, las palabras de Elie son directas y sedosas. - Qué creído se lo tiene. - Enuncia, pero cuando él empieza a hablar esa parte de Angie le escucha con atención. - Está claro que sabe más que John...  - Comenta. - Ojalá pudiéramos sonsacarle. Bueno, qué tontería. Si nos fuésemos a quedar el tiempo suficiente para pillarle el punto tú seguro que podrías.

Poco a poco las palabras de aquel ser van calando en la consciencia de quien se presentó como Elie, y algunas ideas empiezan a rodear el lugar donde ella reside moviéndose como pompas de jabón, expuestas sólo al ser explotadas. - Eso del corpus... ¿Cómo de literal crees que es? ¿Crees que puedes darte forma a ti misma a través de cómo te sientes? - Pregunta, antes de plantear la cuestión que más escalofríos da. - ¿O crees que los que te molian dan forma a cómo te sientes al dártela a ti? Eso sí sería acojonante. - Expone. Entonces hace una pausa. - Oye... ¿Y qué crees tú que hace falta para moliar? Si se hace con las manos a lo mejor podemos aprender. - Valora mientras de ella va emanando la sensación de una sonrisa al escuchar al Lord dar vueltas alrededor de la obra a representar.

- Joder, molaría mil que hicieras tú de Edipo si no fuera a tocarte un pelo. La búsqueda del asesino del rey, el momento en que cuenta su historia y descubre que es él mismo... - Dice antes de dejar las palabras suspendidas en el aire. - Alucinante. Pero este fijo que te pone de Yocasta. Qué típico. - Señala, y por un momento parece estar tomando aire. - Oye, Angie... ¿Crees que podrías plantearle hacer tú una versión femenina de Edipo sin que se le girase la tuerca? - Pregunta, sintiendo en el fondo ganas de estar en la piel de ese personaje sobre el escenario.

- Puf, me da miedo darle ideas y que se le ocurra convertirme en un señor -pienso con cierta timidez, incómoda por llevarle la contraria a Elie otra vez-. Sería mejor tantearlo antes un poco más, ¿no? Yocasta está muy bien y a lo mejor conseguimos largarnos antes de aquí y no merece la pena hacerlo enfadar ni darle ideas... Además, recuerda que el texto que nos dio antes estaba en isabelino. No me parece que vaya a estar dispuesto a hacer modernidades. A saber cuántos siglos lleva aquí anclado en el pasado.

- Me parece una magnífica elección, milord -respondo, haciendo otra pequeña reverencia. Si tanto le gustan y eso le tiene contento bien puedo hacerlas sin parar-. Los clásicos siempre son un acierto, ya sea en versiones modernas o en las más antiguas. 

Me detengo y lo miro un poco dubitativa, mordisqueándome el labio antes de decidirme a hablar. - Pero... Me gustaría saber, milord, si no es mucha indiscreción... ¿Cuál es el horario que se sigue? Para los ensayos y todo eso, quiero decir. -Con una pequeña pausa miro a mi alrededor antes de poner mi mejor expresión inocente para la siguiente pregunta. - Y... ¿puedo pasear por el teatro cuando no esté trabajando? ¿Hay algún lugar al que no pueda acudir? 

- Si lo pregunto así, como dándolo por hecho a lo mejor cuela y no me tiene encerrada todo el día... O al menos no se enfada por la pregunta. 

Y sólo por si acaso, para que no se enfade me apresuro a añadir algo más, junto a una reverencia. - Me gustaría saber qué se espera de mí, milord, para no cometer más errores como antes. Todavía no termino de comprender cómo funciona este lugar y si usted pudiera explicarme... Le estaría muy agradecida. Aún más, quiero decir.

El noble sonríe con gran satisfacción. Parece contento y parece aprobar tus respuestas sumisas y ajustadas a la etiqueta de una extraña mecánica. Después de todo, cortes, esclavos y sirvientes eran cosas que aparecían en libros de historia, no que deberían verse en las ruinas fantasmales de Liverpool. Sin embargo, allí estaba, Lord Chamberlain, apelando a una estructura tan anticuada como la fundación de la ciudad.

