Partida Rol por web

Filos asintió ante las palabras del tabernero. Sí que debía de estar cansado si no recordaba no haber dormido. Pero juraría que aquella había sido su intención.

-Me parece justo - dijo. Gracias por la ayuda.

A continuación, Filos salió dispuesto a vender lo que pudiera de su botín.

El carraspeo del tabernero justo después del buenos días hizo que Dan se diera cuenta de que algo se le había olvidado. –Oh, perdona, buen día amable tabernero– sonrió para adornar su disculpa. –Con la emoción de llegar a un sitio nuevo se me han olvidado los modales, espero que no me lo tengas en cuenta, si estoy seguro de que podremos llevarnos bien– se cruzó de brazos y buscó un lugar donde apoyar su espalda antes de contestar.

Una vez acomodado siguió hablando. –Pues quiero saber cosas, lo que te apetezca contarme, rumores, ofertas de trabajo– hizo una breve pausa, pensaba que el mediano sabría de sobra a lo que se refería, no tenía porqué poner más ejemplos. –Como tabernero sabrás de sobra a lo que me refiero– se llevó una mano a la bolsa para contabilizar las monedas que le quedaban, contó hasta diez, así que podía gastar algo. –Mientras me cuentas puedes servirme algo de beber, que no lleve alcohol por favor, por las mañanas no me sienta bien– negó con la cabeza suavemente para acompañar las últimas palabras que acababa de decir.

El mediano preparó un té blanco, una infusión cuyo sabor era de lo más suave y exigente. ¡Un té preparado para los mismísimos reyes!

Uhm... dijo pensando. Sí, hace poco alguien llegó y colocó un cartel en la entrada de la posada. Fíjate. El señor Cantohelado pide ayuda a un joven y apuesto hombre que sea capaz de rescatar a su hija de la torre en la que su madrastra la ha encerrado. El hombre se casó con una bruja sin saberlo y ahora su hija está pagando las consecuencias.

La mayor parte de la fachada y las tejas de este edificio de mármol está cubierta con pintura plateada. Toda la estructura está adornada con embellecedores de plata, muchos con forma de cuervo, y una exquisita estatua de plata de un cuervo se apoya en una barra del mismo material sobre la entrada principal. Este ostentoso establecimiento es el Cuervo de plata, la taberna y posada más prestigiosa de Tormentos Cristalinos.

Un agradable mediano parece ser el encargado del local, lleva entre sus manos una figura de un cuervo de plata y se muestra muy sonriente ante su público.

Esta parece ser la taberna mas cara del lugar, vamos a echarle un vistazo Después de admirar la taberna decide ver a los comensales que se encuentran. Esa figura que trae el mediano ¿será el emblema del lugar?, dice mientras camina firmemente buscando una mesa que esté por ahí. Se sentía orgulloso y caminaba erguido, por fin había llegado a su destino, estar en esta ciudad, haber cumplido su acometido le había dado un sentimiento de seguridad consigo mismo.

Bebió un trago mientras escuchaba las palabras del posadero, negó un par de veces sin perder su sonrisa tras dejar el vaso. –Suena interesante, una chica secuestrada, una bruja y la recompensa, si fuera un caballero de brillante armadura o un descerebrado iría sin dudarlo, pero resulta que las brujas no me gustan, eso de que puedan hacer contigo lo que quieran gracias a sus hechizos no me convence, que le vamos a hacer, me gusta seguir vivo– volvió a darle un trago a su té, no había probado nunca algo así y el sabor le estaba gustando.

Dejó su vaso nuevamente y se pasó dos dedos por su barbilla. –¿Y qué más puedes contarme? Me gusta estar informado, y si puede informarme uno de los mejores todo perfecto– sonrío tras pelotear al mediano y alzó su vaso hacia él para mostrar respeto.

La sala estaba vacía, era demasiado temprano para estar comiendo, y si todavía había alguien durmiendo en aquella posada, aún no había bajado a desayunar, por lo que estaban solos aquellos dos individuos junto al posadero.

Pues poca cosa, dijo el mediano contestando a Dan, aunque a noche tuve serios problemas con una orca, o una semiorca, no me quedó muy claro lo que era, estuvo molestando continuamente y no dejó en paz a los comensales que estaban en la posada y que querían irse a dormir. Al final, antes de despuntar el alba, la semiorca se marchó y aparentemente no ha dado más problemas, aunque si te digo la verdad, cada día me gustan menos la gente como ella. Son bastante poco civilizados, casi nunca traen dinero y tienden más a molestar que a otra cosa. Dijo encogiéndose de hombros. Y vos, qué me podéis contar.

Dan asentía mientras el posadero hablaba para acompañar sus palabras, una vez más lo que le contó no era lo que él quería escuchar, pues le daba igual lo que hiciera o dejara de hacer una orca en aquella posada, esa información no le valía de nada y comenzaba a pensar que no iba a sacar mucho del mediano, para su desgracia el posadero se parecía bien poco al mediano que le ayudó a encontrar su oficio, ese si era útil y decía cosas interesantes.

Bebió un último trago y apuró el contenido del vaso antes de tomar la palabra. –Poca cosa tengo que contar por el momento, que he llegado hoy con la intención de hacerme un nombre por aquí, al menos esa es mi intención sabes, lo que tengo claro es que haga lo que haga será mucho más divertido que mi vida como granjero, eso si es aburrido, todo el día en el campo trabajando para luego no ganar nada, no te recomiendo ese trabajo– miró el vaso nuevamente, sin acordarse de que ya se había bebido el té, al comprobarlo apartó el vaso y comenzó a pensar en su próximo destino, si el posadero no decía algo interesante ya tenía claro que se marcharía.

