Partida Rol por web

El tren con destino a Berlín se dispone a marchar desde el andén cuatro, se ruega a los pasajeros que suban...

Tu coche se detiene junto a la estación, tu chófer se baja y te abre la puerta, sales del vehículo y te diriges a la estación, apoyándote en el bastón típico de la nobleza, interpretando perfectamente tu papel. No le has dicho nada a tu chófer, pero sabes que te sigue cargando tus maletas.

Tu amigo en el gobierno te ha conseguido un pasaje en el tren, que debe ser el que está a tu derecha, seis vagones, incluidos locomotora y carbón.

A tu izquierda hay tres personas hablando, una atractiva, aunque madura, mujer rubia, un tal Francesco Alexandro, que nombras a menudo en tus informes a los Aliados y el hijo de Marco Gario, miembro del gran consejo fascista, que parecen estar esperando el mismo tren que tú.

Tras ellos dos coches alemanes se detienen.

Estáis manteniendo una agradable conversación junto al tren que os llevará a Berlín, nada interesante, rumores y chismorreos varios cuando veis como de un elegante vehículo del que se apea un hombre de atuendo y comportamiento noble, seguido de un chófer que carga sus maletas.

Detrás vuestro se detienen dos vehículos negros, con las insignias del Reich...

Os encontráis en el interior de un gran vehículo negro, una berlina con ocho asientos, el chófer y el alférez Karl Bergen se encuentran en los asientos delanteros, mientras vosotros recibís instrucciones sobre el tren y su carga. Delante vuestro otro vehículo lleva vuestras maletas.

Debido a la situación en Italia Himler y Rommel han decidido, con aprobación de Hitler, trasladar una carga importante hasta Berlín, donde estará más segura. Dicha carga ha sido colocada esta noche en un vagón de carga de vuestro tren, el contenido ni yo mismo lo conozco, pero debe ser bastante importante, junto a la carga hay un arcón con cuatro rifles, un pequeño arsenal para su protección, esta es la única llave que la abre, Capitán Stein, se la entrego.

El viaje ha sido preparado por el Capitán Stein eligiendo una ruta en la que todos estamos de acuerdo, pues aunque algo más larga, no levantará ninguna sospecha pues pasa por varias ciudades importantes, sin embargo no abandonarán el tren en dichas ciudades, ¿queda claro? Una vez en Berlín alguien les recibirá-mira al capitán Stein-...como es debido.

El coche se detiene en la estación.

Hemos llegado, ¿alguna duda?

Te encuentras en la cafetería de la estación, tomando un refresco sin hacer nada en particular, a la izquierda a través de la ventana hay tres personas conversando, detrás de ellos está tu tren, que esperas que te lleve a Berlín y obtener allí algún beneficio...al grupo de tres personas se acerca un noble seguido de su chófer, y al otro extremo del andén acaban de llegar dos coches de las SS, negros. Mal asunto...probablemente son los que viajarán contigo, es inevitable, pero no te agrada en demasía...

Bebes otro sorbo de Whisky, es muy pronto para beber, pero lo necesitabas fuera, en el andén, acabas de ver a la esposa de Pichurri, y se te ha acelerado el pulso. El camarero te ha mirado extrañado cuando se lo has pedido, también ha mirado tu escote, pero no te ha molestado, tu preocupación está fuera de la cafetería.

Ella conversa con otro hombre y un joven junto al tren al que vas a subir, tras ellos aparcan dos coches negros, con insignias alemanas...

Intento continuar con la conversacion sin hacer caso de los oficiales de las SS que vienen detras de mi.

Llego cargando dos maletas de gran tamaño y una gran bolsa al tren y se las cedo a un jefe de estación quedandome con la bolsa. Este comienza a subirlas en el vagón de equipajes. Sin esperar más señal, me introduzco en el tren y busco mi compartimento aun con la bolsa al hombro.

- Tengo una pregunta coronel, miro fijamente al coronel a los ojos, ¿Cuánto apróximadamente durará el viaje hasta Berlín?

Senn se acerca al superior con preocupacion en los ojos.

Mi Coronel, ¿sabemos algo de la linea del frente? ¿cuales son las previsiones?

-A mí me gustaría saber, señor. Si viajaremos únicamente nosotros en este tren o lo compartiremos con personal civil.