-Ah. Excelente pregunta- dice el hombre mientras te sigue con la mirada -Espero que ya hayas descubierto algunas diferencias entre estar viva y estar muerta. Así que normalmente los actores principales ensayan durante toda la semana, en algunas ocasiones bajo su cuenta y en otra con mi supervisión, para perfeccionar esos pequeños detalles que deben quedar pulidos antes de una función.- dice manoteando al aire, como las palabras se enredasen con el aire como aros de humo y tuviese que darles un empujón para que llegasen hasta ti y llenasen la habitación. -Y los días inmediatamente anteriores a la presentación usamos los props, la escenografía y demás elementos, para que los participantes se familiaricen con ellos. -

El hombre te mira sin cambiar su expresión jovial. -Por supuesto, por supuesto. Familiarizarse con el escenario es más que necesario, mi querida Angelina. Y no veo por qué no habrías de poder pasear una o dos horas por tu hogar- dice abriendo las manos y mirando hacia arriba y alrededor. -Siempre que cumplas con los itinerarios de los ensayos.- luego levanta el dedo índice de la mano derecha, dejándolo apuntando hacia arriba -Sin embargo, ese es el tiempo que tendrás libre en toda la semana. Normalmente prefiero dejarlo para que visitéis vuestros grilletes entre los vivos, descanséis un poco y recuperéis energías. Pero si prefieres invertir esas horas en El Futurist, estaré más que complacido de ello- explica sonriendo gatunamente.

-¿Qué se espera?- dice aún con esa inquietante jovialidad -Que des lo mejor de ti. Por supuesto. Estás en una muy exclusiva troupe de theatre, una posición que muchos matarían por obtener- y hace una pausa con  alegre y siniestro gesto -tienes que estar a la altura de la misma. Tú dedícate a actuar y a refinar esos increíbles talentos que posees, yo me encargaré de disponer todo para que nuestra compañía brille como un faro en medio de la oscuridad y la ceguera de las demás almas, carentes de la bendición del drama que Melpómene y Talia han decidido otorgarte- finaliza de manera exagerada, mientras parece que recitase de memoria, haciendo grandes florituras en el aire con sus brazos y sin mirarte directamente.

Voy escuchando al hombre con atención y asintiendo con la cabeza mientras todo me va pareciendo más o menos normal hasta que dice que ese será todo mi tiempo libre en una semana. - ¿Una o dos horas? ¡Esto es de locos! - Tengo que contenerme para no exclamarlo en voz alta y pestañeo, recordándome que mi posición no es la más apropiada para quejarme de nada, si no quiero estar encerrada en este puto antro para siempre. - Menos mal que soy buena actriz, porque hay que joderse que encima le tenga que andar bailando el agua a este gordo de mierda -pienso, resarciéndome al menos en mi mente.

Sin embargo, con sus halagos no lo puedo evitar y una pequeña sonrisa se desliza en mis labios al recordar la sensación de antes. Cuando me aplaudió impresionado por mi actuación. Fue tan genial sentir su admiración... A esa sensación sí que podría acostumbrarme, si me dejasen ir y venir a mi aire, al menos.

-Trataré de estar a la altura -aseguro, inclinándome un poco y corrigiendo mis palabras con una pizca más de decisión-. Lo estaré, ya verá. No se arrepentirá de haberme salvado, Milord.

- Al menos hasta que me escape de este sitio de mierda. Espera... ¿Qué ha dicho? -pregunto en mi cabeza, recordando algo que ha llamado mi atención en sus palabras.

- ¿Grilletes, Milord? -digo en voz alta, extrañada-. ¿Qué son esos grilletes y dónde puedo encontrarlos? -pregunto, con una nueva reverencia. - Ante todo que no se mosquee.

-Eso espero, Angelina- había una sutil indicación en su tono, pero no estabas seguro de si se trataba de una amenaza o de una respuesta voluminosa cargada de la pompa propia con que se pavoneaba como si fuera un noble, un anacrónico noble en medio de las ruinas de un teatro en Liverpool. Sin embargo, Lord Chamberlain pasó rápidamente de la expresión seria con que había dicho aquello a un gesto mucho más amable y blando.

