Partida Rol por web

Los dracos continuaban atacando pero el grupo parecía tomarselos más en serio ahora que sabían de que eran capaces sus enemigos. Habilmente lograron esquivar casi todos sus golpes mientras que Égida les bendecía. El cuerpo del mediano sangraba en el suelo pero por suerte para Joorin el draco lo había dejado a un lado y había vuelto a enfrentarse a Égida. Sin embargo sangraba demasiado...

Una parte de Joorin quería seguir... En su inconsciente, su mente proyectaba imágenes de sus compañeros, a sus oídos llegaban los ruidos de la batalla, pero el cuerpo del mediano estaba muy maltrecho y cada vez estaba mas cerca de pasar el umbral.

Ni con los ánimos que les daba Égida conseguía Abdali dar a su oponente. Era un fracaso como guerrero, debería retirarse y dedicarse al pastoreo...

Veía en el suelo como Joorin se desangraba y los Dracos arremetían contra Égida heriendolo de nuevo. Las lágrimas caían por los ojos de Éndozal, les había forzado a continuar por la esperanza de encontrar a Talis y al resto de prisioneros y por su culpa Joorin estaba a punto de fallecer. La rabia se acumulaba en sus ojos y mientras maldecía en silencio a los malditos Dracos, sintió la bendición de Égida. Agarró con precisión la ballesta y buscó uno de los ojos de un Draco, siguiendo su movimiento de un lado a otro hasta predecir el lugar dónde iba a estar hasta que el virote llegara. Cuando tuvo la percepción de que así iba a ser apretó el gatillo y el virote perforó el ojo entrando bien profundo.

La loba siguió peleando por mantenerse encima del lagarto. Este se esforzaba más en seguir respirando que en hacer daño a la negra bestia. Poco a poco se estaba desangrando por las heridas en la garganta. Solo era cuestión de tiempo que dejara de revolverse y se rindiera ante la imposibilidad de sobrevivir.

La bestia siguió ensañándose con mordiscos cada vez que el reptil dejaba un flanco sin proteger, un resquicio de piel sin escamas. Ya fuese en el vientre o castigando aún más su garganta con uñas y dientes...

Y mientras esa vorágine sangrienta tenía lugar, sin que la loba fuese capaz de levantar la vista, no muy lejos de allí, uno de sus compañeros estaba apunto de perder la vida.

Égida no iba a permitir que Joorin resultara más y más maltratado por aquel Draco después de haberse puesto en peligro para salvarle. Concentrando sus energías curativas a fondo, extendió su poder hasta él para cerrar sus heridas más graves y cortar el desangramiento.

Mientras Égida trataba de curar las graves heridas de Joorin, sus compañeros se las ingeniaron para acabar con dos de los Dracos que les atacaban. El que quedaba seguía atacando a Abdali, acosandolo con tanta violencia que el kalishita apenas podía responder a sus golpes aunque respiró aliviado al ver que su compañero cocinero se levantaba a duras penas pero con vida.

La enorme loba siguió zarandeado el cuerpo sin vida del lagarto. Llegado el momento abrió las fauces y el cuello lánguido del monstruo se quedó colgando hacia un lado. La bestia lo soltó dejándolo caer contra el charco de sangre que ya empezaba a formarse en el suelo.

El cuerpo cayó a plomo, la loba pasó por encima del mismo sin ningún reparo. Ya tenía sus ojos clavados en su próxima presa...

Rodeó lentamente al draco que se enfrentaba con el calishita, aprovechando su espalda. El lomo erizado, los músculos en tensión, listos para saltar como un resorte, pero ni un sólo gruñido que alertara a su víctima del inminente ataque. 

Las almohadillas de sus zarpas se despegaron del suelo a la velocidad del rayo para ir derechas a la espalda del enemigo, seguidas de un mordisco en el lateral del cuello. 

Ya lo tenía a su *merced, era solo cuestión de segundos... otra presa, otra criatura muerta a su lista.

El virote se incrustó tanto en el ojo del Draco que cayó muerto en el acto mientras Draenna podía deshacerse del anterior. Vio con alivio como Égida devolvía a la vida al pequeño mediano y eso hizo que Endozal respirara un poco más tranquilo. Tanto que aunque quiso repetir el ataque anterior la rabía que había sentido y como se encontraba en ese momento había desaparecido y por mucho que trató de apuntar al ojo del último Draco no lo llegó a conseguir pues Draenna en su forma lobuna se había enzarzado completamente con el Draco y no paraba de Zarandearlo..

