Partida Rol por web

¿Unos papeles? Es algo tarde ya, pero dinos si es algo urgente que merezca nuestra actuación solo debe decírmelo. Haré todo lo que esté en mis manos. Venir a estas horas debe ser algo por lo que valga la pena. ¿Verdad?

Se fija en la hora que es. Entre la caminata y la charla no se habia fijado en que habia oscurecido. Comprendia que tal vez le mandasen volver mañana.

En verdad no es nada importante, es solo un resguardo de la cuota de entrada. El tesorero de mi compañia quiere que tenga medida hasta la ultima moneda- Se encoge de hombros, con aire teatral- Pero si quieren podria volver mañana.

¿Un resguardo? dice un tanto extrañado Iborian. Después abre un cajón de un escritorio no muy lejano, hace un garabato en un papel y pone su firma. ¿Te valdrá con esto?

Muchas gracias, creo que con esto le servira al tesorero- Mira la firma, viendo que es Iborian. -Por cierto, usted es Iborian ¿No?- Dice, guardando el resguardo.- Ya que estoy aqui, le aviso que estaré ofreciendo los servicios de mi compañia en la ciudad, por si hay algun problema con ello. Se encoge de hombros-Buscare una taberna y estare alli hasta que encuentre algun trabajo, asi que si necesita de un grupo serio y profesional, estare por la ciudad unos dias.

- Así es, mi nombre es Iborian, soy el líder de la guardia de Tormentos Cristalinos.

Pues precisamente un extraño mediano vino recientemente pidiendo ayuda. Le dijimos que fuera a buscar a Amber, una mujer que también recientemente se ha alistado entre nuestros miembros. El mediano se llama Argot y creo que trabaja para Ankus, es el dueño del Erizo Borracho, quizá puedas preguntar por él para ver donde se encuentra. La mujer que anda buscando se llama Ámber, quizá te encuentres con ella por la ciudad. Si la ves, dile que Argot la está buscando para llevar a cabo una misión. Habla con él y mira para que os necesita. Si Argot nos trae buenas referencias sobre la efectividad de vuestras hazañas contaré con vosotros para que forméis parte de nuestras filas.

¿El erizo borracho, no?- Dice, para recordar bien el nombre- Muchas gracias, asi matare dos pajaros de un tiro. Buscare a Argot y Ámber y vere que puedo hacer.

Saludando de una manera formal, avanza con decision a la puerta, dispuesto a buscar la posada que Iborian ha mencionado. Mientras esta de camino, guarda su resguardo, que no esperaba recibir al ser solo una escusa, en la bolsa, pensando Nunca se sabe cuando habra que falsificar la firma de Iborian...

Esta sombría y tenebrosa estructura se alza sobre una colina baja, rodeada de una valla de piedra de más de 4 metros de alta rematada con una amenazadora maraña de púas y cuchillas. Son los cuarteles de Tormentos Cristalinos, que también sirven de cárcel. La parte de la frontera que sobresale del suelo alberga la armería y los cuarteles de guardia de la ciudad, así como las instalaciones de entrenamiento, comedores y demás comodidades. Los tres niveles subterráneos comprenden la cárcel de la ciudad, cuanto más baja uno, más peligrosos y terribles se vuelven los prisioneros. Te das cuenta de que hay una tercera planta pero no llegas a descubrir que hay allí.

- Esperad aquí, voy a hablar con Iborian. Tengo que informarle de que ya os habéis recuperado y de que ya habéis llegado hasta aquí sin ningún incidente.

Argot enfadado con el mundo y con su excompañero se quedó mirando a la estructura, sabía que estaba muy jodido y que o conseguía hacer un trato con la guardia o se pasaría bastante tiempo en prisión. Hubiera pruebas o no a esa gentuza de guardia corrupta ni les importaba. Con los nervios a flor de piel el mediano no sabía como liberarlos así que se resigno y habló. - Has estado alguna vez aquí antes?- Ya suponía que la respuesta sería que no ya que su pulcro amigo le había matado por sólo la sospecha de haber estropeado la cerveza del tabernero.

Gast observa al mediano cuando este de nuevo le dirige la palabra. Al oír su pregunta, un recuerdo de su anterior investigación junto a la Dama Aire en aquel lugar no había ayudado en nada, y tal vez el Lord de la Milicia no tuviera muy buenos recuerdos de el. Aunque podría ser al contrario.

- Hace unos días, una amiga y yo vinimos para intentar solicitar la ayuda de la Milicia en una investigación. Pero no fuimos recibidos como esperábamos en aquel momento. No se como estarán las cosas ahora. – termina diciendo mientras las ultimas palabras surgen de el un poco tirantes al recordar con quien estaba hablando.

- Vaya, vaya, vaya. Dijo Iborian justo cuando entraba por la puerta. Me habían contado lo que había pasado, pero sin duda no sabía que se tratase de vosotros. De todas maneras hay algo que no entiendo, me hablaron de dos medianos, y ahora que te veo, Gast Atreyu, tú no eres un mediano. En fin... eso no importa. Me gustaría que me explicaráis qué es lo que ha sucedido y porqué os han traído hasta mi presencia.

Esta sombría y tenebrosa estructura se alza sobre una colina baja, rodeada de una valla de piedra de más de 4 metros de alta rematada con una amenazadora maraña de púas y cuchillas. Son los cuarteles de Tormentos Cristalinos, que también sirven de cárcel. La parte de la frontera que sobresale del suelo alberga la armería y los cuarteles de guardia de la ciudad, así como las instalaciones de entrenamiento, comedores y demás comodidades. Los tres niveles subterráneos comprenden la cárcel de la ciudad, cuanto más baja uno, más peligrosos y terribles se vuelven los prisioneros. Te das cuenta de que hay una tercera planta pero no llegas a descubrir que hay allí.