El hombre te mira durante unos segundos. -Cierto es, que tu educación está incompleta- enuncia en voz grave. -Supongo que habrás notado la naturaleza dual de la realidad en la que ahora coexistes, estimada Angelina. Nuestro mundo, el mundo en el que las almas tenemos nuestro hogar, se extiende alrededor del mundo que dejamos atrás. La Tierra de la Carne. Y esta intersección la hemos denominado desde tiempos inmemoriables la Tierra de las Sombras. Notarás las diferencias que sólo nosotros percibimos. La muerte, la oscuridad, la descomposición de todo es la regla.- dice el noble, empleando un tono casi musical, como si se deleitara en narrar aquellas cosas de la forma más barroca y dramática posible. -Sin embargo, no todas las almas tienen acceso a esta oscura reflexión. Sólo aquellos que tienen fuertes vínculos con lo que solía ser su vida pueden estar aquí sin ser arrastrados a los lugares más profundos de la Tempestad, presos en sus islas y sus faros oscuros, observando con nostalgia el mundo al que no pueden regresar- y mira hacia arriba, como si quisiera impregnar de tristeza su narrativa.

-Pues bien. Es lo que te ata a la Tierra de los Vivos lo que llamamos Grilletes. Debes encontrarlos primero, es cierto, pero cuando los hallas, te sientes atado y ligado a ellos. Nuestros Grilletes son personas, lugares, objetos que fueron importantes cuando vivíamos... para bien o para mal. Y estando junto a ellos, podemos descansar y refugiarnos en ese único vínculo que nos permiten permanecer... como sombras entre los vivos. Es por eso que considero mi deber, como atributo de mi caridad inherente, permitirle a mis actores visitar de vez en cuando sus Grilletes. No quisiera asfixiarlos bajo las duras exigencias del teatro solamente- y el hombre sonríe mientras te observa una vez más. -¿Te ha gustado mi explicación?- añade finalmente.

Elie había asentido en silencio a las palabras de Angie, esperando escuchar cómo las liberaba hacia el lord. Sin embargo las respuesta de este no le habían gustado nada.

- Una o dos horas a la semana... - Repite ahora al mismo que Angie lo hace en su cabeza. La voz de Elie suena entre indignada e incrédula, como si aquello sólo pudiera ser una broma de mal gusto.

- Ya te digo. - Le dice después a la chica, respondiendo a sus palabras. - Y el tío aún habla como si fuera todo benevolencia. Hay que joderse. - Comenta. - Tenemos que pirarnos cuanto antes, Angie. Además, me jode que hable de la bendición que han decidido otorgarte como si tú no hubiera tenido que currártelo. Joder, apuesto a que has tenido que pasar de mil historias por estar ensayando, y ahora este gilipollas habla como si hubiera sido un regalo. No tiene ni puta idea de nada.

Dicho aquello Elie escucha la nueva explicación de aquel supuesto director de teatro, pero a quien consideraba cada vez más el típico burgués adinerado que se cree que hace arte. - Joder, no podría ir al grano. - Dice al escuchar la pomposidad de su explicación. Sin embargo, conforme va avanzando el lugar en que Elie habita va agitándose con expectación.

- Josh, nena. - Le dice, llamándola. - Está hablando de Josh. De que puedes ir a verle. Aunque sean sólo dos horas. - Expone con seguridad, antes de hablar como si acabase de darse cuenta de algo. - Joder, a eso se refería el esqueleto con lo de que le dejaban salir a recargar su energía. Y que lo disfrace de caridad...  - Dice, sin llegar a decir lo que piensa al respecto y resumiéndolo sólo en tres palabras. - Hay que joderse.

- Venga, Angie, dórale la píldora con lo de la explicación y vamos a sonsacarle alguna otra cosa. - Enuncia entonces, mientras su mente trabaja. - Tenemos que pensar bien dónde puede estar Josh cuando nos dejen salir, o elegir algún rato en que sepas donde está. - Señala. - No podemos perder el tiempo. O podemos fingir que vamos a uno de esos grilletes y buscar quién nos saque la mierda de cadenas estas, y luego tener todo el tiempo del mundo. - Propone. Sin embargo no tarda en añadir algo más. - Pero recuerda lo que dijo John: iremos acompañadas de uno de sus sirvientes. Eso sí que es una mierda.

- ¿Sabes lo que molaría? Conseguir que nos acompañase John, aunque no creo que a Lord Bipolar le parezca bien. Lo que puedes hacer es pedirle desde ya ir acompañada: si total te lo va a imponer, seguro que así ganas puntos al ver lo rápido que te sometes y aceptas tu posición.

