Partida Rol por web

Kalicalwe reafirmó las palabras de su compañero Phenios exacto! lo prometido es deuda, aquí estamos de nuevo con refuerzos para acabar lo que empezamos. Necesitamos descansar y comer algo para mañana partir al alba hacia el bosque terrorífico. Si puedes avisar a Lis para que nos acompañe mientras comemos algo en la posada estaría bien.

Tras ello cruzó las puertas de la muralla hacia la posada siguiendo al orco.

Zila no había estado muy parlanchina, más bien observaba alrededor. Eran un grupo grande, solo por ese motivo muchos bandidos y otras amenazas podían quedar disuadidas y decidir que mejor era buscar un objetivo más fácil. Pero tampoco es que pudiesen pasar muy desapercibidos. A donde fuesen serían un anuncio andante.

Llegaron al fin a la Aldea de Loto. Sinceramente no esperaba encontrarla fortificada de un modo tan permanente, a fin de cuentas con Aldea había imaginado un lugar pequeño y tan humilde que a penas podrían contar con una empalizada de madera. Pero bueno, no estaba mal, más tranquilos podrían descansar de esta guisa, si es que los animales atacaban lo iban a tener mucho más difícil con una muralla de dura piedra de por medio.

-Veamos, al menos si morimos lo haremos con la panza llena- dijo sin que se pudiese saber muy bien si era una broma o un comentario en serio a Kenshi.

Desesperada había de ser la situación, si en una aldea tan fortificada (supuso la mujer que el poblado se encontraría en el lugar de un fuerte abandonado, o venido a menos) estaban causando problemas animales descontrolados, o controlados, más bien. Dagmar se sorprendió, aun así, del efusivo recibimiento. No estaba acostumbrada a que la llegada de los suyos a la civilización provocara alborozo. Ni siquiera cuando planeaban hacer uso de ese tipo de despreciables armados cuyas muertes valían menos que el puñado de tierra donde descansaban sus huesos.

Desesperada, sin duda, se dijo, mientras seguía a los elfos y el orco hacia la aldea. 

El hechicero se alegró al comprobar el optimismo de la gente de Loto frente a la llegada del numeroso grupo. Era evidente que estaban pasando una mala época y que la llegada de un grupo de "salvadores" a la maldición de la aldea provocara cierta euforia.
Recordó días atrás, cuando solo eran cuatro gatos los que formaban el grupo, que estuvieron a punto de perder la vida en aquel bosque maldito. Ahora la cosa sería muy diferente.

Al escuchar que sus compañeros avisaban a la guardia que dieran la noticia a Lis, siguió a la comitiva hacia la posada.

-Mientras cenamos, podríamos organizarnos como grupo: nuestras habilidades, como podemos avanzar en las inmediaciones del castillo, etc. Somos un grupo numeroso, pero no debemos confiarnos demasiado de lo que nos espera en aquel lugar.

Mori recibió aquella bienvenida con una sonrisa para girarse entonces hacia Socar y abrir sus manos hacia él.

- Azote de Héxtor, aquí la sangre que derramen nuestros enemigos elevarán vuestro nombre -inclinó la cabeza hacia él-; sean justo castigo y muerte aliadas para mayor gloria de nuestras deidades.

Por duras que pudiesen ser las palabras y gestos del paladín de acero negro todavía estaba por llegar el momento en que mostrase doblez o perjurase; lo que le hacía, a ojos del karuth de Wee Jas, alguien en quien se podía confiar y cuyo nombre defendería frente a los demás, como ya había hecho antes.

A lo que añadió en voz más baja:

- Si fuera vuestro deseo el hacer un juramento solemne para con este lugar, a ojos y oídos de mortales y dioses, me honraría el secundarlo -no iba a poner palabras en su boca pero sí que apoyaría un gesto que fuera a ser recordado por las gentes del Loto y que se pasase de padres a hijos en el futuro.

Los que habían estado anteriormente en esta aldea fueron los que iniciaron conversación con los pueblerinos y el resto de la gente permanecía a la espera de que les dejasen pasar.

Zila parecía que estaba de mejor humor ahora que sabía que cenaríamos en poco rato. - Todo su mal humor desaparece cuando hay comida que poder llevarse a la boca. - La miraba con ojos tiernos y sonreía. Nunca habría pensado que podría coger tanto afecto a una persona que conocía de tan poco tiempo y la cual era completamente diferente a él. Iba a responder lo que había dicho Zila pero prefirió callarse y no decir nada. El sabía que si la veía en problemas haría lo posible para protegerla, aunque eso implicase poner su propia vida en peligro.

Volvió a mirar al resto de gente que allí se encontraba esperando a poder avanzar junto al resto del grupo.

