Partida Rol por web

Llevándose las manos a la cara Moris resopló despacio, expulsando todo el aire de sus pulmones y con él toda la frustración que sentía. Un momento de silencio y meditación para extinguir la punzada de rabia que sentía y reavivar la llama de su alegría.

Girándose y descubriendo su rostro vió su templanza recompensada con el baile de Samira, tomando la falta de expectadores como una extraña bendición que le hacía el espectador exclusivo de aquella función.

Guardó silencio y se acercó con aquellos pasos quietos de sonido que asemejaban su movimiento al de alguien que flotase, procurando no interrumpir sino disfrutar desde un poco más cerca.

Observó alrededor, se acercó al saquillo que había dejado en el suelo, miró a Moris e hizo una mueca entre derrotada y cómica mientras lo volvía del revés para que él viese claramente que estaba vacío por completo. 

-Parece que la fortuna está de vacaciones- No pensaba rendirse, le hubiese gustado ir a ver aquellos combates, pero si la entrada costaba una moneda de oro entonces no estaba a su alcance. Pero otras cosas le revoloteaban por la cabeza.

-Empieza a hacer fresco, ¿Y si nos cobijamos?- Le dijo de nuevo con su sonrisa traviesa. -Me gustaría comprobar una cosa, y, si quieres también podemos ir a ese antro llamado La Pezuña en la boca, con ese nombre no se debe comer muy bien, pero quizás pudiésemos pasar la noche y cenar caliente. ¿Qué me dices?- Desde luego tenía un plan B, si hacía este tiempo helado y con un viento de mil demonios ahora no quería ni imaginar cómo sería la noche al raso, ni hablar, encontraría algún modo de cobijarse.

Esta franja de terreno abierto es el mercado principal de Tormentos Cristalinos. La mayoría de mercaderes de la villa no se puede permitir un local, por lo que alquilan este espacio al gremio de mercaderes para anunciar sus mercancías. Si buscas comida, vituallas u otras compras variadas, aquí encontrarás todo lo que busques. Las únicas estructuras permanentes del lugar son una gran fuente, erigida a imagen y semejanza de una gran sirena levantando un barco en el aire, y una pagoda abierta empleada por los rancheros locales para vender caballos y ganado.

Se ató la capa y sacó su larga melena naranja de debajo del tejido, después se cubrió con la capucha, el frío iba ganando fuerza y el viento no ayudaba. Recogió sonriente sus pertenencias y al volverse vio una silueta, se quedó observando un momento ¿Quién sería?

Thorgüs llego al mercado y se fue adentrando hacia donde parecía haber más bullicio, a pesar de ser un enano no tenía problemas para andar entre la gente, aunque siendo sinceros Darko ayudaba a que esto fuera posible.

Vio, olio y tocó todo lo que despertó su curiosidad entre los cientos de productos que se exhibían en las diferentes paradas de venta. Tras eso se apartó un poco de la multitud y se dedicó a observar durante un rato las idas y venidas tanto de compradores como de vendedores. Era hora de tomar un poco de distancia y aprender como desenvolverse en aquella ciudad, y que mejor que observar a quienes allí vivían.

Esta franja de terreno abierto es el mercado principal de Tormentos Cristalinos. La mayoría de mercaderes de la villa no se puede permitir un local, por lo que alquilan este espacio al gremio de mercaderes para anunciar sus mercancías. Si buscas comida, vituallas u otras compras variadas, aquí encontrarás todo lo que busques. Las únicas estructuras permanentes del lugar son una gran fuente, erigida a imagen y semejanza de una gran sirena levantando un barco en el aire, y una pagoda abierta empleada por los rancheros locales para vender caballos y ganado.

Al llegar la noche, todo el mercado cerró sus puestos.

Comenzó a caminar, el viento ganaba fuerza y las ramas de los árboles se zarandeaba.

Me dicen adiós.

Pensó Samira para sus adentros. Sin duda había llegado el momento de buscar refugio, y a ser posible trataría de encontrarlo en algún lugar que fuese cálido, con comida caliente y más personas.

Una ráfaga de viento feroz apagó las antorchas de las calles y, poco después,
comenzó a caer una tormenta que golpeó su fino cuerpo y empapó su capa casi al instante. Samira solo supo reaccionar emprendiendo una carrera hacia algún lugar en el que guarecerse, con tan mala suerte que chocó de lleno con alguien en mitad de la oscuridad. El impacto la hizo rebotar y caer al suelo mientras, sorprendida y algo asustada, trataba de discernir conta quien había chocado.

Lomenar recibió la lluvia con cierto agrado. Estaba acostumbrada al tiempo cambiante y vivir al aire libre y la lluvia no suponía nada especial para ella, si bien el ambiente fresco no era nada apacible. Arvak olfateaba los aromas del mercado que se iban desvaneciendo poco a poco mientras se situaba como siempre a su lado.

Se disgustó al llegar al mercado y encontrar todo cerrado. Habían perdido el día entero con el alcalde y, aunque estaba descansada y no necesitaba dormir, quizás lo mejor sería retirarse, descansar, madrugar y empezar el nuevo día de regreso al mercado para comprar lo que necesitasen.

- Aquí no hay nada, hemos llegado tarde. La verdad es que me apetece una buena cena y un lugar caliente para pasar la noche. Mañana será otro día y a ver si lo aprovechamos de verdad.

- ¿Dónde vamos?