- Joder, este tío se enrolla más que mi profe de biología. Qué petardo -pienso mientras hago un esfuerzo por poner cara de interés total y absoluto, lo cual no es muy diferente de lo que suelo hacer en algunas de mis clases. Solía. Porque ya no voy a ir a clase nunca más y eso por un lado es como cumplir el sueño de muchos adolescentes, pero por otro es una putada, porque si no lo haré es porque estoy muerta. Y además, estaba a punto de graduarme y estudiar Arte Dramático y a esas clases no me habría importado ir. 

Me llevo los dedos a la sien y de nuevo froto con ellos ese lugar donde un cosquilleo perpetuo no me permite olvidarme de mi estado actual. Muerta. Trato de repetírmelo a mí misma, intentando normalizar esa palabra, dejar de tenerle tanto miedo. Es ya una cuestión de supervivencia en esta mierda de... ¿Cómo dicen siempre en las pelis? ¿Entorno hostil?

En el discurso del lord voy extrayendo mientras tanto sólo las partes que me interesan. Y ciertamente el asunto ese de los grilletes me llama un montón la atención. - Si hay alguien que me ata a algún sitio... Ese tiene que ser Josh -convengo a las palabras de Elie-. Por lo menos la primera vez deberíamos ir a verlo sin hacer nada raro, para ver cómo se portan los criados o lo que sea. Y así planeamos la escapada para la siguiente.

Asiento con la cabeza por duplicado, hacia Elie y hacia el lord que me tiene secuestrada. -Ha sido... -dejo la frase en el aire por un instante, como si no encontrase las palabras -Un puto coñazo-. Ha sido una explicación magnífica, Milord. -Reverencia. - Es usted un gran orador... ¿También era actor antes de regentar el teatro?

Pero antes de que me responda, entrecierro los ojos un instante y sigo hablando. -Creo que empiezo a hacerme una idea de quién podría ser alguno de esos grilletes... -Me muestro un tanto indecisa antes de seguir. -¿Pero podrá acompañarme alguien cuando salga a buscarlos? No me sentiría muy segura estando sola ahí fuera... -Bajo la mirada.- Milord.

Elie escucha las palabras que Angie le dedica dentro de su propia cabeza, y al oírlas una sensación cálida emana de donde habita, acompañando su satisfacción. Empezaban a estar encaminadas. Había costado que Angie no se abandonase a sí misma en la derrota, pero ahora las cosas pintaban mucho mejor.

- Había pensado lo mismo. - Asegura. - La primera vez de tranquis. Controlamos la salida, el tiempo, a los criados... - Enumera antes de hacer una pausa, como si estuviera por venir el verdadero significado de la salida, además de lo que ya había dicho. - Y buscamos a Josh. Y comprobamos que puede escucharte. Molaría poder decirle algo sin que los criados se enteraran, o decírselo y que sólo el te entendiera, pero eso ya lo veremos. - Señala.

Dicho aquello guarda silencio, dejando espacio a Angie para que responda al Lord, y no tarda en reír abiertamente al escuchar cómo le trata y le come la oreja. - Eres la ostia, tía. - Incide. - Vaya piquito de oro. Este tío no sabe lo que tiene entre manos. - Asegura, y espera a que ella termine de hablar antes de proseguir.

- Como va a darte poco tiempo tendríamos que pensar un sitio y hora en los que creas que Josh va a estar fijo para ir ahí. No podemos perder una hora yendo vete a saber dónde y tener otra de vuelta. ¿Sabes si hay alguna cita que tenga pronto, aunque sea con el dentista? - Pregunta, y al volver a hablar su tono es más pausado, tratando un tema que sabe que puede ser peliagudo. - Aunque lo mismo lo anula todo después de lo tuyo. - Comenta. - Otra opción sería intentar ir mañana adonde te tengan. Fijo que él está allí. - Dice con lástima. - Pero si te da mal rollo no pasa nada, seguro que podemos buscar otra cosa.