Fue un viaje tranquilo, demasiado para lo que parecía haber cerca de allí, si todo el mal se concentraba en un punto había algo que olía mal.
Llegaron a las murallas del poblado y la gente parecía recibirlos amigablemente.

Thorgüs simplemente esperó tras Moris y Socar tratando de que Darko pasará lo más desapercibido posible. No sabía hasta que punto podría ser esta gente agresiva con un lobo tras lo sucedido.

    Socar no pudo evitar el detenerse ante la guardia, en parte ofendido por aquella apreciación con la que los recibieron, pero no podía esperar menos de una aldea que había mostrado tantos problemas en defenderse de las alimañas del bosque, por mucho que estas fueran controladas por medios mágicos, con semejantes defensas y guardia armada deberían de haber sido capaces de manejar semejante amenaza, no obstante, no pasó por alto la oportunidad de contestarles de tal modo que, oyendo lo dicho por el Karuth, alzó su mano enguantada y dio un paso al frente señalando en blasón de su peto.

    -No por Pelor, si no por Hextor, esa deidad que mentáis prefiere perder el tiempo en el onanismo enclaustrando a sus fieles en catedrales admirando su supuesta gloria pasada, por el contrario quien viene a este lugar es quien adora a su deidad en el campo de batalla y la forja, pronto podréis ser testigos de las diferencias entre los campeones de ambos dioses.- Acto seguido sacó su maza de armas y con ella golpeó su escudo con ella por seis veces, uno de los números sagrados de su credo antes de seguir con paso firme al resto de la compañía.

Acudir a la posada parecía la mejor opción sin duda alguna. ¿Habían prometido comida y alojamiento gratuitos no? Eso significaba que podrían dormir en una cama cómoda y cenar caliente. 

Siguió al grupo, observando la alegría que aquellas gentes demostraban al verles llegar, como si ya fuesen héroes. Muchos llegaban a la Aldea de Loto, ¿Cuántos saldrían?. Mejor era dejar la celebración para después de la misión, por si no hubiese nada que celebrar en realidad. En cualquier caso aquella euforia sí reflejaba la desesperación de aquellas gentes por terminar con el problema, aunque tenían que venir de fuera para arreglárselo. 

Así, caminando junto a Kenshi y el resto de aventureros fue recorriendo los caminos de la aldea en dirección a la posada.

Cuando las puertas de las murallas se abrieron dieron paso a una hermosa mujer que parecía ser Lis, la mujer de la que sus compañeros hablaban. Rápidamente lanzó una mirada de desaprobación hacia Thorgus y el compañero animal que le acompañaba. Lo lamento. Dijo señalando al lobo. No podemos dejar pasar a ningún druida ni a sus compañeros. El Señor del Castillo ejerce mucha influencia sobre ellos y es posible que lo controle ahora o pronto. De pronto Darko empezó a gruñir salvajemente a Lis, en señal de desaprobación por aquel comentario. 

Lis se asustó al ver su rostro y miró a sus compañeros. Lo lamento. Los demás sois bienvenidos, pero ellos tendrán que quedarse fuera. Dijo sujetando la puerta sin dejarles pasar esperando a ver qué decidía el grupo.

Dagmar se quedó plantada en el umbral de la aldea como si sus piernas fuesen estacas gemelas. Había visto cómo el enano se quedaba atrás, furtivo, tratando de que nadie se fijara en él y su lobo. Parecía Thorgus habituado a pasar las noches al raso, contando las estrellas hasta la ensoñación, y era acostumbrado que los mercenarios acamparan a las puertas de las ciudades, lejos de la ciudadanía. Pero no era decoroso recibir a parte de la comitiva y excluir a uno solo. 

Mi señora, traemos con nosotros armas y conjuros para derribar a los enemigos de su gente. Pero es él, que entiende de las fieras, quien ha de esclarecer el asunto. Dadle al menos un techo bajo el que cobijarse, pidió a la mujer. ¿No acogisteis a una de los suyos no hace mucho? Una elfa llamada Lomenar, que perdió algunos compañeros en la tarea. 

El elfo alzó mucho las cejas ante lo que se les establecía como norma en aquel momento, pasando a mover los ojos de un lado a otro mientras se rascaba detrás de la oreja con el pulgar; le era imposible recordar si aquella restricción les había sido mentada en el pasado y le rabiaba tener que dejar a alguien atrás... Aunque que el lobo no pudiese acompañarles lo aliviaba de manera que le hacía sentir algo culpable, pues en aquel mismo lugar otras bestias como aquella habían hincado los dientes en su cuello con tal ferocidad que sólo de puro milagro le habían podido salvar sus compañeros.

