Partida Rol por web

- Buenos días señor- dirigiéndose a alguien que haya tras un mostrador. Se sentó en una silla si la había subiendo con dificiultad, y sonriendo dijo:

- Venía por aquí para saber si alguien necesitaba un ayudante para alguna tienda de alquimia. Sabe, estuve trabajando en el negocio familiar de mi familia, los Winterworth, por lo tanto tengo experiencia en el tema.

Ayudantes no necesito ninguno, señor. Con estos dos mequetrefes tengo más que suficiente, dijo señalando a un par de chavales que había junto a él. Pero tal vez sí que estaría interesado en que me consiguiera ciertos materiales que están fuera de la ciudad. De hecho en el interior del Bosque Terrorífico, es algo peligroso, pero recompenso bien.

- Oh bien señor, si pudiera escribirme en un papel los materiales  y el precio del que estaríamos hablando, estaría muy agradecido.- dice amablemente.

Necesito la mandrágora. Es una planta cuya raíz es muy peligrosa, será necesario que tenga cuidado cuando la corte, porque puede llegar a emitir tal grito que le deje sordo. Pero con que me traigas una media docena de raíces me será más que suficiente. Te pagaré bien, 50 piezas de oro. Aunque no te recomiendo viajar solo, es un bosque peligroso...
 

- Oh perfecto, es muy interesante la posibilidad de hacer negocios con usted.- le tiende la mano y se la estrecha, levantándose.

- Bien pues cuando disponga de las raíces necesarias, se las traeré. Que tenga un buen día.- saliendo por la puerta.

Después, volvió a andar hacia el Lenguado Macerado, pera ver el precio de las habitaciones.

Esta torre de tres plantas parece aún más alta a causa de los pilares de madera sobre los que se alza. La parte superior es una cúpula redondeada, y luces extrañas o humo de colores atípicos sala a menudo de sus ventanas más altas. Un cartel sobre la puerta muestra tres pociones burbujeantes.

Este es el gremio de los alquimistas, rico aunque un tanto reducido, asociado no sólo con la creación y venta de objetos alquímicos, sino también con la venta de las pociones mágicas fabricadas en el templo de Boccob (39). Los lugareños s muestran nerviosos ante las luces y el humo que emana de las alturas de la torre, pero se tragan su miedo al instante cuando necesitan pociones o artículos alquímicos.

La visión de aquel lugar atrae la atención de la gnoma y refuerza sus esperanzas, era como en casa, solo que el humo que acababa saliendo de su habitación solía tener un color bastante más negruzco y olía peor. Aunque no pudiesen darle información sobre su padre sin duda sería un lugar más que interesante para echarle un ojo.

Sin darle más vueltas me acerco a la puerta y entro al interior esperando encontrar a alguien que pueda atenderme.

- Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?

Dando un vistazo al interior tardo algunos segundos en darme cuenta de que ya había encontrado a alguien que me atendiese, casi hubiese preferido que estuviese un poco más ocupado para ojear mejor el lugar -Eeemm, si hola, buenas. Digo en voz baja mientras vuelvo a la realidad y me acerco unos pasos al hombre que se había dirigido a mi.

-Me llamo Mejïn Neeve y ando buscando al señor Mires Tithane, creo que lleva algún tiempo en la ciudad y me han recomendado que preguntase por él en los gremios locales. Es un gnomo y acostumbraba a utilizar su talento en la invención y el descubrimiento de todo aquello que resultase de interés. Cuando noto el orgullo y la emoción que envuelven estas últimas palabras agacho rápidamente la cabeza ligeramente avergonzada. Las ganas de volver a verle traicionaban mis nervios.

Pues lamento decirle que el gremio más importante que hay sobre inventos, sobre todo de naturaleza alquímica, es éste. Un hombre con semejante invención y semejante talento natural como dices que debe de tener, no puede pasar desapercibido y trabajaría aquí. Yo recordaría su nombre, así que me temo que no trabaja para este gremio... ¡Pero si es tal y como dices, cuando le encuentres, dile que venga a verme!

Dejo caer la cabeza cláramente alicaída ¿me estaría equivocando?, tal vez mi padre no se encontrase ya en la ciudad... aunque aquello tampoco era muy natural, si había estado por allí alguien le recordaría aunque fuese de vista; porque ¿realmente estuvo por la ciudad, no?

Me doy una fuerte palmada en la cara con ambas manos "Mejïn, no es el momento de deprimirte así ¡acabas de llegar!" levantando la cabeza con decisión vuelvo a dirigirme al hombre del gremio -Gracias por su tiempo señor, si no es mucha molestia que tome algo más de éste ¿sabría decirme dónde puedo seguir buscando? acabo de llegar a la ciudad y aún estoy un poco perdida sobre a dónde puedo dirigirme.

Comenzaba a sopesar otra opción, dar con alguien en aquella ciudad por mis propios medios no resultaría nada sencillo. Tal vez si consiguiese hacerme un hueco en aquel lugar mi padre acabase encontrándome a mi. Mi mente sigue su propio rumbo de pensamiento mientras espero a que responda a mi nueva pregunta.

