Partida Rol por web

Haciendo un esfuerzo lograron colocar la rueda con lo que los mercaderes se deshicieron en agradecimientos hacia el grupo.

-Mil gracias viajeros, nos habeis sacado de un apuro-les decía- ¿Nidoverde? Si, puede que quizás paremos allí aunque tenemos algo de prisa por continuar pero viajar de noche no es muy seguro y queda poco para que se ponga el sol del todo. Puede que os hagamos caso-dijo el mercader- ¿De donde venís vosotros?-preguntó el hombre sacudiendose las palmas de las manos.

Mientras hablais con los mercaderes y reparáis la rueda del carro os fijais en que uno de ellos lleva un medallón tapado por la ropa. Pero no os cuesta reconocer la forma que tiene: la de un dragón de 5 cabezas.

"De nuevo?", Pensó Joorin ofuscado mientras lanzaba una mirada de complicidad con Égida. Tensó el arco con una flecha y apunto a uno de los mercaderes. 
-Su medallón, es un cultista, Muestrales Égida-. La primera idea del mediano había sido seguirles la corriente, y acorralarlos en Nidoverde, pero era peligroso llevarlos al pueblo. El medallón que tenía en el cuello no era común, suponía que quien lo portaba, debía ser alguien importante, mas vale asumir lo peor y luego equivocarse, que subestimar la amenaza.
-Quietos todos, ni un movimiento o esto va a salirles mal-

Ante el aviso de Joorin, Abdali se puso en alerta. Desenfundó el espadón que llevaba sujeto a la espalda y amenazó a los supuestos mercaderes.

- Rendiros sucios cultistas! Es el tesoro robado a Nidoverde lo que lleváis aquí? Rendiros y no habrá derramamiento de sangre!

No entendía nada de lo que ocurría y se quedó asombrado al ver como sus compañeros comenzaban a llamar a los mercaderes cultistas. Realmente se le había pasado por alto todo. Se levantó y les apuntó con la ballesta pero no estaba seguro de nada. No había notado un temblor en su voz ni había ningún motivo que le indicara que aquellos no eran mercaderes. Una vez más se mantuvo atento para saber si lo siguiente que iban a decir era verdad.

No podían arriesgarse y tomaron las medidas oportunas. Cogiendo el martillo con una mano y acercándose al hombre que portaba el colgante, acercó la mano para sacarlo de la camisa y que sus compañeros lo vieran.

—Mi buen amigo se refiere a esto —por su mente pasaban dos opciones: una, que realmente fueran miembros del Culto y que intentaran escapar amparándose en la oscuridad; y dos, que sólo fuera un adorno y desconociera que era un símbolo de una secta peligrosa. O quizás sólo el padre es miembro—. Como verá, mis compañeros y yo pecamos de precavidos. ¿A qué viene este colgante?

La cara de sorpresa de los tres mercaderes igualaba a la de los aventureros. Estaban tan sorprendidos como ellos de haberse encontrado a sus enemigos en aquellas circunstancias.

-Vosotros... ¡Vosotros sois los que quemasteis el campamento!-dijo la mujer sacando un cuchillo y atacando a Abdali sin mucho acierto. Los otros dos cultistas también sacaron espadas cortas o dagas y se dispusieron a defenderse.

Quería pensar que era todo un malentendido. Que eran simples viajeros que habían encontrado el colgante y pensaban usarlo como regalo de bodas, o algo así. Aún confiaba en la bondad de la gente.

—¡Pero teníais que ser miembros de ese sucio culto! —bramó, lanzando un martillazo contra el hombre frente a él, continuando el hilo de pensamientos que tenía—. No os saldréis con la vuestra, ¡malditos!

El cocinero estaba sorprendido de lo que estaba viendo, no podía creer como habían tenido la suerte de encontrar a varios cultistas tan cerca de NidoVerde huyendo con el botín. Al ver como se lanzaba la mujer contra Abdali y a sabiendas de que este no tardaría en dar cuenta de él. Endozal apuntó al hombre junto a Égido y le clavó el virote en un muslo dejándolo herido para que sus compañeros acabaran con él.

El primer mercader ya se las estaba viendo con Égida y Endozal, la mujer pronto se las iba a ver con Abdali, Así que Joorin se centró en el otro mercader.

-Y ustedes quemaron Nidoverde desgraciados- Exclamó Joorin al tiempo que soltaba la flecha que tenía cargada. Mientras la felcha volaba, cargó otra pero no llegó a apuntar y se perdió en la llanura.
 

Abdali reaccionó al movimiento del cultista. Les había dado la opción de rendirse, él no disfrutaba matando, pero debía defenderse.

Golpeó con el puño de arma sobre el cráneo del que le atacó, con la intención de dejar fuera de combate al enemigo sin matarlo.

- He dicho que os rindáis! Última oportunidad, a la siguiente os abatiré con el filo de mi espada!

Los aventureros acabaron con uno de los cultistas y Abdali golpeó a la mujer dejandola inconsciente. Al ver aquella escena el más joven de los tres tiró el arma al suelo.

-Esperad, me rindo! Me rindo!-dijo desesperado intentando salvar el pellejo.

Joorin se deleitó con las súplicas del sectario, se acercó y pateó el arma lejos. 