Me termino el refresco mientras observo con aire distraído a través de la ventana. Al principio nada hay que llame en demasía mi atención o me genere algún tipo de molestia. Personas conversando en el andén mientras, seguramente al igual que yo, esperan sea hora de abordar el tren con destino a Berlín.

Al mirar hacia el extremo opuesto del andén me encuentro con la nada grata sorpresa que dos coches de la SS acaban de estacionarse, lo cual, dado la tranquila forma en que han llegado, sólo puede significar una cosa: Van a viajar. Que viajen en realidad no es problema, que lleven el mismo destino que yo sí que lo podría representar. Definitivamente estos alemanes no me acaban de agradar.

Se escucha la voz por el altoparlante anunciando que los pasajeros deben abordar. Dejo sobre la mesa un billete que cubre con holgura el coste de lo consumido, me coloco el sombrero, cojo mi maletín (ya el resto de mis pertenencias se encuentran convenientemente acomodadas en el vagón del equipaje) y abordo el que, de acuerdo a la información que figura en el boleto, es mi vagón. Así pues me dirijo hacia el último de los compartimientos, ya que ese es el mío, y me siento a esperar que el tren emprenda la marcha.

Es un transporte exclusivamente militar, aunque les acompañarán los miembros del servicio de trenes, cocinero, maquinista, etc...en un viaje que tenemos estimado de algo más de un día hasta la frontera alemana y dos más hasta Berlín.

Las noticias del frente como saben no son buenas, los Aliados están en Sicilia y que nos capturen Mesina es custión de tiempo...lamentablemente.

En fin...vayan bajando del coche.

Mientras dos hombres suben al vagón de los italianos salen, de los dos coches negros, un total de once soldados de los cuales cinco recogen los equipajes y los llevan hasta el vagón de carga.

Es en ese instante cuando un coronel de las SS mira extrañado el último vagón, donde viajarán los italianos, y pronuncia una maldición.

¿Qué significa esto? ¿Dónde está el jefe de estación? Éste es un tren militar, ¿por qué hay un vagón civil enganchado en él? ¿Dónde está el responsable? ¡Que se presente aquí de inmediato!

Llegamos, mi esposo y yo, acompañados por dos mozos que cargan mi equipaje. Unas rápidas y breves instrucciones y mis maletas son subidas al tren. Cuchicheo al oido de Mario que sonríe. Acomodo mi vestido azul, entallado... hecho a mi medida, Tomo mi abrigo y mi equipaje de mano y subo al tren, sonriente. Me despido arrojándole un beso a mi esposo, adios, amore mio, ci vediamo presto...

Busco mi compartimento mientras escucho los gritos de un hombre afuera. Suspiro. Qué modales...

Pichurri espera a que su esposa suba al tren y después se acerca disimuladamente a la cafetería y pasa cerca de ti:

No te preocupes, no sabe nada, ella está aquí por error, viaja a Berlín, cuídate, te quiero, te quiero un montón...

Tras decir esto sale por la puerta y sube al coche.

Desde una ventana ves como tu marido intercambia unas palabras con una joven en la cafetería y se sube al coche que le llevará de vuelta a casa...

Cierro los ojos, al oirle declararme su amor, con ella tan cerca. Estiro mi mano hacia abajo, y aprieto la suya disimuladamente sin volverme, y le dejo seguir.

Suspiro, perdida en mis pensamientos, desviando mis ojos hacia el lugar por donde ha pasado Romina. Echo la cabeza hacia delante, para dejar que mi pelo cubra mi cara, y me lo aparto con la cara. Sonrio al camarero, con coquetería, y me bebo lo que queda del whisky de un trago. Tras pagar, le dedico un dulce:

- Ciao, ragazzo. Y le lanzo un beso.

Subo al tren, con aire ausente, buscando mi departamento.

El maquinista se encoge de hombros ante los gritos del Coronel:

A mí no me mire, yo sólo manejo el tren y me han dicho que vaya sólo. Pregunte al maitre, el señor Kassel, es el que ocupa de estas cosas; yo ya tengo bastantes problemas, hoy he discutido con mi mujer por cuarta vez en esta semana, y es martes...

Acto seguido se sube a la locomotora

Fuera del tren continúan los gritos del oficial porque vuestro vagón está enganchado a SU tren, o eso dice él...

Sólo sois tres los ocupantes del tren y ya os estáis instalando. Una hermosa joven se acaba de unir a vosotros mientras busca su compartimento.