La gente tiende a buscar siempre la información en las tabernas, allí normalmente hay gente de todo tipo y quizá alguien pueda ayudarte. Pero no tengo ni idea... dijo el pobre hombre sin poder ser de más ayuda.

Esta torre de tres plantas parece aún más alta a causa de los pilares de madera sobre los que se alza. La parte superior es una cúpula redondeada, y luces extrañas o humo de colores atípicos sala a menudo de sus ventanas más altas. Un cartel sobre la puerta muestra tres pociones burbujeantes.

Este es el gremio de los alquimistas, rico aunque un tanto reducido, asociado no sólo con la creación y venta de objetos alquímicos, sino también con la venta de las pociones mágicas fabricadas en el templo de Boccob (39). Los lugareños s muestran nerviosos ante las luces y el humo que emana de las alturas de la torre, pero se tragan su miedo al instante cuando necesitan pociones o artículos alquímicos.

El hombre se quedó observando el lugar muy sorprendido. No estaba acostumbrado a ver nada así ya que lo suyo siempre habían sido los pueblos no muy grandes y los campos donde alguien como él se podía mover con libertad.

-Vaya lugar tan interesante. Seguro que para conseguir todas estas cosas hacen falta hierbas, ojos de gato y todo tipo de cosas difíciles de conseguir.

Apenas estaba buscando a nadie con la mirada, ya que estaba absorto en lo que allí veía.

-Voy a ir al asunto sin más dilación ¿necesitan algo que yo les pueda conseguir?, lo que sea. Necesito llenar mis bolsillos y en esta ciudad parece que todo el mundo tiene lo que necesita. 

Antes de que le dieran una respuesta, lanzó otra pregunta más.

-Por cierto ¿han visto a una drow por aquí?, Se que es raro, pero hay una muy sensual que se mueve por la ciudad y se me ha perdido...

-El bosque terrorifico- saboreó las palabras mientras las decía-suena increíblemente peligroso si, pero espero que la recompensa sea buena. ¿Qué necesitas de allí hombre?, dímelo, enseñame cómo es y te lo traeré si está en mi mano.

Elwimir se pasaba la lengua por los dientes como un acto reflejo ante la posibilidad de ganancias y pelea.

-En cuanto a lo de esa drow, si, parece que esos bastardos han llegado a la ciudad y lo peor es que los han dejado pasar. He de reconocer que la drow tiene una figura embriagadora, pero ya se sabe, que primero aparece uno, y luego ya no sabes donde pisar sin que te acuchillen así que tal vez- dijo acercándose al hombre un poco más- podríamos pensar en algo para solucionarlo...

Diomar se vio sorprendido ante las insinuaciones de aquel hombre. La entrada a Tormentos Cristalinos es totalmente libre, así que es normal que la guardia la haya dejado pasar, pero no estaría de más que la vigilasen, así nos garantizamos que no haga nada peligroso. Aunque si lo que hace es traer prosperidad a la villa, no veo el problema de su presencia. Dijo tratando de mostrar que no era racista.

En cuanto a lo del encargo, necesito mandrágora. Es una planta cuya raíz es muy peligrosa, será necesario que tenga cuidado cuando la corte, porque puede llegar a emitir tal grito que le deje sordo. Pero con que me traigas una media docena de raíces me será más que suficiente. Te pagaré bien, 50 piezas de oro. Aunque no te recomiendo viajar solo, es un bosque peligroso...

Elwimir se quedó sorprendido ante el comentario de aquel hombre y le puso en guardia. Había pasado de un aparente desprecio hacia los Drows a mostrarse indiferente e incluso complacido en el caso de que trajeran "buenas" intenciones. Los cambios de humor no le gustaban demasiado en las personas si no eran hacia la rabia.

-Bueno, mandrágora, lo tendré presente y me buscaré a alguien que me eche una mano y que sepa de plantas si.

Salió del local sin dejar de echar miradas a aquel hombre.

Esta torre de tres plantas parece aún más alta a causa de los pilares de madera sobre los que se alza. La parte superior es una cúpula redondeada, y luces extrañas o humo de colores atípicos sala a menudo de sus ventanas más altas. Un cartel sobre la puerta muestra tres pociones burbujeantes.

Este es el gremio de los alquimistas, rico aunque un tanto reducido, asociado no sólo con la creación y venta de objetos alquímicos, sino también con la venta de las pociones mágicas fabricadas en el templo de Boccob (39). Los lugareños s muestran nerviosos ante las luces y el humo que emana de las alturas de la torre, pero se tragan su miedo al instante cuando necesitan pociones o artículos alquímicos.

Leonard, entrando de los primeros al lugar, saludó, y buscó a la primera persona en el lugar que tuviera cara de poder ayudarlos;

-Buenas tardes, necesitamos saber que es esto negro. Sucede que estamos buscando la desaparición del druida de Obad-Hai, y lo único que tenemos como prueba, es esta extraña mezcla que hemos encontrado en el lugar, por lo que necesitamos de su ayuda para analizar que es y poder salvar a este hombre. -

Dijo Leonard, con mucha seriedad, esperando que lo ayudaran.