-Al piso!!!!-Le gritó, y cuando le hizo caso le dio una bofetada en la nuca-Lo siento, no lo resistí- Le dijo en tono jocoso a sus compañeros.

-Atémoslo, los subimos al carro a estos dos y al cadáver y lo entregamos al gobernador. Por el amor de Yhondala que quiero llegar a Nido Verde de una vez por todas a ver a Rosa...-Y carraspeó con fuerza tratando de desviar la atención de lo que había dicho- A ver niño, dime, ¿ que llevan ahí eh?. ¿Es el tesoro de Nidoverde como dijo Abdali? ¿Eh? ¿Eh?- Y aprovechó para darle otra bofetada

La escaramuza terminó casi instantáneamente gracias a que ya trabajaban de forma coordinada después de pasar tanto tiempo en aquella caverna. Égida miró el cadáver del hombre sin sentir absolutamente ningún remordimiento, arrancó su colgante y examinó el cadáver para luego proceder a atar a la mujer—. Endozal, échame un mano con ella. Se te dan mejor los nudos.

Draenna había quedado atrasada, asegurando que nadie les seguía el rastro desde las cuevas. Cuando dio alcance a sus compañeros parecían haberse topado con problemas.

Cuando vio el colgante que Égida le arrancaba a uno de las s cuerpos, lo entendió todo rápidamente.

- Al parecer el culto del dragón se extiende más allá de lo que pensábamos. Deberemos ser más precavidos a partir de ahora, cualquiera puede ser un informante, un espía. - puntualizó.

Y se dispuso a ayudar en lo posible para cargar el cartomato y enfilarlo de vuelta a Nidoverde. No sin antes examinar su interior. ¿Que estarían transportado?

EL cultista trató de resistirse, pero enseguida fue consciente de que no había nada que pudiera hacer y en pocos minutos el grupo de aventureros había atado a los dos y sentado en el carro. 

La mercancía que llevaban debía era una diminuta parte del tesoro de los cultistas. Había piezas de cubertería y piezas de arte robadas de Nidoverde y otros pueblos, ropas, telas y alguna otra mercancía poco valiosa para poder pasar inadvertidos allí a donde se dirigieran.

Pero Draenna encontró también una carta enrollada escondida entre las cosas. Una carta de Rezmir hacia uno de los miembros del culto que dice lo siguiente:

Ala de Dragón Lemura Capadehierro,

Temo que nuestra operación se haya visto comprometida con la fuga del monje Erlanthar. Así comenzamos la segunda fase. Nuestro tesoro recolectado se dividirá entre varias caravanas, cada una enviada en una ruta diferente a través de la ciudad de Puerta de Baldur. Una vez allí, guarda el tesoro en la casa segura y reuníos con nuestro agente Aravas Foxtraveler en la posada de La Vaca Galopante para obtener más información.

¡La Reina de los Dragones se levantará de nuevo!

Susurradora de Dragones Rezmir

Endozal asintió a Égida y se puso manos a la obra atando con esmero al joven cultista, aprovechó para recuperar el virote clavado en la pierna del cultista que había abatido junto con Joorin y con su daga cortó una gran tira de la ropa de este para amordazarle. Una vez asegurado el joven recogió las armas de estos y las metió también en el carro del que Draenna había extraído un carro de la difunta líder de los cultistas en la que indicaba que dirigían sus caravanas hacia Puerta de Baldur. 

Su ojos se abrieron como platos, si iban a seguir al culto debían de ir muy lejos.

Puerta de Baldur, es una gran ciudad que puede ofrecer mucho. Y seguramente albergar demasiados peligros, pensó el forjado al leer la carta. Eso daba más información y un nombre nuevo: Ala de Dragón Lemura Capadehierro—. Regresemos a Nidoverde y entreguemos a estos malnacidos a sus autoridades junto a lo que saquearon. Ellos decidirán qué hacer —comentó, anotando las armas de los cultistas en su botín personal. 

-Vamonos de una vez- el mediano hablaba con hartazgo- Seguramente en Nido Verde, alguien podrá sacarles mas información sobre ese tal Lemura.

Joorin lanzó una mirada al cielo y suspiro- En poco tiempo va a anochecer, no nos demoremos.

El grupo continuó llevando a los dos cultistas atados en el carro. No tardaron mucho en cruzar Nidoverde y algunas personas que los reconocieron les saludaron. Había pequeños grupos de soldados haciendo patrullas por las calles para asegurarse de que todo estaba en orden. Finalmente llegaron a la pequeña fortaleza. Un par de guardias cogieron a los cultistas y los llevaron a las mazmorras mientras que un muchacho cogía las riendas del caballo y lo llevaba al establo para darle de comer. 

El ambiente era mucho más tranquilo que un par de días atrás, pero aún se podía ver la destrucción que había dejado el dragón a su paso. Aún no habían podido enterrar a todos los muertos y todo el mundo parecía muy activo pese a las horas que eran. Una mujer les hizo pasar explicándoles que el gobernador Nighthill estaba reunido con un noble venido de Aguas Profundas, pero que se alegraría de recibirlos. Les guio hasta la sala donde se encontraba el gobernador. Se encontraba en una amplia mesa donde había cuatro personas más comiendo con él sin duda uno de ellos, por sus ropas, debía ser el noble que había dicho la mujer y los otros sus sirvientes o su escolta.