Partida Rol por web

Entro en la taberna con naturalidad, mirando alrededor para hacer un pequeño inventario de la gente que había en el lugar. Ya había comido, así que sólo necesitaba un lugar donde dejar mis cosas y salir a buscar el Gremio de Curtidores.

Me acerco al enano que parece ser el que regenta el lugar.

Buenos días. Me gustaría alquilar una habitación, barata, por una semana de momento. ¿Tienes algo?

El enano sonrió al ver llegar a Chaos. Bienvenido. Dijo el enano haciendo una especie de reverencia para saludar al recién llegado. No estamos acostumbrados a cobrar una semana entera, normalmente la gente paga el alquiler de una sola noche. El precio de la habitación es de 5 piezas de plata, pero si quieres pagar siete días, te lo puedo dejar en 3 piezas de oro. Concluyó con una sonrisa tratando de ser lo más amable posible.

Cinco monedas de plata me dejarían sin dinero y en aquellas circunstancias no me lo podia permitir. No pensaba que fuera tan caro alquilar una habitación durante un día. Mejor que saliera a ver aquel Gremio de Curtidores y ya descansaría cuando consiguiera encontrar lo que ocultaba en su interior.

Creo que el precio es demasiado para mí en estos momentos. Siento haberle molestado. Si todo va bien, ya regresaré en otro momento.

Salí de la posada sin habitación ni nada, así que salir exitoso de la búsqueda del tesoro de los curtidores se había convertido en una prioridad. Recordando la ubicación del lugar según había visto en el mapa, me encaminé hacia el lugar indicado.

No tardé en encontrarlo. Me quedé a una distancia prudencial del lugar, estudiando el edificio. Si era un único local. Tenía algún piso encima. Si tenía guardias, puerta trasera o ventanas. La información que alguien con mis habilidades tomaría de un lugar para asaltarlo

Este edificio de nueva contrucción se las arregla para tener una apariencia destartalada y decrépita. Un cartel que cuelga sobre su entrada muestra un burdo sátiro, con una de las pezuñas de sus pies introducida en su boca y una expresión de sorpresa y preocupación en su rostro.

Se trata de la taberna más reciente de Tormentos Cristalinos y en apenas cinco meses se ha convertido en un lugar popular entre los marineros y pescaderos locales.

Un excéntrico enano llamado Blahg dirige la taberna.

Entró en la taberna que había visitado al llegar a la ciudad y fue hasta la barra. Blagh, el tabernero está allí sirviendo bebida. Se acercoó a él, dispuesto a preguntarle por el encargo.

Saludos, tabernero. He visto tu anuncio en los recados sobre los ladrones que roban alrededor del pueblo. Vengo a que me des algo más de información. ¿En qué zona se producen los robos? ¿Sabes cuántos son y si están asociados en una banda o algo así?

Se quedó esperando que le respondiera a las preguntas.

Podría hacerme cargo de libraros de ellos.

Canturreando y silbando caminó Makkler hasta la taberna, el guardia le había indicado como llegar y no tuvo problemas con eso. Al llegar vio el cartel y soltó una pequeña risita, siempre le había gustado el humor básico de ese estilo. No le importó la apariencia del lugar y entró sin dudarlo, por fin podría tomarse una cerveza. Al entrar se dirigió a la barra y vio al enano sirviendo bebidas, así que quiso aprovechar a pedirle una, pero justo cuando iba a comenzar a hablar advirtió que un hombre estaba hablando con el tabernero, y que estaba hablando de unos ladrones. "Esto puede ser lo más parecido a un trabajo que consiga aquí, al menos por ahora" pensó mientras se sentaba en la barra y se acomodaba. Aparte, le parecía emocionante la idea de pelear contra ladrones, y la perspectiva de hacerlo con ese hombre le daba tranquilidad, parecía muy seguro de lo que decía.