Silencio por parte de Phenios.

- Thorgus, tengo una propuesta para vos, una que puede que no resuelva este problema pero que dejarla sin presentar sería una falta importante por mi parte -dijo Moris hacia el enano, mirándole a los ojos y abriendo las manos en gesto apaciguador-; ¿Cuánto deseáis ayudar a estas gentes? ¿Os jugaríais la vida y la de Darko por ellos? -la punta de sus dedos señalando a cada uno.

- Porque si es así podemos comprometernos Socar y yo a daros muerte si fueras a quedar bajo el influjo de El Señor del Castillo y así prevenir el que sumaseis a sus fuerzas -el Karuth de Wee Jas cayó un momento, permitiendo que la idea calase- Os doy mi palabra que rezaré por vuestra alma y me aseguraré que seáis recibido en los Salones de la Dama Carmesí como un amigo con honor...

-O podéis volver a Tormentos Cristalinos y despediros de nosotros con un abrazo, os extrañaré cada día que pase pero me hará feliz saberos a salvo- lo que textualmente habría podido ser interpretado como una cruel amenaza venía acompañado de un tono suave y gentil, de alguien que genuinamente se preocupaba por su amigo y que veía la muerte como un sentido compromiso cargado de significado y no como el terrorífico fin a la vida que muchos interpretaban.

Una mirada de soslayo buscaba una confirmación por parte del paladín de Hextor de un acto que daba por hecho por su parte, en la mente del Karuth no cabía duda que, con o sin promesa, si Moris o cualquiera se convertía en un peligro para la misión el Azote de Aquerón segaría su vida de inmediato.

El elfo se quedó a la expectativa de los acontecimientos, no se esperaba aquello. No le informaron la otra vez de eso y el compañero había venido hasta allí debido a él. Perdiendo tiempo y dinero en ello, además de que esperaba una recompensa que si no le dejaban pasar no iba a percibirla. Antes de dar su opinión o una relativa forma de actuar que se le pasó por la cabeza, esperó a ver la reacción de los demás y de Lis ante las propuestas que se le ofrecían.

A Barrabás no le interesaban los hechos y de hecho el hacer aquella empresa en aquella misma noche parecía ser una posibilidad que ni se planteaban. Su condición de orco ya le hacía sentirse más cómodo durante la noche, en realidad, al igual que muchos de los presentes incluído el enano druida, pero no parecía que ninguno de ellos tuviera aquel pequeño dato en cuenta, por lo que solo quedó un par de minutos en silencio en espera de la rápida resolución

Viendo la situación se tensaba con la presencia del druida y su compañero animal, y la determinación más que comprensible por parte de Lis de no dejar entrar al recién llegado aventurero a Loto, Erik decidió proponer una solución que podría contentar a ambas partes.

Pero antes, relajó las palabras de Moris.

-Ehem, Moris, esperemos que ese "favor" de darle muerte no llegue nunca a ser necesario. Os veo muy motivado a dar muerte a vuestros compañeros y a ofrecerles oraciones de forma generosa. -con una sonrisa, continuó- Seguro que la fuerza de voluntad de nuestro Thorgus y la de su lindo perrito, no caerá en manos de ese maldito Señor del castillo. Estoy convencido!

Y acercándose a Lis, le lanzó su propuesta.

-Querida Lis, y si buscamos una solución equilibrada para ambas partes? Seguro que en Loto tenéis algún tipo de habitación donde acomodar a aquellos que, en estados agresivos y momentos acalorados, necesitan una noche de tranquilidad y descanso. Me refiero a algún tipo de, como decirlo sin que suene mal... una celda. De esa manera, nos aseguraríamos que Thorgus y su compañero no convivan con los posibles peligros del exterior de Loto y, a su vez, resguardamos a Loto de la posibilidad de que nuestro amigo sea "dominado" y pueda ser un peligro para la aldea. Qué le parece la propuesta? Y a ti, Thorgus? Mejor dormir en un lugar seguro que volver a estas horas a Tormentos.

A Zila poco le importaba qué hiciesen con el lobo mientras no hubiesen dudas en controlarlo. No creía que el problema fuese que el enano fuese druida ¿o acaso sí que el señor del castillo podía influir mentalmente en los druidas? Eso sería un problema, pues de ser así seguro que si ejército no solo se compondría de lobos.

Aguardó a ver que decidía el grupo, pues por su parte tenía ganas de llenar el buche y calentarse.

Ante la quietud de Thorgus Moris apretó le apretó los brazos con las manos, en un contenido gesto de amistad y despedida.

Era hora de partir y, un paso tras otro, se encaminó junto a sus compañeros hacia la posada.