Partida Rol por web

Ferrin miró al carapez y negó con la cabeza. ¡Lo siento! Pero en la capilla de Obad-Hai solo hay sitio para Ferrin, para Lorys y para los druidas que siguen a nuestro dios. Esto no es ninguna posada ni una taberna para estar, es mejor que os marchéis. No creo que vuestro aspecto sea un problema cuando los hombres lagarto andan por las calles de esta ciudad. Además, hay otras bestias que también se mueven por Tormentos Cristalinos y nadie se horroriza, o quizá haya gente que sí, pero ese no es motivo para que el hombrepez se esconda. ¿Lo entendéis? Dijo mirando al desdichado Argot.

Por último miró a Kranjstar y negó me temo que no, señor, no he tenido suerte de dar con nadie.

Decepcionado, Argot agachó la cabeza y se preparó para salir. - Pues mañana vendremos y esperemos que tenga buenas nuevas. Tenga un buen día amigo Ferrin. - Dicho esto salió a la puerta y esperó a ver si alguien decidía algo que hacer hasta el día siguiente. No tenía nada más importante que ocupara su día que su aspecto, había visto que no era tan ágil como antes aunque ahora pudiera respirar bajo el agua.

- Te han dao calabazas.-Fue como resumió Lictea la situación del pobre Argot. y no era ninguna tontería lo que pedía. Si se corría la voz de que la enfermedad era contagiosa ¿quién querría estar al lado de la sardinilla? Una turba de gente temerosa de las enfermedades podría llegar a lincharlo.- Deberías estar en cuarentena, por tu propia seguridad y la de los demás. Como mínimo disfrazarte para que no te reconozcan... o pasar el día escondido en alguna charca. - Esta vez no fue Lictea, quien permanecía seria, sino su lobo, Lico, quien emitía extraños jadeos como la risa de una hiena.

Tras escuchar a Krajstar y la respuesta de Ferrin, Lictea se interesó por el tema.

- ¿De qué hablabas antes? ¿Cuál es ese asunto de las marismas del que hablabas con Ferrin?

La negativa del mediano druida, era sin duda entendible, la catedral de Pelor era sin duda el mejor lugar para alguien enfermo.

Cuando Lictea le pregunto por aquel asunto, el clerigo dejó escapar un suspiro en señal de resignación -Él necesita que alguien vaya a hablar con el lider los hombres lagarto que se encuentra en las marismas Hool, pero es un viaje que exige cierto riesgo y conseguir un bote. Aunque hay algo de motivación economica para ello, cierto?- pregunta que se dirige a Ferrin.

Kranjstar se acerca a Lictea para preguntarle en un susurro -Ya hablaste sobre aquel asunto de los varamos-

Leokas se mantenía callado cumpliendo un papel más de espectador que de verdadero participante en la conversación que allí estaba teniendo lugar. El druida anfitrión no parecía saber nada en absoluto de la extraña enfermedad o maldición y tampoco les podría decir nada sobres esas algas que el mediano encontró. Al menos ahora mismo.

Al ver que allí no conseguiría ayuda instantánea, el pícaro le dio una palmada en el hombro al pequeño hombre pez. -Seguro que mañana averiguaremos algo más.- Le dijo tratando de animarlo aunque sin llegar a creer del todo sus palabras. Esa misteriosa transformación que afectaba a algunas personas era sin duda todo un quebradero de cabeza. Nadie parecía ser capaz de acercarse siquiera a formular una teoría del foco de infección. Entonces Kranjstar y Lictea comenzaron una conversación que despertó el interés del semielfo. -¿Hombres lagarto?- Preguntó interfiriendo en la conversación con el tono un tanto crispado. -Yo estuve en esas marismas que dices y unos hombres lagarto nos atacaron. Varios compañeros  murieron por su culpa.- Añadió al instante frunciendo el ceño al recordar tan traumático momento. 

Cansado Argot decidió que tendría que hacer tiempo hasta mañana, tenía dos posibilidades, o esconderse en el templo o esconderse por el agua. Finalmente sus tripas decidieron por él. - Bueno mañana nos veremos, intentaré ver si saco algo más del río y si no me esconderé por allí hasta que me pueda volver a la normalidad.

Dicho esto se puso la capucha para tapar su cara y evitar miradas. Se dirigió de nuevo al puerto donde seguir buscando algas y si pudiera ser peces.