-Saludos, tabernero ¿Podría servirme una cerveza? y por cierto ¿Cómo es su nombre?- Dijo, intentando contener la verborragia habitual en él- El mío es Makkler- y girando la cabeza hacia el hombre que se encontraba a su lado dijo- Disculpa mi intromisión, buen hombre, pero escuché que hablaste sobre que hay ladrones por aquí y que quieres librarte de ellos, y creo que un compañero puede serte de gran ayuda, ya sabes, cuatro ojos ven más que dos, y dos espadas hacen más daño que una ¿Cómo es su nombre? ¿Hace cuánto llegó a la ciudad?- Al darse cuenta que estaba hablando de más otra vez se ruborizó y se quedó callado esperando respuesta.

Chaos miró al extraño que acababa de aparecer de arriba a abajo. No le gustaba tener compañía, pero quizás tuviera razón. Si era una banda de ladrones pudiera venir bien algo de ayuda.

Me llamo Chaos y sí, puede que me venga bien tu ayuda. No sé cuantos ladrones son ni lo organizados que estás, así que puede que un par de manos más sean útiles.

Le tendió la mano al mediano para que el pacto quedara aprobado en el apretón de manos. Aún no sabía nada sobre los ladrones y esperaba pacientemente que el tabernero les pusiera al día. Además, se había hecho de noche y le vendría bien un descanso.

Buenas noches, dijo un poco malhumorado el enano, lo suyo es que antes de preguntar, se consuma algo antes. Espetó con pocos modales. Esto es una posada, y aquí se viene a comer y a dormir, y más a estas horas. A mi me da igual lo que le esté pasando al pueblo ése, además de que ya hay gente que se marchó y se encargó de ello, parece que llegáis tarde. Contestó molesto. Y ahora, dime, ¿te quedarás a pasar la noche aquí? ¿O solo venías a aprovecharte del anuncio?

Tras aquellos comentarios miró a Makkler, bienvenido, mi nombre es Blagh, dijo mientras servía una de sus cervezas oscuras y espesas, ahí tienes. Dijo mirando a los ojos a Chaos como dando a entender que era eso lo que tendría que haber hecho desde un principio. 

Cogió la cerveza y le dio un trago. Parecía que el enano estaba de mal humor aquella noche.

Sí, claro. Gracias por la cerveza. Y sí, me quedaré esta noche a dormir.

Bebió otro sorbo de la cerveza.

Pues la cuestión es que necesito algo de dinero y me vendría bien si tuvieras algo que hacer o supieras de algo por aquí. En el tablón de los Recados estaba todavía ese anuncio y por eso vine. Pero si ya está solucionado, mala suerte.

Otro sorbo

¿Podría ayudarte en algo, Blagh?

El mal humor del enano primero lo incomodó, pero al cabo le hizo un poco de gracia la situación con el otro hombre.

-Gracias, y ¡Salud!- exclamó alzando la cerveza en dirección al hombre y vaciando un tercio del contenido de un trago -Así que eso está solucionado... Bueno, ya encontraremos algo para hacer- afirmó mirando al hombre que se encontraba al lado que acababa de preguntarle a Blagh si podía hacer algo por él. Se había decepcionado un poco, le gustaba la perspectiva de luchar contra el crimen.

-Bueno, pues si tienes algo para hacer me gustaría saberlo, y sino, me gustaría una habitación- dijo con una sonrisa mientras soltaba un bostezo y se volvía hacia su cerveza ¡Qué rica era!- Que estoy muy cansado ya y me apetece una cama, o al menos un lugar en que dormir.

Miró al chico que se le había acercado en la entrada. Parecía que él también buscaba algo en lo que ocuparse.

Todo lo que sabía al llegar a la ciudad ha resultado en nada. Me acerequé a Los Recados a ver si había algo que pudiera aportarme algo de dinero y lo único que vi resulta que ya está solucionado. Si el tabernero no tiene nada más, ¿tú no sabes de ningún rumor o algo que podamos hacer?

-Pues no- respondió al hombre que estaba junto a él - lo primero que hice al llegar fue venir aquí, y ya ves que no ha funcionado. Tampoco sé muy bien donde ir mañana en busca de algo nuevo - reconoció, casi como pensando en voz alta- la verdad es que si sabes de algo me vendría muy bien, pero me parece que ambos estamos en las mismas condiciones, pues bien, mañana será un nuevo día.

