Partida Rol por web

La androide no logró su propósito. Retrocedió, temiendo llevarse una buena hostia y preparándose para esquivar el golpe. Leyó la confusión en los ojos de Quentin, ella alzó las manos como para disculparse o explicarse y vio que Eshan atacaba.

-¡No, no, no, Eshan!

Tarde. Cerró los ojos y escuchó el crack. Los abrió muy abiertos entonces.

-¡Quentin, maldita sea, qué has hecho!

Verca sintió una rabia intensa y fugaz en ese instante. Le dieron ganas de gritar y de aporrear al gigantón. Tan cerca y todo estropeado por un cuerpo frío e inerte.

Corrió hacia el guardia. Lo examinó deprisa, le alzó la cabeza.*

-Joder, joder. Te pondrás bien, te sacaremos de aquí. ¡Quentin, ayúdame! 

El pulso de Eshan era muy débil, apenas inexistente, y si respiraba, Verca no podía decirlo con claridad. Parecía que estaba vivo, pero seguramente en coma o algo parecido...

Armando ya estaba terminando de quitar los asientos de la nave, cuando Quentin entro para ver como podía ayudar. Estaba tan concentrado en ganar espacio para que pudiesen irse y hacerlo en el menor tiempo posible, que apenas se había enterado de lo que había ocurrido fuera de la pequeña lanzadera.

-Saca este asiento y ya esta, mucho más no se puede hacer.- Le dijo a Quentin mientras que se fijaba que al estar los dos, muy poco iba a quedar para nadie más. -Va a ser muy difícil que podamos salir los 4, hay que dejar un poco de sitio para poder manejar la lanzadera, es casi automática, pero hay botones que pulsar.- Había hecho lo que había podido, y ya podían ir entrando para salir del hangar antes de que llegasen los de seguridad.

En cuanto el grandullón salió con el último asiento, asomo la cabeza y llamo al resto.

-¡Venga, todos arriba que nos vamos! Iremos un poco apretados, pero es lo que tenemos.- Antes de volver al puesto del piloto se fijo en Verca que estaba junto a Eshan que estaba en el suelo. Pero no había tiempo, o se largaban ya o les pillaban.

-¡Corred que no hay tiempo!

Verca apretó los dientes. -Maldita sea, murmuró, mientras sujetaba la cabeza de un Eshan moribundo. Levantó la vista hacia la puerta, que resistía, pero no mucho más.

-Quentin... Quentin... -susurraba. 

Sin mirar a Eshan, rodeó con los brazos su cuello.

-Hasta la vista, amigo.

Un movimiento relámpago y un ¡crack! , partió el cuello del ex guardia. Se puso en pie y corrió hacia la lanzadera, tal y como urgía Armando.

-¡Ya estoy, estamos todos, nos largamos! 

Con un último gesto de una delicadeza extrema, Quentin cogió el cuerpo de Cave entre sus brazos y lo introdujo en la lanzadera. 

-Vaaaa-mmmmooossss... - dijo entre lágrimas...

Armando se colocó en el asiento del piloto, el único que no podían desmontar si querían salir de allí, y Verca y Quentin se ajustaron como pudieron en la parte trasera, con el cuerpo de Cave encajonado.

En ese momento, los guardias consiguieron abrir el panel solamente unos centímetros. Lo suficiente para empezar a dispararles por el hueco, mientras seguían intentando abrirlo del todo.

- ¡Vamos, vamos, vamos!- gritó Armando, encendiendo todos los sistemas.- Agarraos donde podáis ahí detrás.

Armando se coloco en el asiento del piloto, el único que habían dejado, pensado que aquello estaría totalmente automatizado y habría que hacer poco más que pulsar los botones de encendido. 

-¡Alguien sabe pilotar esto?- No deberían de ser unas palabras muy tranquilizadoras para el resto, pero es que el no sabía demasiado de pilotar. Y tal vez Verca si que podía hacerlo con ciertas garantías que el estaba muy lejos de poder darles. O Quentin, cualquiera podría saber más de pilotar aquella lanzadera que el pobre Armando. 

Quentin no es que tuviera tampoco demasiada idea, pero aun así se colocó en el asiento del piloto, tirando a Armando hacia la zona de atrás con pocos remilgos. Se abrochó los cinturones y empezó a activar los motores, esperando que aquella cosa fuera más parecida a un coche de superficie que a una nave interestelar.

Fuera de la lanzadera, los disparos se intensificaron. Verca vio por la escotilla que los guardias finalmente habían conseguido entra en el hangar, y ahora descargaban toda la potencia de fuego de sus láseres sobre la nave. De momento no habían conseguido abrir brecha, pero la androide podía notar como el fuselaje vibraba y se calentaba.

Los motores acabaron de ponerse en marcha, y Quentin empujó los mandos hacia adelante al máximo. La nave salió rauda en respuesta a la orden, lo cual parecía una buena idea... si no fuera por el hecho de que sus dos pasajeros no tenían asiento de seguridad al que atarse.

Tanto Verca como Armando salieron disparados hacia atrás, golpeándose con fuerza contra la pared del fondo, para luego recibir además el impacto del cadáver de Cave, que también les cayó encima. Armando recibió un fuerte golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente, y Verca gritó de dolor al entender que se había partido el brazo que ya tenía herido.

Por suerte, habían conseguido salir. Verca usó sus últimos recursos del kit médico para vendar la cabeza de Armando, quien volvió en sí al cabo de una hora. Su brazo seguramente no volvería a sanar, pero con su parte del botín podría comprar un buen ciberbrazo para reemplazarlo.

Una vez lejos del casino, Quentin puso el piloto automático y se dedicaron a contar el botín. Descontando el brazo biónico para Verca y un bonito entierro para Cave, todavía les quedaría lo suficiente como para retirarse en una buena villa en otro planeta. No serían multimillonarios, pero no tendrían que volver a trabajar. Lo habían conseguido.