La sonrisa del lord creció, si podría concebirse, dos veces más de tamaño. Todo su rostro parecía horriblemente deformado mientras las gruesas capaz de grasa se acomodaban a la nueva configuración. Sus ojos brillaron una vez más con orgullo y su voz tronó inmediatamente en respuesta a tu pregunta. -¡Vaya! ¡Qué gran observadora eres Angelina!- dice riendo sonoramente. -Sin embargo, si he de serte completamente sincero, yo no diría que he sido actor... de cierta manera, yo, he sido el Teatro en el Reino Unido y ahora que estoy aquí, se podría decir que soy el Teatro en el Reino. Te aseguro que no encontrarás más talento, más devoción o más drama que las que pondremos en escena a través de nuestras obras y que no existe ninguna compañía de teatro que pueda siquiera comparársenos- dice inflándose de orgullo, poniendo una de sus gruesas manos sobre tu hombro, de manera suave, aunque pesada. -Y ahora tú tienes el honor más grande que un alma podría pedir. Tú eres parte de nosotros- dice Lord Chamberlain. Y por una escasa milésima, sientes un estremecimiento imposible de definir al contemplar la manera como muestra sus dientes en lo que sería un gesto de alegría.

El hombre asiente. -Claro, mi niña. ¡Faltaba más! No podría dejarte ir sola a visitar a esta persona que crees es tu grillete sin que tu educación esté completa. Uno de los empleados del Futurist...- dijo, refiriéndose por primera vez a aquellos personajes en uniforme. -... te escoltará. Lo que me recuerda...- dice ahora mirando al hombre en uniforme que había venido con él. -¡El guión! ¡Pronto!- ordena y el hombre desaparece, rodeando con dificultad al masivo lord para ir escaleras abajo.

El lord te observa. -Bien, dejando de lado esos pequeños detalles, es el momento de que comiences: leerás y aprenderás el guión con ayuda de uno de tus colegas de la obra. Esperaba que estuviese por aquí... ¿os habéis conocido ya por casualidad?- y mira hacia el interior de aquella bodega de almacenamiento, mirando de lado a lado tratando seguramente de localizarlo en la oscuridad -¡John! ¡Jooohn! Espero que hayas tenido la educación de presentarte ante nuestra nueva actriz. ¿John?- dice llamando con fuerza. -Vaya... deberás disculparlo. Puede llegar a ser bastante ensimismado... lo cuál tendría excusa si tan sólo pusiese algo más de corazón en sus roles- en ese momento un sonido metálico desde el interior de la habitación te indica que tu compañero se dirige hacia la puerta con su paso lento y torpe.

La idea de ir a mi propio funeral me provoca un estremecimiento. El desánimo me invade y pesa como una losa en mi pecho. Niego levemente con la cabeza. - No, tía, no. No quiero verme otra vez... Muerta. -Lo vuelvo a decir en ese intento de acostumbrarme, pero me cuesta incluso pronunciarlo en pensamientos.

Joder. Todo estaba saliendo tan bien. Iba de camino a una maldita fiesta. Tenía a Josh, a mis amigos... Y recordar lo último que le dije a mi madre antes de escaparme... Joder. Mis padres tenían que haber flipado del todo y seguro que culpan a Edith y a Josh. Me imagino en el cementerio, con mi madre vestida de negro y diciendo "Se escapó de noche. Habíamos discutido". Un nudo aprieta la boca de mi estómago y el cosquilleo de mi sien toma presencia una vez más, como una manifestación de mi muerte.

-Además, puede que Josh venga aquí mismo, van a tocar en Halloween... ¿Cuánto falta para eso? -pregunto, llevando dos dedos a mi frente para tocar ese líquido que se derrama sin descanso.

Mientras tanto escucho al lord soltar el rollo. ¿Cómo puede ser tan pesado? Asiento cuando dice que iré acompañada y me esfuerzo por sonreír como si eso me hiciera feliz. -Confíate puto gordo de mierda -pienso con rencor-. Cuando menos te lo esperes te quedarás sin vedette. Y tendrás que salir tú a hacer el mongolo al escenario y todos te tirarán tomates por pesado. 

- Ah... Sí, sí -respondo cuando menciona a John-. Nos conocimos antes, Milord. John fue muy amable, me explicó sobre las sombras y todo eso. Creo que antes sentí una. -Ya de paso a ver si suelta prenda sobre el futuro de John. -¿Él también actuará en la obra? -pregunto entonces, disimulando un poco mi curiosidad para que no se me note ansiosa-. Creo que vi su nombre en algunos de esos bonitos carteles que hay por el teatro ¿Será Edipo?