Sin pensarlo dos veces, entro en los cuarteles en busca de Iborian. Puede que me lleve un poco de tiempo, pero es mi responsabilidad para con él y la ciudad, así que será mejor acabar cuanto antes.

Si no lo encuentro, busco a algún guardia y le pregunto por Iborian.

Intissar no se sentía demasiado a gusto en el cuartel, dada la vida que había tenido que llevar que le había puesto al otro lado de la ley. Sin embargo, decidió que lo mejor era mantenerse atento y pasar desapercibido. En todo momento, se mantuvo cerca de Amber, siguiéndola a donde ésta fuese, asegurándose en todo momento que Layla estaba justamente a su lado.

El frío edificio era amenazador, sin duda. Para mucha gente podría suponer seguridad, ya que quería decir que los criminales estaban a buen recaudo, pero para mí... No. Había crecido en el vacío legal, incluso en la ilegalidad, de mendigar y...sobrevivir. Para mí ese edificio era una amenaza que decía "si entras no saldrás, pues tú tambien eres una criminal". Pero no era así, no. Era la necesidad y nunca había herido a nadie. Y estaba segura de que alguno en esas celdas había sido como yo... pero con menos suerte. 

Al ver a Intissar avanzar me acerco a él y le agarro del brazo. Sí, así estaba a salvo. Nadie me encerraría en esas celdas, no podían.

Pese a la incomodidad que Intissar sentía en el lugar, el cálido brazo de Layla asiéndose al suyo propio le hizo sentirme mucho mejor. Más reconfortado. Avanzó con calma tras la clérigo. Sabía que no había hecho nada que pudiese levantar sospechas y tras tantos años fuera de la ciudad, nadie le reconocería. No, nadie que no fuese cercano a ellos. Y los amigos de sus padres hacía tiempo que estaban muertos en su mayoría.

Los guardias a menudo observaban curiosos al extraño grupo, pero todos se mantuvieron calmados. Con suerte, Amber haría lo que tuviese que hacer con celeridad y pronto estarían buscando a los hombres-lagarto. Sin duda, su venganza tardaría en llegar a juzgar por los caminos extrafalarios que estaba tomando ésta.

Con paso firme, se adentra en el edificio del que habia salido la noche antrior tras su charla con Iborian. Esta vez entra como parte de un pequeño grupo, asi que se queda cerca de ellosmientras avanzan buscando al jefe de la guardia. No habia echo nada n la ciudad que le marcase como criminal, ademas de estar acostumbrado a la disciplina militar de cuarteles y campamentos, por lo que no se sentia a disgustoen este sitio.

Avanzaba con resolucion, pensando en la suerte que habia tenido al encontrar un trabajo (que tal vez o le reporrtase mucho, pero ya era un trabajo) tan pronto.

Gast escucha al líder de la guardia.

- Bien, Maese Iborian. Después de un tiempo en la ciudad y con una idea en la cabeza me dirigí hacia el Templo de Pelor para resolver unos asuntos cuando me encontré con este mediano, Argot. Cuando nos encontramos me ofreció un trabajo ayudar a recaudar la cuota de unos indeseables que se habían marchado de un local sin pagar sus consumiciones, un tal Lord Barristan y una mediana de nombre Angélica, el local era El Erizo Borracho.. Dispuesto a ello, acepte el encargo. Juntos fuimos a otro local tal vez a buscar mas mano de obra para recaudar ese dinero, cuando al llegar a aquel sitio, de nombre La Pezuña en la Boca, mi compañero Argot fue acusado de adulterar y envenenar la cerveza del dueño. En aquel momento mire a mi compañero y cuando este trató de dar su versión caí en la cuenta de que su timbre de voz o su postura, claramente indicaba que sus excusas eran mentira.- Comenta el Gigante. – Pero fue en aquellos momentos cuando la furia por haber sido usado, mentido y deshonrado hicieron que mis ganas de saborear su sangre nublaran mi juicio y le aseste un golpe que lo dejo a las puertas de la muerte. Tras ello y cuando comprendí mi error, ayude a la guardia a estabilizarlo al moribundo para que tanto el como yo fuéramos puestos en manos del tribunal y aceptar las consecuencias de mis actos. – Termina comentando. Esperando oír la versión de Argot.

Argot se mantuvo a la espera de que el gigantón terminara de hablar, le habían mentido y eso le había dolido mucho. Negó ante guarda y puso cara de dolor ante el recordatorio de aquel espadón dejándolo a las puertas de la muerte. - Bueno si bien es cierto lo que el muchacho ha contado, he de decir que yo no envenené a nadie. - Encogiéndose de hombros como dando a entender que ya no importaba mucho su silencio - Lo cierto es que fui contratado para buscar información de los ingredientes secretos del enano y su cerveza pues está haciendo mucho daño su buena calidad. Fui encontrado dentro de la barra por el loco del enano ese buscando ingredientes extraños que añadir al líquido, pero no robé nada en ningún momento ni era mi intención, de eso no me pueden acusar. A mi parecer me hicieron una encerrona pues debía haber otro encargado de adulterar la bebida, lo hizo después de que me pillaran a mi tras la barra y me aprovecharon a mi para cargarme con el muerto. Luego cuando buscábamos a los dos que ha dicho Gast y que no habían pagado en la taberna... además no los han detenido aún, fui sorprendido con las acusaciones del enano de envenenador.