El posadero no dijo nada más, y simplemente se dedicó a repasar unas copas que ya parecían estar repasadas. Al ver que Dan parecía tener intención de irse, le indicó el precio del té. Son 2 piezas de plata, señor. Dijo preocupado porque se fuera a ir sin pagar.

Se había limitado a escuchar a ambos sin decir palabra alguna, realmente disfrutaba un poco de la tranquilidad de esta taberna, ni parecía una. No había peleas, gritos ni nada volando, si bien era tranquilo no era algo con lo que le gustaría vivir el resto de su vida, quizá de vez en cuando. Sin más paso a retirarse, no encontraría nada útil aquí, al menos no de lo que quería. Esta era una vida que probablemente podría tener pero después de muchos años, ya viejo podría ir a sentarse tranquilo ahí, estos días sintiendo su juventud decidió pararse de la barra.

Busco a un hombre con pinta de rico.

Abrió los ojos sorprendido al escuchar lo que le pensaba cobrar por el té que se acababa de beber, pagar dos monedas de plata cuando únicamente le quedaban diez le parecía un abuso. Resopló y se llevó la mano a su bolsa dónde guardaba las monedas con tranquilidad, estaba barajando que posibilidades tenía, se le ocurrieron tres, salir corriendo, seguramente no podría volver a la taberna si hacía eso, no le interesaba, su segunda idea era intentar regatear, también tenía el inconveniente de que al mediano le sentara mal eso y le prohibiera la entrada, no, tampoco era una opción para él, al final solo podía hacer una cosa, su tercera idea, pagar.

–Aquí tienes– le tendió dos monedas de plata, en esta ocasión sin sonreír ni gesto alguno, le había molestado tener que perder ya parte de su dinero, acababa de llegar y ya era un poco más pobre. Se dirigió a la puerta, no sin antes despedir al posadero con la mano, ahora tenía que pensar que haría a continuación, aún era temprano y tenía mucho día para mejorar su situación, así que salió dispuesto a buscar el mercado de Tormentos Cristalinos, en toda ciudad sitio hay uno y estaba seguro de que esta ciudad no sería una excepción.

En vista de que no hay mucha acción por ahí decide deambular por la ciudad, sale de la taberna sin haber consumido nada, sus monedas aún son preciosas y no tiene para andar gastando por ahí tantas. Sin rumbo sale a caminar y entrar al primer lugar que vea abierto, dada la hora no se esperaba mucho peor lo que fuera, simplemente quiere conocer la ciudad para enamorarse de ella y se va caminando silbando.

La mayor parte de la fachada y las tejas de este edificio de mármol está cubierta con pintura plateada. Toda la estructura está adornada con embellecedores de plata, muchos con forma de cuervo, y una exquisita estatua de plata de un cuervo se apoya en una barra del mismo material sobre la entrada principal. Este ostentoso establecimiento es el Cuervo de plata, la taberna y posada más prestigiosa de Tormentos Cristalinos.

Un agradable mediano parece ser el encargado del local, lleva entre sus manos una figura de un cuervo de plata y se muestra muy sonriente ante su público.

Echo un rápido vistazo a ver si encuentro a alguno de mis compañeros o algún conocido porque no entra en mis planes pagar 10 monedas de oro por dormir allí. Disculpe, pero no habrán vuelto por aquí el grupo con el que vine hace dos noches,no se si recordara que venimos hace dos noches y os ofrecieron los servicios del grupo a cambio de alojamiento.

La verdad que no me acuerdo muy bien de usted, ¿con quién vino exactamente y qué clase de trabajo me ofrecieron? Dijo negando con la cabeza sin saber quién era exactamente aquel hombre.

Entiendo que por aquí pasa mucha gente así que es normal no se preocupe, no les veo por aquí así que no le molestare mas .Digo despidiendome con un gesto de la mano .

La mayor parte de la fachada y las tejas de este edificio de mármol está cubierta con pintura plateada. Toda la estructura está adornada con embellecedores de plata, muchos con forma de cuervo, y una exquisita estatua de plata de un cuervo se apoya en una barra del mismo material sobre la entrada principal. Este ostentoso establecimiento es el Cuervo de plata, la taberna y posada más prestigiosa de Tormentos Cristalinos.

Un agradable mediano parece ser el encargado del local, lleva entre sus manos una figura de un cuervo de plata y se muestra muy sonriente ante su público.

Durante el paseo la mujer loba se dio cuenta de que la ciudad comenzaba a despertarse. El ruido del bullicio era muy diferente a la calma que se respiraba en medio de los prados y bosques. Entró en la posada y de nuevo mostró sin pudor su decepción. Tendría que volver a la Catedral de Pelor otra vez en busca de Kranjstar. Pero antes preguntaría a Hoskin si sabía algo de Daélric.

- No se si me recuerda.- Dijo olvidándosele el buenos días.- Vine con un tipo escuálido, poca cosa, uno de esos trovadores de poca monta. ¿Recuerda? ¿Ha vuelto a pasar por aquí?- Se acercó misteriosa al mediano bajando el tono de voz.- ¿Cómo va el asunto de la habitación cerrada?-Tras hablar con el tabernero se marchó de allí hacia la Catedral de Pelor que parecía ser el lugar más concurrido de la ciudad.