-¿De verdad?- dijo el lord, mientras la sonrisa se reducía de tamaño y te observa con cuidado. -Las Sombras pueden ser bastante problemáticas. Mucho más para un actor profesional- su mano sobre tu hombro se apretó un poco, como si quisiera transmitir la gravedad del asunto. -Si te continúa dando problemas, infórmamelo de inmediato. Hay maneras de mantener a raya su influencia- explica. Una leve sonrisa permanece en sus labios, un gesto que parece afable y que complementa aquella apenas notable curvatura de la comisura de su boca hacia arriba. Los pasos de John se acercan, lentos, dubitativos, a medida que el sonido metálico que sus propias cadenas producen se va haciendo más fuerte.

-¡Ah! ¡Allí estás John!- dijo el lord lanzando una mirada severa al delgado actor. Hay una expresión de resignación en los ojos de tu compañero de camerino. -¿Te habría matado decir algo?- le increpa Chamberlain directamente, esperando una respuesta.

John responde con un lacónico "no, milord", que parece cargado de una desesperanza innata. Te lanza una mirada de reojo, mientras se queda allí, exhibiendo su lamentable apariencia física, delgada, casi raquítica, que contrasta fuertemente con la obesidad desproporcionada que exhibe Chamberlain.

-En fin. Angelina me ha dicho que has tenido la decencia de saludarla. Muy bien- pero había amargura en las palabras del noble. Se giró de nuevo hacia ti. -¿Cómo? Oh claro que no, mi niña. Tú eres la estrella, así que el papel de Edipo te corresponde a ti, por supuesto. En cuanto a John, es posible que haga un Creonte decente. O incluso un Tiresias creíble. Ya veremos qué puede hacer él por ti- dice lanzándole otra mirada fría a tu compañero, que no responde. -Oh... eso me recuerda, tendremos que hacer un afiche y ahora será tu nombre el que aparecerá en él. ¿Qué te parece?- dice el gordo aristócrata. -¿Prefieres que usemos tu nombre real o tu nombre artístico?- cuestiona mirándote fijamente de nuevo.

La presencia que desde su muerte se ha mantenido dentro de la cabeza de Angie recibe su negativa y no tarda en responder. Por dentro del cráneo de ella empieza a extenderse una sensación de ligera decepción, aunque sus palabras son de ánimo. - Bueno, no pasa nada si te da cosa, supongo que es normal. - Le dice. - Pero Angie, nena... - Continúa luego, tomándose un segundo para pensar en si no estará ella equivocada. - Para Halloween falta más de mes y medio. Para entonces el puto gordo puede haberte convertido en una cortina. - Señala. Sin embargo no tarda en volver a hablar, apartando aquella idea de inmediato. - Al menos si le dejamos: cosa que no va a pasar.

- Antes dijo que no te dejaría ir sola sin que tu educación esté completa. - Le recordó. - ¿Crees que llegará un momento en que te deje ir sola de verdad? Para mí que es una puta zanahoria para hacer que los burros caminen y no pasen de él. Mira John, que siempre sale con gente. Tenemos que buscar la manera sin contar con eso. Puto mentiroso.

Acto seguido, cuando ella hace aquellos comentarios sobre el Lord, de la zona de donde suele salir la voz de Elie sale un suspiro ligeramente aliviado al sentir que deja de pensar en su madre, en la muerte y todo lo demás para centrarse en la pintoresca imagen del gordo actuando. - Podría ser peor. - Comenta. - Podría ser director de una compañía de ballet y tener que ponerse un tutú cuando nos vayamos.

Dicho aquello Elie aguarda a que el gordo responda a las palabras de Angie, y al oír sus palabras el sonido del aire abandonando su garganta etérea suena de improviso, como si algo la hubiera pillada por sorpresa. - Ay, Angie, - Empieza con cierta urgencia. - que te quiere convertir en tío. En el puto Edipo. Joder. Por lo que más quieras, finge que no te has dado cuenta, que no crea que John te lo ha contado, o que te importa. Joder, tenemos que hacer lo que sea para irnos pronto de aquí. Este es capaz de ponerte pene. Y tiene pinta de que así hasta le gustas más. Joder, seguro que te da una forma que le ponga cachondo. Tiene pinta de ser de esos. Me dan escalofríos sólo de pensarlo.