Ferrin no dijo absolutamente nada, solo dio un salto, hinchó sus carrillos y asintió ante la pregunta de Kranjstar.

Kranjstar estaba bastante extrañado con la conducta del druida, le parecía una falta de respeto eso de estar saltando ante la noticia de la muerte de personas que se acercaron a aquel lugar al que él encargó una misión, que en su supuesto era netamente diplomática. Pero... No se supone que aquellos hombres lagarto viven en comunión con los habitantes de tormentos? No habló usted de que existía una alianza con su líder? el clérigo esperaba escuchar una respuesta que valiera la pena y que se dejara de dar brincos.

- ¿Hablar para decir qué?- Krajnstar no le había dicho lo más importante. ¿Qué quería Ferryn que le dijesen al líder de los hombres- lagarto en las marismas Hool? Necesitarían un bote y coraje pues Leokas confirmaba que era peligroso. Ahora se dirigió a este último- Los hombres lagarto tienen aquí una embajada y están preocupados por la imagen que pueda darse de ellos en la ciudad por este tipo de ataques. Yo ando ayudándoles en algún asunto, sin mucho éxito.- Estas últimas palabras las dijo mirando a Krajstar para contestar a su pregunta en un susurro.-Al parecer Ferryn no sabe nada más que los Licorambarino parecen tener muchos enemigos.- Volvió a hablar en alto incluyendo a todos los presentes.-Creo que poco más tenemos que hacer aquí más que volver mañana para ver si Ferrin ha averiguado algo de las algas.- Una vez alejado ya de Ferryn, Lictea contó un poco más a Leokas de lo que pasaba.- Los Licorambarino han estado sufriendo destrozos en sus campos de viñedos. Según me dijo Silark, el embajador de los hombres-lagarto, los Licorambarino les culpan a ellos de ello. Sin embargo cuando fuimos allí a investigar vimos que no eran hombres lagarto...- Lo dejó ahí. En su opinión alguien estaba tratando de culpar a los hombres lagarto de los destrozos. Quizá también hubiera un druida implicado, pero hablar demasiado de ello ahí podría ser un problema.- ¿Os parece que vayamos a hablar con Tobías de los Licorambarino para relatarle lo que encontramos en sus campos? Así podrías contarnos de camino qué paso con ese ataque que sufrió tu grupo con los hombres-lagarto de las marismas.

Leokas no sabía muy bien cómo encajar la información que Lictea estaba compartiendo pues no tenía duda de que habían sido hombres lagarto los que los asaltaron en mitad de la noche. Un odio mezclado con un ligero deseo de venganza surgía en el semielfo cuando recordaba a Mordrogath atravesado por una docena de flechas y aun así manteniéndose en pie para darles una oportunidad para escapar. Pero tampoco podía desoír la posibilidad de que se tratase de un grupo concreto de reptiles y no de toda la población que convivía en Tormentos. -Está bien.- Accedió a la sugerencia de la ruda mujer. Su semblante se calmó aunque su mirada todavía se negaba a abandonar esa desgarradora sensación que lo invadía.

Kranjstar, por su parte, hacía lo posible por entablar un diálogo a pesar de que su interlocutor parecía más centrado en mantener una conversación a través de la mímica. Aquello no sería tan frustrante de no ser por la imprecisión de su respuesta. Un asentimiento de cabeza acompañado por una mueca no se podía considerar, al menos Leokas no lo hacía, una réplica válida cuando no venía mal una breve explicación de lo que se está afirmando. Sea como fuere, todo aquello podría llevarlos a los asaltantes que atacaron a su grupo. Así que Leokas se mantuvo a la espera de escuchar la respuesta extendida del druida para luego seguir a Lictea.

Ferrin negó con la cabeza tras volver a hinchar los carrillos y repetir el saltito que había dado antes. No se enteran de nada, ¿Verdad Lorys? Los únicos hombres lagarto que viven en paz y armonía con los habitantes de Tormentos Cristalinos son los hombres lagarto que son habitantes de Tormentos Cristalinos. ¿A que ahora sí que lo van a entender, eh, Lorys?