Joorin sintió una voz dulce y melodiosa, lo llamaba a descansar. El mediano en su trance de inconsciencia llegaba a sentir el daño sobre su cuerpo, el dolor. Quería que todo termine y esa voz le prometía justamente eso. La voz se mostró y una figura de grandes alas emplumadas apareció en la ilusión que estaba viviendo el mediano. Llevaba un gran arco en la espalda, una armadura de pieles y la cara decorada por pinturas de guerra.

Joorin comenzó a seguirla, a medida que se acercaba, el dolor se pasaba y la felicidad aumentaba. Luego el dolor volvió.

La figura alada desapareció y en su reemplazo, Joorin pudo ver y sentir a la mole de acero de Egida sacudiendolo y despertandolo. El cuerpo le dolía, aunque un poco menos, y el mediano comenzó a preguntarse: "debo agradecerle?". No estaba seguro que era mejor, si volver a despertar en esa cueva o dejar este mundo de una vez. Las promesas de aquel ángel eran muy tentadoras.

Miró en todas las direcciones, el Draco que lo había noqueado yacía muerto, y solo quedaba uno trenzado a los mordiscos con Draenna. 

Llevó la mano a su espalda, todavía tenía el arco. Se paró a duras penas y tenso la cuerda. La flecha salió bien encaminada clavándose en un costado del animal. 

Mientras Draenna mordía al Draco el mediano como pudo tensó una cuerda de su arco y con certera puntería logró abatir a la bestia que se revolvió bajo las garras del enorme lobo. El grupo se quedó unos instantes paralizado como si esperaran que de algún lado saliesen más enemigos, más kobolds escondidos entre las rocas... pero no ocurrió nada. El grupo se relajó pues habían acabado con aquellos monstruos aunque había estado a punto de salirles caro.

Égida se dejó caer, apoyando la espalda contra la fría pared de roca. No importaba las veces que lo dijera o pensara, en aquel lugar no había momento para confiarse. Y esos monstruosos dracos guardianes lo habían demostrado. Joorin había estado a punto de pagarlo caro, y si no hubiera sido precisamente por el mediano, él también.

Aprovechó para echar un vistazo a las heridas del grupo: Endozal y Draenna estaban en bastante buen estado, habiéndose llevado la peor parte el resto. Tocaba usar su don para cerrar heridas con ellos y rezar para tener más suerte en el próximo combate.

¿Acababa de decir rezar?

Gracias - dijo apoyándose en la mano acorazada de Égida, pues le había venido un vahído y temía desmayarse. Había estado a punto de ser derrotado por su propia torpeza y eso había herido el orgullo del joven guerrero.

Se atrevió a tomar el aliento por un segundo y, junto a la curación del constructo se sintió mucho mejor. Al menos físicamente. No se veía capaz de limpiar de alimañas aquella cueva, pero claro tampoco quería abandonar a posibles prisioneros ahí encerrados.

Esperó a que la gente más lista del grupo tomara la decisión por él mientras se secaba el sudor y la sangre del rostro con su ya en exceso sucia camisa.

Después del disparo, El mediano se cayó de rodillas al piso víctima de la fatiga y el mareo que le provoco literalmente casi morir.
Se incorporó sin decir una sola palabra, Retiró de los cadáveres las flechas que todavía estaban en condiciones y las guardó. Esperaba no tener que usarlas mas.

El conjuro de Égida, se sintió como una cerveza en una tarde de primavera. Revitalizante a mas no poder. Físicamente el mediano se sentía muy bien, pero su mente no estaba tan bien.

-Cuanto mas falta para irnos de aquí?, En serio creen que podamos enfrentar otro combate así?, recuerden que debemos informar sobre los movimientos de los cultistas.

La loba se desembarazo del último de los dracos que ya sin vida, todavía se aferraba a ella. Se apartó del cadáver y dió un par de pasos hacia delante.

La poca luz que bañaba la estancia reflejaba manchas de sangre en su tupido y oscuro pelaje que absorbía todo brillo. 

Se sacudió un poco y estiró los músculos para aliviar la tensión del combate. Entonces dirigió su profunda mirada hacia Endozal, esa mirada que escondía de inteligencia más allá de la bestia.

Enfiló su hocico hacia el fondo de la cueva, volvió a mirar al cocinero humano y sin pronunciar un sonido más, se enfiló hacia la oscura gruta intentando no hacer ruido, pero su jadeo cadencioso no ayudaba en demasía...

Se dejó caer a un lado sollozando, vio como Égida trataba las heridas de sus compañeros pero no las suyas. Observó el rostro de Abdali agotado y las palabras de Joorin le destrozaron. Él había forzado al grupo para avanzar y casi los matan, no sabía si quedaba mucho de aquella cueva tampoco pero no quería que ellos murieran allí. Había llegado la hora de marcharse. No se paró ni a recoger los virotes. Reordenaba los que tenía en su mochila para llenar el estuche cuando iba a decirles a todos que era hora de marcharse. Pero entonces Draenna en su forma de lobo parecía ansiar más lucha. La mirada que le echó le dió miedo y de pronto la loba marcho al trote haciendo bastante ruido.