De repente, antes de que me de tiempo de responder a Elie o al lord, empiezo a sentir algo extraño, como si mi misma alma se estuviese nutriendo de mis emociones. Pestañeo confusa y bajo la mirada hacia mi mano que empieza a brillar con una solidez inusitada, que no había experimentado desde que llegase a esta versión cutre y descolorida de Liverpool. 

Abro la boca sin estar segura de qué me está pasando y busco con la mirada al gordo. Él tiene que saberlo, lo sabe todo, ¿no? Me pregunto si esto fue lo que le pasó al inútil de Jonathan cuando le dieron las monedas y comprendo su sonrisa, porque la verdad es que de repente y mientras dura la sensación, me siento de puta madre.

Se me olvidan de repente las preguntas sobre las sombras que quería hacer y aprovecho para cambiar radicalmente de tema, obedeciendo a Elie y disimulando el horror que me provoca la idea de tener pene. -¿Pene? ¡Puaj! Eso es asqueroso, joder.

- ¿L-lo ha visto? -pregunto al lord, algo dubitativa y confundida- Eso que me ha pasado hace un momento... ¿Lo ha visto? ¿Qué era?

- ¿Lo has visto? -pregunto al mismo tiempo en mi mente, arrepentida por haber decepcionado a Elie y tratando de congraciarme de nuevo con ella. Al fin y al cabo si ella se enfadase conmigo estaría demasiado sola. ¿Qué me quedaría? ¿John? ¿El gordo? Sería horrible.

- He brillado, ¿lo has visto? No recordaba que faltaba tanto para Halloween, pero creo que tienes razón... Tenemos que escapar de aquí antes. Pero no quiero verme otra vez... -repito, algo más insegura que antes- Podemos ir a buscar a Josh a la facultad, o a su casa, o a algún ensayo. ¿No? -termino preguntando, esperando al mismo tiempo algún tipo de aprobación en ella y en Lord Chamberlain.

Y al mirar al lord me doy cuenta de que no he respondido su pregunta y eso probablemente sea una ofensa terribilísima. Así que me apresuro a subsanar ese error. - Mi nombre artístico me gustaría más, milord. -Reverencia. Busco entonces en ese lugar de mi mente, esperando que mis siguientes palabras agraden a mi nueva mejor amiga. -Elie Godnay. 

Al notar cómo Angie se va sintiendo mejor Elie se mantiene expectante, esperando ver qué es lo que está sucediendo. Aguarda en silencio, dejando que la chica disfrute de ese momento, y aguardando el momento en que sea ella la que la busque.

- Sí, lo he visto. - Responde entonces con un tono cálido y conciliador. - Y lo he sentido. - Dice después. - Ha sido genial. - Asegura antes de hacer una pausa. Un instante más tarde, cuando ella valora distintos lugares, Elie no tarda en interrumpirla, cortando el momento en que piensa sobre volver a verse muerta. - No te preocupes. - Le dice. - Hagamos una cosa: como ni siquiera vamos a controlar cuándo coño podremos salir de aquí la primera vez hagamos para que sea cuanto antes, y entonces ya lo vemos. Si cuadra mal, seguro que podemos buscar la manera, como esperarle fuera ese rato, o algo. Tú no te preocupes por eso: no voy a dejar que te veas así. - Confirma con seguridad, rebosando la convicción férrea de quien sería capaz de jurar por su propia vida.

Un instante más tarde, cuando ella da su propio nombre como artístico, la incorporeidad de Elie se llena de una sensación acogedora, como si en ese momento quisiera abrazar a Angie. Con aquel gesto es evidente que se ha borrado todo rastro de decepción. - Jo, Angie, eres genial. - Le dice. - Vale que no me acuerdo de lo de antes, pero me siento como si eso fuera lo más bonito que alguien ha hecho por mí. - Asegura. - Si pudiera, también brillaría. - Comenta después en un tono cómplice.

- Oye, ¿por qué no terminas de ganarte al Lord? - Pregunta como si estuviera a punto de proponer algo. - Jonathan brilló cuando le dieron las mierdas de monedas esas. - Expone. - Y está claro que es algo bueno. Dile que ha sido al pensar en hacer de Edipo para él, o al imaginarle de actor, o alguna mierda así. De esa lo clavas fijo.