Milkahá cae al suelo y se llena de barro, alguien tropezó con ella, era una chica joven como ella, se puso en pie lo más rápido que pudo, se sacudió el barro, y torció la boca en señal de molestia, pero trato de serenar su animo, a pesar de todo lo tedioso del día burocrático que había tenido.
- ¿estas bien? - le pregunto a la chica con quien tropezó, mientras apretaba cada ves mas la lluvia y el sonido de sus palabras se perdia entre la cacofonía de la tormenta así como su figura se perdía en la oscuridad.
Luego con señas y a gritos se comunico con sus compañeros.
- ¿por que no vamos a la capilla del druida? esta vacia

Lomenar ayuda a Milhaká a levantarse mientras observa la otra figura con gesto desaprobador, para comprobar que se trata de una muchacha de su edad y que el golpe parece que ha sido fortuito. Le ayuda igualmente a levantarse.

El agua caía con bastante intensidad. La idea de Mailhaká podría estar bien en otras circunstancias, pero ahora, con buen dinero, quizás una posada caliente con una buena cena sería más atractivo. Ella estaba acostumbrada al aire libre, pero el calor de un hogar a resguardo de la lluvia era más seductor.

- No se... - dudaba - ...lo que decida la mayoría.

Cuando logró fijar mejor la vista pudo descubrir que había impactado contra una chica, haciéndola caer al suelo también. 

-Lo siento...- Se disculpó sincera mientras aceptaba la ayuda de Lomenar.

Lo cierto es que ella también había contemplado la opción de resguardarse en la capilla del druida, no sabía si la coincidencia le agradaba o le molestaba, pero seguramente de pasar allí la noche sería más seguro no estar solos.

-Yo también pensaba resguardarme en la capilla- La otra opción era la Pezuña en la boca, pero no sabía si llevaría suficiente dinero para pagar una habitación, así que la capilla era la mejor opción, la más económica.

Observó a Milkahá y Lomenar al percatarse de que iban con más gente. Sonrió levemente, algo tímida. 

-Mi nombre es Samira, y él es Moris- Dijo mientras indicaba con la mano la posición de su compañero.

En aquella ciudad Lictea ya estaba acostumbrada a las decepciones. Puertas cerradas, gente maleducada, ladronzuelos, desagradecidos, etc, etc.

- Os lo dije. Debíamos haber venido por la mañana.- No se pudo reprimir.- Vayamos a cenar y descansar y ya haremos las compras mañana. Cuando una joven se abalanzó sobre la delicada Milkahá, Lictea sacó a relucir sus dientes.- Grrrr.- Más le valía tener cuidad. Si se llega a topar con ella no iba a ser tan dulce como la hechicera.

- Me parece que somos muchos para ir al templo de Pelor.- Normalmente Lictea se las había arreglado para tener cobijo en la Catedral de Pelor haciéndoles unos favorcillos pero dudaba que les dejaran dormir allí a tantos por la patilla.- Los que no tengáis dinero para pagarlo me parece bien la capilla. Yo pienso gastarme la parte del dinero de los que no han ido a recogerlo para darme un homenaje, ñek, ñek,ñek.- Que luego se atreviera alguien a pedirle las cuentas.- Mañana podemos encontrarnos de nuevo aquí, en el mercado.

Lomenar saludó a la chica.

- Mi nombre es Lomenar, y mi lobo es Arvak. - El gran lobo gris apenas se había movido de su lado, cuando lo normal es que hubiera atacado a Samira si hubiera interpretado su tropezón como algún tipo de ataque. Por lo visto no la consideró una amenaza. - Soy druida.

Al oír la opinión de Lictea se apuntó en el acto.

- Me parece bien separarnos y luego vernos aquí mañana. ¿A qué posada vamos?

Observaba con curiosidad las ropas de Moris, pero no dijo nada más.

- Por mí al Bopte del lagarto.- Se acercó a Lomenar echándole el pestilente aliento bien de cerca para susurrarle a la druida.- Con un poco de suerte haya más como éste que encontré allí.- Se refería a Reknar.- Y podamos pasar una buena noche juas, juas.

- ¡ Vamos ! - Lomenar no había tenido muchas relaciones íntimas y la idea detrás de las palabras de Lictea le hizo dar un respingo, pero, bueno, la verdad......

La idea de dormir en una cama o en algo que se le asemejase me gustaba. Pero tenía un pequeño problema, las monedas. Después de pensarlo un poco pregunté a Lictea, ya que me había reclutado, cual era el valor de la pensión. Quizá no pudiese costearlo. - Eh, druida. ¿Cuantas monedas piden por pasar la noche en esa posada? Mi bolsa es exigua y no se si podré pagarlo.

El clérigo observó que ya no quedaba ningún vendedor en ese lugar y todo había sido por culpa del tiempo que el alcalde les había hecho perder.

Algunas personas también parecían estar ahí abasteciendose, el tema era de qué y por que solo quedaban ellos.

Cuando la brisa y el agua apagaron las antorchas y una chica chocó con Milcaha, Kranjstar conjuró luz sobre su escudo. Escuchó la presentación de Samira y su mirada fue mas un gesto de desconfianza, estaba a la defensiva, pues no sería la primera vez que lo asaltaran sin siguiera darse cuenta.

Mejor revisen sus bolsillos ahora, antes de soñar con una cama y buena comida. dijo el clérigo, para que sus compañeros se pusieran en ello.

De repente el tiempo cambió y la gente desapareció como un rebaño de ovejas tras oler al lobo. A esto le siguió una tormenta que dejó la zona a oscuras y a un grupo de gente en medio del mercado.
Thorgüs oyó que se iban a descansar y que al día siguiente volverían al mercado. Quizá deba volver mañana aquí e informarme sobre si van a buscar a los forajidos.
Así que tras calmar un poco a Darko tras ver al otro lobo dejó que se adelantaran un poco y después partió hacia la posada en busca de un poco de calor y algo blando donde poder dormir.