Bueno, pues en los Recados tampoco había nada para hacer, mañana sería un nuevo día y encontraría algo, o quizá el enano tuviera algún trabajo para él.

Muchas gracias, la noche, la cena y la cerveza son 6 piezas de plata por persona, dijo el enano ante la oferta de recibir ayuda, en cuanto terminéis de cenar cerraré, así que solo hay que recoger las sillas y ponerlas encima de la mesa para que pueda barrer y fregar. ¡Eso sería de gran ayuda!

Solo dispongo de 5 monedas de plata, amigo. Es todo el dinero que me queda. Por eso necesitaba encontrar algo en lo que ocuparme hasta poder conseguir más dinero.

Le pongo las 5 monedas encima de la barra esperando que las aceptara y me dispuse a ayudarle a recoger el local. Las cosas no estaban saliendo del todo bien desde que llegué a la ciudad y si no me daba prisa, al dia siguiente no podría ni siquiera desayunar con normalidad.

Urgía encontrar algo para alguien como yo. A primera hora volvería a ir a los Recados a ver si había algo nuevo.

¿Me acompañarás mañana a los Recados, Makkler? Tal vez encontremos algo allí que nos de algo de dinero. Eso si Blagh no tiene algo más que pueda ayudarnos.

Miro al enano buscando una respuesta

-Bueno, pues manos a la obra- dijo el mediano, algo decepcionado con la tarea y sacando las 6 monedas de plata correspondientes y poniéndolas encima de la barra.

-Pues si, mañana podremos ir a los recados, si quieres a primera hora- aceptó al hombre que recogía las sillas junto a él. No tenía otro plan así que por ahora le parecía una buena idea. Bostezaba mientras acomodaba las sillas, pensando ya en dormir más que en cualquier otra cosa.

Blagh aceptó el pago de las escasas monedas de plata y se puso a limpiar la taberna mientras sus huéspedes le ayudaban con la tarea. Mañana sería un nuevo día y con él nuevas noticias frescas llegarían a la ciudad.

Agradeció al enano que no le exigiera la moneda que le faltaba para poder descansar. Cuando cobrara algo le devolvería esa moneda sin falta.

Cuando el trabajo estuvo acabado, se retiró a su habitació a descansar. El día había sido bastante inproductivo y decepcionante. Además de no haber encontrado nada en que ocuparse o para conseguir unas monedas, se había quedado más pelado que una rata y con una necesidad imperiosa de conseguir dinero. Esperaba que el día siguiente le aportara algo mejor.

Se despidió de Makkler hasta el día siguiente y descansó.

Era de día y el tabernero ya había ido a despertarle. Se vitió despacio, esperando que aquel nuevo día trajera mejores cosas que el día anterior. Ahora sí que no podía pagarse otra noche y ni siquiera un buen desayuno, así que tendría que volver al tablón de anuncios y escoger algo de lo que se ofrecía allí.

Bajó las escaleras, esperando encontrarse a Makkler. No le gustaba demasiado ir con nadie, pero estaba visto que en aquella ciudad solo no ibas a ningún sitio. Si no lo encontraba, esperaría que bajara para ir juntos hasta los Recados a ver si había algo nuevo e interesante. Ya no le preocupaba encontrar algo que aportara mucho dinero. Con que le diera para comer y dormir un par de días, sería suficiente para ir tirando.

Buenos días, Blagh. ¿Algo interesante de buena mañana?

Blagh sacó un café muy cargado y le puso un poco de pan con tomate triturado para que le sirviera de desayuno. Era algo ligero y que le quitaría un poco el hambre hasta la hora de comer. Sí, parece que sí. El nuevo día ha traído algunas nuevas noticias y cosas que hacer en la ciudad o fuera de ella. Por ejemplo, un poderoso y peligroso culto que rezaba a un dios oscuro parece que está volviendo a levantarse. Hace años un grupo de aventureros ya lo derrotó, pero parece que alguien ha decidido volver a unirlo