Partida Rol por web

El tiempo fue pasando mientras permanecía escondido, esperando a que todo el mundo se hubiera ido y que aquel "Ryan" se hubiera ido a dormir donde quiera que fuera, otorgándome por fín la oportunidad para averiguar algo más del local. Como por ejemplo, que llevaba aquel licor y si podría llegar a usarlo para intentar redimirme. O al menos había llegado a esa conclusión durante la espera.

Si podría entregárles algo a cambio, quizás una entrada estable a éste mundo, podría llegar a convencerles de que no tenía nada que ver con la trición de Grishgûkh. Lo cual iba a ser algo titánico, por supuesto, pero tampoco andaba muy boyante de ideas en éstos momento.

Prudente, empecé a caminar en busca de uno de esos barriles. Preparado para enfrentarme a cualquier amenaza que pudiera aparecer en éste desierto tugurio.

Los barriles de cerveza no estaban muy lejos. Aunque sin duda había varios de ellos con diferentes dibujos a modo de etiquetas. No entendías que significaba cada uno, ni cuáles eran las diferencias. Afortunadamente, nada ni nadie llamó tu atención por lo que podías tomar cualquier tipo de decisión libremente.

¿Qué significará?

Me pregunto examinando el símbolo de uno de los barriles, aunque intuyo que serán las diferentes variedades disponibles y únicamente será una manera de identificarlos. Si en verdad esperaba averiguar que se escondía tras ese brebaje primero debía descibrar este rompecabezas, así que me encaramé al primer barril para a continuación intentar abrirlo.

Abres el primer barril para darte cuenta de que en su interior había un líquido del color del cobre con reflejos dorados. Sin duda aquel líquido era el mismo, o al menos parecido, al que antes los parroquianos bebían en sus jarras.

Me acerco lo suficiente para llegar a tocarlo con la punta de la nariz, aunque unicamente mi intención es olerlo, pues no quería imaginarme los efectos de caer en ese líquido si con siquiera probarlo era capaz de hacerte croar como un sapo. Quizás de acabar dentro pueda termianr convertido en uno, lo cual sería bastante desagradable.

Pero mal que me pese, sabía que la única manera de averiguar si era o no aquel extraño líquido terminaba por probarlo. Y por ello debía buscar a un sujeto de pruebas, el tabernero por ejemplo, así que fui en busca de jarra con la que recogerlo para después ir en su encuentro. Lo cual era mucho más fácil de decir que hacer, porque de seguro que iban a ser todas enormes para mi pequeño tamaño.

Era frustante.

Logras encontrar una pequeña jarra que anda por ahí tirada que te puede ser de utilidad para llenarla. A duras penas logras abrir el barril y llenar la jarra sin caerte dentro del líquido.

El problema ahora era encontrar a su dueño, era muy tarde, la taberna estaba cerrada y ya nadie andaba por allí.

- ¡Maldicion!

Esputo al no encontrar al hombre tras el esfuerzo de subir y llenar la estúpida jarra sin precipitarme al interior del barril. Habría jurado que ese hombre debía vivir aquí mismo, pero por lo visto tenía los suficientes beneficios como para permitirse el vivir en un lugar diferente.

Rabioso decidí olvidarme del líquido y comprobar si era tan confiado como para dejar parte de los beneficios en el local, porque de ser así, pronto cambiaría su suerte.

Buscas y registras cada rincón de la taberna al que logras alcanzar. Pero sin duda el dueño de aquella taberna se encargaba de guardar sus ahorros. Muy loco sería dejarlos allí a merced de que cualquiera pudiera entrar y se hiciera con ellos.

Por lo tanto, Push no tuvo suerte en su búsqueda.

- ¡Maldito sea un millar de veces para que pudieran darle su merecido en las entrañas de la Fortaleza de Hierro!

Chillo frustado cuando la certeza de no encontrar nada cae sobre mi. Lo único que ahora mismo salvaba a la destileria del fuego era mi necesidad de encontrar un sitio donde guarecerme y que, evidentemente, de quemarla me vería abocado de nuevo a la peligrosa calle.

Aunque mirandolo por otro lado, la noche daba mucho más oportunidades para esconderse que el día, por no mencionar que bien podría hacer caso de aquel rumor e intentar mudarme a "Escuela de Filos" con el beneplácito de su fundador.

- Pero para ello debía entregarle algo a cambio. No puedo presentame sin más.

Hablaba conmigo mismo, ya sin atisbo del corto episodio de rabia que había atravesado mi cabeza hacía apenas unos segundos.

- Si eso, seguro que a la larga es mejor...

Me decido por ir a conseguir algo de información para ese Larsken, al fin y al cabo, su genuino amor pueda truncarse rapidamente en obsesión y su obsersión una gran manera para utilizarlo. Si, saldría de este lugar y me dirigiría al teatro, allí podría localizar a esa estrella y terminar por averiguar algo para aumentar los deseos de aquel hombre.

Te diriges en dirección al teatro, sales de allí para ver que se cuece por aquel lugar cuando de pronto te encuentras con un par de hombres que llaman tu atención.

¡Alto ahí en nombre de la Guardia de Tormentos Cristalinos! ¡Quieto!

Guardias humanos sarnosos y asquerosos ¿que querrán? ¿pelea?

Pienso preparado para enfrentarlos si se ponían muy tontos pues no estaba de humor para tolerarlos, y menos después del fiasco de la destilería. Es más, empezaba a dudar que nadie en toda ésta ciudad valiera la pena de mantenerlo con vida, pero por el momento estudiaría su reacción, porque de seguro que jamás habían visto nada como yo.

¿Qué clase de criatura eres? - dijo uno de los seis guardias que estaban allí. Precisamente el que dio la voz de alerta. No sé bien lo que eres, pero no son horas de andar moviéndose por la ciudad. Puede ser muy peligrosa. ¿Podemos ayudarte en algo? Tienes pinta de haberte escapado de la torre de hechicería. ¿Hablas mi idioma?

Siseo. Esa torre de la hechicería podía resultar extremadamente peligrosa, pues bien podían hacerme volver a la segunda capa en un parpadeo.

- Si...

Termino pronunciando reticentemente, aunque el averiguar a cual de todas sus preguntas había respondido fuera algo dificil de averiguar.

- No he escapado.

Señalo a pesar de que el hecho de que no bajara la guardia indicaba que claramente había escapado de algún sitio, puede que no de esa torre, pero era obvio que sí.

Quizá te hayas separado de tu amo y te has perdido, ¿verdad? ¿Quién es y cómo podemos ayudar a encontrarle?

De pronto los gritos de otro hombre se escucharon en algún lado de la ciudad. Alguien estaba llamando a la guardia.

Un momento, esperad aquí, o acompadme, esa llamada parece de alguien en peligro. Si queréis venid con nosotros. Y entonces los soldados se fueron en dirección a donde se escucharon los gritos.

Estaba loco si de verdad creía que iba a quedarme aquí a esperarle, tenía mejores cosas que hacer, y el permanecer quieto y a la vista no iba a ayudarme en absoluto.