El lord te observó con una sonrisa de satisfacción en su rostro. No dice nada sino que espera a que el efecto de aquel brillo placentero se desvanezca lentamente, dejando tranquilidad en ti, como quien acaba de tener una muy placentera cena. De alguna manera, tu interior estaba abarrotado de emoción, de pasión, de sentimientos que no podías expresar con facilidad pero que podías sentir como parte de ti.

-Por supuesto que sí- dice asintiendo tranquilamente, dándole un aire de normalidad a aquello. -Acabas de experimentar una de las Pasiones que te mantienen de este lado, querida niña. Cada Wraith tiene fuertes emociones que son las responsables de lograr que pase con su consciencia intacta a la Tierra de las Sombras una vez muere. Y cuando estás en contacto con esa Pasión, es como si la emoción misma se materializara en tu interior.- dice el hombre, tomando una innecesaria respiración profunda y haciendo con sus manos un arco hacia él, como si quisiera interpretar de alguna manera el proceso comparándolo visualmente con la inspiración. -esa emoción es la que llamamos Pathos. El combustible de nuestras almas, lo que nos permite existir y hacer cosas que los mortales no podrían concebir. Aunque tu cuerpo sea diferente, todavía puede sufrir daño...- dice el hombre con una voz un poco melodiosa -... pero puedes emplear el Pathos para restaurar la forma de tu Corpus a la original. Puedes continuar existiendo sin tener que sufrir el horrible destino que aguarda a los que terminan perdiendo su cuerpo- dice mientras te mira fijamente y luego lanza una mirada de reojo a John.

-También podemos emplear el Pathos para usar ciertas habilidades que los Wraiths podemos aprender. Cierto es que eres joven y apenas si sabes como funciona tu nuevo cuerpo- dice el Lord volviendo a poner la mano sobre tu hombro. -Pero con el tiempo podrás aprender a explotar ciertas capacidades que todas las almas son capaces de desarrollar y de emplear. Las llamamos Arcanos- dice mientras levanta el dedo índice de la otra mano -y en singular, Arcanoi- dice poniendo la mano en su pecho y haciendo especial énfasis en la pronunciación de este último vocablo. -En latín- aclara con orgullo.

Luego asiente a tu respuesta sobre el nombre que emplearás. -¡Qué profesional! Tu nombre artístico será. La increíble Elie, la maravillosa Elie. La estrella del Futurist- dice como si fuese el anunciador de un circo. -¿Cómo lo deletreas, mi niña?- pregunta mirándote de nuevo -Es un detalle al que debo prestar atención para que los afiches salgan perfecto. ¿No te parece?- dice sonriéndote.

La aprobación de Elie al usar su nombre es todo lo que necesito para asentir mentalmente a su última propuesta. -Claro. Eso puedo hacerlo fácilmente -pienso, con una sonrisa-. Y oye, ¿has oído eso? Dice que con el Pathos ese puedo devolver a mi cuerpo a su forma normal... Eso incluye perder un pene falso, ¿no? Eso espero.

- Arcanoi -musito, repitiendo la palabra. Joder, suena guay. Como algo ancestral y mágico o algo de eso. De latín no tengo ni idea, pero es como muy místico. 

Entre lo emocionante que suena todo eso de los Arcanos, lo de brillar por el Pathos y la idea de que pongan mi nombre en un cartel, casi me olvido de que estoy encadenada y soy una maldita esclava. Durante un instante casi podría sentirme excitada por todas esas novedades y halagada por el trato deferente que me da el gordo. Su forma de hablar de mí como si fuera una verdadera estrella, por mucho que sea el nombre de Elie el que use, me saca una sonrisa sincera.

Aunque la presencia de John hace que sea muy breve. Verlo allí, traslúcido y olvidado me recuerda que la situación no es tan bonita como el lord dice, que tengo que estar encerrada en una mierda de sótano pestilente y el desánimo vuelve a pesar como una losa que quiere arrastrarme hasta el jodido suelo. 

-Por supuesto, Milord -respondo a su pregunta, con una reverencia-. Se deletrea E-L-I-E   G-O-D-N-A-Y. 

Hago una pausa antes de ladear un poco la cabeza al mirarlo desde abajo y añadir algo más. -Es muy interesante todo eso del Pathos y el Arcanoi y todo eso. -Ahí voy -pienso, dibujando una amplia sonrisa-. Cuando lo sentí estaba pensando en la ilusión que me hace actuar para usted. Voy a esforzarme más que nunca para que esté muy orgulloso.