A la pregunta de Lictea, el clérigo pone un gesto de resignación -Ferrin me dijo que necesitaba que hablara con el líder de lo hombre lagartos, que le dijera que necesitaba hablar con él de un asunto de suma importancia y para ello debía trasladarse hasta este lugar lo ante posible.- haciendo una pausa, el clérigo mira a Ferrin directo a los ojos tratando de adivinar en él lo que estaba pasando, como podía decir una cosa como esa y tomarselo con tanta calma en este momento? -Según lo que me comentó la anterior vez que estuve aquí, la Marismas Hool y Tormentos Cristianos llevan haciendo tratos desde hace mucho tiempo, la relación entre estos siempre ha sido pacifica y sostenía que el viaje a las Marismas no era peligroso por lo hombres lagarto en sí, sino por otro tipo de criaturas que se pueden encontrar en el camino.- sin duda parecía una persona diferente este tal Ferrin si se comparaba con su dialogo en día anterior.

Leokas tomó nota mental de lo que dijo el druida a cargo del templo. Saber aquello sobre las diferentes tribus o agrupaciones de hombres lagarto lo aliviaba en parte si llegaba el día de tomar represalias. Resultaría mucho más fácil y causaría menos dilemas si el ataque que sufrieron se trataba de un grupo independiente que si formaban parte de una pequeña comunidad que hacía sus esfuerzos por convivir con otras gentes. 

Sin embargo, lo que Kranjstar les estaba contando no terminaba de encajar con las palabras del druida. Leokas frunció el ceño en señal de confusión. ​-Puede que haya ocurrido algo que desencadenase las hostilidades. Te aseguro que pacífico no es un término con el que pueda describir mi encuentro con ellos.- Respondió con cierta dureza en su voz. -Incluso Mordrogath intentó dialogar para evitar un enfrentamiento. Pero la única respuesta que recibió fue una lluvia de flechas.- Su tono ganaba intensidad. -De cualquier modo, será mejor averiguar todo lo posible al respecto para saber cómo se ha llegado a esta situación si realmente existía una relación pacífico entre Tormentos y los hombres lagarto.- Sin nada más que decir, el semielfo se despidió de Ferrin Kastilar con un gesto y se dispuso a seguir a Lictea hacia las tierras de Licorambarino para saber más sobre los hombres lagarto que vivían por aquí. 

Sin poder discernir nada, el clérigo se despide del encargado de la Capilla Hasta una próxima.

Este tranquilo edificio de madera ubicado en el Parque de la Rana (21) suele estar silencioso y en calma, abierto a visitantes introvertidos y educados, así como a los fieles de Obad-Hai. De todos los edificios religiosos reconocidos de Tormentos Cristalinos, esta capilla es la más humilde y discreta de todas.

La mayor parte de esta estructura es al aire libre, una gran pagoda con bancos largos que rodean una plataforma central. Una torre de dos pisos actúa como hogar del cuidador y una serie de habitaciones privadas al otro lado hace a veces de almacén.

Un druida mediano llamado Ferrin Kastilar atiende la capilla.

Argot llegó a la capilla, no tenía nada que hacer ni nada que buscar. Su nueva situación había cambiado su perspectiva demasiado. Necesitaba conseguir algo en aquella ciudad y lo haría si podría conseguir quitarse la enfermedad. Se sentó al lado de las puertas, puso la cabeza entre las piernas y se cubrió con la capa. Sería un mendigo hasta que aquel loco contestara a su pregunta.

¿Qué haces? Dijo Ferrin al encontrarte en la puerta de su capilla. ¿Por qué estás ahí tirado? Dijo mientras se ponía en cuclillas con forma de rana, hinchaba sus carrillos y después te tocaba con un dedo de su mano.

Argot levantó la mirada cuando el druida lo miró - No puedo hacer nada mientras me mantenga en este cuerpo. Mis habilidades no son útiles, ahora puedo respirar por el agua, pero no puedo trastear con objetos delicados como hacía antes. - Se quedó mirando las palmas de las manos. - No sé que hacer, mis habilidades eran lo único que tenía, ahora si no me lo puedes solucionar estaré perdido - Le miró a los ojos con mirada suplicante.

¿Y cómo voy yo a solucionártelo? Le preguntó. Luego miró hacia la parte más alta de la capilla. Quizá si Argot se suicidase se le solucionarían todos sus probemas, pero Kastilar no era quién para insinuar tal acto de valentía.