No había mucho más que hacer con la loba marchando hacia el frente pero no podía avanzar ellos, no con aquella oscuridad. 

- Draenna vuelve. fue lo primero que dijo pero la loba marchaba con decisión por lo que actuó fuera de si y de su lugar. No le correspondía dar ordenes pero esta incursión lo había endurecido mucho y estaba mucho más resuelto. Con su reciente adquirida facilidad de estudio, estudio el lugar en el que estaban. Si a ellos los habían emboscado porque no podían hacer ellos lo mismo. - Draenna busca al enemigo y atráelo a una emboscada. La dijo antes de que desapareciera en la oscuridad y en un visto y no visto se puso a dar instrucciones. Había recordado las palabras con Égida cuando el estaba asustado, ahora todos estaban heridos y casi derrotados pero no podían detener a Draenna. Tenía que organizarlos para que el combate fuera a su favor. Desde que había salido de la taberna había visto el suficiente combate como para saber como hacer una emboscada, como las que les habían echo a ellos y si Draenna les atraía podrían mermar las fuerzas enemigas antes del combate cuerpo a cuerpo, por lo menos esperaba que ella le hubiera oído. - Su forma le hace desear la sangre pero no podemos seguir luchando a ciegas. Que los atraiga y lucharemos aquí dijo mientras encendía otra antorcha. Dejó la primera donde la había dejado caer y dejó una segunda en la salida por la que había marchado Draenna en busca de más enemigos. - Buscad un sitio desde el que sorprenderles al entrar en la luz a distancia y luego cargad para acabar con ellos. Si os ponéis lo suficientemente lejos quizá podáis atacar a distancia dos veces, pero si alcanzan a Draenna id en su ayuda. Después de su vuelta nos marcharemos si esta cueva sigue sin terminar. Siento haberos obligado a luchar por algo que no sabemos si habrá. mientras se disculpaba se escondió torpemente con el sentimiento de culpa en la zona baja de las escaleras por las que subieron los Dracos en penumbra y se mantuvo a la espera mientras el resto se organizaba.

—Apoyo tu plan —dijo el forjado, incorporándose y balanceando un par de veces el escudo. Se le había ocurrido usarlo la próxima vez en combate pero no le pareció suficientemente contundente—. Pero me niego a dejar este lugar a medias. Hacerlo significa dejar a las bestias del interior para que salgan en busca de alimento y ataquen a las caravanas o pueblos de los alrededores. Sería como todo el tiempo invertido no sirviera para más que agotarnos. No sólo es por los prisioneros: cualquier pista, por pequeña que sea, que nos ayude a destrozar a este culto y desbaratar sus planes, es bienvenida.

Y diciendo esto, se puso a la distancia máxima que sabía podía lanzar su chorro de llamas y se preparó para que Draenna atrajera a los enemigos. Si es que quedaba alguno.

No le gustaba seguir peleando pero la idea de Endozal no estaba mal. Joorin asintió con la cabeza miró en todas direcciones y ubicó un rincón oscuro para esconderse. 

"Espero que Draenna vuelva solo para decirnos que no hay mas peligros" Pensaba para si mismo. Las preocupaciones de Joorin no lo dejaron percatarse que medio cuerpo había quedado a la vista. 

Drenna avanzó hacia la cueva. Resultó que aquella parte de la caverna conectaba con la gruta principal que llevaba a la entrada pero también continuaba hacia lo profundo de la mina y una pequeña abertura al otro lado descencía hacia la oscuridad. Era una zona amplia llena de rocas y con algunos hongos. La loba avanzó lentamente pero prontos sus patas toparon con algo. En el suelo había cadáveres de algunos murcielagos lo que la hizo mirar hacia arriba. En el techo, como si fueran murciélagos, había un puñado de Stirges, mas de 6. Parecían tranquilas pero si sus compañeros avanzaban por allí sin cuidado seguramente las violentas criaturas les atacasen. 

Draenna transformada en loba seguía siendo inteligente. Cuando descubrió lo que esas criaturas podían hacerle siguió el plan de Endozal. Comenzó a ladrar a los monstruos que colgaban de las estalactitas para provocarlas. 

Una vez consiguiera alterarlas y la persiguieran, agarraría entre sus fauces a uno de los cadáveres en el suelo y correría hacia la gruta donde estaban sus compañeros que aguardarian la emboscada.